José Martínez Ahumada, nacio en Sanlúcar de Barrameda, en el matadero de la ciudad el 19 de septiembre de 1936. Toma la alternativa en Sevilla el 29 de junio de 1960 a manos de Jaime Ostos, que le cedió la lidia del toro Granujillo de Galache, y como testigo Curro Romero. La confirmó en Madrid, con toros de Pérez de San Fernando, el 24 de mayo de 1962, siendo apadrinado por Diego Puerta.
Como novillero logró sendos triunfos, logrando salir a hombros en la plaza de toros de las Ventas (Madrid), o en otra tarde ya como matador dando tres vueltas al ruedo en la misma plaza al pinchar un toro y no conocer la presidencia la oreja pedida por el público. Aunque fue su trayectoria como matador de toros la que le reportó los mayores tirunfos, sobre todo en la plaza de toros de Sevilla, ciudad que vivió sus grandes tardes de gloria con la ganaderia de Miura, con la que tuvo un particular idilio, y donde los aficionados nunca se olvidaran de él.
Idolatrado tanto en Sevilla como no en su ciudad natal es actualmente el único matador de toros que ha logrado salir cuatro veces consecutivas por “La Puerta del Príncipe” de la Maestranza años 1968, 1969 y 1970, tres de ellas con toros de la ganaderia de Miura, faenas que le valieron también para conseguir en esos años tres Orejas de Oro consecutivas, galardón otorgado como máximo triunfador de la Feria de Abril.
Por problemas con el gobierno civil a causa de un amaño en un sorteo que le perjudicó, se retira en plena Feria de Abril de 1971, volviendo a reaparecer en dos ocasiones, la ultima de ella para darle la alternativa a su paisano "El Mangui" en El Puerto de Santa María.
Torero sobrio y elegante, de poderío, técnica y gran valor, tras su retirada nunca se apartó del mundo del toro ejerciendo funciones de empresario taurino junto a Simón Casas. Falleció en su Sanlúcar natal tras una larga y penosa enfermedad el 17 de Diciembre de 2015
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sábado, 19 de diciembre de 2015
LOS TOREROS TENEMOS QUE ESTARNOS QUIETOS
Manolete de David Mata |
Contaba Emilio Ortuño «Jumillano» la siguiente anécdota de Manolete , quien pasaba algunas pequeñas temporadas en la finca del padre de aquél , en Salamanca .
—Era yo un chiquillo , pero ya sentía la afición por los toros. Recuerdo que Manolete , que estaba unos días en la finca , me dijo una mañana :
—Emilio , ¿qué te parece si hiciéramos un poco de piernas ? Los toreros tenemos que estar en forma .
Abandonamos la casa y empezamos a andar ligeros. Manolete se cansó muy pronto y me invitó a sentarme a su lado , a la sombra de un árbol . Encendió un pitillo y , tras unos segundos de meditación , me dijo :
—¿Sabes lo que te digo , Emilio ? Que quienes tienen que hacer piernas son los toros. Ellos son los que tienen que correr . Los toreros tenemos que estarnos quietos.
viernes, 18 de diciembre de 2015
GUILLERMO CISCAR "CHAVALO"
El matador de toros Guillermo Ciscar
«Chavalo» anunció su retirada activa
del toreo, tras su actuación en una corrida celebrada el día 7 de Agosto de 1983, en la plaza de toros
de Valencia,
Chavalo, torero de corte artístico y dotado
de una extraordinaria sensibilidad en su
forma de interpretar el toreo, tomó la alternativa
en marzo de 1975 en la madrileña plaza
de Vista Alegre, de manos del venezolano
Curro Girón, con Paco Herrera de testigo.
En agosto del mismo año sufrió una gravísima cogida en Ocaña, que le tuvo al borde
de la muerte. A consecuencia de la cornada
se te tuvo que injertar un «by-pass» en la femoral,
a fin de conseguir el suficiente riego
sanguíneo.
Tras cinco años de recuperación, volvió a los ruedos, con grave riesgo físico, sin que la fortuna ni los contratos le llegasen. Polifacético en la línea de Ignacio Sánchez Mejías, amanoletado en su serio hieratismo y mediterráneo en la luminosidad de su arte imaginativo, brillante y algo barroco. Cosmopolita en su concepción de la vida y con personalidad universal por mediterránea,Guillermo Ciscar Mateu "Chavalo" en su momento significó la gran “esperanza blanca” de Valencia. Retirado del toreo y tras desempeñar diversas profesiones, Guillermo decidió ejercer el arte por los caminos de la pintura, a la búsqueda de la armonía dentro de una relación clásica, en el sentido del clasicismo que tuvo su arte en los ruedos. Su primera exposición fue en una colectiva con motivo de la inauguración en Madrid de la sala Recoletos, propiedad de Lola Flores.
Tras cinco años de recuperación, volvió a los ruedos, con grave riesgo físico, sin que la fortuna ni los contratos le llegasen. Polifacético en la línea de Ignacio Sánchez Mejías, amanoletado en su serio hieratismo y mediterráneo en la luminosidad de su arte imaginativo, brillante y algo barroco. Cosmopolita en su concepción de la vida y con personalidad universal por mediterránea,Guillermo Ciscar Mateu "Chavalo" en su momento significó la gran “esperanza blanca” de Valencia. Retirado del toreo y tras desempeñar diversas profesiones, Guillermo decidió ejercer el arte por los caminos de la pintura, a la búsqueda de la armonía dentro de una relación clásica, en el sentido del clasicismo que tuvo su arte en los ruedos. Su primera exposición fue en una colectiva con motivo de la inauguración en Madrid de la sala Recoletos, propiedad de Lola Flores.
En la misma compartió paredes con personajes famosos
de la talla, la Duquesa de Alba, Antonio el bailarín, Carmen Amaya,
los actores Venancio Muro, Carlos Ballesteros, Emiliano Redondo y
Armando Calvo. En aquella muestra, titulada “La Pintura de los Famosos”,
expuso un paisaje y un bodegón, dos de sus primeras obras.
Luego expuso en lugares como el Hotel Astoria de Valencia, la sociedad
cultural La Tertulia, en la galería de Pepe Cabrera de Denia, en la Galería
Deán, en la Llotgeta y su obra se encuentra con carácter permanente
en lugares tan diversos como el Museo de Ciencias de Onda, en la colección
permanente de Pepe Mejías, en las paredes de las sociedades culturales
La Tertulia y Tinto y Oro y en restaurantes como el célebre “Zacarías”
de Valencia y, en el extranjero, figuran tanto en colecciones particulares
como en galerías de países como Inglaterra, Canadá, México y Francia.
También es autor de numerosos carteles, como el que sirvió para anunciar
la feria de Julio de Valencia de 1998.
PEPE OSUNA
José Morcillo Osuna, "Pepe Osuna" como sería conocido en el mundo del toreo, nació en Molinicos el 27 de febrero de 1937, y durante su infancia trabajó en las labores del campo, hasta que empezó a participar en capeas en numerosos municipios de Castilla-La Mancha.
En 1958 tuvo lugar su debut con los del castoreño, en el madrileño coso de Vistalegre, siendo los dos años siguientes los más destacados de su etapa como novillero,vistiendo de luces en treinta y seis ocasiones (1959) y treinta y cinco actuaciones (1960) entre las que se incluye su presentación como novillero en la plaza de toros de Las Ventas de Madrid.
En 1962 cruzó el charco para tomar la alternativa en México, lo que sucedió el 10 de junio de ese año en el coso taurino de la ciudad de Tijuana, cediéndole Andrés Blanco en presencia de Eliseo Gómez “El Charro”, la muerte del toro “Pepe-Hillo” de la ganadería de Golondrinas.
Al igual que en España, Pepe Osuna dejo en México patente su valor y entrega, y en su primera actuación fue cogido hasta en nueve ocasiones, lo que le valió el sobrenombre otorgado por la prensa de “Pepe Osuna, el torero español que se juega la vida sin red”.
De vuelta a España, Osuna volvió a tomar la alternativa en la plaza de Barcelona, teniendo como padrino a Paco Muñoz, y la confirmación de la misma en Madrid el 8 de Agosto de 1965, siendo su padrino Antonio Chenel “Antoñete” y el testigo de la ceremonia Jesús Delgadillo “El Estudiante”, consiguiendo triunfar en tan señalada fecha para el diestro.
Estuvo en activo como matador hasta 1971, cuando se retiró, tras torear en más de trescientas corridas de toros, empezando su actividad dedicada a la construcción y la hostelería, aunque su retirada no fue un adiós definitivo a los ruedos, ya que desde entonces participo en una treintena de festivales, en su mayoría en la ciudad de Albacete, aunque también en otros lugares de la geografía española.
ANDRES TORRES "EL MONAGUILLO"
Si la afición de Málaga hizo suyo un torero ese fue "El Monaguillo", venerado hasta los altares por los malagueños.
Andrés Jiménez Torres nació en Málaga el 23 de septiembre de 1945. Fue figura de los novilleros. En 1965 encabezó el escalafón con 73 funciones, y al año siguiente toreó 62 novilladas picadas. Barcelona, Valencia, Sevilla, Málaga, Zaragoza, Córdoba y El Puerto de Santa María fueron algunas de sus grandes plazas, donde los éxitos fueron sonados. La Malagueta registró el 19 de marzo de 1966 un lleno histórico para presenciar su alternativa. Se la dio Paco Camino con Andrés Vázquez de testigo. Más tarde la confirmó en Madrid.
En pleno auge, El Monaguillo rodó una película, "Clarines y campanas", basada en su vida; Bambino y Canalejas de Puerto Real le sacaron canciones y en la ciudad circuló entonces un dicho que se extendió por todos los rincones: «Dos cosas tiene Málaga que no las tiene el mundo entero: el cardenal Herrera Oria y un monaguillo torero».
Tras un paréntesis, debido también a una lesión de rodilla, reapareció el 4 de septiembre de 1977 en Málaga, donde armó un auténtico lío. Sufrió una cornada y le afectó el ojo, pero se negó a ir a la enfermería hasta matar el toro y cortar dos orejas. Luego sus actuaciones fueron intermitentes. La última corrida que toreó fue la goyesca que conmemoraba el centenario de La Malagueta, en la feria de 1987, con El Niño de la Capea y Ortega Cano. Aún hoy sigue preparándose como torero.
VICENTE BRINES
El día 29 de Julio de 1964, en la finca de «Morales»,
propiedad del ganadero don Juan
Luis Fraile, resultaron muertos, al volcar
un tractor, el novillero Vicente Brines
y el estudiante José Luis Fraile-Gascón, hijo del ganadero.
Vicente Brines fue un modesto novillero
salmantino que alcanzó numerosos
triunfos en festejos sin caballos, pero por
falta de dirección y oportunidades no
consiguió destacar como merecía. Brines
era un torero sobrio y enterado que se
hacía aplaudir mucho con el capote y
manejaba la muleta con mucha soltura.
