Braulio Lausín López Gitanillo de Ricla nació en Ricla el 20 de enero de 1.898 y falleció a los 69 años, el 4 de noviembre de 1.967.
El sobrenombre de Gitanillo lo adoptó un poco por gratitud a los calés. Porque cuando tenía once años entró al servicio de un tratante, dicen que gitano, y posteriormente, deducida de esa profesión de vender ganado, confraternizó con el mundo calé, donde llegó a tener muchos y muy buenos amigos.
Esta profesión fue también la que le hizo desembocar en la otra, la de torero. Su visita a campos y dehesas le fueron proporcionando, aún sin darse cuenta él inicialmente, una desmesurada afición a los toros. Y, prendida de verdad la vocación, ya no hubo forma de que le abandonara. Así en 1.918, deja lo primero y, decididamente, comienza a torear por campos salmantinos y extremeños, en cuyas tientas y herraderos hizo aprendizaje.
En Villavieja fué donde vistió su primer traje de luces y el 3 de agosto de 1.919 mata un novillo en la plaza de Zaragoza, alcanzando un gran éxito. En seguida cobró fama de valeroso, de hombre con gran pundonor en la plaza. En 1.920 hizo su presentación en Barcelona. Su nombre era cada vez más conocido y su cartel crecía. Debutó en Madrid en 1.921, alternando con Maera y Nacional II. Su gran valentía produjo gran entusiasmo en la afición madrileña. Fue entonces cuando se le comenzó a llamar «El león de Ricla».
El 2 de julio de 1.922 cuajó una gran tarde en la Santander. Este éxito le valió la organización, en la misma ciudad, de la corrida de su alternativa, que tuvo lugar el 10 de agosto de 1.922, de manos de Ignacio Sánchez Mejías, con el toro Tarifeño, de Surga. Completaron el cartel Maera y Marcial Lalanda. El doctorado lo confirmó en Madrid el 24 de
Gitanillo de Ricla era un valiente. Los toros le castigaron mucho y sufrió serios percances. En 1.924, el 16 de mayo, en Madrid, el toro "Rompelanzas", de Santa Coloma, le produjo un herida gravísima en la pierna izquierda.
En 1.927, el 15 de Mayo, en Madrid, el toro "Doradito", negro, de Argimiro Pérez Tabernero, le causó una gravísima cornada, que le obligaría posteriormente a retirarse de los toros, pese a su buena voluntad por seguir en la lucha. El toro lo enganchó por el costado y le infirió una terrible cornada. Fue trasladado a un sanatorio, después de haber sido intervenido, y el 25 de junio fue sometido a otra delicada operación. Luego fue trasladado al sanatorio de Busot (Alicante).
El 22 de Julio de 1.928, después de torear una corrida a su beneficio en Barcelona, se retiró de los ruedos.
El prestigioso crítico taurino "Don Indalecio", escribió de Gitanillo de Ricla lo siguiente:
«Es un torero que ocupa puesto estabilísimo entre las avanzadas de los matadores de toros. Y para ocuparlo no ha precisado se estilista ni esperó que saliera lo que los comodones llaman «su toro» ni cobra para dar cada corrida media docena de verónicas y un pase. Gitanillo ha destacado pronto entre la nube de aspirantes a toreros porque torea con el corazón. ¿Por qué ganan tanto los toreros?, se preguntan muchos. Lo ganan porque se juegan la vida con una fiera «pecho a pecho y cara a cara». Y Braulio Lausín, el torero de Ricla, no quiso desmentir jamás que la Fiesta española es la Fiesta del valor.
Gitanillo no ha tenido suerte con los toros. A otros lidiadores les enganchan las reses todas la tardes y nada les ocurre. A Braulio le han cogido siempre para matarle. Una cogida de Gitanillo era un cornalón de caballo para su larga lista de percances. Y tras cada cornada, tras de cada resurrección, surgía un Gitanillo más bravo, que toreaba cada vez más cerca, como diciendo «los toros no pueden conmigo...»
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