Al que apodaron así sin duda por haber sido ésa su primitiva ocupación y oficio. No debió de pasar en él del aprendizaje, pues ya en 1844, cuando sólo contaba diecisiete de edad, picaba novillos embolados, aunque tal vez simultanease ambos oficios, pues, aun en aquellos económicos tiempos, pocos milagros podían realizarse con los treinta reales que cobraba los domingos que salía al anillo. Veamos las referencias de tal piquero. «Picador de toros de mediados del siglo va.» Un momento, amigos tratadistas. No eleven ustedes su categoría, pues oficialmente sólo picó novillos; no llegó a picar en tanda; cuando picó algún toro lo hizo como tercera o cuarta reserva; es decir, de los que siempre estaban en la buhardilla. según frase feliz de aquellos varilargueros. Perteneció a la cuadrilla de Manuel Arjona. Manolito Arjona, el hermano del gran «Curro Cúchares», y sobrino del formidable «Curro Guillén», no tuvo picadores en su cuadrilla. Sus toros los picaban los contratados por las empresas. Tal vez en provincias trabajase Bedia como reserva en alguna corrida en que fuese Manolo matador; fuera de esto, no. Como picador de tanda en corridas forma, les no figuró en carteles hasta 1857. En esa categoría no picó toros, al menos en Madrid, ni ese año ni otro alguno. A partir de ese año, consta su nombre en carteles madrileños de 1858, 1862 a 1866. Cierto, pero como picador novillero. Aún lo hizo en algún año más de esos indicados, pero siempre con muy escasa brillantez; pese a sus buenos deseos, el pobre «Guantero» no logró rebasar la tercera categoría. Se retiró poco después de 1866 y murió en 1881.
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