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sábado, 4 de junio de 2016

JOSE PARADAS ROMAN



Sin presumir de haber sido una primerfslma figura del toreo, José Paradas realizó durante seis o siete años brillantes campañas, y siempre por su toreo largo supo mantenerse en un puesto muy estimable. Que la lucha con el toro, con el público y con los competidores en corridas de toros no es la misma que en novilladas, no es precisamente un secreto para ningún torero, y mucho menos para Paradas, que al no poder conservar el terreno conquista do rió desplomarse poco a poco el conjunto de ilusiones. Madrileño, nacido el 17 de abril de 1899 en cierta modesta casa de la calle del Amparo, Paradas siguió en los primeros años de su vida el oficio de sastre, que venía siendo hereditario en su familia. A los once años se trasladó con los suyos a Barcelona. Allí comenzó a frecuentar la Escuela taurina que regentaba «el Tortero». 

Por entonces eran discípulos aplicados de la Escuela, «Pedrucho de Eibar», «Civil», «Mella» y otros. Solían agruparse en núcieos de diez torerillos, abonando al «Tortero» un duro por alumno las raras veces que se contaba con debut de novillo. La tarifa íbáse rebajando conforme aumentaba la experiencia y el sentido del comúpeta. Finalmente llegaban a torearlo, si a aquel constan- te esquivar tarascadas podía llamarse torear, por la módica suma de diez pesetas en conjunto. Tenía diecinueve años Paradas cuando regresó a Madrid pafa vivir en casa de Unos tíos suyos, anticuarios de profesión y amigos, por más señas, de los hijos de la «señá» Gabriela. Estos, admirados de la excelente planta y maneras de Paradas, le animaron a seguir en el camino emprendido. Ai fin, el día de Sin Isidro de 1918, Pepe pudo vestir por vez primera el traje del oficio. Se trataba de una corrida que torearon en competencia Fausto Barajas. Parrondo. Muñoz y Frontana; mexicano este último, en cuya cuadrilla salió el novel banderillero. Los toros, de la vacada de Peñalver. salieron duros y difíciles; no obstante. Paradas consiguió destacar por su seguridad y aplomo. 
Alternativa

El 21 de agosto de la misma temporada consiguió, gracias a un ardid, torear por segunda vez. Enterado de que determinado banderillero, previamente anunciado, no estaba dispuesto a hacer el paseo,decidió a suplantarlo, y tan a pedir de boca le salieron las cosas, que cuando trascendió la simulación ya Paradas tenía de su parte al público. Esta salida le abrió las puertas del coso de Tetuán, hasta el punto de torear casi todos los domingos. Era la época en que indefectiblemente se anunciaba ganado de Bertol un día sí y otro también. Bertol y Romera eran a la sazón los empresarios, y esto lo explicaba todo. Al año siguiente consiguió que Retana lo sacara en la primera nocturna celebrada en 1919 en la Plaza madrileña. Y a punto estuvo Paradas de que esta corrida fuera la última de su breve historia. Salió a las órdenes de un modesto novillero llamado Adolfo Guerra, que en unión de tres más habían de pasaportar cuatro novillos del duque de Tovar. Al llegar Paradas al patio de cuadrillas se encontró con que sus compañeros le impedían salir, si previamente no se comprometía a banderillear por el lado izquierdo, Al principio, la pretensión no le preocupó ni poco ni mucho. Por desgrada, le tocó parear a un bicho tuerto del izquierdo, defecto en el que no había reparado en el sorteo. 

Comoquiera que su compañero «Martitos» sólo sabía entrar por el derecho. Paradas hubo de marrar muchas veces en su tenaz intento de banderillear por el lado izquierdo. Se armó el gran escándalo, cobró el hombre sus seis duros y con la amargura del desahuciado obseryó cómo el tiempo pasaba sin que nadie quisiera volver a escucharle. Consiguió su pariente ablandar a Retana, y en una corrida celebrada en Madrid a finales de temporada volvió .Pepe Paradas a ser anunciado. Zarco. Uñarte y Ventolrá lidiaron toros de Miura; el perseverante banderillero triunfó plenamente, abriéndosele,, a partir de entonces un camino firme y seguro. Paradas siguió toreando de banderillero hasta 1922. Durante estos tres años conoció a otros tantos maestros: «Guerrillero». «Juanlllo de Riela» y Emilio Méndez.

Llegado el invierno de 1922 decidió probarse con la muleta en jos tentaderos salmantinos. El 23 de marzo de este mismo año debutó en Vista Alegre con Eladio Amorós y Lorenzo Latorre, Corriéndose ganado de Ceballos. Armó tal alboroto, que a hombros de la multitud recorrió la gran distancia que separa el ruedo del luiente de Toledo. Y al domingo siguiente lo repitieron para, en unión de Latorre, estoquear tres de don Vicente Martínez y otros tantos de Ceballos El madrileño cosechó un nuevo éxi- to rotundo en los tres tercios. Reiteradamente solicitado por la Empresa madrileña leña. Paradas fué anunciado él 24 ge julio en terna con Pepe Belmonte y Martín Agüero; los toros llevaban el hierro de Esteban Hernández. Estuvo bien, sin cuajar una de las tardes apoteósicas de Carabanchel.

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