sábado, 23 de mayo de 2020

EL GORDITO

Fotografia realizada por Emilio Beauchy Cano y coloreada por mi.

Uno de sus biógrafos refiere que el «Gordito» soñó la suerte que había de atribuirle toda su fama, que en ello despertó, y llamando a sus hermanos José y Manuel, les contó el sueño y les propuso un viaje a Portugal para realizar y perfeccionar lo soñado. Marcharon, en efecto, los tres hermanos a Lisboa, donde torearon seis corridas y donde quedó cumplido el sueño de Antonio Carmona. Trascendió la noticia a España y el «Gordito»,se le considera el inventor del quiebro,aunque no lo fuese de hecho si fue quien lo popularizo, se cubrió de gloria y se hizo rico banderilleando. Cobraba como tal mucho más que lo que percibieran los mejores maestros. De cómo el «Gordito» ejecutaba su nueva y dificilísima suerte, da razón Sánchez Neira, en las siguientes líneas explicativas :
con una de sus cuadrillas

«Era, efectivamente, asombroso, ver a un hombre en el centro del redondel, atadas las manos unas veces, otras veces con grillos en los pies, o dentro éstos de un pequeño aro, o del hueco de un pañuelo, llamar a un toro, verle llegar, inclinarse a un lado, y, sin mover nada, absolutamente nada., los pies, darle salida por un lado, clavándole los palos y quedándose de brazos cruzados, esperando tranquilo el aplauso que todo el público, sin excepción, tenía que tributarle. 

Sí a lo dicho se agrega ver a un hombre sentado en una silla, o con otro hombre tendido a sus pies, esperar del mismo modo a la fiera, sin capa alguna en sus brazos , sin más que unas banderillas, muchas veces de a cuarta, el entusiasmo y la admiración tienen que subir de punto hasta el extremo, y todo el mundo tiene que conceder al inventor grandes cualidades de torero, puesto que sin valor, serenidad y perfecto conocimiento del arte, no es posible ejecutar bien, y sin exponerse a una desgracia, suerte tan difícil y lucida». El mismo Sánchez Neira decía de él «que rara vez hería por derecho y su muleta era de mareo».
Fotografia realizada por Emilio Beauchy Cano

En el año 1857 se presentó en Madrid, agregado a la cuadrilla de su hermano José, el «Panadero», que llevaba seis corridas contratadas. Ya Gordito», entonces meritorio, se distinguió por su fino modo de banderillear. Al año siguiente, segundo día de la feria de Sevilla,19 de Abril, el «Gordito “practicó públicamente por primera vez en España la suerte del quiebro, produciendo en el público un clamor de sorpresa y una oleada de entusiasmo. El 03 de Mayo del mismo año se celebraba en Ia plaza Bética la corrida de Beneficencia, y en cuanto salió el primer toro, Antonio Carmona arrojó el capote de que iba provisto y, cruzándose de brazos, cambió a la res con precisión absoluta, apoderándose de la hermosa moña que ostentaba, y que regaló a Sus Altezas los Infantes. Se cuenta que estando ya retirado, presenciando una corrida en la Plaza de toros sevillana. El público al verle pidió con entusiasmo que bajara al anillo y pareara a la res que se estaba lidiando. Accedió gustoso Carmona y no obstante ir vestido de caballero cogió los palos y citando al toro — que era noble — para el quiebro, consumó la suerte con toda perfección, dejando arriba—que dicen los revisteros —un par soberbio y llevándose la fiera en las astas el faldón de la levita del Gordito, de haberse ceñido tanto aquél. La ovación fue delirante.
1910
Con la aparición en el mundo taurino de El Gordito surgieron amplías discusiones entre la mayoría de los aficionados, respecto a si eran o no de su invención alguna de las suertes que practicaba, tales como el quiebro a cuerpo limpio y la suerte de banderillas realizada con aquel aliciente. Revolviendo papeles un bibliófilo a finales del sglo XIX dio con un escrito del famoso D. Leandro Fernández de Moratín, fechado en Madrid en 1776, en el cual se encuentran las siguientes líneas:
«... en tiempo de Cárlos I dos hombres decentes se pusieron en la plaza delante del balcón del Rey, y fingiendo hacer que hablaban, sin mover los pies del suelo, se libraban del toro cuantas veces les acometía, al cual burlaban con un quiebro de cuerpo...» Con esto, la discusión quedó zanjada en aquellas fechas, si bien no cabe duda de que fue Antonio Carmona quien reverdeció la suerte y la llevo a las mas altas cotas. El Gordito estrenó, entre otras plazas, las de: Bilbao (antigua). Málaga, Jerez de la Frontera y La Línea, Figuró como banderillero en las cuadrillas de Manuel Domínguez "Desperdicios" y sus hermanos José y Manuel Carmona "Los panaderos" llamados así por la profesión de sus padres que tenían una tahona en el sevillano barrio de San Bernardo.
1905

