Páginas

martes, 8 de noviembre de 2016

¿CASUALIDAD O INTERVENCION DIVINA?

Francisco Ramos de Castro (izquierda) y Francisco Ferrer "Pastoret" (derecha)

Lo  contaba así en 1950 Francisco Ramos de  Castro Periodista y Dramaturgo Español (1890-1963)

"Ocurrió la cosa durante el verano de 1927. ün colaborador mío. Pepe Morales» ya fallecido, y yo teníamos que leer una revista titulada «Color» al empresario del Teatro Chueca, señor Serrano, el cual nos había citado para después de la función de la noche del día 18 de julio. Pero aquella tarde Paco Ferrer («Pastoret»), buen amigo mío, me llamó por teléfono.
 —¿Quieres venir a Salamanca con Antonio Alvarez y conmigo? 
—¿A qué? 
—A escoger una corrida de novillos de Ignacio Sánchez. 
—¿A qué hora salís?
 —A las ocho, con la fresca .
 —Pues no puedo ir. Paco, y no sabes cómo lo siento. 
Y le expuse la razón, 
—Pero ¿no sois dos los autores? ¡Pues que lea la obra el otro!
—sugirió «Pastoret».  
era una solución 
 —Anda, anímate, tocayo, que vamos a ir en un «bugatti» que me acabo de comprar. ¡Vas a ver qué viaje
 —Bueno, voy a ver si convenzo a mi colaborador...
 —Nada, a las ocho vamos a recogerte.
Asi quedamos. Pero si fuerte era mi deseo de asistir a la excursión, no fueron menos poderosas las razones que alegó en contra mi colaborador. 
 —No debe usted dejarme solo en la lectura. Yo soy absolutamente novel y su ausencia, sobre producirme el natural azoramiento, demostraría al señor Serrano el escaso interés que tiene usted en la lectura. 
Profundamente contrariado, pero reconociendo la razón que asistía a mi compañero, comuniqué a «Pastoret» mi imposibilidad de acompañarles. Y mi disgusto se convirtió en renovada satisfacción al saber que ellos, no sé porqué causas, habían aplazado el viaje hasta el día siguiente a la misma hora. jTodo resuelto! Asistiría a la lectura y a la excursión, i Yo era un tío de suerte! 
Aquella noche cenamos juntos mi colaborador y yo, acudimos al teatro a la hora de la cita y... 
—¡El empresario, señor Serrano, se acaba de marchar a su casa repentinamente indispuesto! Era lamentable; mas no creí que me estropease la excusión, porque no podía suponer que se celebrase la lectura al día siguiente. No podía suponerlo, pero así fué. Y a vestido para el viaje, y con «Pastoret» «a bordo» de un flamante «Bugatti» descubierto, esperándome en la puerta de mi casa, se presentó en ésta mi colaborador para decirme que aquella noche leeríamos. ¡Cómo odié en aquel momento a mi colaborador, a la Empresa, y a mi «funseta manía» de escribir para el teatro! Y me rebelé.
 —Pues lo siento mucho, querido Morales; yo me he comprometido, me están esperando y me voy. Además
 —y ello era cierto—, 
mañana es mi cumpleaños y acabo de telefonear a mi familia, que está en Las Navas, que llegaré por la tarde, porque será cuando regresemos de Calzadilla 
—donde tenia su ganado don Ignacio Sánchez
—. Con que haga usted un esfuerzo y lea la revista a la Empresa usted sólito. Muchísimas veces he lamentado mi blandura de corazón, pero nunca con menos razón que en aquélla. E l resignado gesto de mi colaborador y sus doloridas lamentaciones pudieron más que mi ilusión por el viaje. Bajé la escalera y me disculpé con «Pastoret». Insistió éste hasta el límite. 
—¿Quieres que salgamos de madrugada?
—me propuso. 
—No puede ser, porque regresaríamos de noche y he prometido a mi familia que estaré en has Navas por la tarde. Argumentó. Me defendí. 
—Tú te lo pierdes
—sentenció el pobre «Pastoret». Y su error fué vital. Porque al llegar su «bugatti* a las proximidades de Salvadiós (Avila), pasado Narros, y en una curva cerrada, mal cogida, la fatalidad dió tan tremendo papirotazo al coche que, sobre la cuneta castellana quedaron los cuerpos sin vida de Francisco Perrer («Pastoret») y Antonio Alvarez («Alvarito de Córdoba»), a la sazón apoderado de Vicente Barrera... Que Dios era 
—y sigue siendo, gracias a Dios amigo mío. Tan amigo mió, que tampoco llegó a estrenarse la ajetreada revista, que hoy conservo y releo de vez en cuando, casi con la convicción de que también encerraba un peligro mortal..."

No hay comentarios:

Publicar un comentario