Tomas Fernández (Alfarerito) cambió las seguridad del sueldo que en su oficio ganaba por los toros,no tuvo mucha suerte en sus comienzos.Tomó parte en infinidad de capeas , y cuando ya se consideró preparado lidió en plazas de alguna importancia al lado de novilleros de cartel. Posteriormente quiso probar fortuna e intentó hacerse cantador; pero bien porque espontáneamente reconociese que carecía de condiciones para ello, ya porque el público se encargara de disuadirle, es lo cierto que Alfarerito volvió a figurar como banderillero en las cuadrillas de los que toreaban en las plazas de Carabanchel, Tetuan y otros pueblos de esta provincia.
Tomas habla también toreado en Madrid, al lado, como ya hemos dicho, de diestros que hoy son matadores conocidos, como Cocherito, Mazzantinito y otros; pero su modesta categoría lo tenía alejado hace ya mucho tiempo de aquellos que fueron sus maestros. Toreando en la plaza de Carabanchel, Alfarerito colocó un par de banderillas al sexto toro, que pertenecía a la vacada de García Bueno, y al salir de la suerte fue perseguido por el bicho, viéndose obligado a saltar la barrera. El toro saltó tras a, y lo estrelló:contra una columna de piedra, recogiéndolo después del suelo, corneándolo y zarandeándolo horriblemente. Conducido a la enfermería, se practico al infeliz muchacho una cura provisional, y en una camilla. fue trasladado a su domicilio. En un principio se creyó que no tenía más que un puntazo en cansaste derecho, y ésta fue la herida que el facultativo de la plaza le apreció; pero al día siguiente sintió en el pecho tales dolores, que la familia hubo de llamar al médico de la Casa de Socorro para que lo reconociera y aplicase algún calmante. Por la tarde visitaron también al herido un ayudante y el médico de la plaza, a las seis y media, del dia 7 de junio de 1909 en medio de agudísimos dolores, falleció Alfarerito. El Juzgado se trasladó, a la calle de la Ruda, núm. 3, donde habitaba el desdichado banderillero, tan pronto como tuvo noticia de su muerte, y ordenó la conducción del cadáver al Depósito. Tras el furgón marcharon Malla, a cuya cuadrilla pertenecía Alfarerito, y Claudio y Pedro Fernández, hermanos del difunto. Estos tres velaron el cuerpo del torero durante toda la noche.
Tomas Fernández {Alfarerito) contaba treinta y un años de edad y era natural de Vallecas. Estaba casado dejo un hijo, y a su mujer encinta. La precaria situación de la familia del pobre banderillero obligo a Malla, Infante, Celita y otros diestros a abrir una suscripción para socorrer a la viuda e hijo del torero muerto.
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