Fue un torero más efectista
que bueno, lo mismo con la capa que con la
muleta, y regular matador, que sin los
defectos de su carácter, altanero y voluntarioso,
podría haber llegado mucho más
lejos. Ensayó alguna vez la suerte de recibir.
Sus primeras armas las hace como banderillero
de novillos, y por fin, el (27-08-1893),
consigue salir en la Real Maestranza de
Caballería de su tierra natal a matar dos
novillos, que habían sido previamente rejoneados
por doña Matilde Vargas Zabaleta, de
Oliveira.
No tuvo fortuna en esta prueba y
siguió como banderillero.
No había desistido de sus proyectos
de matador, y en la Plaza de Toros de
Valladolid toreó como sobresaliente el (30-05-
1897). Fue aquella corrida de trágico
recuerdo. Tarde en que Cayetano Panero
(Peterete) -banderillero de toros, natural de
Toro (Zamora), sufrió la desgracia de morir
en la citada Plaza. El cuarto toro de la tarde,
llamado Espartero, de Angoso y que pesó
en el desolladero 28 arrobas, le enganchó y
le infirió tan tremenda cornada que falleció a
los diez minutos de entrar en brazos de sus
compañeros en la enfermería. Toda la corrida
fue muy brava, pero bronca y durísima. Toreó
en aquella trágica novillada como sobresaliente,
actuando como estoqueadores
Centeno y Pepete.
Tan satisfecho quedó Velasco de
esta prueba que desde entonces ya sólo
pretende actuar como matador. Y como tal
se presenta en la Plaza de Toros de Madrid
el (29-08-1897). Después debutó en la Real
Maestranza de Caballería de Sevilla el (07-
09-1897) y, gracias a su importante éxito logró
muchas contratas y se colocó como novillero
de moda.
Un incidente propio de su carácter,
tuvo en Sevilla que le perjudicó en sus
progresos. Debía torear con Domingo del
Campo (Dominguín) y suscitó la cuestión de
la antigüedad. Tan intransigente se mostró
Félix Velasco que Dominguín tomó el tren y
regresó a Madrid sin torear. Desde entonces
Velasco se vio eliminado de la plaza
madrileña, si bien puso sostener durante todo
el año 1898. Su alternativa, tuvo aquélla lugar
en Ciudad Real el (17-08-1899).
Fue su
padrino Rafael Bejarano (Torerito), que le
cedió el toro, llamado Manzanito, de pelaje
retinto, de Aleas. Quedó muy aceptablemente.
Hasta el (02-06-1901), no volvió a
torear en la Plaza de Toros de Madrid como
matador.
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