El vallisoletano Vicente Martín «Fideísta», practicó el tancredismo por primera vez el 22 de junio de 1905 con uno de los novillos de Don José Bueno que mataron «Hablapoco», Anastasio Castilla y «Joselete». El suceso ha quedado plasmado en la historia, si bien pequeña, del toreo bufo, merced a la crónica enviada a la revista «Sol y Sombra» por Mariano Presencio que hacía las funciones de corresponsal de la referida publicación ilustrada. La crónica no era de urgencia precisamente, ya que entre el suceso y la publicación pasó un mes, pues apareció en el número 467 correspondiente al 20 de julio -las prisas no son buenas para nada- ilustrada con una foto en la que «Fideísta» aparece más bonito que un sanluis vestido de arco iris.
El texto del ganadero-cronista decía: «Con el cuarto hace la suerte del pedestal el Fideísta, que consintió al bicho, el cual, al llegar a la estatua, arremete contra ella y le pega con la cabeza al pasar. El chico, impávido, se lució y el público le ovaciona, y...solamente un popular concejal y empresario de teatro (no figura el nombre) le echa un billete, por haberle brindado el Fideísta la suerte». Y unos meses después volvió a repetirlo como aperitivo a la lidia de «Mazzantini de Valladolid» y Torriente. Pero «Fideísta» -que era hermano del afamado picador Dacio Martín «Pontonero»- no se quedaba solo en la suerte de don Tancredo, sino que inventaba otras muy pintorescas e insólitas: aguantaba la acometida del toro tomando café tumbado en la arena, o tocando la guitarra, o vestido de hombre de musgo o toreaba montado en bicicleta y hasta montaba un novillo o mataba sobre zancos, como ocurrió el 23 de abril de 1911 en una novillada con «Cantaritos» y «Mellaíto».
El público, en fin, se divertía mientras otros intentaban hacerse toreros. El arrojado «Fideísta» hizo toda suerte de tancredismo, desde el clásico modelo de estatua tipo Don Tancredo López, hasta otras variantes sobre el mismo tema: vestido de arco-iris multicolor o de «hombre de musgo» como los históricos bejaranos, para demostrarle a la afición —y quizás también al toro- que ni al público, ni al toro, le importa la vestimenta de «la cosa estática», sino el valor que se pone en el trance. «Fideísta», que era amante de las viejas costumbres y de la cibernética, también recibía al toro tomando café o tocando la guitarra, rejoneaba en bicicleta y en repetidas ocasiones realizó la suerte suprema encaramado en zancos,se anunciaba en los carteles como "sugestionador de toros".
Al valiente Vicente no se le ponía nada por delante. Torero bueno, lo que se dice torero bueno, no fue. ¡Pero se fijaba mucho! En el año 1926 "Fideista" fue nombrado representante de la ganaderia de Raso del portillo y en 1929 lidió ganado a su nombre , en las fotos vemos a "Fideista" vestido de Arco Iris y acariciando un toro de Raso del Portillo.
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