A los sesenta y cinco años de edad,(el 04 de enero de 1938) fallecio el popular y valiente banderillero— matador de toros a principios de siglo— Alejandro Alvarado (Alvaradito). Ceramista trianero en su adolescencia, Alvaradito- obedeció pronto los dictados de su vocación taurina, y a los dieciséis años comenzó a trabajar como rehiletero en la cuadrilla de Quinito. Más tarde, con Caraancha, fué a Italia, donde actuó en varias corridas. Con su peculiar gracejo, contaba, ya veterano, los recuerdos de aquella campaña, durante la cual tuvo que torear búfalos a falta de toros de lidia. Hizo su presentación en Sevilla el 14 de octubre de 1894, y en septiembre de la siguiente temporada debutó en Madrid. En 1901, en Méjico, a Alvaradito le dio la alternativa, que ratificó en Fregenal, Antonio Montes. Años despué3 volvió a la categoría de novillero, y por último se redujo a banderillear, suerte en que lucía su gran conocimiento. de los toros y una habilidad extremada.
Viejo ya, blanca la cabeza por la nieve de sesenta inviernos, sin facultades apenas, pareó en el circo del Arenal un toro del conde de la Corte, con tan admirable maestría, que en sua oídos resonó el halago, que tanto estimaba su afición, de Jos aplausos delirantes. Durante su vida taurina:, Alejandro sufrió varios percances de gravedad, que no enturbiaron su entusiasmo por el arte. Bondadoso, dotado de una gran simpatía personal, era muy querido de cuantos le conocían.
Se cuenta que “Alvaradito”, tenía una cabeza bastante voluminosa, por lo que usaba una montera apropiada para cubrírsela. Una tarde que toreaba en la Maestranza, le
"Alvaradito"
salió un novillo que había sido bueno en los dos primeros tercios, por lo que le preguntó a su peón de confianza Arandita: “¿Tú crees que el novillo está para brindárselo al público?
Y Arandita le contestó guasón:“Sí, debes brindarlo al público, pero no dejes la montera en el albero, que no va a quedar sitio pa torear”.
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