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jueves, 14 de marzo de 2013

MANUEL HERMOSILLA Y EL EMPRESARIO
Toreaban en una plaza andaluza Gordito, Hermosilla y Chicorro, y ello era en los tiempos en que los tres podían con los toros, y cautivaban a los aficionados con sus especialidades toreras pintureras.
El empresario, queriendo adelantar en el cartel los mayores atractivos, solicitó de los tres matadores algo extraordinario, que anunciado previamente pudiera servir de gancho a la curiosidad de la afición y redundase en beneficio de la taquilla .
– Diga Vd. –manifestó Antonio Carmona- que podré banderillas en silla si alguno de los toros tiene condiciones.






– Pues yo -dijo José Lara– daré er sarto de la garrocha si lo admite algún bicho.
Y como Manuel Hermosilla (que no tenía especialidades vistosas) callase como un muerto, le preguntó el empresario:
– Y de Vd. ¿qué anuncio?
Y Hermosilla que no confiaba mucho en la honorabilidad del empresario contestó:
– Pos ponga Vd. que yo cobraré antes de comenzar la corría. —

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