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domingo, 1 de septiembre de 2013

JOSE MUÑOZ BENAVENTE "PUCHETA"


José Muñoz, «Pucheta», no es un aristócrata, sino un individuo salido del pueblo, que con el pueblo lucha y por el pueblo muere con las armas en la mano peleando en defensa de la libertad en una barricada de la calle de Toledo. Nacido en Madrid en 1817, José Muñoz tiene que ganarse la vida trabajando desde la niñez. Quiere librar de miserias y estrecheces a sus familiares y no encuentra mejor salida que los toros. Pero sin influencias, amigos ni protectores, tropieza con toda suerte de difiultades. Durante largos años pasa los veranos enteros yendo de un lado para otro interviniendo en centenares de capeas y festejos modestos, en los que si recibe algunas cornadas no consigue provecho ni fama. 

Es un hombre serio, honrado, trabajador, que goza de extraordinaria popularidad en la plaza de la Cebada y sus alrededores, donde siempre ha vivido. En 1845 cree ver realizados sus sueños al torear como novillero en la plaza de la Puerta de Alcalá. Desgraciadamente, aunque se arrima a los astados, su toreo burdo, sobrado de arrojo pero carente de finura, no le depara el éxito ambicionado. En años sucesivos no avanza mucho en su profesión. Tropieza, aparte de sus limitaciones artísticas, con un grave inconveniente: José Muñoz, «Pucheta», es progresista como la mayoría de su barrio y en España gobiernan y mandan los moderados. En las algaradas políticas de 1848 y 1853 se ve en serios apuros, porque la Policía de Narváez le considera jefe de los agitadores de la barriada y tiene que andar huido y escondido. En 1854, cuando el levantamiento popular de Madrid permite triunfar a O'Donnell -::a punto de fracasar en  su pronunciamiento de Vicálvaro--, se lucha encarnizadamente en las calles de la capital. 

En la de Toledo se pelea durante tres días con extraordinaria violencia y es José Muñoz, «Pucheta», quien, nombrado jefe por la Junta de la Bardada, dirige la contienda, escopeta en mano, alentando a los suyos con sus palabras y ejemplo. Vuelta a la la normalidad tras el estallido revolucionario, «Pucheta» reanuda su profesión. toma la alternativa en la plaza de Madrid de manos de «Morenillo» y actúa con posterioridad en numerosas ciudades españolas tanto en el resto de 1854 como en 1855 y los primeros meses de 1856. Al romperse en este año la coalición de Espartero y O'Donnell pretende éste último desarmar a la milicia nacional. El intento provoca un alzamiento general de los barrios madrileños. Durante una semana se libran sangrientas batallas, en las que poco a poco van siendo aplastados milicianos y progresistas. La última barricada popular que resiste a los moderados es la que cerca de la Puerta de Toledo defiende José Muñoz, Repetidas veces rechazan sus defensores las cargas de un escuadrón de caballería, sufriendo grandes bajas una y otra de las partes en lucha. 

Por último, el 16 de julio, muertos, heridos o huidos sus compañeros, «Pucheta» se queda solo. Herido, falto de municiones y rodeado de enemigos. tiene que entregarse. Los dados se disponen a conducirle a prisión cuando un grupo de enemigos políticos se abalanza sobre el preso y le cosen materialmente a balazos y puñaladas. Su cadaver queda, tendido y abandonado, en la mitad de la misma calle que dos años atrás presenció su triunfo. José Muñoz, torero de muy segunda fila y agitador político muerto en lucha por la libertad, es una figura más para la españolada de pandereta de los romántico franceses y británicos que recorren España a mediados del siglo XIX .

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