Hay quienes logran fortuna y fama con rapidez telegráfica; otros, en cambio, solamente a trancas y barrancas consiguen hacer una carrera oscura, porque se les rompen las alas antes de remontar el vuelo que conduce a la ansiada gloria, y de estos segundos fue «Zocato», de quien puede afirmarse que era desconocido en España —excepto en Sevilla— cuando hizo su presentación en Madrid, para tomar la alternativa el día 15 de septiembre de 1889. Vino al mundo en Lora de Estepa (Sevilla) el 18 de marzo de 1862 —doce días después de «Guerrita»—; comenzó a ejercer la profesión trabajando como banderillero en las novilladas de las plazas andaluzas; consiguió hacerlo en la sevillana de la Maestranza como tal subalterno, y toreando en ella el 10 de octubre de 1884, en cierta novillada que se dio a beneficio de Enrique Santos, «El Tortero», cuando ya al final de ella fue a dar con su capote de paseo una vuelta al sexto novillo, sufnó una cogida que le ocasionó varias heridas graves, con las que tuvo para rascarse una larga temporada. ¿Pero quién dijo miedo? Con la sangre vertida se forjan los valientes, y «Zocato» siguió en la brecha, aunque sin salir del reducido ámbito regional, hasta que en otoño de 1886 se lo llevó a Montevideo Fernando Gómez, «El Gallo», cuyo maestro empezó a cederle allí algunos toros para que los estoqueara, en vista de que las aspiraciones del buen «Zocato» no eran otras que las de hacerse matador. Un año después marchó a México con Diego Prieto, «Cuatrodedos», en cuyo país hizo también la temporada invernal de 1888-89, toreando en unión del referido «Gallo».El 15 de enero de 1888 “Cuatrodedos” y Carlos Borrego “El Zocato” son contratados para matar seis toros de la ganadería de San Cristóbal de Tampa en Puebla de los Angeles en México en esa corrida perderia la vida Juan Romero "Saleri" al practicar el salto de la garrocha y ser corneado.De algún lucimiento serían las campañas realizadas en aquellos Estados cuando el semanario madrileño «El Toreo Cómico», al publicar su caricatura en el año 1889, insertó al pie estos livianos versos:
Este diestro andaluz saltó desde Sevilla a Veracruz. y en el americano continente demostró tener arte y ser valiente. Allí, por tal sendero, es de los espadas el primero; quiero decir con esto que "Zocato" es el que cobra en México el "barato".
El caso es que en aquel mismo año vino a España, cuando también lo hizo el torero de aquel país, Ponciano Díaz, y que, por arte de birlibirloque, en la referida fecha del 15 de septiembre, se dio a conocer del público de Madrid, para que Ángel Pastor le diera la alternativa, única que concedió el torero de Ocaña. Fue el caso que la Empresa había dispuesto una corrida en la que habrían de alternar mano a mano dicho Ángel Pastor y «Guerrita», y no pudiendo hacerlo éste, fue sustituido por «Zocato», el cual toreó con la cuadrilla del cordobés y recibió la investidura de manos del repetido Pastor, mediante cesión del primer toro de la tarde, llamado «Redondo», de la ganadería de González Nandín. No produjo mal efecto el neófito, y buena prueba de ello es el juicio que de su trabajo hizo «La Lidia», cuyo crítico, don Mariano del Todo y Herrero, «Don Cándido», se expresó de esta manera:
«El debutante quedó perfectamente en su primero, al que pasó de muleta muy sereno, tirándose a matar muy en corto y dejando una es-tocada caída del lado contrario. No tan acertado en su segundo, tanto con la muleta como pinchando, que lo hizo arqueando algo el brazo y perfilándose de una manera algo extraña. Y en el tercero no pudo apreciarse bien su faena por llegar el toro descompuesto a la muerte y estar ya anocheciendo.» «Tiene que aprender mejor el manejo del capote, pues no sabe sacudirse los toros, pasándole siempre los cuernos muy cerca del cuerpo. Por lo demás, creemos que tiene buena madera, y aplicándose, dará algún resultado.» Y Sánchez de Neira le juzgó así en su «Gran Diccionario Taurómaco»: «Buena estatura, buena planta y buenas facultades para matador de toros; pero frío y poco airoso. No ignora lo que es el arte de torear; fállale mucho para manejar la muleta con desahogo, y aunque hiere por derecho y en corto, se sale del centro de la suerte antes de consumarla, defecto que tal vez haya olvidado en América, donde no deja de tener sus partidarios.»