En su larga carrera, a pesar de actuar
muy espaciadamente, no tuvo ningún fracaso
que justificara su falta de contrato
miércoles, 16 de diciembre de 2015
RAFAEL CABALLERO GONZALEZ "MATACAN"
Nació
el día 22 de Abril de 1848, Rafael Caballero, conocido
más tarde por Matacán. En sus mocedades
se dedicó a desbravar caballos. Su afición decida
a entendérselas con reses bravas hizo que, en una
novillada celebrada en el circo de la Victoria de
Málaga , el día 18 de Abril de 1873, a beneficio de
la Milicia Nacional, se probara como lidiador a caballo,
con resultado satisfactorio. Alentado por
este triunfo se dedicó de lleno a la nueva profesión.
La primera vez que Matacán actuó como picador
de toros, fue en una corrida verificada en la
plaza de Sevilla, el día 19 de Noviembre de 1876,
en la que Lagartijo y Cara-ancha estoquearon reses de don Vicente Romero García, vecino de Jerez,
componiendo la tanda Antonio Pinto, Manuel
Calderón, Emili o Bartolesi y nuestro biografiado.
En 1882, el dia 8 de Octubre, alternó de
tanda por vez primera en la plaza de Madrid con
Bartolesi, en los seis toros, siendo los espada en
»esta corrida Lagartijo Currito y el Gallo.
Rafael ha figurado en las cuadrillas de Lagartijo,
Bocanegra, Manuel Molina, Frascuelo y Fabrilo.
En la de este último espada actuó en los
¡años 1889, 90 y 91, y desde entonces no tiene jefe
de cuadrilla, trabajando buen número de corridas
a las órdenes de Guerrita, en sustitución de
Pegote o Beao, cuando estos quedan inutilizados
en la lidia , y en aquellas corridas en la que
actuando Rafael Guerra como primer espada tiene
que aumentar el personal de picadores, Algunas graves cogidas le han ocasionado los
toros a este modesto lidiador; las mas importantes las que siguen:
El día 29 de Junio de 1878, en la plaza de Cabra,
un toro de Barrionuevo le infirió una cornada
en el pie derecho.
El día 23 de Julio siguiente, en Valencia, una
res de Concha Sierra le fracturó dos costillas.
El 24 de Agosto del citado año, un toro portugués,
de Roquete, le fracturó la pierna izquierda
en la plaza de Almagro .
En este mismo mes un toro de la Viuda de
Várela , en la plaza de Almería , le produjo una herida
en la cabeza.
En la corrida que a beneficio de los inundados
de Murcia , se celebró en Córdoba el año de 1879 un toro de Siguri le ocasionó una gran herida en
el pió derecho, atravesándoselo.
El día del Señor do 1885, un toro de Aleas,
corrido en tercer lugar en la plaza de Madrid,
después de derribar a Matacán del jaco que montaba,
le tiró dos derrotes en el suelo, enganchándolo y produciéndole una herida en la mano izquierda.
En 1886 la corrida inaugural de la nueva
plaza de Castellón de la Plana, un cornúpeto de
Veragua, el segundo, rebasando la altura del caballo
que montaba nuestro biografiado, le causó
una herida en la mejilla derecha.
En ,1890, una cornada en la pierna derecha
producida por un toro de Anastasio Martín en la
plaza de Daimiel, en la corrida efectuada el ida 3
de Septiembre.
jueves, 10 de diciembre de 2015
EUGENIO LARROCA GONZALEZ
Las corridas reales de toros celebradas en Madrid en 26
de Enero de 1878 con ocasión de la boda del rey don Alfonso XII , dieron a conocer como caballista consumado
y entendido rejoneador a D. Eugenio Larroca González, colocándole en primera la entre los españoles. Por una coincidencia no tan rara en España como a
primera vista parece, el Sr. Larroca unió la maestría en
manejar la pluma y la bravura al blandir el hierro.
Nacido en 1837 en Puente el Saz de Jarama, provincia de
Madrid, bien pronto se vio reducido a sus propias fuerzas y
tuvo que abrirse paso entre la multitud gracias a sus dotes
y carácter.
Huérfano a los quince años, no pudo ingresar en el Colegio
de Caballería por su precaria situación. Obtuvo entonces
un modesto empleo y pidió a su pluma recursos para atender
a sus necesidades y las de una hermana menor. Escribió
varias, obras dramáticas, y colaboró en diversos periódicos de
Burgos, Ávila y Jaén, ciudades en que residió como empleado.
Más tarde siguió sus tareas periodísticas en Barcelona, publicando
artículos en El Pájaro Negro y La Tranca bajo el seudónimo
de Martín Porra, y en la Habana redactando el Diario
de la Marina y El Tiempo, y dirigiendo El Murciélago: en
dicha capital desempeñó al mismo tiempo el empleo de cajero
de una respetable casa.
Vuelto a España, fue en Madrid secretario de la Redacción
de La Reforma, y escribió también en El Imparcial, la Gaceta
Universal y El Arte con el nombre de Perico y Don Fracaso
mientras desempeñaba importantes cargos públicos, como
contador de Hacienda y jefe de Negociado de segunda clase
de la Administración central, habiendo sido honrado con
comisiones distintas, llevadas a cabo siempre con satisfacción
de sus superiores. Hoy presta sus servicios en el Tribunal de
Cuentas como empleado de Hacienda.
Entusiasta desde joven por nuestra fiesta nacional, ha cultivado
la amistad de los aficionados más renombrados- y adquirió
profundo conocimiento del arte taurino; así que al tratarse
de celebrar festejos para el enlace del rey D. Alfonso XII ,
y habiéndose determinado dar corridas de toros con caballeros
en plaza, fue elegido primer caballero del Ayuntamiento, y
apadrinado en esas fiestas por el señor marqués de San Miguel
Das Penas en representación del Municipio, siendo sus
padrinos de campo Ángel Pastor y Cayetano Sanz, y luciendo
en dichas corridas los colores de la Villa, morado y oro, vistiendo
a la chamberga, época de Felipe IV.
De su comportamiento admirable en la lidia del 26 de Enero
de 1878, nada hemos de decir; las revistas de aquellos festejos
tributan unánimes elogios al caballero Larroca, que dejó
bien puesto el honor del Ayuntamiento; basta indicar que
clavó más rejones que los demás, todos en el morrillo, sin
desmontar, la mayor parte a pie quieto o al estribo, que es
como deben ponerse, y algunos a caballo levantado, según la
usanza portuguesa.
Los aplausos y plácemes que su valor y maestría le proporcionaron,
fueron unánimes: la Corte y el pueblo le aclamaron
y agasajaron a porfía.
FRANCISCO GONZALEZ DIEZ "PANCHON"
Nació en Córdoba el 4 de Octubre de 1784; teniendo
doce años y por recomendación del gran
aficionado cordobés, vizconde de Sancho Miranda,
le llevó el célebre Pedro Romero de banderillero
a una corrida que se celebró en Ronda,
quedando muy satisfecho del trabajo del muchacho,
ingresando en la cuadrilla de su hermano
Antonio Romero, con quien estuvo hasta
que este espada se retiró del toreo, continuando
de banderillero con diferentes espadas.
Asistía el rey Fernando VII a la corrida de toros que se daba en la plaza de Madrid el día 14 de Julio de 1828 y de cuyos detalles todos no es necesario hablar en este sitio, pues sólo a uno de ellos nos hemos de referir. Era uno dé los espadas Francisco González "Panchón"y al matar el tercer toro, fue embrocado de frente y encunado contra la barrera, de tal modo, que no hubo espectador que no diese por llegada en aquel instante la última hora del diestro. Sobrecogida de indescriptible espanto la concurrencia, gritó anhelante, pero sus voces de terror se trocáron bien pronto en aclamaciones de entusiasmo y en ruidosos palmoteos. El valiente diestro, hombre de proezas extraordinarias, había librado la vida merced a una hazaña que quedó como su más brillante recuerdo en los fastos taurinos. Panchón, apoyando ambas manos en el testuz del toro, lo apartó hasta dejar entre las astas y la barrera el espacio suficiente para que pudiese pasar su cuerpo; se deslizó rápidamente , y cuando el animal, repuesto de su sorpresa, corneó con furia, el torero, dando un lucidísimo quiebro, hurtó el cuerpo y quedó a salvo. La ovación de que fue objeto Francisco González es de las que se oyen una vez en la vida. El monarca, asombrado ante tanta destreza y tanta fortaleza, llamó al torero a su palco, le felicitó efusivamente, y para demostrar de un modo palpable cuánto le había complacido su hazaña , le concedió una pensión vitalicia de cien ducados pagaderos de su particular peculio. Al año siguiente fue nombrado Panchón administrador de sales, y luego, conductor de correos, cargo del cual quedó cesante en 1836. Al dejar de ser empleado público, volvió Francisco González a lidiar reses bravas; pero fuera la falta de costumbre, fuera la edad (tenía entonces cincuenta y dos años), dio es que no logró ni la fama ni el provecho que antes del acontecimiento de 1828 había conseguido. Panchón nació en Córdoba el 4 de Octubre de 1784, y fue, como otros famosos matadores, torero precoz. A los doce años le llevó Pedro Romero a torear en Ronda por recomendación del vizconde de Sancho-Miranda, inteligente aficionado cordobés que conocía las aptitudes del muchacho y le brindó protección eficaz. Poco después entró, como banderillero, a formar parte de la cuadrilla de José Romero, con quien estuvo hasta que éste se retiró del toreo en Mayo de 1802, dolorosamente impresionado por la muerte de su hermano Antonio al matar un toro recibiendo en Granada. Pasó después a otras cuadrillas, siempre en clase de banderillero, y toreó en diversas plazas sin que su trabajo fuera extraordinaria mente bueno ni malo.
Asistía el rey Fernando VII a la corrida de toros que se daba en la plaza de Madrid el día 14 de Julio de 1828 y de cuyos detalles todos no es necesario hablar en este sitio, pues sólo a uno de ellos nos hemos de referir. Era uno dé los espadas Francisco González "Panchón"y al matar el tercer toro, fue embrocado de frente y encunado contra la barrera, de tal modo, que no hubo espectador que no diese por llegada en aquel instante la última hora del diestro. Sobrecogida de indescriptible espanto la concurrencia, gritó anhelante, pero sus voces de terror se trocáron bien pronto en aclamaciones de entusiasmo y en ruidosos palmoteos. El valiente diestro, hombre de proezas extraordinarias, había librado la vida merced a una hazaña que quedó como su más brillante recuerdo en los fastos taurinos. Panchón, apoyando ambas manos en el testuz del toro, lo apartó hasta dejar entre las astas y la barrera el espacio suficiente para que pudiese pasar su cuerpo; se deslizó rápidamente , y cuando el animal, repuesto de su sorpresa, corneó con furia, el torero, dando un lucidísimo quiebro, hurtó el cuerpo y quedó a salvo. La ovación de que fue objeto Francisco González es de las que se oyen una vez en la vida. El monarca, asombrado ante tanta destreza y tanta fortaleza, llamó al torero a su palco, le felicitó efusivamente, y para demostrar de un modo palpable cuánto le había complacido su hazaña , le concedió una pensión vitalicia de cien ducados pagaderos de su particular peculio. Al año siguiente fue nombrado Panchón administrador de sales, y luego, conductor de correos, cargo del cual quedó cesante en 1836. Al dejar de ser empleado público, volvió Francisco González a lidiar reses bravas; pero fuera la falta de costumbre, fuera la edad (tenía entonces cincuenta y dos años), dio es que no logró ni la fama ni el provecho que antes del acontecimiento de 1828 había conseguido. Panchón nació en Córdoba el 4 de Octubre de 1784, y fue, como otros famosos matadores, torero precoz. A los doce años le llevó Pedro Romero a torear en Ronda por recomendación del vizconde de Sancho-Miranda, inteligente aficionado cordobés que conocía las aptitudes del muchacho y le brindó protección eficaz. Poco después entró, como banderillero, a formar parte de la cuadrilla de José Romero, con quien estuvo hasta que éste se retiró del toreo en Mayo de 1802, dolorosamente impresionado por la muerte de su hermano Antonio al matar un toro recibiendo en Granada. Pasó después a otras cuadrillas, siempre en clase de banderillero, y toreó en diversas plazas sin que su trabajo fuera extraordinaria mente bueno ni malo.
