Toreando «Machaquito» en Madrid con Vicente Pastor el 6 de octubre del año 1911, le cogió el sexto toro al rematar un quite, y sufrió, al caer, una grave lesión que le produjo distensión del ligamento vertebral y fue de curación lienta y penosa. Después de hacerle la primera cura fue trasladado al Hotel de Roma, donde se hospedaba, y el mozo de espadas fue a su domicilio a recoger un encargo, donde tan pronto como entró le salió al paso la sirvienta de la casa, quien, toda llorosa, le dijo:
— ¡Ay, señorito! ¡«Machaquito» se ha muerto! —
¡Qué dice usted!...
¡Pero si no es posible!
¡Si hace una hora lo he dejado durmiendo tranquilamente!
— Pues ha muerto ahora mismo.
Venga usted a la cocina y lo verá muerto en un cajón. Y el muerto era el gato de la casa, al que hablan dado por nombre el apodo del famoso matador de toros.
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