Nació en Madrid el 19 de septiembre de 1853, y desde muy
pequeño se aficionó al toreo, hasta el punto de que á los diez años .
figuraba Mateito en la cuadrilla de niños madrileños, que organizó
el popular Gonzalo Mora.
Es indudable que tan
temprana afición tuvo
su origen en el hecho
de ser el padre de Gabriel,
Mateo López,
banderillero del Salamanquino.
Después un suceso
trágico interrumpió la
carrera taurina de Gabriel.
Su padre murió de
las resultas de una cornada
que le infirió un
toro hallándose toreando
en Vitoria, y los consejos
maternales dominaron
por una temporada
el entusiasmo que
Mateito sentía por el
toreo.
Pero á medida que el
tiempo alejaba el dolor
de la desgracia, en Gabriel
López se iban aumentando
los deseos de
abandonar el trabajo de
marcador y vestir el
traje de luces, hasta
que el 4 de noviembre
de 1877 estoqueó en Madrid, con mucho éxito, dos novillos.
Desde entonces, se dedicó de lleno á sortear reses bravas, siendo por aquella época uno de los que más pisaban los ruedos. La figura gentil de Mateito se hizo popular y el estilo que poseía para banderillear era fino y elegante. Quiso dar el último paso en la tauromaquia y el 14 de mayo de 1885 tomó en Madrid, de manos de Bocanegra, la alternativa de matador de toros. Mateito se fué más tarde distanciando de las reses hasta el punto de que muchos se creían que se había retirado de la profesión. ¡Era tan poco lo que toreaba! En el año 1893 hizo su segundo viaje á América, y á los siete años recibió una cornada toreando en una plaza de Chile que le dejó inútil para el oficio. No obstante y llevado de su amor á los toros, se fué defendiendo, bien dirigiendo ú organizando corridas, para lo que era muy solicitado. Pero la salud de Mateito era cada vez más delicada, hasta el punto de que por habérsele gangrenado la herida que sufrió, tuvieron que amputarle una pierna. Como consecuencia de la operación, Gabriel López (Mateito), el popular banderillero y modesto matador de toros madrileño, murió alejado de la familia en un hospital de Lima el 24 de julio de 1902.
Desde entonces, se dedicó de lleno á sortear reses bravas, siendo por aquella época uno de los que más pisaban los ruedos. La figura gentil de Mateito se hizo popular y el estilo que poseía para banderillear era fino y elegante. Quiso dar el último paso en la tauromaquia y el 14 de mayo de 1885 tomó en Madrid, de manos de Bocanegra, la alternativa de matador de toros. Mateito se fué más tarde distanciando de las reses hasta el punto de que muchos se creían que se había retirado de la profesión. ¡Era tan poco lo que toreaba! En el año 1893 hizo su segundo viaje á América, y á los siete años recibió una cornada toreando en una plaza de Chile que le dejó inútil para el oficio. No obstante y llevado de su amor á los toros, se fué defendiendo, bien dirigiendo ú organizando corridas, para lo que era muy solicitado. Pero la salud de Mateito era cada vez más delicada, hasta el punto de que por habérsele gangrenado la herida que sufrió, tuvieron que amputarle una pierna. Como consecuencia de la operación, Gabriel López (Mateito), el popular banderillero y modesto matador de toros madrileño, murió alejado de la familia en un hospital de Lima el 24 de julio de 1902.
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