“Julián Casas,
que ni por el ambiente en que vivía,
ni por la afición demostrada en
sus primeros años, hacía presentir un torero, torció de repente su rumbo y
sentó plaza de matador, resultando tanto más digno de admiración su
propósito, cuando ni la ciudad en que vivía era un plantel de
toreros, ni había medio alguno de que se ejercitara en el arte el novel
lidiador.”
“EL COMBATE” Béjar 16/04/1910.
Su debut le hizo en 1835, en un
pueblo de la provincia de Zamora, donde estoqueó dos toros alternando con un
diestro apodado “el Fraile”. En 1840,
figuró como banderillero en la cuadrilla de José de los
Santos. A instancias del antiguo empresario don Antonio Palacios, que se
declaró protector y admirador del joven torero, Casas trabajó en Madrid en
1843, mostrándose como notabilísimo banderillero y
habilidoso capeador. Fue luego
banderillero de Juan Pastor.
Después en el año 46, protegido por Curro Guillen y Juan León, trabajó
en provincias con dichos diestros en
calidad de medio espada,
y por último, en 1847, recibió en
Madrid la alternativa de manos de Manuel Díaz, Lavi. En 1848 toreó en Madrid
junto a Cúchares, siendo ya entonces Julián Casas uno de los toreros
predilectos de la afición de la capital. Las siguientes temporadas fueron
lucidas para el diestro salmantino, aupándose a la primera fila (pero sin
llegar a ser figura) del toreo, tanto en contratos como en exigencias a los
empresarios.
Se casó con una dama de Puerto
Real, tomó arraigo en tierras andaluzas y fue uno de los toreros que más
contribuyó a eliminar las guerras que por aquel entonces existían entre los
artistas castellanos y andaluces.
Velázquez y Sánchez juzgaban así
al “Salamanquino” en sus Anales del
Toreo:
“En 1850, decía, puede
considerarse a Julián Casas llegado al desarrollo de sus facultades y
circunstancias en la profesión; siendo un torero incansable, inteligente,
desenvuelto, dirigiendo a la cuadrilla con oportunidad y tacto; captándose las
simpatías sin esfuerzos ni salidas de su
órbita de acción; tipo grave y de
dignidad exenta de orgullosas
pretensiones, cumpliendo de la mejor manera que sus cualidades so lo permitían
y alternando con todos los espadas, sin dar origen a choques ni a rivalidades con alguno de ellos. Su juego de muleta es corto,
hasta pecar de insuficiente con toros maliciosos y resabiados; prefiere irse a
los toros a traerlos á sí, aunque so lo persuada la índole de los brutos; no
ciñe a los volapiés, y cuartea demasiado
entrando al testuz; adolece de
predilección hacia un tranquilo
de recurso como el paso de banderillas, que es peculiar a casos extremos
y de justa defensa en los matadores... Tal fue el juicio que
mereció en Sevilla en 1852, en las corridas de 29 al 30 de Mayo, en que tuvimos
ocasión de terciar en ciertas polémicas que suscitaron su ajuste y su toreo.»
El 24 de septiembre de 1856 se
escribió en la revista El Criterio: “Si Julián Casas consiguiera que su cabeza
mandara al corazón, sería un gran torero, porque tiene más facultades que
nadie”.
Casas, despertó
en toda Andalucía gran
entusiasmo, sobre todo en los Puertos, donde trabajó con
Lavi, Espeleta, José Carmona,
Cuchares, Domínguez y Mendivil.
En Pamplona protagonizó un hecho
curioso: El 11 de julio de 1858 se lidiaban diez toros; cuatro a plaza entera,
para Cuchares y él y los seis restantes, a plaza partida para espadas modestos.
La primera parte se cumplió con éxito, pero en la segunda, un toro saltó la
barrera divisoria y no hubo forma de
volverle a su lugar, por lo que al sonar los clarines, Cuchares y el
Salamanquino cogieron cada uno una muleta y simultáneamente, en media plaza,
despacharon a sus oponentes, con el riesgo que esto encierra.
Después se retiró a su posesión
«del Montalvo» (Salamanca), y se dedicó a cultivar sus huertas, intentó
convertirse en ganadero de bravo sin éxito alguno, sobre todo, por recordar, la
vida azarosa del toreo, por la que tanto entusiasmo tuvo en
su juventud. En
aquella posesión murió el 15 de
agosto de 1882, a la edad de 64 años, víctima de un derrame seroso.
Las fotos coloreadas son de mi autoria.
BIBLIOGRAFIA
“El Combate” Béjar 16/04/1910
“Los Toros” Madrid
18/02/1910
Sánchez de Neira, El Toreo. Gran diccionario
tauromáquico, Madrid, Imprenta de Miguel Guijarro, 1879.
J. M. Cossío, Los toros. Tratado técnico e
histórico, vol. III, Madrid, Espasa Calpe, 1943.
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