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lunes, 7 de julio de 2014

GREGORIO TARAVILLO AMOROS "PLATERITO"

1916. Gregorio Taravillo Amorós "Platerito" fotografia coloreada por mi, original de Salvador Pascual Boldún






Nació  «Platerito» en Madrid el día 4 de junio del año 1882; fueron sus padres don Fidel Taravillo y doña Antonia Amorós; el jefe de la casa era dueño de un establecimiento de yesería, por cuyo negocio no sentía Gregorio inclinación alguna; en cambio, le agradaba mucho jugar al toro en las calles, y cuando, al crecer, sintió la vocación taurina, hubo de tropezar con la tenaz oposición de los autores de sus días, cosa que ocurría antes con las familias de cuantos se decidían a vestir el traje de luces. Poco más de dieciséis años tenía cuando toreó por primera vez en público, los días 15 y 16 de agosto de 1898, en la placita de Cebreros (Avila), acompañado del que fue modesto novillero aragonés Juan Pedro Esteras, y en la Plaza de Madrid se presente para estoquear dos becerros el día 23 de enero del año 1899. 

El cartel de esta fiesta no deja de ofrecer curiosidad, y por eso vamos a dar cuenta de los números que lo componían: primeramente se lidiaron los dos becerros destinados a «Platerito», pertenecientes a la ganadería de don Mariano Torres; después hubo una lucha de fieras, en la que intervinieron el toro «Pandereto» (de la ya entonces extinguida vacada de Udaeta) con las leonas «Nemea» y «Sabina», y, como final, soltaron dos novillos de doña Carlota Sánchez, de Terrones,para ser estoqueados por el que a la sazón era novillero incipiente Vicente Pastor y se apodó «Chico de la Blusa» hasta que tomó la alternativa. 

Gustó mucho «Platerito» en su presentación, pues manejó la muleta con maneras de torero y mató a sus dos becerros de sendas estocadas muy bien dadas, especialmente la primera, pues la adjudicó metiendo la muleta como los buenos estoqueadores y descubriendo el morrillo a la perfección. Como novillero formal toreó por primera vez en la Plaza madrileña el día 2 de febrero de 1902, alternando con Antonio Moreno, «Machaca», y Fernando Herrero, «Cantaritos», en la lidia de seis toros de Arroyo, y su primer éxito brillante en la misma lo obtuvo el 1 de noviembre de 1903, en una novillada a beneficio del ex banderillero José Martínez, «el Pito», en la que estoqueó admirablemente, con una estocada recibiendo, a un toro de Pérez de la Concha. Los otros matadores en aquella fiesta fueron «Segurita», «Cocherito», «Mazzantinito», «Limiñana» y «Valerito». Desde tal fecha toreó frecuentemente, y con aceptación, en la referida Plaza de Madrid, hasta que al fin, cuando ya se había pasado como novillero, resolvió tomar la al ternativa, ascenso que se efectuó en Cartagéna el 1 de agosto de 1909, en una corrida en la que se lidiaron toros de don Anastasio Martín; hizo la cesión de trastos José García, «el Algabeño», y actuó como segundo matador Manuel Mejías y Rapela, «Bienvenida». En posesión de la investidura no encontró el apoyo del empresario del circo taurino madrileño, don Indalecio Mosquera, y como entonces perjudicaba mucho una completa ausencia de dicho ruedo y sus hazañas no eran tampoco como para solicitar su concurso, el buen «Platerito» se vio hundido en esa sima profunda destinada a los deshere-dados de la suerte. Júzguese por los siguientes datos la escasa actividad desarrollada por Gregorio desde que se hizo matador de toros: en 1909 toreó cinco corridas; en 1910 y 1911, siete cada año (siempre en plazas de poca monta) ; en 1912, dos; en 1913, tres; en 1914, cuatro; en 1915, dos... Si el referido señor Mosquera no le echó una mano para ayudarle a salir del hoyo, tampoco se la tendió su sucesor, don Julián Echevarría; en 1916 renunció a ser matador de toros y volvió a actuar como novillero, y fue el 22 de octubre de aquel mismo año cuando le vimos actuar por última vez, actuando en Bilbao como sobresaliente en una corrida de alto bordo, de la que fue único matador el inolvidable Joselito «el Gallo».

Aunque excesivamente pequeño de estatura, dio muerte a bastantes toros con estocadas en lo alto; tenía cierta facilidad para dar en el sitio donde tienen la muerte los toros, y esto le permitió sostenerse como novillero en un lugar nada despreciable,Sufrió cogidas, como todos, y, entre otras menos importantes, pueden mencionarse estas tres: El 23 de abril de 1905, en Burdeos, una gravísima en el escroto, con desprendimiento de la uretra. El 2 de febrero de 1908, en Madrid, un toro de Veragua le produjo una herida de seis centímetros en la mano derecha. Y el 19 de septiembre de 1909, en Valladolid, un toro de Necher le hirió en la boca y le rompió varios incisivos. Los grandes hechos de las figuras eminentes del toreo son una cosa y los hechos menudos son otra; se describen los primeros y se desdeñan los segundos. ¿Por qué, si éstos contribuyen también a formar la trama de la historia? Dedicado a negocios comerciales, murió en Madrid el 31 de octubre de 1943. 

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