El espada sevillano José María
Inclán le dio la alternativa de matador
en Córdoba el 22 de Mayo
de 1815, y se la confirmó en Madrid
Antonio Ruiz (el Sombrerero)
el 20 del mismo mes de 1820.
Desde esta fecha comenzó a crecer
su fama y a figurar Panchón en
los carteles de las más importantes
corridas, al lado de los grandes
maestros.
Su hazaña y los destinos que
puede decirse que a consecuencia
de ella obtuvo, abrieron un paréntesis
en su vida de lidiador de reses
bravas durante ocho años. Ya hemos
dicho que al reanudar las faenas
taurinas Francisco González
no era ni sombra de lo que había
sido.
Ello no obstante, y para proporcionarse
medios de vida, siguió
toreando hasta el día 28 de Agosto
de 1842, en que acabó definitivamente
su vida torera. Fué en Hinojosa del Duque, provincia
de Córdoba, donde acaeció
el percance que fue origen de la
muerte de Panchón.Se lidiába ganado
del marqués de Guadalcázar,
y uno de los bichos, denominado
Bragao, hizo una pelea durísima y
ocasionó sensibles bajas en las
cuadrillas. El picador Francisco
Rodiguez tuvo que retirarse del ruedo por haber sufrido un puntazo; el banderillero Rafael Bejarano
fue cogido, sufriendo una grave contusión, y, por último, Francisco González, al pasar de muleta al
bicho, fue encunado, zarandeado, corneado y recibió una herida tremenda en el vientre.
Panchón curó de la herida, pero tal perturbación había producido ésta en su organismo, que seis meses
después, es decir, el 8 de Marzo de 1843, falleció en su casa de Córdoba.
La muerte de Panchón produjo general sentimiento, pues el infortunado torero era hombre de excelentes
cualidades que le habían granjeado no pocos admiradores y muchos amigos.
«Su carácter era formal y pundonoroso», dice uno de sus biógrafos, que completa el retrato con las
siguientes frases:
«Era un hombre dotado por la Naturaleza de una estatura elevada, de un desarrollo muscular nada
común, de unas fuerzas físicas envidiables, de una ligereza sin igual, y de un corazón nacido para ver
de cerca el peligro sin sobresaltarse. Sánchez de Neira, en su Diccionario Taurómaco, al referirse a Panchón, al cual dedica una biografía
extensa, dice que, según sus noticias, el infortunado diestro cordobés «tenía más poder y fortuna que
conocimiento de su arte».Se añade a esto la avanzada edad de Panchón en el momento dél a cogida y se comprender a que si no
hubiera sido en aquella ocasión, de fijo en otra (de seguir toreando) le hubiese acaecido el grave
percance.
A los cincuenta y nueve años, sin una inteligencia extraordinaria, sin un conocimiento excepcional
de los toros, no hay matador posible.
martes, 8 de diciembre de 2015
ANTONIO LUQUE GONZALEZ "EL CAMARA"
En el barrio del matadero en Córdoba, el día 3 de Julio de 1814, nació el espada que hoy
reseñamos, y cuyo nombre aparece inscrito en el folio de nacimientos de la
parroquia de Santa Marina. Fueron sus padres Alfonso Luque y Victoria González, esta última hermana del
célebre Panchon, la que antes estuvo casada con el diestro Bernardo Rodríguez, y fruto de cuya unión fue el
más tarde inimitable banderillero Rafael Rodríguez Melojas
del que, por consiguiente, era hermano uterino
nuestro biografiado.
Contando, pues, en su familia con lidiadores que por aquel tiempo gozaban de envidiable reputación, y decidido Antonio desde los primeros años de su juventud A seguir la peligrosa profesión de sus mayores, éstos, y
singularmente su tío Panchón,le aleccionáron en el arte de Romero, logrando en el transcurso de algunos años
que perfeccionara sus conocimientos. Luque que, al decir de sus biógrafos Andrade y Guzmán, tenía un amor propio exagerado, no bien hubo
adquirido los primeros rudimentos del arte de torear, quiso tender sus vuelos por regiones, para su desdicha
ignotas, creyendo que los maestros ninguna enseñanza nueva podían aportarle, y que su trabajo con las reses
podía igualar, cuando no superar, al de aquéllos. ¡Errónea creencia que le obsesionó hasta el término de sus
días, y la que contribuyó poderosamente a amenguar el esplendor de su taurina historia! El ejemplo peligroso
de el Cámara vese con harta frecuencia repetido hoy entre los toreros modernísimos; muchos de los que, apenas
se ven iniciados en los prolegómenos de su difícil profesión, quieren de golpe y porrazo llegar á la cumbre que
su calenturiento cerebro se forjó, ocurriendo a menudo que, a semejanza de edificio mal cimentado, vengan sus
ilusiones a tierra con el estrépito del terremoto, y lo que en principio creyeron mullido camino de flores, véanlo
luego á los maravillosos ojos de la triste realidad trocado en semillero de abrojos y espinas. El año 30 ya había Luque recorrido casi todas las plazas de Andalucía, demostrando en ellas que el valor
aquel que en su tío Panchón y en otros seres de su familia fue patrimonio de herencia, tomaba en su corazón
carta de naturaleza. Pero como el valor—con ser una de las primeras condiciones que se requieren en el torero—pin
llevar aunado el arte no es suficiente a crear famas ni menos a zurcir celebridades, el trabajo del Cámara siempre adoleció de arte por la razón que dejamos sentada en anteriores líneas.
Cuando la decadencia de Panchón comenzaba a iniciarse, y no queriendo éste dejar de cumplir la sagrada
obligación que con su sobrino se había impuesto de ayudarle á obtener fama y gloria,le otorgó la alternativa
de matador en la Plaza de Toros de Baena en 1836.
En 1844 figuró como tercer espada en las corridas que se celebraron en el Puerto de Santa María durante
los primeros días del mes de Junio, lidiándose en ellas ganado de las ganaderías más famosas, y alternando con
Juan Pastor y el Chiclanero. Más tarde toreó en Chiclana con el primero de los mencionados y en 1845 lo hizo
en Baena, llevando como picadores a Hormigo y el Tato.
Julián Casas, que admiraba el valor de Luque y simpatizó con él grandemente, le ajustó para Valladolid,
1849, donde en los días 22, 23 y 24 de Septiembre se efectuaron tres magníficas corridas con ganado de Mazpule, Valdes y Zalduendo, actuando Luque de segundo espada y de primero el Salamanquino
Esta época fue sin disputa la del mayor apogeo de Antonio, quien satisfecho ya de ostentar el supremo titulo que tantas veces ambicionara, y con vastos conocimientos de la profesión adquiridos al lado de Redondo Casas, Panchón, su hermano Meloja y Cuchares, pudo mostrarse ante los públicos como un torero relativamente completo. En Hinojosa, Caceres, Lorca, Andujar, Baena y Vitoria, alternó con Cuchares El Barbero Juan de Dios Domínguez, Cadenas, y el susodicho Salamanquino. En 1818 trabajó en Madrid en calidad de tercer espada confiriéndole la alternativa, Curro Cuchares y llenan do su cometido dignamente. A partir de esta fecha, y excepto algunas corridas que toreó en Valencia, Córdoba y Barcelona, comenzaron a agotarse sus facultades, en grado tal, que a esto debido, abandonó su carrera, lanzándose a empresas en que perdió el poco dinero que toreando había conseguido ahorrar. El día 11 de Octubre de 1859, y cuando apenas contaba 45 años, falleció el animoso Luque, dejando al morir una familia sumida en el desamparo, y al frente de ella a su primogénito, vástago que de su padre heredó la gloria, y el que con sobrada justicia fue más tarde conocido entre sus paisanos por el Cuchares de Córdoba.
Las principales cogidas que durante el ejercicio ele su profesión recibió el Cámara, fueron tres: una ocurrida en Vitoria el año 49, que le imposibilitó por algún tiempo de poder torear; otra en Córdoba el 55, sin importancia, y la última el mismo año en Barcelona, causada por un toro de Pina de Aragón al pasarle de muleta. El renombre que el Cámara alcanzó lidiando toros se debe principalmente al valor temerario de que en la muerte de aquellos hacía gala, pues como peón de brega, y en general con el manejo del capote, jamás llegó a distinguirse en alto grado. Además, y como decimos anteriormente, lo díscolo de su carácter le privó de muchas simpatías, pudiendo desde luego asegurar que las pocas que tuvo fueron de los que miraron en él, no al torero Cámara, sino al sobrino de Panchón y al hermano de Meloja, circunstancia por la que le tendieron su mano los diestros entonces de más valía en la historia del toreo.
Esta época fue sin disputa la del mayor apogeo de Antonio, quien satisfecho ya de ostentar el supremo titulo que tantas veces ambicionara, y con vastos conocimientos de la profesión adquiridos al lado de Redondo Casas, Panchón, su hermano Meloja y Cuchares, pudo mostrarse ante los públicos como un torero relativamente completo. En Hinojosa, Caceres, Lorca, Andujar, Baena y Vitoria, alternó con Cuchares El Barbero Juan de Dios Domínguez, Cadenas, y el susodicho Salamanquino. En 1818 trabajó en Madrid en calidad de tercer espada confiriéndole la alternativa, Curro Cuchares y llenan do su cometido dignamente. A partir de esta fecha, y excepto algunas corridas que toreó en Valencia, Córdoba y Barcelona, comenzaron a agotarse sus facultades, en grado tal, que a esto debido, abandonó su carrera, lanzándose a empresas en que perdió el poco dinero que toreando había conseguido ahorrar. El día 11 de Octubre de 1859, y cuando apenas contaba 45 años, falleció el animoso Luque, dejando al morir una familia sumida en el desamparo, y al frente de ella a su primogénito, vástago que de su padre heredó la gloria, y el que con sobrada justicia fue más tarde conocido entre sus paisanos por el Cuchares de Córdoba.
