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martes, 12 de marzo de 2013

CIERTO. PERO INCREIBLE
La popularidad de Luis Miguel Dominguín (1926-1996) y su dimensión cosmopolita explican que unos empresarios japoneses del espectáculo decidieran contratarlo para una tourné nipona. Se entrevistaron con el maestro y le pidieron un presupuesto, pero no les convenció que en la cuenta aparecieran gastos suplementarios como la cuadrilla, otros matadores y el número necesario de reses bravas para organizar los correspondientes festejos.
Así es que propusieron a Luis Miguel que se viniera a Japón con un solo toro. Y que lo empleara en todas las plazas, como si fuera el oso de un circo, la cabra del legionario o el león amaestrado del domador. "¿Para qué vamos a andar con semejantes dispendios?", le preguntaron al incrédulo diestro. "A nosotros lo que nos interesa es usted", añadieron los empresarios sin imaginar las dimensiones de la carcajada del torero.

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