Francisco Torres nació en 1838, y demostró tan buenas aptitudes
al dedicarse al toreo, que Matías
Muñiz le tomó bajo su protección y le allanó el camino para llegar a figurar pronto como banderillero en la plaza
de la corte.
Y esto no ocurre en 1866—como dice
La Tauromaquia de Guerrita—, sino en 1861, durante cuya temporada
banderilleó asiduamente en el mencionado
ruedo a las órdenes de Cayetano
Sanz.
Y por si esto fuera poco para desmentir
a los que tal libro escribieron,
diremos—siempre con reseñas a la vista—,
que en 1862 actuó también todo
el año en la repetida plaza, principalmente
como banderillero de José Antonio
Suárez, que fué uno de los matadores
de la temporada, y en tal cual
ocasión con el Tato y Manuel Domínguez.
En la corrida que el 20 de abril
de 1862 halló la muerte el espada Pepete
I, banderilleó el Chesín los toros
de Cayetano Sanz con Villaviciosa y
Domingo Vázquez .
Y en unión de estos dos dos y de
Juan Yust (hijo), Caniquí y Pablo Herriz,
el Chesín fue uno de los que entraron
el cadáver del infortunado diestro
cordobés en la capilla de la Sacramental
de San Luis y San Ginés.
Es decir, que, en 1866, el buen
Chesin, el simpático Francisco Torres
(la simpatía está reflejada en su rostro)
llevaba largo tiempo en, la vida de
relación y de actuación en la coronada
villa.
Falleció en dicho punto en 1872.
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