Las principales cogidas que durante el ejercicio ele su profesión recibió el Cámara, fueron tres: una ocurrida en Vitoria el año 49, que le imposibilitó por algún tiempo de poder torear; otra en Córdoba el 55, sin importancia, y la última el mismo año en Barcelona, causada por un toro de Pina de Aragón al pasarle de muleta. El renombre que el Cámara alcanzó lidiando toros se debe principalmente al valor temerario de que en la muerte de aquellos hacía gala, pues como peón de brega, y en general con el manejo del capote, jamás llegó a distinguirse en alto grado. Además, y como decimos anteriormente, lo díscolo de su carácter le privó de muchas simpatías, pudiendo desde luego asegurar que las pocas que tuvo fueron de los que miraron en él, no al torero Cámara, sino al sobrino de Panchón y al hermano de Meloja, circunstancia por la que le tendieron su mano los diestros entonces de más valía en la historia del toreo.
DE NOVILLADAS...
Espectáculo a plaza partida |
Desde que la lidia de reses bravas dejó de
ser el ejercicio de los grandes de la córte al
advenimiento del rey D. Felipe Y, ya por no
disgustarle, porque el citado rey era poco aficionado a esta fiesta, o ya porque algunos hidalgos
y plebeyos oscurecían sus ejercicios ejecutándolos
con más perfección, y la tomaron
por su cuenta valerosos hijos del pueblo, ganando
el espectáculo en arte lo que perdiera en
su primitivo carácter, que las corridas de novillos
sufrieron también multitud de reformas
y variaciones.
A las compañías de indios y comparsas de mogigangueros, que ejecutaban en los cosos sin arte y sin conocimiento alguno con toros embolados, después de ejecutar o representar escenas grotescas del peor gusto, sucedieron las pantomimas, en que ya la lidia del toro embolado, que para terminarla se soltaba, tenia algún parecido con la de los toros, puesto que en burros, en caballos de mimbre o sobre otro hombre se picaba a los bichos, se les ponían arponcillos o se les parcheaba, y a veces se les mataba a estoque o desjarretándoles. Más adelante, para dar más carácter al espectáculo, se introdujo en él la lidia de algún toro de puntas, que estaba a cargo de toreros sin nombradía, o de algunos que con ellos procuraban irse adiestrando en la ejecución de las suertes. Y para que los asistentes a estas fiestas tuvieran más variedad, en las novilladas, a más de la lidia de reses bravas con puntas y emboladas algunas veces, han figurado en los programas ejercicios ajenos al arte de torear, como han sido carreras de cintas, parte de gimnasia ascensiones en globo, fuegos artificiales, etc.
Otras veces se presenciaron luchas de fieras, ya entre el toro con tigres, leones y elefantes, ya entre panteras, osos y leones, etc. Allá por los anos de 1790 a 1791, un perro de aguas llamado Mosiafá, de gran destreza burlaba la fiereza de un toro, y el perro llamado Paco hacía las delicias de no pocos, cansando y mareando a los novillos embolados o representando un papel secundario en alguna pantomima, como la titulada Las hazañas de Bou-Amema. Otras veces la lidia de algunas reses ha estado a cargo de mujeres, y así en 1811 quebraba rejoncillos a caballo Teresa Alonso; la intrépida Vascongada picaba novillos embolados y los mataba por medio de la chispa eléctrica allá por los años de 1859 y siguientes. Tomasa Prieto picaba pocos años después, y años antes y después Martina García mataba toros embolados con estoque. En ocasiones se ha dividido el redondel en dos mitades, y a la vez en cada una de ellas se ha lidiado un toro de puntas por cuadrillas diferentes.
En los pueblos de poca importancia, en que no era posible sufragar los gastos que ocasionan las corridas de toros, o que en la lidia de las reses tomaban parte cuadrillas de algún nombre, se celebraban corridas llamadas de novillos. Al efecto, para llevarlas a cabo cerraban la plaza, levantando tablados para que se colocaran los espectadores, o poniendo empalizadas, carros y con los que los mozos del pueblo juegaban capeándolos. En algunos puntos las reses se lidiaban emboladas y en otros con las astas limpias. Habia villas y aldeas donde solo se corrían los novillos y las había en que estos eran banderilleados y muertos; pero de qué manera, a pinchazos, a estocadas y aun a tiros. Hoy afortunadamente,ya no existen en las novilladas las representaciones de pantomimas, y si aun en nuestros días han sido las aulas donde han adquirido los primeros rudimentos del toreo la mayor parte de los toreros que hoy forman entre los de más nombre, el arte tiene escuelas prácticas tan necesarias a los que comienzan.
A las compañías de indios y comparsas de mogigangueros, que ejecutaban en los cosos sin arte y sin conocimiento alguno con toros embolados, después de ejecutar o representar escenas grotescas del peor gusto, sucedieron las pantomimas, en que ya la lidia del toro embolado, que para terminarla se soltaba, tenia algún parecido con la de los toros, puesto que en burros, en caballos de mimbre o sobre otro hombre se picaba a los bichos, se les ponían arponcillos o se les parcheaba, y a veces se les mataba a estoque o desjarretándoles. Más adelante, para dar más carácter al espectáculo, se introdujo en él la lidia de algún toro de puntas, que estaba a cargo de toreros sin nombradía, o de algunos que con ellos procuraban irse adiestrando en la ejecución de las suertes. Y para que los asistentes a estas fiestas tuvieran más variedad, en las novilladas, a más de la lidia de reses bravas con puntas y emboladas algunas veces, han figurado en los programas ejercicios ajenos al arte de torear, como han sido carreras de cintas, parte de gimnasia ascensiones en globo, fuegos artificiales, etc.
Otras veces se presenciaron luchas de fieras, ya entre el toro con tigres, leones y elefantes, ya entre panteras, osos y leones, etc. Allá por los anos de 1790 a 1791, un perro de aguas llamado Mosiafá, de gran destreza burlaba la fiereza de un toro, y el perro llamado Paco hacía las delicias de no pocos, cansando y mareando a los novillos embolados o representando un papel secundario en alguna pantomima, como la titulada Las hazañas de Bou-Amema. Otras veces la lidia de algunas reses ha estado a cargo de mujeres, y así en 1811 quebraba rejoncillos a caballo Teresa Alonso; la intrépida Vascongada picaba novillos embolados y los mataba por medio de la chispa eléctrica allá por los años de 1859 y siguientes. Tomasa Prieto picaba pocos años después, y años antes y después Martina García mataba toros embolados con estoque. En ocasiones se ha dividido el redondel en dos mitades, y a la vez en cada una de ellas se ha lidiado un toro de puntas por cuadrillas diferentes.
En los pueblos de poca importancia, en que no era posible sufragar los gastos que ocasionan las corridas de toros, o que en la lidia de las reses tomaban parte cuadrillas de algún nombre, se celebraban corridas llamadas de novillos. Al efecto, para llevarlas a cabo cerraban la plaza, levantando tablados para que se colocaran los espectadores, o poniendo empalizadas, carros y con los que los mozos del pueblo juegaban capeándolos. En algunos puntos las reses se lidiaban emboladas y en otros con las astas limpias. Habia villas y aldeas donde solo se corrían los novillos y las había en que estos eran banderilleados y muertos; pero de qué manera, a pinchazos, a estocadas y aun a tiros. Hoy afortunadamente,ya no existen en las novilladas las representaciones de pantomimas, y si aun en nuestros días han sido las aulas donde han adquirido los primeros rudimentos del toreo la mayor parte de los toreros que hoy forman entre los de más nombre, el arte tiene escuelas prácticas tan necesarias a los que comienzan.
MARTA GARCÍA "LA MARTINA"
Nació el 25 de Julio de 1814 en Ciempozuelos. Huérfana de madre a los cuatro años y sin padre a los siete, vino a Madrid al cumplir los catorce, y hasta los diecisiete estuvo de niñera en una casa de la calle de Bordadores. Pasó luego con sus amos a un establecimiento de bebidas de la calle de Hortaleza, donde quedó en concepto de guisandera. Entonces tenia ya la Martina diecinueve años. Unos que trabajaban en la plaza lograron cautivar su atención, con la perspectiva de un porvenir brillante si toreaba, y accedió a ello presentándose a la empresa, que la exigió dos fiadores de casa abierta. Llegó el día de la corrida; salió el torete que iba a banderillear, se fue a él y clavó un magnífico par de banderillas al cuarteo, mereciendo una completa ovación que el administrador la llamase al palco, y la manifestase que en vista de su arrojo, si quería, podía matar el domingo próximo un torete, anunciándose desde luego en el cartel. La Martina cumplió bien su cometido, y fue contratada para Murcia, primera población donde toreó tres corridas en compañía de Francisco Montes. En los días 14 y 16 de Julio de 1851 toreó también con Montes en la Coruña; en Soria con Manuel Pérez el Relojero, llevando después un golpe en la barbilla, grave, y que pareció habia de hacerla desistir de continuar la lidia de reses bravas; pero al contrario de esto, siguió más valiente y deseosa de cosechar aplausos y dinero, y fue contratada a Zaragoza, Teruel, Calatayud, Pamplona, Bilbao, Santander, Vitoria, Palencia y Bayona., en compañía en este último punto del célebre Julián Casas, y en Salamanca y Talavera de la Reina, donde torearon juntos el gran maestro Cayetano Sanz y ella. La Martina no tenia arte. La mano izquierda no la manejaba casi, pero en cambio era valiente y se arrancaba a matar como podía. Cuchares, el notable Cúchares, que la llevó muchas veces a torear con él, la decía: —Si lo que te sobra de valor, tuvieras de conocimiento con los toros, eras tanto como yo. Aranjuez, Ocaña, Valdemoro, Pinto, Alcalá de Henares, Guadalajara, Baeza, Linares, Ubeda, Alicante, etcétera, la vieron torear; en 1870, el 15 de Agosto, en Palma de Mallorca, y en 1874 en la plaza de Madrid, tuvo una cogida bastante grave que puso en peligro su vida. En la novillada celebrada el 7 de Noviembre de 1880, toreó por última vez en la plaza de Madrid la célebre Marta Martina García. El 27 de Julio de 1882 falleció a los sesenta y ocho años, cinco meses y cuatro días de edad. Descanse en paz y sírvanla estas líneas para honra de su memoria.
La Martina, acuarela de Ulpiano Checa |
Esta es la crónica de la ultima novillada en la que participó "La Martina" narrada en "El Toreo" el 8 de Noviembre de 1880:
PLAZA DE TOROS DE MADRID.
