Año de 1971,Francisco Núñez «Currillo»
es un torerito que ha llamado
la atención entre los aficionados
y los «técnicos». La edad
de Currillo debe ser la precisa
para tener un carnet profesional
y hacer el paseíllo vestido
de luces por esas plazas de
Dios.
La acción se desarrolla en
Cádiz y su provincia. Don Rafael Sánchez «El Pipo» no anda en aquellos pagos por casualidad. Ha
oído decir que por la Andalucía
gaditana hay unos muchachos
que torean y se acerca a
verlos. Y en San Femando y
en Sanlúcar los ha visto torear
y le llama la atención un tal
Currillo. Y se fija en él. Y lo
anota en su cuaderno de apuntes
y lo «marca» en corto.
Visita al padre de Currillo, a
don José Núñez Domínguez, y
te habla, de las posibilidades
del chaval,el padre del torerillo le dice que no. Que el chaval
cuenta con apoderado por
cinco años, según documento
escrito, y que, en todo caso, se
ponga al habla con don Pedro
López Montes, apoderado legal,
y con don Gabriel Puerto Peralta,
empresario exclusivista
por dos años.
Así las cosas, el lunes 15 Currillo
no llega a casa cuando
por costumbre y respeto a la
familia formalmente está. Por
Medina aseguran que le han
visto con el Pipo, y el alarmado
padre hizo asociación de
ideas. Ni corto ni perezoso presenta
en la Comisaria la correspondiente
denuncia en el sentido
de que don Rafael Sánchez
se había llevado a su hijo sin
consentimiento paterno.
Localizado en un hotel de Cádiz
por la acción policial. Currillo
se fue a su domicilio tras
pasar por la Comisaría y al
Pipo no le valieron las alegaciones
de dolencia cardíaca para,
con las diligencias pertinentes,
declarar en la Comisaria y quedar
a disposición judicial.
Tras la denuncia formulada
por don José Núñez Domínguez,
de cincuenta y ocho años
de edad, y sucesivo actuar de
la Policía, el Pipo muestra pocas
horas después un manuscrito
del denunciante publicado
por «El Diario de Cádiz» y
reproducido por la Prensa nacional
en el que libra de mala
voluntad al «malo» don Rafael
y ruega «que no se molesle por
esta causa al señor Pipo».
El asunto no llegó a más, Currillo volvio al redil, el pipo se quedó sin "descubrimiento" y Gabriel Puerto Peralta se indignó
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