Hombre de elevada talla, de complexión fuerte, de nervudo brazo, recuerda este picador valenciano a aquellos varilargueros que, como Bruno Azaña, el Naranjero, Antonio Osuna, Antonio Arce y otros, por su estatura y su vigorosa constitución física acreditaron ese tipo del picador de toros que tan bien cuadra al duro ejercicio de tal profesión. Nació Barana en Valencia en el año 1885 (cuenta cuarenta y cinco años a la sazón) y aprendió el oficio de carpintero, al que se dedicó por espacio de bastantes años, pues cuando ya no era ningún chico y comenzó a actuar como picador de reserva en la plaza valenciana, al dejar la vara y despojarse del calzón de ante se ponía el mandil y empuñaba la garlopa. Su talla, su poderoso brazo y sus buenas disposiciones, sobre todo, para ejercer el toreo a caballo, le hicieron dedicarse exclusivamente a esta actividad cuando siendo todavía matador de novillos su infortunado paisano Manuel Granero lo incorporó a su cuadrilla. A ella perteneció Barana hasta la trágica muerte de aquel gran torero valenciano en la plaza de Madrid la inolvidable tarde del 7 de mayo de 1922, y desaparecido su jefe, picó durante aquella temporada a las órdenes del espada vasco Diego Mazquiarán (Fortuna). Las aptitudes de José Cantos requerían más amplio campo, y así, en el año 1923 le vemos ingresar en la cuadrilla de Chicuelo, con quien permaneció aquella temporada y la siguiente, haciendo con el mismo espada la campaña de México en el invierno de 1924-25. De regreso de aquel viaje entra a formar parte de las huestes de Marcial Lalanda y con éste toreó durante las temporadas de 1925 y 1926. Sale de la cuadrilla de Marcial Lalanda e ingresa en 1927 en la del espada bilbaíno Martín Agüero quien por entonces se aproxima a las 60 corridas anuales, hace una nueva expedición a México con dicho matador para torear en la temporada de 1927-28 y con él sigue toreando durante este último año en España. Desciende Agüero en el número de corridas toreadas, debido en gran parte a los percances que sufre, y Barana pasa a las órdenes de su paisano Enrique Torres, con quien toreó en la temporada de 1929. En 1930, perteneció a la cuadrilla de otro espada valenciano, a la del valiente Manolo Martínez, el torero de Ruzafa.
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