Corrida extraordinaria de novillos verificada en el día de ayer. Con el título de corrida extraordinaria de novillos, se verificó ayer en la plaza de Madrid un espectáculo entre taurino y semi-bufo, digno de las mayores censuras. A las tres en punto se verificó el paseo de una cuadrilla lucida hasta dejarlo de sobra. Marchaban al frente los alguaciles, y a continuación lo que sigue: La diestra de ochenta años, Martina García. Media docena de principiantes con trajes del rastro. Dos gallegos con caballos de mimbre encargados del papel de picadores. Hechos los saludos de ordenanza, se colocaron en sus puestos los gallegos y salió un becerro te retinto, embolado, de dos años y de bastante coraje. Los gallegos le soltaron hasta ocho puyazos a cambio de dos o tres caídas sin grandes consecuencias. Hecha la señal de banderillas, entre dos de los jóvenes indicados, clavaron un par al cuarteo y dos medios en la misma forma.: ¡Y salió la señá Martina! Brindó con un sombrero que le prestaron, y enseguida, sin pases ni cosa parecida, atizó un pinchazo que le valió un revolcón. Luego dio otro pinchazo con otro revolcón. Luego otro sin revolcón, y los cabestros salieron a escena para llevarse al infeliz becerro a su domicilio. La señá Martina fue horrorosamente silbada.Según el programa de la función, a las hazañas de la diestra seguiría la lidia de tres toros , de puntas de la ganadería de Carrasco. Salieron al efecto el Hurón y Mateito como espadas, y después de colocarse en los puestos señalados con raya blanca el Sastre y. Cortés, se dio suelta al primer cornúpeto. Llamábase Valenciano y era retinto, cornalón, veleto y fino de púas. Aunque tardo, no estuvo falto de cabeza y en pocas varas dio bastantes caídas. El Sastre clavó dos puyazos y sufrió una caída con pérdida del caballo. Cortés pinchó tres veces y cayó en dos sin perjuicio para el penco. El Pollo, que se hallaba de reserva, picó una vez sin caer ni cosa parecida. Hecha la señal de banderillas, un tal Pardo clavó un par cuarteando, caído, y otro al cuarteo, regular. Un diestro llamado Pastor puso una banderilla al cuarteo. El Hurón, que se hallaba vestido de grana y oro, cogió los avíos y se dispuso a matar a Valenciano que se hallaba algo receloso. Desde largo dio dos pases naturales, uno con la derecha y cuatro altos, y un pinchazo. Luego dio uno con la derecha, cuatro altos y otro pinchazo. Luego uno alto y un pinchazo. - Luego tres pinchazos y una estocada en el pescuezo. El toro se murió y el Hurón se fue a la enfermería por haberse cortado una mano con el estoque."
Corrida extraordinaria de novillos verificada en el día de ayer. Con el título de corrida extraordinaria de novillos, se verificó ayer en la plaza de Madrid un espectáculo entre taurino y semi-bufo, digno de las mayores censuras. A las tres en punto se verificó el paseo de una cuadrilla lucida hasta dejarlo de sobra. Marchaban al frente los alguaciles, y a continuación lo que sigue: La diestra de ochenta años, Martina García. Media docena de principiantes con trajes del rastro. Dos gallegos con caballos de mimbre encargados del papel de picadores. Hechos los saludos de ordenanza, se colocaron en sus puestos los gallegos y salió un becerro te retinto, embolado, de dos años y de bastante coraje. Los gallegos le soltaron hasta ocho puyazos a cambio de dos o tres caídas sin grandes consecuencias. Hecha la señal de banderillas, entre dos de los jóvenes indicados, clavaron un par al cuarteo y dos medios en la misma forma.: ¡Y salió la señá Martina! Brindó con un sombrero que le prestaron, y enseguida, sin pases ni cosa parecida, atizó un pinchazo que le valió un revolcón. Luego dio otro pinchazo con otro revolcón. Luego otro sin revolcón, y los cabestros salieron a escena para llevarse al infeliz becerro a su domicilio. La señá Martina fue horrorosamente silbada.Según el programa de la función, a las hazañas de la diestra seguiría la lidia de tres toros , de puntas de la ganadería de Carrasco. Salieron al efecto el Hurón y Mateito como espadas, y después de colocarse en los puestos señalados con raya blanca el Sastre y. Cortés, se dio suelta al primer cornúpeto. Llamábase Valenciano y era retinto, cornalón, veleto y fino de púas. Aunque tardo, no estuvo falto de cabeza y en pocas varas dio bastantes caídas. El Sastre clavó dos puyazos y sufrió una caída con pérdida del caballo. Cortés pinchó tres veces y cayó en dos sin perjuicio para el penco. El Pollo, que se hallaba de reserva, picó una vez sin caer ni cosa parecida. Hecha la señal de banderillas, un tal Pardo clavó un par cuarteando, caído, y otro al cuarteo, regular. Un diestro llamado Pastor puso una banderilla al cuarteo. El Hurón, que se hallaba vestido de grana y oro, cogió los avíos y se dispuso a matar a Valenciano que se hallaba algo receloso. Desde largo dio dos pases naturales, uno con la derecha y cuatro altos, y un pinchazo. Luego dio uno con la derecha, cuatro altos y otro pinchazo. Luego uno alto y un pinchazo. - Luego tres pinchazos y una estocada en el pescuezo. El toro se murió y el Hurón se fue a la enfermería por haberse cortado una mano con el estoque."
sábado, 5 de diciembre de 2015
DIEGO AINA RODRIGUEZ "EL MARINERO"
El 20 de junio de 1909. se celebro en la plaza de Carabanchel una novillada, cuyo quinto novillo, de la ganadería de Cerreros , persiguió al banderillero malagueño Diego Aína Rodriguez "Marinero" a le salida de un par de banderillas y le alcanzó junto a las tablas.Al no poder saltar la barrera le dio una cornada en la espalda que le salió por el pecho, y conducido a la enfermería falleció al llegar a ésta, pues la herida era mortal.
Marinero aquel fatídico día viendo apuntillar al segundo de la tarde |
Estaba empleado en el Ministerio de Marina, y en los días que su ocupación se lo permitía se dedicaba a torear en fiestas de poca importancia en calidad de banderillero para aumentar sus ingresos con los cinco duros que le valía tan dura labor. Aquel día, trabajaba en la fatal plaza de Carabanchel en una corrida, cuyo ganado, por sus condiciones, era demasiado duro para la modesta cuadrilla que lo lidió. Fueron varios los diestros que ingresaron . enfermería, más o menos levemente heridos, y los pocos que quedaban en el ruedo estaban cansados, cuando llegó la lidia del quinto, tan grande y tan duro como los demás. Diego Aina que se apodaba el Marinero, era casi el único que podía bregar, y en una de las carreras le persiguió la fiera hasta. las tablas, perdió el desgraciado el estribo, y el toro le dio una tremenda cornada en la espalda, dejándole casi clavado, y de cuyas consecuencias falleció a los pocos instantes.
Cornada mortal |
La Empresa, siguiendo su costumbre de
siempre, soltó un ganado que de todo tenía
menos condiciones de lidia, y el resultado
fue que pasaran a la enfermería la mitad de
los toreros, y, entre ellos, el infeliz banderillero
Diego Aina Rodriguéz, Marinero, que
falleció antes de que le sacaran de la plaza.
Marinero había estado luchando toda la
tarde con las malas condiciones del ganado
y con el miedo de los demás toreros, teniendo
él sólo que llevar el peso de la corrida, tanto
en la brega como en quites, hasta el punto de
que cuando le tocaba parear, hubo de prepararse
el toro con el capote y coger luego las
banderillas por no haber quien pusiera al bicho
en suerte. Al salir da un par de banderillas, fue alcanzado
el Marinero por el quinto toro, junto a la barrera, y sin darle tiempo para saltar,
lo hirió en la región dorsal, penetrando más
de medio cuerno en el cuerpo de la pobre víctima,
que falleció antes de llegar a la enfermería.
Al reconocerle el médico de guardia, vio que tenía una herida de doce centímetros de profundidad y seis de extensión, con fractura de la décima costilla izquierda, penetrante en el tórax e interesando el pulmón derecho. En ella quedó el cadáver hasta que el Juzgado de Getafe ordenó su traslación al depósito judicial de aquel pueblo.Fue una novillada que despacharon apuros «Marchenero», un hijo del picador «Agujetas» y el «Segovianito». Los tres matadores salieron lesionados, como asimismo cuatro subalternos, entre ellos el más tarde famoso banderillero Luis Suárez, «Magritas», Es decir, que en una sola novillada hubo ocho cogidas,una de ellas seguida de defunción. El infeliz banderillero era casado y dejó dos hijos. A. las seis de la tarde del dia 22 se verificó el entierro del infortunado banderillero Diego Ainá Rodríguez.
El cadáver. desde la enfermeria de la plaza de Cárabanchel fue llevado a hombros , hasta el cementerio de dicho pueblo por los diestros Platérito, Carbonero, Vllchés, Arangüito, tacéríto. Infante. Limiñána,Segovianito y otros compañeros y amigos del finado. Presidieron el duelo su hermano y otros individuos de la familia. El entierro fue costeado por el empresario de Vista Alegre. Sr. Roméro. Entre los que asistieron, recordamos a los diestros Luis Mauro, Eusebio Fuentes; Niño Ginés. Máchaquito de Madrid. Húsar. Malagueñin, El Sordo. Palomino,Charpita,Francés,Palomero,. Zurito chico y Jardinero. Matadores dé toros no asistió ninguno. Contaba 34 años de edad, pues había nacido en 1875.
El toro que mató a Marinero |
Al reconocerle el médico de guardia, vio que tenía una herida de doce centímetros de profundidad y seis de extensión, con fractura de la décima costilla izquierda, penetrante en el tórax e interesando el pulmón derecho. En ella quedó el cadáver hasta que el Juzgado de Getafe ordenó su traslación al depósito judicial de aquel pueblo.Fue una novillada que despacharon apuros «Marchenero», un hijo del picador «Agujetas» y el «Segovianito». Los tres matadores salieron lesionados, como asimismo cuatro subalternos, entre ellos el más tarde famoso banderillero Luis Suárez, «Magritas», Es decir, que en una sola novillada hubo ocho cogidas,una de ellas seguida de defunción. El infeliz banderillero era casado y dejó dos hijos. A. las seis de la tarde del dia 22 se verificó el entierro del infortunado banderillero Diego Ainá Rodríguez.
El cadáver. desde la enfermeria de la plaza de Cárabanchel fue llevado a hombros , hasta el cementerio de dicho pueblo por los diestros Platérito, Carbonero, Vllchés, Arangüito, tacéríto. Infante. Limiñána,Segovianito y otros compañeros y amigos del finado. Presidieron el duelo su hermano y otros individuos de la familia. El entierro fue costeado por el empresario de Vista Alegre. Sr. Roméro. Entre los que asistieron, recordamos a los diestros Luis Mauro, Eusebio Fuentes; Niño Ginés. Máchaquito de Madrid. Húsar. Malagueñin, El Sordo. Palomino,Charpita,Francés,Palomero,. Zurito chico y Jardinero. Matadores dé toros no asistió ninguno. Contaba 34 años de edad, pues había nacido en 1875.
viernes, 4 de diciembre de 2015
FRANCISCO TORRES "EL CHESIN"
Francisco Torres nació en 1838, y demostró tan buenas aptitudes
al dedicarse al toreo, que Matías
Muñiz le tomó bajo su protección y le allanó el camino para llegar a figurar pronto como banderillero en la plaza
de la corte.
