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Manuel Martinez |
Aquella tarde del 6 de septiembre de 1917 la vieja plaza de toros de Madrid se convirtió en un auténtico circo, la Charlotada celebrada antes de la novillada programada pareció continuar durante el festejo, donde el palco
presidencial también quiso participar como protagonista.
Se anunciaron cuatro novillos de don Andrés Sánchez para dos novilleros desconocidos y con muy poco bagaje
profesional, Díaz Domínguez y el valenciano Manuel Martínez Solaz "Tigre de Ruzafa", acompañando a ambos en el paseíllo como sobresaliente Lorenzo Ariza "Manzanito".
Después de las risas provocadas por el espectáculo cómico y leyendo los nombres de los actuantes, la afición
madrileña no tenía ninguna fe en que aquella tarde se viera en el ruedo algo serio.
Los novillos de la divisa salmantina, de gran trapío y cuajo, tuvieron un comportamiento seco y bravo, no resultando nada fácil estar delante de ellos, y menos dos toreros cuyo oficio se limitaba a unas pocas novilladas.
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Momento de la cogida de Manuel Martinez |
En el primero fue cogido "Tigre de Ruzafa" cuando entraba a matar después de una faena donde sufrió más de un
revolcón y donde dejó constancia de su falta de conocimientos para hacerse cargo de la lidia de un novillo como el que le tocó en suerte.
Fue entonces cuando Díaz Domínguez se quedó como único espada y después de haber pasaportado el segundo
con más pena que gloria, en el novillo lidiado en tercer lugar fue corneado cuando intentaba rematar con el estoque una valiente labor muletera que tuvo algún eco en los tendidos, que hasta el momento no habían tocado ni una sola palma a los toreros
Con los dos alternantes en la enfermería era el turno de "Manzanito", a quien el público había tomado como una
parte más de la Charlotada coreando con olés de guasa el quite que el sobresaliente había hecho en el segundo toro.
Dispuesto "Manzanito" a recibir al que cerraba plaza, comenzaron varios aficionados y novilleros a saltar al ruedo pidiendo a la presidencia venia para torear el novillo que quedaba.
El presidente, incapaz de respetar el turno del sobresaliente, concedió permiso a "Llavero", un novillero de los que saltó al ruedo, para que se hiciera cargo de la lidia del astado.
"Manzanito", hundido por la decisión presidencial pero haciendo gala del orgullo torero que le había llevado a vestirse de luces aquella tarde, salió al tercio, tiro la montera y el capote al suelo e hizo que un banderillero le cortara la coleta con la navaja que un operario de la plaza les dejó para la ocasión.
El público tomó aún más a broma el gesto del torero derrotado, que aquel día entró en la historia de la tauromaquia no por su faena sino por ser el primer sobresaliente que se cortaba la coleta en la plaza, sin ni siquiera haber actuado con la muleta en el festejo.
"Fuera de combate los dos diestros, pidieron permiso para estoquear el cuarto novillo Lagartija, Jumillano, Chico de Madrid y Llavero, alcanzando
éste la venia presidencial, que ocasionó la protesta del sobresaliente
Manzanito, á quien en justicia correspondía matar el novillo. Manzanito, entre el regocijo del publico, se cortó la coleta, perdiendo
con ello el toreo bufo una de sus más grandes figuras. Llavero mató
pronto al de Sánchez, El banderillero Sotito bregó muy bien."
("Toros y Toreros" año II núm.80 sep.11,1917)