El 15 de Agosto de 1880 se dio en Orihuela
la primera corrida de feria, estoqueando el Gordito
y Lagartija seis toros de D. Fructuoso Flores, de
Víanos, con divisa naranja.
Transcurría la corrida sin grandes incidentes
ni mayores entusiasmos, cuando, hallándose estoqueando
Lagartija, que vestía de azul y oro, el
cuarto toro [Desertor, negro cornicorto), que había
tomado 12 puyazos, causando cuatro caídas y habiendo
sido banderilleado por Isidro Rico y Manuel
Gimeno después de recibir la res un pinchazo
hondo entre huesos y una estocada corta a paso de
banderillas, saltó la barrera frente a la puerta de
caballos, entrando en la cuadra de éstos, de donde
no hubo medio de poderlo echar, sacándose malamente
los que había preparados para la fiesta.
Las malas condiciones de seguridad del lugar y el peligro posible de que Desertor pudiese salvar
el recinto de la plaza hicieron al Gordito consultar
rápidamente con la presidencia, y autorizado por
ésta, requirió un Remington de la Guardia civil con
abundante dotación de cartuchos, y penetrando en
la cuadra, con las precauciones consiguientes, tanto
para él como para los que pudieran ser víctimas de
su equivocada puntería, se encaramó en un pesebre
con su flamante traje de luces verde recamado de oro, y desde tal baluarte comenzó á disparar tiros
sobre la res hasta el número de once, el que
dio fin de la vida del toro manchego con un balazo
en el testuz.
Ciertamente que tal hecho no constituiría motivos
para un premio en un concurso del Tiro Nacional,
pues prueba que el gran torero manejaba
las armas de fuego con tan detestable puntería
como manejó el estoque, pero ciertamente, asimismo,
que su decisión salvó quizá de un día de luto
la gentil población alicantina, y que el hecho, por
lo extraño e insólito, es digno de figurar en la historia
del toreo.
No entramos en detalles del resto de aquella
corrida, por ser cosa que al caso presente no interesa.
Únicamente consignaremos, a título de curiosidad,
que el sexto toro (Coronel, castaño) causó en
una caída al picador Antonio Arce (que llevaba
cerca de cuarenta años picando reses, y que, según
parece, fue la última corrida en que toreó en su
larga vida profesional), graves contusiones en el
costado derecho y dislocación del brazo del mismo
lado.
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