Y esto no ocurre en 1866—como dice
La Tauromaquia de Guerrita—, sino en 1861, durante cuya temporada
banderilleó asiduamente en el mencionado
ruedo a las órdenes de Cayetano
Sanz.
Y por si esto fuera poco para desmentir
a los que tal libro escribieron,
diremos—siempre con reseñas a la vista—,
que en 1862 actuó también todo
el año en la repetida plaza, principalmente
como banderillero de José Antonio
Suárez, que fué uno de los matadores
de la temporada, y en tal cual
ocasión con el Tato y Manuel Domínguez.
En la corrida que el 20 de abril
de 1862 halló la muerte el espada Pepete
I, banderilleó el Chesín los toros
de Cayetano Sanz con Villaviciosa y
Domingo Vázquez .
Y en unión de estos dos dos y de
Juan Yust (hijo), Caniquí y Pablo Herriz,
el Chesín fue uno de los que entraron
el cadáver del infortunado diestro
cordobés en la capilla de la Sacramental
de San Luis y San Ginés.
Es decir, que, en 1866, el buen
Chesin, el simpático Francisco Torres
(la simpatía está reflejada en su rostro)
llevaba largo tiempo en, la vida de
relación y de actuación en la coronada
villa.
Falleció en dicho punto en 1872.
SATURNINO FRUTOS "OJITOS"
Nacido en Fuente el Saz (Madrid) el 5 de diciembre de 1855, y fallecido el 25 de octubre de 1913 en Guadalupe (México)."Ojitos", apodó que tomó de su hermano mayor, el banderillero y novillero Remigio Frutos. Aunque apenas han llegado nuestros días algunas noticias referidas a su estilo y destreza ante las astas de los toros, su nombre ha pasado a la historia del Arte de Cúchares por haber sido el verdadero inventor de uno de los lances de capa más vistosos que pueden contemplarse sobre un ruedo: la gaonera, erróneamente atribuida al matador mexicano Rodolfo Gaona y Jiménez.
El origen de este equívoco se remonta a finales de los años ochenta o comienzos de los noventa del siglo XIX, cuando Saturnino Frutos abandonó la Península Ibérica rumbo a México, en donde se instaló como matador de toros y fundó una destacadísima escuela taurina, a la que acudieron a tomar sus primeras lecciones algunos muchachos que estaban llamados a convertirse en grandes figuras del toreo universal, como Fermín Espinosa ("Armillita") y el citado Rodolfo Gaona. Al parecer, "Ojitos" había inventado un original pase de capote, de extraordinaria belleza plástica, que enseguida asimiló con provecho Gaona, uno de sus discípulos más aventajados. Fue el coletudo de León de los Aldamas quien, una vez consagrado, difundió por su México natal y por los principales cosos españoles (en los que fue tan aplaudido como en su país de origen) este lance inventado por su antiguo maestro, lo que dio pie al vulgo a considerar que era Gaona su creador, y a bautizar la suerte con un derivado de su apellido.
De Saturnino Frutos se sabe también que, antes de su aventura ultramarina, había probado suerte como becerrista en varias capeas celebradas en su entorno local, hasta que consiguió destacar sobre el resto de los mozos principiante y ser llamado por los maestros de diversas cuadrillas que le llevaron durante algún tiempo a su lado, en calidad de banderillero. Su período más fructífero como subalterno comenzó en 1855, año en el que se puso a las órdenes de una de las figuras cimeras del momento, el colosal matador granadino Salvador Sánchez Povedano ("Frascuelo"), con el que permaneció hasta 1889. Sus cualidades como rehiletero quedaron apuntadas por el estudioso de la Tauromaquia don José Sánchez de Neira, quien, en su tratado titulado El Toreo. Gran diccionario tauromáquico (Madrid, 1879), dejó estampados estos renglones acerca del torero de Fuente el Saz: "Es hermano de Remigio y tan valiente como él. Si hubiera continuado aplicándose, de seguro hubiera llegado a ser un buen banderillero; pero ha dejado ya de torear, dedicándose a otras empresa, según hemos llegado a entender".
UNA DE PICADORES....
Manuel Pérez (el Relojero) y Gregorio López Calderón eran los diestros encargados de estoquear seis astados de Bañuelos el 27 de mayo de 1860 en la, plaza de Burgos. La Empresa sólo disponía de ocho caballos, y al enterarse los picadores dijeron que eran muy pocos... si no había propina. Y no la hubo, porque el empresario estaba, sin duda, acorazado y el "sable" se melló. Total: que al salir el quinto novillo solamente quedaban vivos dos caballos, cuya res se encargó de liquidar. Antes de aparecer el sexto astado, dijeron los matadores al presidente que no estaban dispuestos a continuar la corrida si aquel no se picaba, y alguien indicó que, puesto que se habían acabado los Rocinantes, se picara desde la barrera, solución que fué aceptada por el presidente, que estaba interesado en el negocio y ya perdía el color ante la probabilidad de devolver los cuartos, como ya solicitaba el público. En vano protestaron los picadores Andrés Alvarez y José Zurita, quienes ante el dilema de picar montados en la barrera o ir a la cárcel, optaron por lo primero. No hay que decir que la innovación causó las delicias de los espectadores, pues cada vez que el bicho embestía, el jinete perdía la estabilidad y rodaba por el callejón. Pero el toro fue picado y no se devolvió el dinero, que era lo que se trataba de demostrar.
LORENZO SACRISTAN "PESETA"
No es el primero que llevó el apodo de Peseta, pues hace ya más de un siglo, allá por el año 1818, que en Sevilla se dio a conocer con el mismo alias otro varilarguero, llamado Manuel López. A Lorenzo Sacristán se lo dicen porque, siendo un muchacho, tenía un cuñado suyo, que estaba en Vicálvaro al servicio de la Duquesa de Sevillano, una mula con un lunar blanco a la que nuestro biografiado dio en llamar "la mula Peseta", y tanto lo dijo y tanto lo repitió que acabaron por designarle con el sobrenombre de la moneda de nuestra unidad. Nacido en dicho pueblo de Vicálvaro (Madrid) en 6 de abril de 1889, se crió en la corte con el tiempo, fue dedicado a la humilde ocupación de conducir un carro de los que reparten carne y. frutas a varios establecimientos. "El Mellao", que así apodaban a la persona a cuyo servicio estaba Lorenzo, era también dueño del tiro de mulas que hacían el arrastre en la plaza de toros, y por ahí empezó la afición al toreo que había de hacer cambiar de rumbo la vida del modesto carretero. Se inició el mismo cuando Peseta entró a servir con Isidoro Aguado (el Loro), contratista de caballos en la plaza de Tetuán, en la que, como picador de reserva, se presentó Lorenzo Sacristán y Alago el 10 de mayo de 1914, en una novillada con reses de Cúllar que fueron estoqueadas por el Aragonés, Pascual Bueno y Currillo. Picó en tal plaza dos veces más y luego lo hizo con largos paréntesis, hasta el 27 de julio de 1916, que actuó por vez primera en Madrid en una novillada nocturna en la que se presentaron como novilleros en el circo cortesano Nacional y Emilio Méndez. En la plaza madrileña continuó picando Peseta como reserva aquel año y los siguientes, hasta que en 1921 formó en la cuadrilla de Fausto Barajas, cuando éste era todavía novillero, y a sus órdenes estuvo toreando por espacio de seis años consecutivos. Durante los años 1927, 28 y 29 fue subalterno de José Pastor.
"Peseta es buena persona,
su mérito' el arte abona,
tiene amor propio y aprieta,
y a veces, más que peseta,
parece una "pelucona".
EL TORO CARAMELO
Historia tan brillante corno la del toro Caramelo, de la ganadería de D. Manuel Suárez Jiménez, de
Coria del Río, no se registra ni es fácil que se registre otra. Ella vino a confirmar la opinión de los
que estiman al toro invencible por ninguna otra fiera, y constituye una página interesantísima en la
historia dé la tauromaquia, o mejor dicho, de la taurografía. Se anunció para el 15 de Agosto de 1848, en la plaza de Madrid, un espectáculo emocionante: la lucha
de un toro con un león y con un tigre. Sólo, el anuncio despertó expectación enorme y dió lugar a cábalas, apuestas y porfías acerca del probable resultado de la lucha. Mucho es el poder de un toro y
mucho confiaban en el de Caramelo los más entusiastas; pero la fiereza del león y la del tigre, tantas veces
relatadas en los libros de viajes y aventuras, hacían vacilar a muchos en sus pronósticos.
Todo esto constituyó una rédame estupenda, se lleno la plaza, y hasta que dio comienzo el espectáculo
la expectación del público fue indescriptible.Se contaban maravillas del león y del tigre, que habían sido traídos de Argelia ex profeso, pero no
se hablaba menos en loor del toro que había de luchar con ambos.
En el redondel se había colocado una jaula de fuertes barrotes de hierro con puertas para la entrada
de los felinos y un callejón que iba a dar a los toriles para que pudiera entrar el toro directamente
desde los chiqueros. Se llevo primero al león a la jaula, y al verle muchos partidarios del toro Sintieron amenguarse sus esperanzas en el triunfo de éste. El león, majestuoso, sacudiendo su poblada melena y dando formidables
rugidos, parecía haber entrado en el recinto enverjado como amo y señor omnipotente.
Se hízo la señal y se dio suelta al toro. Era colorado, bragado, de muchas libras y de gran trapío. Su
entrada fue el comienzo de su triunfo.
Angel López Regatero |
Al león al verle se le erizó la melena. Se agazapó la fiera africana
preparándose para saltar sobre Caramelo, pero éste no le dio tiempo a intentar la acometida; le embistió le empitonó por medio
cuerpo, lo lanzó a los aires
y allí quedó el león hecho
un guiñapo, temeroso y fugitivo.
Caramelo volvió a cornearle
dos o tres veces más
sin que el león intentara
defenderse por mucho que
lo azuzaban. Considerandolo
definitivamente vencido,
intentaron sacar de la
jaula al león, pero no fue
posible lograrlo. Ni para
escapar de su adversario
le quedaban ánimos.
Se decidió, en vista de
esto, que entrara el tigre
en la jaula, y así, siendo
dos a luchar con el toro,
tal vez el león se rehiciera.
Entró el tigre. Gazapeando
y procurando buscar
el bulto a Caramelo,
dio una vuelta a la jaula,
pero de nada le valió su
astucia. El toro no le perdió
de vista, y en la primera
ocasión en que se lo encontró de frente, se precipitó sobre él, le corneó, le volteó, y sin perder momento se revolvió contra el león
que, como se supuso, se había incorporado y parecía dispuesto a atacar a la res triunfadora.
