El banderillero vizcaíno, Cástulo Martín Gutiez (Bilbao, 1890-Madrid, 1964), hermano mayor del matador de toros Joselito Martín, que ocupaba el puesto de Secretario de la Unión Española de Picadores y Banderilleros de Toros, dirigió una carta a la Agrupación Socialista de la Casa del Pueblo de la calle Piamonte de Madrid, en la que adjuntaba una relación de doce afiliados al sindicato taurino que solicitaban se les entregase las "armas necesarias para defender la República". A la finalización de la guerra, Cástulo Martín fue encarcelado.
Figuró en las cuadrillas de Nicanor Villalta, Valencia II y Martín Agüero. Fue un peón que toreaba muy bien y bregaba con eficacia e inteligencia, además de se ser un banderillero fácil y completo. Cástulo ha sido considerado como un destacado peón de su época.Se retiró en 1948. Castulo Martín formó parte de la cuadrilla de Ignacio Sanchez Mejías junto con Manuel Ponce y «Niño de la Audiencia» que iba a sustituir a la de Ortega (Ignacio sustituye a Domingo Ortega, viajo sin cuadrilla a Manzanares pensando que actuaria con la cuadrilla de Domingo Ortega y no fue así, la sustituyeron los tres reseñados) aquel fatídico 13 de agosto de 1934 en Manzanares.
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sábado, 14 de julio de 2018
viernes, 13 de julio de 2018
FARPA Y FARPEADORES A PIE
PasPaulino |
La farpa en Portugal era una especie de banderilla larga que se usaba para castigar al toro, estaban fabricadas con madera quebradiza con un arpón largo, de metro y medio de larga revestida de papel o cintas a veces y otras sin adornos de ninguna clase. Farpa primero y arpón después se llamaron en Castilla las banderillas cuando se le ponían al toro de una en una lo cual se verificaba llamándole o esperándole con una capa en la mano izquierda, y cuando humillaba en ella, con la otra mano clavaban el arpón. Esta suerte, según antiguos autores data de 1709 pero debe ser muy anterior porque Goya pinta en su colección taurómaca, laminas 7 y 8, moros a pie con arpón en la forma referida.
Asi pues, los farpeadores son los que utilizan la farpa con el fin de castigar al toro como ya dijimos, se farpeaba a caballo o a pie ,para farpear a pie, que en Portugal se llamaba “intervalo taurino” se colocaban uno o más hombres a portagayola o en cualquier sitio de la plaza de rodillas, sentados o echados. Cuando el toro les embiste , pinchándole con las farpas el toro rebrincaba terminando pisoteados casi siempre o por el aire algunas veces. Casi todos los que farpeaban de ese modo eran negros y terminaban muy mal, la mayoría morían en el ruedo o poco después por los tremendos golpes recibidos.
Como curiosidad les cuento que en Setúbal se presentó sobre 1895 un “intervalheiro” llamado Pas Paulino, muy conocido en aquella época en el país Lusitano, se vestía con frac y corbata blanca contrastando con el negro de su rostro. Aquel negro se sentaba en una silla y esperaba que el toro pasase para clavarle la farpa, el negro volaba por los aires a cada embestida. De él solo queda esta foto, perdida en la noche de los tiempos.
jueves, 12 de julio de 2018
LA CHISPA FULMINANTE
En el siglo XVIII y XIX se le solía dar muerte en las novilladas a alguna de las reses por medio de la chispa fulminante. Esta, consistia en una especie de pelota o bola, llena de una fuerte materia explosiva, que se colocaba bien asegurada al novillo entre las dos astas, sobre la, nuca o sitio de su descabello, impregnando aquella exteriormente de pólvora; de manera que el acercarse el lidiador o persona encargada de aplicarle fuego, lo verificaba con un cebete a más de tres varas de distancia,(algo mas de dos metros y medio) y entonces, al inflamarse el exterior del petardo, estallaba como una bomba y la res caia instantáneamente al suelo atontada o muerta, siendo imprescindible siempre el remate con puntilla por las dudas. La mayoría de las veces, que por no tener suficiente fuerza la chispa fulminante, estar mal colocada o tener el novillo demasiada resistencia, no surtía el efecto deseado, y al momento de caer el bicho al suelo se volvía a levantar, siendo preciso matarlo a estoque. Hacia 1896 el afamado Sanchez Neira en su obra fundamental el Gran Diccionario Tauromáquico lo referenciaba como en uso, ignoro en que momento cayo en desuso aunque puedo imaginar que en los pueblos permaneciese arraigada dicha costumbre hasta bien entrado el siglo XX.