Durante la Guerra Civil Española, como sabrán, Madrid estuvo bajo dominio de los republicanos. Y no sé muy bien si lo que voy a contarles fue fruto de las necesidades propias de una guerra o porque los republicanos no eran muy amigos de la tauromaquia. O quizás fue una mezcla de ambas cosas.
La cuestión es que la plaza de toros más importante del mundo, la plaza de las Ventas, sirvió en aquel tiempo tanto de almacén como de huerta. El primer uso, como no podría ser de otro modo en tiempo de guerra, fue para el almacenamiento de armas y explosivos. Las gradas del templo taurino por antonomasia se llenaron de armas. Pero lo que realmente me parece curioso es el segundo uso, el uso agrario.
Las Ventas, concretamente el ruedo, se convirtió en terreno cultivable, y así de las ventas salían lechugas, escarolas, coliflores, tomates y hasta cebada. En mayo del 39 se publicó en el diario Ya una entrevista a “Ramper” y este dijo que los toreros que triunfaran en las Ventas tendrían que dar la “huerta” al ruedo. Sin duda un chiste malo, pero que habría que contar en esta entrada.
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