En una jaula parecida a está se celebró el espectáculo, la foto corresponde a San Sebastian, el 24 de Julio de 1904. |
No intentaremos describir el entusiasmo de la muchedumbre que llenaba la plaza. Aquello fue inenarrable
y duró largo rato hasta que un nuevo incidente atrajo la atención de los espectadores.
Como la lucha había terminado, se quiso retirar a las tres fieras. No hubo modo de conseguirlo,
aunque para ello se emplearon todos los recursos posibles; hasta el de echar perros de presa al jaulón.
Caramelo, encampanado, volviendo la cara alternativamente hacia sus dos enemigos, no hacía caso
ni a los silbidos de los mayorales, ni a las acometidas de los perros, ni al flamear de los capotes que
por la parte de fuera de la jaula manejaban algunos toreros.
El tigre y el león, maltrechos y temerosos, se habían acurrucado a la mayor distancia posible de su
triunfante adversario, y en vano era que los pinchasen con largos palos, que restallasen látigos junto
a ellos, que les azuzaran los perros de presa. Quietos como si fueran de mármol permanecían.
Por último, un torero de grata memoria para el público madrileño especialmente, Ángel López (Regatero),
dando una prueba de valor asombrosa, entró en la jaula sin arma alguna, provisto de su capa
únicamente y consiguió llevarse al corral a Caramelo. Imagínese el lector la ovación que premió esta
hazaña inaudita.Pocos días después de la lucha, cuando aún duraban los
cementar os a que ésta había dado origen, volvió a ser objeto
de la atención pública el vencedor Caramelo, el toro que más
dinero ha dado a ganar a las empresas.
En los carteles de la corrida que había de celebrarse el 9
de Septiembre del mismo año se anunció que entre las reses
enchiqueradas figuraría Caramelo.
Volvió a llenarse la plaza.
Cuando salió del toril el famoso
bicho, fue ovacionado y la ovación continuó ininterrumpida
durante todo el tiempo que estuvo en el redondel, pues hizo
una pelea magnífica, tomando 12 varas y matando tres caballos.
A petición del público se le perdonó la vida, y al terminal
el primer tercio fue retirado a los corrales.
Vino luego la glorificación del 11 de Noviembre. Entonces
(otro lleno rebosante en la plaza) fue presentado Caramelo
en el redondel, adornado con guirnaldas de flores. Julián
Casas (el Salamanquino) y el famoso diestro madrileño Cayetano
Sanz le capearon admirablemente, después de lo cual
y entre los aplausos de la concurrencia, que no habían cesado
desde que Caramelo pisó el ruedo, fue retirado al corral.
Al año siguiente volvió el célebre bicho a ser la gran atracción en una fiesta de toros. Fue en Bilbao, donde se le lidió
y donde le dio muerte Angel López (Regatero"), el mismo que con tantísimo valor le había sacado de la jaula cuando 1a lucha con el león y con el tigre.
jueves, 3 de diciembre de 2015
JUANITO SANCHEZ
Juan Sánchez Cabral nació en Jerez el 11 de febrero de 1940. Vistió su primer terno en su ciudad natal en abril de 1958, debutando con caballos al año siguiente en Granada y presentándose en Madrid en septiembre de 1960. Allí en Las Ventas, donde cortó una oreja el día de su debut, sufrió a lo largo de su carrera dos percances, uno de ellos de especial gravedad en la región poplítea inferido por un utrero de Atanasio Fernández.
Tras ingresar como banderillero, actuó a las órdenes del rejoneador Fermín Bohórquez, Ruiz Miguel -con el que figuró casi toda su carrera- y Rafael de Paula, entre otros; ejerciendo después como asesor de la presidencia de la plaza de toros de Jerez. Falleció en Jerez de la Frontera el 02 de Diciembre de 2013.
martes, 1 de diciembre de 2015
JUAN ROMAN CARO
Cogida de Juan Román Caro, litografía de "La Lidia" 6 Mayo 1889 |
Valiente picador de la cuadrilla de El Espartero, en la que ingresó en 1884. Natural de Dos Hermanas (Sevilla), donde nació en 1856, demostro desde muy corta edad gran afición a las faenas del campo con reses bravas, y cuando abrazo el oficio acreditó su pericia y valentia. En 17 de Noviembre de 1888, cuando su nombre sonaba ya entre los buenos picadores, acudio al tentadero de las reses del marques del Saltillo, en la Isla Menor (Sevilla), llamado para encargarse de tal operacion, que verificó el dia anterior con gran satisfaccion de numerosa concurrencia, y al presentarse el primer becerro sacado del rodeo, llamado Dudoso, num. 24 de dos años, cardeno oscuro, cornicorto y bien puesto, después de tomar tres varas dió un fuerte derrote en el estribo derecho , hizo salir a Caro de la silla y caer de espaldas en el suelo por el lado Izquierdo. Reparó el bicho en el bulto, fuese a él y le causó una tremenda cornada en la parte inferior del vientre, con salida de los intestino, sin que nadie pudiera evitarlo.Transportado con gran cuidado a la casa del marqués, en Sevilla fueron inútiles los esfuerzos hechos por los médicos para salvarlo, y el infeliz falleció el día 1 de Diciembre siguiente, a las cinco de la tarde, dejando huérfano, de padre y madre a dos niños de cinco y seis años.
sábado, 28 de noviembre de 2015
JOSE ORDOÑEZ ARAUJO
Hijo del "Niño de la Palma",nació en Madrid el 12 de julio de 1935.
El ambiente taurino que vivió en su familia desde niño le condujo muy pronto a tomar los engaños para irse curtiendo en el oficio de torero. Así, cuando cumplió los dieciocho años de edad ya había pisado cosos tan importantes como el de Barcelona, en donde hizo el paseíllo el día 9 de julio de 1953. Continuó probándose en varias novilladas durante toda aquella campaña, y ya en la temporada siguiente (concretamente, el día 23 de mayo de 1954), se enfundó la taleguilla para presentarse por vez primera en la plaza Monumental de Las Ventas (Madrid), donde compareció en compañía de los jóvenes novilleros Luis Díaz y "Rayito", para enfrentarse entre los tres con un encierro procedente de las dehesas de don Carlos Núñez. Estuvo espléndido aquella tarde el joven José Ordóñez Araujo, y recibió el galardón de dos orejas, una de cada uno de sus dos enemigos.
La afición, esperanzada con este digno sucesor de "El Niño de Palma", se ilusionó ante la posibilidad de que el joven José pudiera alcanzar las cotas a las que rayaba ya el toreo de su genial hermano Antonio. Aprovechando este interés, José Ordóñez intervino en veintisiete novilladas desde el día de su presentación en Madrid hasta el 20 de septiembre de aquella temporada de 1954, fecha en la que se presentó en la plaza de toros de Valladolid decidido a alzarse con la borla de doctor en Tauromaquia. Para ello, contaba con el padrinazgo del mencionado Antonio, quien, bajo la atenta mirada del maestro madrileño Antonio Chenel Albadalejo ("Antoñete"), le cedió los trastos con los que había de trastear y estoquear a un toro negro perteneciente a la vacada de Villagodio, que atendía a la voz de Sultán.
Por desgracia, José Ordóñez no llegó a colmar las expectativas que habían depositado en él los aficionados. A pesar de ello, el día 14 de mayo de 1956 volvió a comparecer ante la primera afición del mundo, dispuesto a confirmar en Madrid su pertenencia al escalafón superior de los matadores de toros. De nuevo Antonio Ordóñez ofició de padrino, e hizo las veces de testigo el diestro venezolano César Antonio Girón Díaz. El protagonista de aquella ceremonia confirmó su alternativa dando lidia y muerte a estoque al astado Famosillo, un morlaco berrendo que había pastado en las dehesas de doña Eusebia Galache.
Aquella tarde, el diestro madrileño echó a perder su buen hacer con la muleta por culpa de sus reiterados fallos en el manejo del acero.
El día 29 de septiembre de 1957, en el transcurso de la que Ortega y Gasset calificó como una de las corridas más completas que pudo presenciar en su larga vida de aficionado a los toros (El toreo puro, pág. 57), José Ordóñez Araujo fue gravemente herido por un astado perteneciente a la divisa de don Juan Pedro Domecq. El percance tuvo lugar en las arenas de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, donde se habían dado cita también el omnipresente Antonio Ordóñez, que cortó dos orejas (una de cada toro de su lote), y el diestro hispalense Rafael Ortega Gómez ("Gallito"), que fue premiado con los dos apéndices auriculares de su segundo enemigo.
Tal vez a causa de esta grave cornada José Ordóñez perdió el sitio o parte de la afición que sentía. Lo cierto es que durante la campaña de 1958 sólo se enfundó la taleguilla en una ocasión (el día 11 de mayo, en la madrileña plaza de Vista Alegre), y que al poco tiempo anunció su retirada definitiva del ejercicio activo del toreo. Sin embargo, siguió ligado a la Fiesta a través de sus negocios taurinos.
JUAN BIENVENIDA
Juan Mejías Jiménez era el menor de la dinastía Bienvenida, quinto de los hijos, todos toreros, de Manuel Mejías Rapela, Papa Negro.Juan Bienvenida tomó la alternativa en Barcelona el 24 de abril de 1955. Un doctorado que recibe de manos de César Girón con Pedro Martínez Pedres de testigo. Su carrera de matador se prolongaría hasta 1963. Toda su trayectoría profesional, además de por los triunfos de novillero en Barcelona y sus primeros éxitos en la madrileña plaza de Vista Alegre, está marcada de forma fatal por una lesión de la que nunca se recuperaría de forma completa: en Almendralejo (Badajoz), un pezuñazo de un toro de Miura le deja una herida en el pie derecho en 1958.
Pese a formar parte de la familia Bienvenida, sus inicios en el mundo de los toros no fueron fáciles. Desde el principio, su padre se opuso a que el menor de la dinastía siguiera los pasos de sus hermanos. No en balde, cuando Juan decide hacerse torero, ya han muerto de forma trágica Rafael y Manolo. Pese a ello, el 1 de abril de 1945 se viste de luces por primera vez en Motilla de Palancar (Cuenca) y debuta con picadores en La Roda (Albacete) el 3 de mayo de un año más tarde. Pronto conocerá el triunfo en Barcelona y, de paso, probará la hiel de las cogidas el 30 de marzo de 1947 en la misma plaza.
El año siguiente la tónica se repitiría y al lado de brillantísimas actuaciones, llega a sufrir hasta tres percances de forma consecutiva. De todo ello, se repondría para presentarse en Madrid el 22 de septiembre de 1949. Dos años más tarde, el exceso de castigo recibido y la poca fortuna en sitios punteros, le hacen retirarse.
Una decisión que se revisaría en 1953, año en que reapareció en Madrid. La confirmación de la alternativa tendría lugar el 26 de septiembre de 1956 con Alfonso Merino como padrino. Las crónicas recogen su fino arte y maestría al lado de su probada habilidad y arte para el tercio de banderillas. De la misma manera, las negras estadísticas le reservan un espacio destacado. Quito (Ecuador) o Valdepeñas (Ciudad Real) son dos de las plazas en las que es corneado de forma grave. Éstas y la lesión citada del toro de Miura hacen que la carrera de Juan Bienvenida se detenga de forma definitiva en 1963. En 1970 intentaría reaparecer pero las molestías de la herida en el pie se lo impediría. Murió en Madrid el 30 de Mayo de 1999.
