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martes, 8 de octubre de 2019

PRELUDIO DE LA TRAGEDIA DE MANZANARES


ANTECEDENTES
La corrida anunciada para el sábado último en Manzanares no estaba en el animo de Ignacio Sánchez Mejías torearla. Ajustadas más de 30 corridas para la temporada, Ignacio no tenía fecha libre. El reciente percance de automóvil ocurrido a Domingo Ortega le puso en trance de dejarse llevar per el favor. El diestro de Borox pidió a Sánchez Mejías que le sustituyese en el cartel, y el sevillano, siempre buen compañero, lo prometió en el acto. Bien pronto, en la práctica, advirtió su error. La víspera de la corrida de Manzanares toreaba Ignacio en Huesca, y tenía que hacer este largo y precipitado viaje, para, sin descansar, torear en Pontevedra a las veinticuatro horas de haber actuado en Manzanares. Entonces Mejía quiso deshacer el compromiso; pero como estaba por medio el interés de un compañero, se dispuso a ir a Manzanares. Para darle mayores facilidades, se le ofreció que la cuadrilla de Ortega le esperaría en la población citada, y así podia dejar la suya en Pontevedra, Ignacio dudó mucho antes de obligar a los .suyos a que aceptaran las condiciones de este contrato, y también ahora accedió. Los populares banderilleros Mella y Blanquito, al enterarse, mostraron deseos de acompañarle como espectadores. Mejía les contestó: "Ni por mi dignidad artística, ni por la vuestra, debéis estar viéndome torear desde el tendido. Esto "tiene" que ser así, y asi sera." Poco después, Ignacio volvió de su acuerdo, y les invitó a tomar asiento en el coche, en el que iba a hacer el viaje con su apoderado, D. José Alarcón, y su mozo de estoques, el popular Conde.

Se inició el viaje, y, a llegar el coche a Zaragoza, se inutilizó. Entonces Mejía tomó el tren, en unión de su apoderado y de Conde, y dijo a Mella y a Blanquito que no siguieran el viaje. Se avisó un coche, para que estuviera en la estación de Atocha para recoger a los viajeros y llevarlos a Manzanares. Al llegar Ignacio a Madrid se encontró con que la cuadrilla de Ortega no toreaba, y que le habían designado o:ra. Esto le afectó y disgusto mucho y dijo asi: que hace siete años conocían a Sánchez Mejías no lo conocen ya por lo visto. Y los que no lo conocían siguen sin conocerle." Y con un apretón de manos a "su nueva" cuadrilla salió para Manzanares.
TRISTES PRESENTIMIENTOS
El auto marchaba veloz hacia Manzanares, y Sánchez Mejías decía por el camino: —Este es el último pueblo en que toreo. Nadie sabe lo que es luchar, no con los toros, sino con las enfermerías de las Plazas poco importantes. Luego, dirigiéndose a su mozo de estoques, le dijo: —Entérate, cuando lleguemos, de quién es el médico, y qué opinión merece.
LLEGADA A MANZANARES
Horas después el famoso espada sevillano llegaba a Manzanares, y marchó ai hotel, donde no había ninguna habitación libre. Entonces buscó al dueño, y le dijo: "Si me demuestra usted de verdad que no tengo habitación para vestirme de torero le doy un abrazo." Por fin se arregló, por cesión, una, que tiene el fatídico número 13. En el momento del sorteo, la cuadrilla de Ignacio no estaba en la Plaza. Los banderilleros de los otros espadas, por atención al maestro, se dirigieron al Hotel Refugio, y dijeron a Mejías si quería sacar las papeletas. El cuñado de Joselito contestó: "Voy, por primera vez en mi vida de torero, a probar fortuna." Y sacó, sonriente, su "lote". Como quiera que en la corrida estaba anunciado Simao da Veiga, Mejías envió recado a éste para que, por favor,, abriese y cerrase plaza, al objeto de ganar tiempo para marchar cuanto antes de Manzanares. Veiga se negó, y entonces, el sevillano dijo a su apoderado: "Gloria que pida hoy se me vuelve infierno. ¡Qué ganas tengo de salir de Manzanares, si salgo!" Y en este estado de ánimo salió después a torear.

Fotos coloreadas por mí.

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