Nació en Madrid el 23 de Febrero de 1811. Figuró por espacio de muchos años en varias cuadrillas como peón de los más célebres espadas de su época, no obstante lo cual adelantó muy poco.
Después de llevar diez o doce años de banderillero, sus amigos de la corte lo decidieron a que tomara la alternativa, en su afán de sacar un espada madrileño; pero estas esperanzas de sus paisanos fueron defraudadas, pues el desgraciado Santiago carecía de lo que puede llamarse sangre torera, siendo además de carácter apático.
En 1840 tomó la alternativa.
Como espada tenía una excelente cualidad: celoso en las operaciones arriesgadas era cuidadoso con los picadores, y su muleta no carecía de importancia, pero le faltaba decisión en el momento de arrancarse a matar. A pesar de estas circunstancias alterno como espada con los más distinguido diestros de su tiempo, entre ellos Montes, Guillen, Redondo y otros.
Después de haber recorrido las principales plazas de España como matador de toros, descendió en categoría y concluyó por trabajar en novilladas. En una de estas corridas fue donde este infortunado lidiador encontró la muerte, el 4 de Abril de 1851, de resultas de una cornada recibida en un muslo que se le infectó, el 7 de Abril de dicho año fue conducido su cadáver desde Hospital General al cementerio de la sacramental de San Luis y San Ginés, y enterrado en la sepultura número 24, galería primera izquierda.
De él decía Sánchez Neira: “Hasta el año de 1840 no tomó la alternativa como espada, a pesar de llevar lidiando como peón más de una docena de años; lo cual prueba, o que Santiago se distinguía poco, o que le faltaba protección. No era sin embargo, un vulgar mata toros; compuestito, airoso y buena figura, hacia algunas suertes de capa con lucimiento, y no manejaba mal la muleta; pero todo esto con toros claros, porque le faltaban conocimientos para otra cosa. Si en vez de nacer en Madrid nace en Sevilla, donde tanto bombo se da a los toreros que allí empiezan, su fama hubiera sido más alta; pero en la corte no se ensalza nunca a sus hijos, tal vez porque en ella hay siempre mucho menor número de estos que de forasteros”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario