Una lista sólo de mujeres ganó las elecciones por mayoría absoluta
En la profundidad de la sierra de Cádiz se ha erigido una pequeña Islandia. En Villaluenga del Rosario, uno de los denominados pueblos blancos de la serranía gaditana, se instalarán tras las últimas elecciones unos modos nórdicos de gobernar al haber obtenido la mayoría absoluta la candidatura del CDS, formada exclusivamente por mujeres. Un equipo femenino se hará cargo del Ayuntamiento en los próximos cuatro años, con una bióloga a la cabeza, Eulalia García Ortega. Aunque la virtual alcaldesa rehuye calificar su proyecto político de feminista, entre sus planes para revitalizar el pueblo está la creación de una fábrica de marroquinería donde se puedan ocupar los vecinos del sexo femenino.
El pasado día 10 de junio, de los 350 habitantes habituales de Villaluenga del Rosario acudieron a votar 256.
174 lo hicieron por la candidatura del CDS, compuesta por siete mujeres y tres suplentes, también del sexo femenino; 81 dieron el sufragio a la lista socialista, y curiosamente sólo un voto recabó AP, con lo que ni siquiera los propios integrantes de la lista aiiancista se votaron a sí mismo. Tal vez la explicación de que esta candidatura por poco no se estrenara venga dada porque estaba formada por personas de fuera del pueblo, ninguna de ellas vecina de Villa-luenga. Ganó, pues, por la mayoría absoluta el CDS, que, aplicada la ley D'Hont, contará a partir de ahora con cinco concejalas en el Ayuntamiento. Las dos Concejalías restantes corresponderán al Partido Socialista.
Villaluenga no ha sido el único pueblo andaluz en el que se ha presentado una lista de mujeres. Féminas en solitario fueron oferta electoral en la localidad malagueña de Casares y en la onubense Isla Cristina, aunque en ambos casos con peor fortuna. La iniciativa de formar una candidatura femenina en el pueblo de Cádiz partió de un grupo de amigas, según ha manifestado a A B C la virtual alcaldesa, Eulalia Ortega. Eulalia ha matizado que el hacer una lista de mujeres no constituyó un objetivo en sí mismo, y que incluso hicieron ofertas a hombres para que las acompañaran en la candidatura que no fructificaron.
La edad media de las cinco concejalas electas es de treinta años. La menor de ellas, y única que permanece soltera, es Isabel Moscoso Barea, que iba en el puesto número tres, seguida de la de más edad, Isabel Benítez Guzmán, de cuarenta y tres años. Rosario Oliva Peña y Rosario Rodríguez Calvillo completan el quinteto. Excepto Eulalia Ortega, que es licenciada en Biología aunque no ejerce su profesión, las futuras concejalas tienen sólo estudios primarios.
Su victoria limpia ha sido acogida entre los habitantes de Villaluenga de modo desigual, con predominio de los que la han visto con buenos ojos. No ha faltado, no obstante, algún que otro varón airado que ha exclamado, dada la notoriedad que está adquiriendo el pueblo a raíz del insólito triunfo femenino: «La gente va a pensar que aquí no hay hombres.» Al parecer, el sector más reacio a que se pudiera constituir una corporación netamente femenina era el constituido por los ancianos del lugar, en tanto que la juventud se volcó en la candidatura.
Curiosamente, en Villaluenga del Rosario no hay ni un solo militante del CDS, lo cual hace pensar que en este caso los vecinos han votado a las mujeres y no al partido. Por otra parte, el único contacto que las candida-tas han tenido con el líder nacional del CDS, Adolfo Suárez, se produjo durante la campaña electoral en medio de un barullo callejero y no duró más de un minuto. Eulalia Ortega espera que «cuando las aguas vuelvan a su cauce» y finalice esta etapa de intensas negociaciones sobre los pactos electorales, Suárez las felicite por teléfono. De todas formas, confiesa que le gustaría que lo antes posible les escribiera una carta.
Cinco concejalas del CDS gobernarán el pueblo los próximos cuatro años
Lo que parece seguro, a tenor de las declaraciones de la futura alcaldesa, es que en el Ayuntamiento de Villaluenga reinará la «politesse». Ya en la campaña electoral primaron las buenas maneras, y la coincidencia con candidatos de otras opciones en las tareas de pegar carteles se resolvieron haciendo un
reparto equitativo de las calles. Eulalia Ortega no olvida que en la futura Corporación, junto a ellas cinco, se sentarán dos hombres, concejales electos del PSOE, que, según habrían dicho ya, no piensan hacer oposición, sino gobernar en común con las mujeres. Ellas, encantadas.
Eulalia y sus compañeras de lista tienen un programa de actuaciones encaminado a revitalizar Villaluenga, sobre todo a base de desarrollar ciertas industrias que complementen las actividades ganadera y agrícola, que, junto con tareas de albañilería, son los sectores que dan trabajo al pueblo. Eulalia Ortega pretende impulsar desde el Ayuntamiento la explotación de una fábrica de chacinas en Villaluenga, aprovechando el clima propicio de la localidad, semejante, por cierto, al del serrano pueblo onubense de Jabugo. Asimismo, la cercanía de Ubrique, distante sólo catorce kilómetros, ha posibilitado la exportación desde aquí a Villaluenga de la destreza en el tratamiento del cuero. Así, abundan las mujeres que se traen desde Ubrique tareas de marroquinerías a Villaluenga. Esto ha sugerido a las cinco concejalas del CDS la oportunidad de abrir una industria de fabricación de petacas y otros objetos de cuero en la localidad. Este punto da pie a la periodista a hacer una pregunta a la futura alcaldesa: ¿Se puede considerar entonces que su equipo municipal practicará en estos cuatro años una política que se pueda considerar feminista? A lo que Eulalia se apresura a responder con un rotundo no, tal vez para empezar su mandato con buen pie, contemporizando con el personal masculino del pueblo, que, dicho sea por otra parte, aventaja en veinte al número de mujeres que lo habitan. Eulalia Ortega dice que no se puede calificar de feminista su proyecto de gobierno municipal, aunque en el mismo se hayan incluido planes para abrir horizontes a las féminas de Villaluenga que hoy día tienen pocos lugares ,o ninguno ,donde desarrollar trabajos.
Junto a estos proyectos de industrialización de la población, incluso antes que los mismos, las cinco virtuales concejalas se plantean traer hasta el pueblo el agua desde la fuente de Libar, ya que, sorprendentemente, Villaluenga tiene en invierno el índice de lluvias más alto de la provincia de Cádiz y, sin embargo, sufre en verano restricciones de hasta veintidós horas. No descuidan las candidatas en sus proyectos para el pueblo el capítulo educativo, en el que intentarán incentivar a los niños en el estudio mediante cursillos y fomentar la enseñanza de adultos.
Empezará, pues, el próximo día 30 una nueva etapa en Villaluenga del Rosario, que se ha situado en España en la avanzadilla de los nuevos vientos que corren en política, y que hace tiempo soplan en el Norte de Europa. Suerte.
ABC 21/06/1987 Encarna Freiré
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