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martes, 21 de julio de 2020

JOSE ROGER DURAN "VALENCIA"

José Roger Durán "Valencia" fue un banderillero español, nacido en Torrente, Valencia el 8 de septiembre de 1867. Le empezaron a llamar Valencia, por su origen y así se quedó, apodo que puso los cimientos de una saga siguieron sus pasos en la profesión taurina. Sobresalen los nombres de sus hijos José Roger Serrano ("Valencia") y Victoriano Roger Serrano ("Valencia II"), ambos matadores de toros, así como los de sus nietos José Serrano Martín ("Valencia III", hijo del citado José Roger Serrano) y Victoriano Cuevas Roger ("Victoriano Valencia"), que también tomaron la alternativa. Tuvo una hija, de nombre Ana Roger y Serrano, madre de Victoriano Cuevas Roger “Valencia”.

José Roger y Durán se crio desde su temprana niñez en Madrid, donde, alternó su oficio de pintor revocador con sus incursiones en los ruedos. Hizo su aprendizaje taurino como miembro de las cuadrillas de algunos matadores consagrados que, como "Valladolid", le llevaron en varias ocasiones en calidad de banderillero; Como novillero se presentó en Madrid el día 17 de noviembre de 1889, sin que la suerte le acompañara aquella tarde. Ante este fracaso en la primera plaza del mundo, regresó al escalafón de los subalternos y, ya como uno de los rehileteros más acreditados de aquellos años postreros del siglo XIX, ingresó en la cuadrilla del afamado espada sevillano Manuel García y Cuesta ("Espartero"). En aquella época era muy raro que un subalterno de Valencia fuera en la cuadrilla de una figura sevillana de ahí le vino el apodo. A él le corresponde la penosa anécdota de haber sido él quien, en la fatídica tarde del 27 de mayo de 1894, en las arenas de la Villa y Corte, clavó los arponcillos a Perdigón, el miura largo, cornalón, astifino, listón y colorado "ojo de perdiz" que, a los pocos minutos de haber sido pareado por "Valencia", segó la vida del desventurado coletudo hispalense.

Después de la trágica muerte de "Espartero", José Roger y Durán se puso a las órdenes de otra gran figura de la época, el genial matador guipuzcoano Luis Mazzantini y Eguía. A partir de entonces, los historiadores del Arte de Cúchares pierden el rastro de este eficaz y aguerrido subalterno. A consecuencia de la enfermedad crónica que padecía, falleció un miércoles ,08 de Enero de 1924 en Madrid a los cincuenta y seis años de edad, el que fue banderillero del Espartero, José Roger Duran, Valencia. El entierro se verificó el dia siguiente. El cadáver, encerrado en, un arcón de caoba y plata oxidada, fue depositado en una carroza de seis caballos por varios compañeros de sus hijos, José y Victoriano. En el cortejo figuraban todas las torerías que se encontraban en Madrid, las directivas de las sociedades de matadores de toros y novillos y la del Montepío taurino.

El acompañamiento fue multitudinario, llegando en su mayoría hasta el cementerio de San Justo, donde recibió sepultura el cadáver. Los hijos recibieron numerosos telegramas de pésame de todas provincias. Como detalle curioso, (da idea del cariño que guardaba valencia a la memoria del que fue su jefe, merece citarse que Valencia dejó dispuesto que el retrato del Espartero, que durante más de treinta años llevó en un bolsillo del chaleco, fuera enterrado con él y así se cumplió. La foto de su juventud es de Beauchy, la de su vejez de The Times 1924

jueves, 9 de julio de 2020

CAJONES

D.Gabriel Mirete hijo del inventor del cajón

Los cajones de transporte para los toros fueron inventados por  don Pascual Mirete, conserje y maestro carpintero de la plaza vieja de Madrid, la de la puerta de Alcalá,el primer traslado se hizo con una res de doña Gala Ortiz, de San Agustín, que se envió, como prueba, a Barcelona, para ser jugado de sobrero en la ciudad condal el 26 de junio de 1863. La operación de encajonarlo se efectuó en los corrales del coso vecino a la Puerta de Alcalá, ante gran número de invitados; y tanto el encajonamiento como el viaje, resultaron a pedir de boca. 

Hacía falta un sitio para encerrar, y asociados el antiguo ganadero colmenareño don Vicente Martínez y don Gabriel Mirete, hijo del inventor de los cajones, edificaron el encerradero de Villalba, a quinientos metros de la estación del ferrocarril del Norte. 

Hasta entonces eran conducidos los cornúpetos a pata, aunque tuviesen que ir desde Cádiz a Gerona. De Sevilla a Bilbao tardaban las corridas tres meses: uno, de la capital andaluza a la provincia de Madrid; otro aquí de descanso, y el tercero a la villa invicta. El cajón vino a reducir los meses a días. 
Plaza de toros de Murcia

Eran los primeros cajones mayores que los de hoy. Y hubieron de achicarse en beneficio de las reses, aunque parezca un contrasentido,los primitivos cajones eran mayores que los actuales, y tenían puertas de bisagras en vez de correderas. La práctica aconsejó estrechar el tamaño de dichas jaulas para impedir que el toro pudiera revolverse dentro de ellas, evitando así golpes, rozaduras y otros posibles accidentes graves, conservando los movimientos de cabeza y extremidades, así como la facultad de echarse y dormir a pierna suelta... pero encerrada. 

Los encerraderos consisten en vanos corrales, cuyas puertas de comunicación se manejan desde la parte superior de las tapias. Para encajonar se colocan las jaulas junto a una o varias de las puertas exteriores, y los mismos interesados van colándose en sus encierros, casi siempre de rondón, incautamente, sin hacerse de rogar. Luego eran llevadas las cajas a la estación, rodando y tiradas por bueyes o mulas; se cargaban sobre el vagón abierto o plataforma, utilizando las grúas de los muelles, y el mayoral o vaquero encargado de la conducción se instalaba en el furgón de cola. Durante el viaje, cuidaban del ganado aprovechando las paradas para echarles de comer y de beber. Llegada la expedición al punto de su destino, se descargaban con la grúa, se llevaban las jaulas a la plaza o prados procediéndose al desencajonamiento. 
traslado de cajón por mulas


Tanta importancia tuvo el transporte en ferrocarril que las compañías de ferrocarriles fabricaron unas bateas especiales, más largas, en las que cabían siete cajones. 
Grúa descargando del ferrocarril






Los toros que se embarcaban iban encerrados de la misma manera, y los cajones se colocaban sobre cubierta, generalmente, en el castillo de proa de los barcos. 
desencajonamiento

Los encerraderos se convirtieron en una industria accesoria adquiriendo relevancia y uso, de cuya explotación hizo un negocio el hijo del inventor del cajón Además del encerradero de Villalba, habia otro en Getafe, propiedad también de Gabriel Mirete; en Torrelodones, uno en la provincia de Salamanca, de la viuda de Pérez Tabernero; otro en la de Valladolid, del marqués de Villagodio; uno en Portugal, de la ganadería del hacendado Palha Branco, y los sevillanos del Empalme, Dos Hermanas y Salteras.