EL SUPUESTO SECUESTRO DE "EL PIPO"
Año de 1971,Francisco Núñez «Currillo»
es un torerito que ha llamado
la atención entre los aficionados
y los «técnicos». La edad
de Currillo debe ser la precisa
para tener un carnet profesional
y hacer el paseíllo vestido
de luces por esas plazas de
Dios.
La acción se desarrolla en
Cádiz y su provincia. Don Rafael Sánchez «El Pipo» no anda en aquellos pagos por casualidad. Ha
oído decir que por la Andalucía
gaditana hay unos muchachos
que torean y se acerca a
verlos. Y en San Femando y
en Sanlúcar los ha visto torear
y le llama la atención un tal
Currillo. Y se fija en él. Y lo
anota en su cuaderno de apuntes
y lo «marca» en corto.
Visita al padre de Currillo, a
don José Núñez Domínguez, y
te habla, de las posibilidades
del chaval,el padre del torerillo le dice que no. Que el chaval
cuenta con apoderado por
cinco años, según documento
escrito, y que, en todo caso, se
ponga al habla con don Pedro
López Montes, apoderado legal,
y con don Gabriel Puerto Peralta,
empresario exclusivista
por dos años.
Así las cosas, el lunes 15 Currillo
no llega a casa cuando
por costumbre y respeto a la
familia formalmente está. Por
Medina aseguran que le han
visto con el Pipo, y el alarmado
padre hizo asociación de
ideas. Ni corto ni perezoso presenta
en la Comisaria la correspondiente
denuncia en el sentido
de que don Rafael Sánchez
se había llevado a su hijo sin
consentimiento paterno.
Localizado en un hotel de Cádiz
por la acción policial. Currillo
se fue a su domicilio tras
pasar por la Comisaría y al
Pipo no le valieron las alegaciones
de dolencia cardíaca para,
con las diligencias pertinentes,
declarar en la Comisaria y quedar
a disposición judicial.
Tras la denuncia formulada
por don José Núñez Domínguez,
de cincuenta y ocho años
de edad, y sucesivo actuar de
la Policía, el Pipo muestra pocas
horas después un manuscrito
del denunciante publicado
por «El Diario de Cádiz» y
reproducido por la Prensa nacional
en el que libra de mala
voluntad al «malo» don Rafael
y ruega «que no se molesle por
esta causa al señor Pipo».
El asunto no llegó a más, Currillo volvio al redil, el pipo se quedó sin "descubrimiento" y Gabriel Puerto Peralta se indignó
viernes, 27 de noviembre de 2015
HIPOLITO SANCHEZ ARJONA
Gran abolengo torero tuvo este
diestro sevillano, y como dispuso
de aptitudes para señalarse en
el ejercicio de la profesión que
abrazara, fueron muchos los que
vaticinaron que llegaría lejos en su
carrera.
Hijo de una hermana d.e «Cuchares»
y primo, por consiguiente, de
«Currito», soñó con días de gloria
cuando era novillero y disfrutaba
en Sevilla de gran popularidad, pero
en esto de los toros sienta mal el
desvanecimiento y e l engreimiento,
compañeros inseparables, a veces,
de la desventura.
Nadie ha podido nunca poner
puertas al campo; en el cálculo de
las probabilidades, lo mismo puede
verse lograda la ilusión del triunfo
que rodar al abismo de la tarde a
la mañana , y frecuentemente se da
el caso de que l a multitud que unos
instantes alzó au n diestro sobre el
pavés, se encoja inesperadamente
de hombros y mire a otro lado,
atraída por otra novedad.
En estos, cambios suelen influir
mucho las cornadas, porque, como
decía «Faíco», con ellas se va la
sangre valiente y la nueva que se
forma es cobarde, y algo de esto
ocurrió con Hipólito Sánchez, al
sufrir de un toro de Murube una
cogida muy grave cuando más de
color de rosa veía el porvenir.
Con estas digresiones no he dicho
todavía que este sobrino de «Cúchares» nació en Sevilla el 24 de
diciembre de 1850; al vestir el traje
de luces sin haber aprendido oficio
alguno, como no fuera el de ejercitarse
en las capeas y el matadero,
le tomó su mencionado tío bajo su
protección y le presentó como banderillero
en la Plaza de Badajoz
el 15 de agosto de 1867; en aquel
mismo año, el 27 de octubre, lo
dio a conocer en Madrid, al hacer
que matara un novillo entre el
cuarto y el quinto toro de una corrida
en la que figuraron como espadas
el repetido «Cuchares», su hijo
«Currito» y «Frascuelo» (diestro
este último que en dicha tarde
tomó la alternativa); durante el
año 1868 siguió de banderillero con
su tío, y al morir éste en La Habana el 4 de diciembre, empezó a
alternar sus actividades de banderillero
con las de matador de novillos,
hasta que en 1871 se dedicó a
esto último solamente, a partir del
día 26 de julio, que trabajó en Sevilla con gran aplauso.
Pronto hizo Hipólito llamadas a
la atención y pronto se vio rodeado
de un coro de partidarios, que creyeron
ver en él a una futura estrella
de primera magnitud; durante los
años 1872, 73 y parte del 74 sostuvo
ruidosa competencia con Fernando
«el Gallo» (el padre de Rafael y Joselito); aquella rivalidad,
tánto en Sevilla como en otras
plazas andaluzas, le dio enorme reputación;
en la capital, sobre todo,
despertaron Hipólito y Fernando
desusadas manifestaciones entusiásticas.
Las cuatro novilladas que a cargo
de los dos se dieron en la expresada
ciudad los días 5, 12, 19 y 26
de julio de dicho año 1874 dieron
mucho que hablar por el feliz éxito
que para ambos representaron, principalmente
para Hipólito Sánchez,
de quien el corresponsal de El
Toreo escribió lo siguiente, al referirse
a su trabajo el día 12: «Hipólito Sánchez Arjona adelanta más
cada día, y no es aventurado decir
que por su arrojo, serenidad y gran
inteligencia ocupará muy en breve
un puesto principal en el toreo.
Estuvo muy feliz en la muerte de
sus bichos, especialmente en el cuarto,
al que mató después de muy
pocos pases, de una magnífica estocada
hasta el puño, recibiendo.
Esto le valió, como es consiguiente,
grandes aplausos, cigarros, sombreros,
etc., y un buen regalo que le
hizo el marqués del Saltillo, a quien
había brindado él toro.»
En aquel ambiente de triunfos,
disfrutando de gran popularidad,
cuando más parecía sonreírlé la fortuna,
salió a torear en la referida
Plaza de la Maestranza el día 2 de
agosto siguiente, para matar toros
de Murube con Vicente Méndez «el
Pescadero» y Antonio Herrera «Añillo»;
llevaba una tarde superior;
con el quinto toro realizó con la
muleta una faena notabilísima, amenizada
por la música y entre frenéticos
aplausos; al disponerse a
matar, trazó con el estoque un círculo
en l a arena, dispuesto a ejecutar
la suerte de recibir sin salirse de
él; pero el toro se arrancó de improviso,
sin darle tiempo para burlar
la embestida, le cogió por el muslo
derecho, le lanzó a gran altura, le
volvió a coger y le infirió una gran
cornada que le llegaba hasta el
vientre.
Tardó en curar más de dos meses
y aquel percance le hizo comprender
que en las glorias de este mundo
todo es movedizo y relativo y que
no siempre resulta provechoso el
humano esfuerzo.
Como su aspiración era tomar la
alternativa, no quiso quedarse sin
ésta, y con fecha 28 de marzo
de 1875 la obtuvo en la misma
Plaza de Sevilla, de manos de
«Frascuelo» y con toros de don
Vicente Romero y García, de cuya
corrida hizo así el resumen el semanario
«La Correspondencia Teatral»,
que fue matriz de «El Toreo»
y publicó informaciones taurinas
en el tiempo que éste estuvo suspendido:
«Y aquí paz y después gloria;
aunque, a decir verdad, n i paz ni
gloria hubo, sino, por el contrario,
mucha guerra y muchísimos desaciertos.»
Hipólito vio oscuro el porvenir
si se obstinaba en ser matador de
toros, y en el año 1876 renunció a
la alternativa y volvió a torear como
novillero; pero como estos retrocesos
no han dado buenos resultados
nunca, tan pronto mataba novillos
como trabajaba de banderillero en
la cuadrilla de algún espada, frecuentemente
en la del «Gordito».
Hasta el año 1885 duraron estas alternativas;
tan pronto se le veía
actuar como matador en las novilladas,
alternando con «Jaqueta»,
«Cirineo», «El Marinero», el hijo
de «Lavi» y «Cuatro-dedos», como
clavaba rehiletes a las órdenes de
quienes querían utilizar sus servicios;
como tal subalterno, en la cuadrilla
accidental de Paco «Frascuelo»,
toreaba en Madrid el 11 de
mayo de 1884, y en la lidi a del
sexto toro, «Cerrajero», del duque
de Veragua, tuvo ocasión de hacer
un gran quite a «Guerrita» (banderillero
del «Gallo»), al ser alcanzado y derribado dicho diestro
cordobés después de clavar un gran
par de rehiletes.
A l fin se colocó definitivamente en
la cuadrilla de su primo «Currito»,
a quien, por su mal, acompañó en
la excursión que hizo a La Habana
en el invierno de 1887-1888, pues
el día 25 de diciembre sufrió una
grave cornada de un toro de Miura
en la Plaza de dicha capital cubana.
Hizo más tarde un viaje a
México, acompañando —siempre de
subalterno— a Manuel Hermosilla,
y desde el año 1890 fue muy poco
lo que toreó. E l traje de luces lo
vistió por última vez en la Plaza
del Puerto de Santa María, el 25
de julio de 1894, como banderillero
de Antonio Fuentes, en una corrida
en la que este diestro mató ganado
de Murube, alternando mano a
mano con Emilio «Bombita».
Curiosa coincidencia: un toro de
Murube fue el que cortó su carrera
triunfal cuando era novillero, y
lidiando reses de la misma ganadería
acabó su historia taurómaca.
Como hombre honrado, trabajador
y amante de su familia estuvo
conceptuado siempre en el sevillano
barrio de San Bernardo, que fue el
de su residencia, y allí murió, e
13 de mayo del año
1920.
iCualquiera hubiera dicho a Hipólito
Sánchez, cuando contaba veintitrés
años y una vivísima luz
seguida de un subido gozo, bañaba
su pensamiento, que acabaría sien
do un torero oscuro, cuya desaparición de los ruedos pasaría inad vertida!
Por eso un torero, aunque empiece
a serlo con mucho aplauso nunca debe derretirse en hiperbólicas alabanzas.