La colocación de la maroma en las barreras de las plazas de toros, para impedir que salten los toros al tendido, se le debe a D. José Daza (1700-1778). Era natural de Manzanilla, Huelva, y fue un distinguido aficionado y notable picador de vara larga, protegido del Duque de Medina-Sidonia y autor de una obra titulada “Precisos manejos y progresos… del Arte de la Agricultura que lo es del Toreo”, aplicando al mismo ciertas reglas de sentido común, como la citada.
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