Esta es una increíble historia, la estupidez humana, la irresponsabilidad de la juventud se conjugaron en la persona de Miguel Zanón Alonso y lo que pudo acabar en tragedia por fortuna, tuvo un final feliz con susto de muerte incluido en el paquete.
La revista "Sol y Sombra" lo contaba así en Abril de 1901:
"Toda la prensa se ha ocupado de la trágica y extraordinaria
aventura ocurrida en la madrugada del
día 28 de Marzo á un muchacho que, falto de recursos
y llevado por su decidida vocación al toreo, se
propuso viajar gratis y recorrer varios pueblos donde
se efectuarían algunas capeas; para lo cual, temiendo
ser visto y sorprendido por los empleados, eligió como
aposento un cajón de los que sirven para conducir
teses bravas, creyendo sin duda que el departamento
eslava vacío.
En la estación del Villar puso en práctica su idea,
y ¡cuál no sería su sorpresa al encontrarse,- ya dentro
del cajón, con un toro de Pérez de la Concha, que
debía ser lidiado en la corrida anunciada para el
día 31 de Marzo en Valencia, y que, al recibir tan
inoportuna visita, la emprendió con el muchacho y le
dio tan soberana paliza, que, cuando al oír los angustiados
ayes el mayoral, jefe de estación y otros
empleados, lograron, con grandes fatigas, izarlo en
una cuerda, por la compuerta del cajón. estaba el
infeliz completamente magullado, cubierto de sangre,
aunque, por milagro y fortuna, sin herida grave
que haga peligrar su existencia.
Ese intrépido aprendiz de torero, cuyo retrato, así
como el de Mulatillo, su compañero de viaje, ofrecemos
a nuestros lectores en esta página, se llama Miguel
Zanón y Alonso, es natural de Valencia y cuenta
quince años de edad.
Su padre, que no ve con buenos ojos las aficiones
taurofilas del hijo, trata por cuantos medios le permite
su autoridad paterna, de evitar esas escapatorias.
. . ¡pero que si quieres!
¡Cualquiera puede contrarrestar los efectos de una
vocación tan decidida!"
Esta historia que les cuento a ustedes es lo que se
dice rigurosamente histórica. Su
protagonista nació
en Valencia el año 1885. Se llamaba, Miguel Zanón Alonsó. Valencia ha
sido siempre región y capital de
arraigadas aficiones toreras.El
gusanillo de la afición ataca a bastantes
chavales valencianos. ¿Y cómo satisfacer
esta afición ? En Valencia no se
crían toros. En Valencia no existía ambiente taurino, aparte de unas cuantas
peñas de café, formadas sólo por aficionados discutidores. Quedan, las capeas,'no muy numerosas Todo esto era poco para el que quería ser torero. Había que salir de Valencia. Había que saltar a Sevilla, a Salamanca,
a Madrid. Había que lanzarse al mundo en el lomo de un vagón o en donde fuese.
A decir verdad, los primeros pasos taurinos de Miguel Zanón los desconozco
enteramente. Es de presumir que, ingeniándoselas como pudiera, saldría
de su tierra en busca de aventuras. Que rodaría por los pueblos y por las dehesas a la busca del toro. ¡Buena ronda esta de ios galanes toreros,
con su capotiüo roto y su corazón entero,,, y la ambición brincando en el
pecho ¿Dónde está el toro?, i Vamos allá! Pero el toro no está nunca al alcance
de sus deseos.El toro es como el amor de una. princesa para uno de.
esos que se pasan la vida soñando que todavía hay princesa. Princesas no
nos quedan; pero toros, aun colean algunos.Ahora que el llegar a ellos no es facil para el aspirante a torero. Y menos hace .años, cuando Zanón decidió embarcarse en la fragata de la ilusión taurina. En estos tiempos
que vivimos se preparan los, niños, que aspiran a ganar una fortuna toreando,
de la misma manera" qué si fueran va seguir la carrera de Filosofía y
Letras. Lo primero que estudian es una asignatura llamada administración
Después aprenden a torear, muy científicamente, a saber: pasitos que 'ha/
que dar para llegar a la cara del toro: teoría de los veintisiete naturales
unos detrás de otros. Inmediatamente otra asignatura muy importante. Vengan
derechazos. Luego otra, verdaderamente trascendental: de cómo mirar al tendido sin cara de susto. La capa no interesa. La espada tampoco. Resumen:
administración,mucha administración. Lo taurino está ahora como la política principios del siglo XX, cuando se decía: "Menos política y más administración".
.Aplicado esto a nuestra Fiesta, diremos: más política, más administración. y menos toreo. Y a vivir, que son tres días. En los tiempos de Miguel Zanón todo esto no exista. Los torerillos en agraz apencaban con los morlacos y con las cornadas. Rodaban de pueblo en pueblo y de tienta en tienta,
aquí me caigo y aquí me levanto. Miguel Zanón se encontró un día desamparado y desecho a la vera de una dehesa donde pastaban toros bravos. En el
encerradero vio el bullicio del embarque de una corrida Por allí anduvo merodeando.
—¿Para dónde va esta corrida?—preguntó.
—A Valencia^—lo contestaron.
—í Quien ¡pudiera irse a la terreta! —suspiró—. ¿Quién Pues yo mismo!
—pensó—. ¿Y cómo? Lo demás es historia,¿cómo se las arregló para introducirse en el cajón donde viajaba el toro? Misterio.
Miguel Zanón se hizo célebre en unos minutos .EI chico del cajón! ¡Ahí
va el chico del cajón ! ¡ Ese es el chico del cajón ! Y con el apodo del "Chico
del Cajón" se quedó. ¡A torear se ha dicho! ¡Pero; ay¡ el viajar en el
cajón en la compañía de un toro es difícil, torear bien es más arduo. Y el "Chico del Cajón" toreó, pero mal. Y' su popularidad se fué agotando, olvidándose
su increibIe proeza. Tremendas injusticias que se dan en la vida.
Un hombre capaz dé viajar mano a mano con un toro, lo natural es que
fuera, si no torero estupendo, por lo menos valiente, arrojado, intrépido. Pues
no, señor. El "Chico del Cajón" tuvo un arranque, acosado por la necesidad.
Y luego...
Miguel Zanón fue novillero y banderillero y actuó con el apodo de "El chico del cajón".
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