Después de la corrida de su alternativa en Madrid se le oyó poco, por no confirmar en estas latitudes las referencias laudatorias que de él habían llegado de México, y a dificultar más y más la expansión de sus actividades contribuyó bastante la grave cornada que del toro «Boticario», de Pablo Romero, sufrió en Almería el 23 de agosto de 1890. Alternó en tal corrida mano a mano con «El Espartero», y la herida en el costado izquierdo debió de abatir un tanto su ánimo.
En el invierno de 1892-93 toreó en Manila unas corridas (?) «Sui generis»; en España toreaba tan poco que solamente lo hizo cinco veces en 1890, dos en 1891, ninguna en 1892 cinco en 1893; su campo de acción se hallaba en América, y concretamente en México; Para el día 27 de mayo de 1894 fue designado para que sustituyera a Antonio Reverte en la corrida efectuada en Madrid; sus compañeros en aquella tarde fueron «El Espartero» y Antonio Fuentes, y los toros pertenecían a la ganadería de don Eduardo Miura. Sabido es que en tan inolvidable corrida pereció el pundonoroso «Espartero», y que gracias a Antonio Fuentes no hubo en ella más desgracias, pues todos los demás toreros, empezando por «Zocato», no pudieron dominar el pánico que de ellos se apoderó.
Ocasión tuvo entonces Carlos Borrego para salir del montón en que se hallaba, de haber dispuesto de recursos y entereza de ánimo, y al encogérsele el corazón se hundió para siempre. Verdad es que dio muerte a tres toros, por la Cogida del «Espartero», pero a tal punto llevó su desconfianza, que en la información publicada por «El Toreo» puede leerse lo siguiente: «... demostró sus escasos conocimientos en el arte de torear hasta el extremo de pedir el público en masa a la presidencia le mandara retirar del redondel por temor a que ocurriera una nueva desgracia.» Y agregaba luego: «Por nuestra parte, sólo nos permitiremos aconsejarle que se vuelva a América.» Dos veces, pues, pisó el ruedo madrileño: la primera, para tomar la alternativa; y la segunda, para quedar desconceptuado en absoluto.
Ocasión tuvo entonces Carlos Borrego para salir del montón en que se hallaba, de haber dispuesto de recursos y entereza de ánimo, y al encogérsele el corazón se hundió para siempre. Verdad es que dio muerte a tres toros, por la Cogida del «Espartero», pero a tal punto llevó su desconfianza, que en la información publicada por «El Toreo» puede leerse lo siguiente: «... demostró sus escasos conocimientos en el arte de torear hasta el extremo de pedir el público en masa a la presidencia le mandara retirar del redondel por temor a que ocurriera una nueva desgracia.» Y agregaba luego: «Por nuestra parte, sólo nos permitiremos aconsejarle que se vuelva a América.» Dos veces, pues, pisó el ruedo madrileño: la primera, para tomar la alternativa; y la segunda, para quedar desconceptuado en absoluto.
Tres meses después de la cogida y muerte del «Espartero», el 26 de agosto, alternando con el primer «Litri» en la Plaza de Nerva (Huelva), y al pretender clavar un par de rehiletes al quiebro, previo cite sentado en una silla, fue cogido por un toro de Arribas, que le infirió una cornada grave en el muslo derecho. Como puede verse, de las actividades profesionales de «Zocato» podía decirse «Poco y entre zarzas», y convencido de que en España se le daban mal las cosas, resolvió marchar nuevamente a México, donde también habría de sufrir luego un serio percance, pues toreando en la Plaza de Guadalajara, de dicha República, el día 12 de mayo de 1895, recibió una grave cornada entre ambas vías, que acabó de quitarle el tipo. Allí continuó toreando, sin Volver a hacerlo en España después de 1894, y allí fue acabándose, hasta que dejó de oírse. Se retiró en Guadalajara (México) en 1907 ,volvió a España y vivió en Sevilla, perdiéndosele la pista no se sabe a ciencia cierta en que año murió aunque todo parece indicar que volvió a Guadalajara (México) donde falleció el 01 de Septiembre de 1938. Sobrino suyo fue Eduardo Borrego, «Zocato», banderillero, tío y «factótum» del segundo «Chicuelo» (que no es lo mismo que decir «Chicuelo II»), dato que no tiene importancia, Pero que no está de más que se sepa. Pocas son las noticias que del referido Carlos se encuentran en libros y colecciones de periódicos.; por consiguiente, no es fácil trazar de él unos apuntes biográficos. Nadie creyó que hiciera falta un faro que arrojara rayos luminosos sobre sus andanzas toreras.
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