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domingo, 18 de septiembre de 2011
TOREROS GITANOS-2 JOSELITO
"Rendidos por el ajetreo del día nos retiramos pronto a descansar. Hay luna creciente. Abrimos el balcón y contemplamos, un momento, el parque que rodea el hotel. Está solo. Todo el suelo es de plata. Así lo hizo la luna. En el fondo hay unas palmeras y unos cipreses. El viento y el mar enmudecieron esta noche. Todo es silencio en el jardín… ¿De quién será esta hora? Yo, sin saber por qué, evoco en ella el recuerdo de Joselito..."
Ignacio Sánchez Mejías: “La hora de Belmonte y Gallito (La Unión, 16 de abril de 1925)”, en Sobre tauromaquia. Obra periodística, conferencias y entrevistas. Edición e introducción de Juan Carlos Gil González. Berenice, 2010.
José Gómez Ortega, Joselito "El Gallo", fue sin duda alguna el matador de toros más grande de todos los tiempos, un torero de época, que hizo grande este arte por el que fue encumbrado a la categoría de leyenda.
Vio la luz en la pequeña localidad de Gelves (Sevilla) el 8 de mayo de 1895. Hijo menor del gran torero Fernando Gómez "Gallo" y de Gabriela Ortega. Al morir su padre tienen que abandonar la huerta y la familia conoce momentos de penuria económica, trasladándose a Sevilla a la calle Relator.
Viendo torear a su hermano Rafael sintió la llamada del toreo, en una tarde donde Rafael triunfa en Cádiz, y José empieza a faltar a la escuela, comenzando a practicar este arte en la Alameda de Hércules, donde en la huerta del doctor Sánchez Mejías simulan capotazos con la ayuda de vacas mansas. Comienza a frecuentar tentaderos, ganándose la admiración de los ganaderos, y acude a Enrique Vargas "Minuto" para que le dé las primeras lecciones prácticas en el cortijo El Quintillo. En 1908, sin haber cumplido 13 años, se viste por primera vez de luces en Jerez, seis becerros de Cayetano Riva para un cartel que completan "Pepete" y José Gárate "Limeño" brindando el primer becerro al señor Domecq, que le devolvió la montera con cinco duros. En 1909 forma la cuadrilla de niños sevillanos, junto a "Limeño", y se va a las plazas de Portugal. Joselito se ha convertido en una clara esperanza de los aficionados y en Sevilla, a finales de la temporada de 1911 demuestra su gran clase con un toro de 4 años llamado "Avellanito".
Toma la alternativa el 28 de septiembre de 1912 en Sevilla, con toros de Moreno Santamaría, siendo padrino su hermano Rafael. En Madrid le reclaman y confirma la alternativa con el toro "Ciervo". Torea 14 corridas y a pesar de su juventud se le veía con madurez e intuición, pero aun no era el maestro que dominaba todas las suertes y ya empezaba a vislumbrarse la extraordinaria capacidad que atesoraba para el toreo que tenía.
La rivalidad existente entre "Bombita" y su hermano Rafael, casi siempre con ventaja para "Bombita", encontró en Joselito la figura de su hermano vengador, quien veía en "Bombita" al culpable de que su hermano no hubiera toreado más y llevado más ganancias cuando la familia lo necesitó, viviendo en el barrio de la Alameda. La maestría de Joselito fuerza la retirada de "Bombita" el 15 de octubre de 1913. Cuando también se retira "Machaquito", se queda solo Joselito. Pero el 16 de octubre toma la alternativa Juan Belmonte, iniciándose en 1915 la rivalidad de Joselito y Belmonte, abriéndose la época fecunda y esplendorosa del toreo en toda su historia. Son dos estilos contrapuestos: Belmonte practicaba un toreo dramático, temerario, trágico; José, dominador, seguro en las suertes. Durante los años 15, 16 y 17 alcanza su máximo esplendor. Así en 1915, le hace a un toro de Gamero Cívico llamado "Napoleón", la faena que supone la más alta cima alcanzada por José, acostumbrado a brillar a gran altura. En las siguientes temporadas torea en solitario corridas en Salamanca y Bilbao, dominando su presencia en todos los carteles de la época.
En 1919 sufre un duro golpe con la muerte de su madre, y así llega el trágico 1920. Fracasa el 15 de mayo en Madrid, donde los gritos del público y las almohadillas que le arrojan son un presagio de la corrida del día siguiente en Talavera de la Reina (Toledo), en la que el toro "Bailaor" le abre el vientre, entrando ya muerto en la enfermería.
Joselito fue el más grande torero de todos los tiempos, amó con locura esta profesión, se sintió torero siempre, dominó todas las suertes, murió a los veinticinco años en plena gloria, sin conocer el fracaso, sin advertir el menor síntoma de decadencia.
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