Hombres muy ilustres ha habido en España que han llevado el apellido Bustamante, como el Padre Bartolomé, que antes de ser jesuita fue notable arquitecto y cobró en vida fama de eminente teólogo ; el pintor asturiano don Francisco, que floreció entre los siglos XVII y XVIII; el arquitecto Juan, continuador de las obras del Escorial ; el célebre general de marina, , don José, cuya memoria ha sido enaltecida dando su nombre a un cañonero de nuestra escuadra, ed altri quanti que no hemos de mencionar; pero el Bustamante que ahora ocupa nuestra atención, se conformó con ser un banderillero de toros y acabó siendo un modesto puntillero, que es lo más insignificante de la tropa toreril. Manolito Bustamante era madrileño y le pusieron el apodo de la "Pulga" por su agilidad, que solía poner de manifiesto en la plaza con frecuentes saltos.
Empezó a actuar de banderillero en 1840 y su apogeo fue a mediados del siglo 19. No fue un rehiletero notable, pero en cambio como puntillero dicen que tuvo tratamiento de "Excelencia". Por algo lo incorporaría el Toreando en Pamplona el 11 de julio de 1858 una corrida en la que seis de los diez toros de la misma se lidiaron en plaza partida, le ocurrió a "La Pulga" un lance original. Al salir de clavar un par a la media vuelta al toro "Riberano" retinto de la ganadería de don Severo Murillo, de Ejea de los Caballeros, bicho jugado en división de plaza, fue perseguido Bustamante y tomó apresuradamente las tablas que dividían el ruedo, no contando con que al otro lado, y precisamente por donde fue a saltar, se encontraba el toro "Calesero", negro, de Poyales, al que preparaba el "Cuco" para banderillear.
"La Pulga" dio con los pies en los cuartos traseros de "Calesero", éste se revolvió y gracias a la oportunidad del "Cuco", que le llamó la atención, y a las buenas piernas del citado "La Pulga" que salió de estampída, no ocurrió un percance. ¿Hemos dicho que como puntillero fue una notabilidad ? Pues agreguemos que después de tomar parte en las corridas reales del año 1878 con motivo de la primera boda de Don Alfonso XII, apenas se dejó oír. Falleció en Sevilla en julio de 1881. En ese retrato aparece con las herramientas de su oficio en la mano, a las que debió toda la nombradía que tuvo. Cuando en tal ocasión se puso delante del objetivo, ya era viejo "La Pulga, y seguramente no daba los saltos que dieron origen a su apodo.
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