Alexander Fleming descubrió la penicilina, que ha salvado muchas vidas y que, por ejemplo, fue importante en la Segunda Guerra Mundial. Su invento atajaba las infecciones de las heridas y supuso un significativo avance en la medicina. También salvó la vida a muchos toreros. A mediados del siglo pasado, era muy fácil que una herida hecha por un toro se infectara, ya que el asta no solía, ni suele, estar muy limpia.
En homenaje a Fleming, tal y como publicaba el ABC el 15 de mayo de 1964, se inauguró en la plaza de toros de Las Ventas un monumento. Un busto de Sir Alexander Fleming sobre un pedestal de granito y a su pie una figura de un torero componen dicho monumento. El torero saludando y la leyenda del pedestal reza: “Al doctor Fleming en agradecimiento de los toreros. 14 de mayo de 1964”.
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