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jueves, 5 de diciembre de 2013

"Señores... jesto se acabó!" Pacorrito el de Sevilla.


Esa cabeza de un toro de Murube... En el Panfleto que Manuel Gracia publicó para beneficiar a "Pacorro" se cuenta una anécdota de la corrida de la Prensa de Sevilla en la que "Joselito" mató seis toros y cortó cinco orejas, y "Pacorro" uno, y fue "Pacorro" el que salió a hombros por la puerta del Príncipe, y José el que se marchó por su pie a la de caballos. Manolo Gracia, fue  banderillero de "Pacorro" en la cuadrilla de "Niños sevillanos" y su compañero varias tardes: los dos novilleros de cartel. Francisco Díaz "Pacorro" llegó a las plazas cuando los chicos españoles jugaban al toro en todos los pueblos; cuando un capotillo era el anhelo que luego fue un balón. La era, la calle, la plazoleta; aquí, en Madrid, cualquier solar, un campillo con espigas romas en las afueras. No había llegado José más que a las puertas de la Maestranza, pero se anunciaba el trueno en los alamares de "Bombita" y "Machaco", cuando ya Fuentes era una estampa colgada en la pared de los zapateros remendones de San Bernardo a la Cava,

En febrero de 1909, "Pacorro" debutó como banderillero de "Gallito", en Morón de la Frontera ; en la segunda corrida ya mató un becerro y desde entonces figuró como sobresaliente de "Gallito" y "Limeño". Dos años,  ganándole la pelea a los dos novilleros, cuando no les llegaba al ombligo. Se lo comían las majas. Sí, se lo comían por las buenas. Y fue charla invernal y esperanza desde marzo a octubre. Dos años por esas plazas, porque el 11 debutó en Sevilla con dos novillotes picados, la misma tarde en la que Juan Belmonte y "Oterito" lidiaron aquellos novillos de Papillo que hundieron al de Triana. —Allí hizo su "foto" el inglés. —¿Qué inglés? —Uno. Fue a los toros y cuando Belmonte desesperado se quería clavar en los pitones de su enemigo. Calderón, su mentor y descubridor, banderillero en las glorias de Juan, le cogió por la espalda y le sacó del trance.

El inglés se fue a Londres, reveló las fotos y las guardó. Volvió a España y vio a Belmonte ya triunfador. Le recordó y sacó a luz aquella foto que se hizo famosa porque eran ¡famosos Juan y Calderón. —Ya era un hombrecito "Pacorro". —Era todavía un chico que recordaba cuando, don Eduardo Miura le invitaba a tomar café en su casa...,  Hay una fotografía de don Eduardo Miura sentado en el sillón frailero, con las manos en reposo sobre los brazos del sillón. Cara seria y patilluda, gesto de señor ds campo, que es él señorío sevillano de abolengo. Pues así estaba todas las tardes don Eduardo cuando llegaba "Pacorro", porque al ilustre ganadero le gustaba parlar con el aficionadillo que podía ser un gran matador. Y una tarde, en el patio, bajo el toldo, entre los chorros de agua y el chorro del perfume de los claveles, don Eduardo dijo a "Pacorro": —"Pacorrito", no le juyas al toro que er que te tenga que coger irá y te sacará del burlaero. Y así fue.
Cuadrilla de niños toreros de Sevilla

A "Pacorro" le dio la alternativa José en San Sebastián. Había cortado orejas en Madrid de novillero, era la figura en el futuro. La fecha, 1918. El amor acabó con el torero. Como en las coplas. Ni hablar de ello. Otra moza vino a difuminar el drama.  El caso es que aquella figurita infantil que era como una sonrisa de la fiesta, fue el triunfador que. llega a la alternativa con todo planteado para el éxito y no cruza esa rayita que tiran los dioses entre el hombre y su futuro. La caída del torero es trágica siempre; el torero que comienza de niño no está preparado para distinto asunto. Es torero ya para "los restos" y no puede ser otra cosa. Cuando pasan a señoritos, es que han ganado la partida; cuando se hacen camperos, será porque invierten en olivos y toros bravos sus ganancias.

Si fracasan, no pueden ser nada. Algunos, con un esfuerzo de voluntad y de inteligencia, remontan la amargura y trabajan con fruto. Pocos. A "Pacorrito" le dieron una plaza de acomodador en el cine Imperial, por recomendación de "Claridades", aquel Fernando Guillis inolvidable, el lírico y desprendido cantor de Belmonte, que murió en la guerra.Con los veinte duros de las propinas en el "cine" y lo que le daban por asesorar en Madrid a la presidencia de las corridas, iba el hombre con su pan. Pero una tarde, la tarde de la segunda corrida de "El Cordobés" en Madrid, cuando iba a cumplir su oficio de asesor, se cayó partiéndose la cadera. Á la enfermería le llevaron los monos que había en el patio de caballos de las Ventas. Del "burladero" le sacó el destino, como predijo Miura, el señor del cortijo el Cuarto.En la cama quedó para siempre, con una pensión de invalidez que si llegaba a los diez duros no alcanzaba los doce.

Pudo ser mucho y se quedó en el camino. Sí, eso fue y quizá él tuvo la culpa. Pero si no hay oficio más heroico, no le hay más desprendido. "Pacorro" fue aquel niño de la cuadrilla de José y "limeño". El que era figurilla cuando Belmonte debutaba en su tierra, se quedó, peor que muerto. Dicen que cuando el "Guerra" aquella tarde del 15 de octubre de 1899, en Zaragoza, le dijo a su cuadrilla: "Señores... jesto se acabó!", se fue a Córdoba llevándose las llaves del toreo. "Pacorro" casi las descuelga pasados los años. Pero no llegó al clavo. Eso le pasa a muchos. Pero a muy pocos lo que le ocurrió a "Pacorro".

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