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sábado, 12 de julio de 2014

JUAN BLANCO ROBLES "BLANQUITO"


Los primeros pasos de la juventud de Juan Robles se enfilaron decididamente hacia el toreo. Era natural que así fuera, dado el ambiente que se respiraba en casa del «zeñó Manué», yerno de «Fernando Gallo» y padre de Juan. Nació Juan en el sevillano pueblo de Gerena, en el «sanfermin» de 1908.
A la edad en que la mayoría de los chicos todavía van a la escuela, Juan se enfrentaba por Vez primera con reses de cierto respeto, llamando la atención de quienes daban testimonio a sus hazañas. Ocurrió el lance en Cónstantina, en ocasión de celebrarse un festival nocturno organizado por «Villarillo» para dar ocasión a que se despertaran las aficiones de Antonio Belmonte. Pero como éste no se sintiera tentado a emular las glorias de su hermano, optó por no comparecer por el patio de cuadrillas.
Apresuradamente hubo de echarse mano de un muchacho que se brindó a sustituirle. Se llamaba Manuel Molina e hizo el paseo junto a los otros dos debutantes: «Revertito» y Juan Robles. Este éxito inicial, junto a la popularidad del alias familiar, le decidió a actuar por cuenta propia. Y para prepararse lo mejor posible comenzó a frecuentar los tentaderos. Recuerda como si fuera hoy, una de las tientas que más popularidad y comentarios tuvo entre los taurinos de Andalucía. La última verificada en los prados de Gamero Cívico Hecha la tienta y retienta de vacas y machos, la hasta 1925 famosa vacada se fragmentó en varios lotes, dando lugar o, acrecentando las ganaderías de Clairac, Ignacio Vázquez, Guardiola. Ernesto Blanco, etc. Tan compleja partición duró varios días, y Juan Belmonte la dirigió en campo abierto, auxiliado por numerosos toreros en activo y el mosconeo de verdaderas bandadas de aficionados.


A continuación viene un capítulo bien extraño en la vida de un torero. No deja de ser curioso que, antes de llegar a profesional del toreo, lo fuera del fútbol, e incluso al proporcionarle medios para su sustento constituyera el deporte su tabla de salvación. Se pagaban cinco duros diarios y los gastos por jugar sábados y domingos, reforzando los equipos de Cabra, Morón, Villanueva de las Minas y de cuantos pueblos precisaran los servicios de un interior o de. un delantero centro. y tanto y tan bien llegó Juan a jugar, que en varios partidos figuró entre los suplentes del Sevilla. Vueltas las aguas a su cauce natural, el menor de los «Blanquito» trocó decididamente las botas de tacos por la espada y la muleta. A los diecisiete años, en Yepes (Toledo), se presentaba como sobresaliente en una novillada de la que era único espada Miguel Rodríguez «el Espontáneo». A petición del respetable, intervino en un quite con tal estilo y guapeza, que «el Espontáneo» hubo de transigir conque «Blanquito» lidiara el último toro, mereciendo su labor el corte de apéndices y salida triunfal. Nuevas actuaciones por los pueblos, y Juan el de Gerena consigue el 3 de agosto de 1931 debutar en Tetuán de las Victorias, alternando con Luis Saavedra y «Niño de Tomares» en la lidia de seis bichos de Zaballos. Por cogida del paisano de «Bombita», «Blanquito» tuvo que instar tres novillos. Poco certero con el estoque, malogró el corte de orejas, aun cuando no la salida en hombros.
Siete corridas seguidas toreó en el mismo anillo, cobrando cada vez más dinero, hasta el tope de los diez mil reales percibidos. en la que hacía el isómero ocho. Un mano a mano con Luis Morales, ante ganado de Gumersindo Llorente. A poco de inaugurarse la temporada siguiente, torea dos corridas en el ruedo de sus éxitos y cuando comenzaba a embalarse, recibe una grave cornada. Mediada la temporada de 1933 consigue, por una feliz actuación, en Bustar-viejo, que Pagés lo contrate para inaugurar una Placita portátil, construida en la argentina playa de Mar del Plata. Lo malo fue que, una vez los toreros españoles en Buenos Aires, se encontraron conque los esfuerzos taurófobos de la Prensa hostil habían hecho naufragar la anunciada temporada. Al regresar a España, consigue le anuncien en la novillada llevada a efecto el 7 de julio de 1934. junto a los nombres de Ramón La Serna y del mexicano Ricardo Torres.


Por cogida de éste quedó el festejo en un mano a mano entre los dos españoles «Blanquito», que había estado lucido en los suyos, lo echó a perder en el que mató sustituyendo al accidentado. El toro de Coquilla, por estar «amorcillado». no dobló las manos hasta que' a su matador no le tocaron dos avisos Anunciada la repetición para la segunda quincena de julio, hubo de demorarse hasta el 16 de mayo de 1940, novillada de feria de San Isidro, acompañándole Pepe Luis Vázquez y Paco Casado De nuevo se repitió el caso de tener que matar tres toros esta vez, de María Montalvo por cogida de un com pañero. Le hablan en 1943 para banderillear los toros de José Sánchez Mejías. Durante dos años torea sin puesto fijo, hasta colocarse en 1945 Y 46 ere la cuadrilla de Peplo Martín Vázquez. Hace la siguiente temporada con Pepe Luis, y la de 1948 con «Gitanillo de Triana». Dotado de inagotable actividad, Juan Robles desconoce la ociosidad. Tan pronto cuelga en octubre la ropa de torear, comienza a ocuparse en los negocios de compraventa de ganado, bien por cuenta propia o en comisión. Incluso hace un intento para ser ganadero, adquiriendo, con la aportación de un cuñado, un semental de Parladé y cien vacas oriundas de Campos Varela.
La sequía, al arrebatarles 52 reses, malogró el intento de este excelente y cumplidor subalterno, más seguro y brillante en la brega que en las banderillas. Ameno y ocurrente, «Blanquito» es buen coleccionador de anécdotas: ocurrió en la última feria de San Isidro. Toreaba esa tarde a las órdenes de «Gallito», y ocurrió que, al poner al toro en suerte para la faena de muleta, el bicho con genio obligó al peón a buscar refugio en el burladero al tiempo que lo hacía el maestro, que entonces se disponía a brindar. Perplejo «Gallito» ante aquella situación, rechinó por lo bajo:
--Y ahora, ¿dónde brindo yo?... ¿En la Puerta del Sol?...
Y «Blanquito, sin quitar los ojos del «obstáculo», apostilló, zumbón:
-¡Qué más quisiera usted, maestro!...

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