Dio la alternativa a José Lara "Chicorro", José Giraldez Diaz "Jaqueta", José Martín González Pinto "La Santera", Julio Aparici Pascual "Fabrilo", Manuel García Cuesta "El Espartero" y Rafael Molina "Lagartijo". En su cuadrilla llevó como Banderilleros a "Cara ancha", "Chicorro" y "Lagartijo", a este ultimo puso muchas veces como condición indispensable que fuese en su cuadrilla para que lo contratasen a él, amigo y admirador cuentan que cuando murió "Lagartijo" dijo ante su cuerpo presente "Contigo no pude".
Tuvo 9 hijos de los cuales uno, José, llego a tomar la alternativa anunciandose tambien como "El gordito" , Dos de ellos fueron comerciantes (Antonio y Felipe) y uno,Manuel, teniente de caballeria. Una de sus hijas se casó con José Anastasio Martin hijo de ganadero y posteriormente ganadero,por ésta línea, un biznieto de Antonio Carmona fue rejoneador en la primera mitad de los 40 del siglo pasado,anunciandose como "Pepe Anastasio".
Fue encarcelado en Valladolid haciéndosele además pagar una multa de mil reales por aquella autoridad local. La causa de tan severa medida fue que el torero en cuestión insultó desde la Plaza a los espectadores, cuando éstos silbaban. En aquella tarde parece que se convirtió la Plaza de Toros de Valladolid en una Babel, según los gritos y el desorden que reinó. Amenazado a punta de pistola en la estación de tren en Cádiz cuando regresaba a Sevilla después de torear por un individuo que el día anterior mientras toreaba salto al ruedo y lo ofendió, siendo abofeteado por Carmona. El individuo fue reducido por la cuadrilla con los estoques que portaban y detenido por la autoridad. El famosisimo tenor italiano y amigo personal,Enrico Tamberlik, lo contrató para actuar en Italia con el propósito de fomentar la cultura taurina en aquel país, hecho que nunca sucedió aunque no sabemos cuales fueron las causas.
con 4 de sus 9 hijos

Nunca se cortó la coleta, nunca la tuvo, decía que la toreria y la habilidad que había que tener no la proporcionaba la coleta, manifestó su retiro dejándose crecer el bigote.

Me llama mucho la atención, esta lista de regalos recibidos durante su carrera por Antonio Carmona Luque "El Gordito" y publicada en 1865 (24 años antes de su retirada en 1889, con lo cual es de suponer que la lista al final de su carrera seria interminable) en el librito editado en Sevilla "Verdadera biografía del célebre espada, sevillano Antonio Carmona y Luque, (vulgo el gordito)" firmado por un tal "MSMG", vaya ud. a saber.
"El gordito" se retiro millonario e invirtió en inmuebles de los que vivió el y su familia cómodamente durante 31 años hasta su muerte a los 82 años, ocurrida en 1920.
Con su hijo Manuel, teniente de caballeria


"DEMOSTRACION DE LOS REGALOS MAS IMPORTANTES CON QUE HA SIDO AGRACIADO EN ESPAÑA Y PORTUGAL EL DIESTRO ANTONIO CARMONA EN PREMIO DE SUS HEROICOS TRABAJOS. ESPAÑA . Sevilla.S. M. la Emperatriz de Austria (consta en la página 27 J Idem.
—SS AA. RR, Los Excmos. Infantes Duques de Montpensier. —dos estuches: uno conteniendo útiles para fumar; y el otro, de viage; ambos de oro esmaltado; y seis cajones de cigarros habanos. Logroño
—Excmo. Sr. é Ilustre Duque de la Victoria: una sortija con un buen brillante, Madrid.
—Excmo. Sr. Duque de San Lorenzo.—Un lindo juego de botones, y pasadores (gemelos) de brillantes. Idem.
—Dicho Sr. Duque de San Lorenzo: una espada para matar toros, con un membrete grabado que expresa «Fernando VI I á Francisco Montes, año de 1832.» Algeciras.
—Excmo. Sr. General Serrano Bedoya: una petaca manileña, superior. Puerto de Santa Maria
—Excmo. Sr. General Echagüe: igual objeto. Madrid
—Excmo. Sr. D. José Salamanca: una expresión metálica cuantiosa. Sevilla.~Sr. Marqués del Saltillo, conde del Aguila y otros personajes; el mismo obsequio. Cádiz.
- El Doctor Don Juan Ceballos; una petaca de oro, filigranada, chinesca, bellisima. Idem.
—El Sr. D, Antonio Hurtado, Gobernador que fue de dicha plaza; una elegante y rica leontina de oro. Madrid.
—Sr. Don Manuel Sánchez Mira; otra gran petaca de oro, esmaltada. Idem. Sr. D. Antonio Gil: otra magnifica petaca de plata, filigranada. San Roque. -Sr, Don Roque Linares: otra buena petaca de plata.
— Sr. Don Francisco Martínez Polo: una preciosa caja, con pertrechos para afeitar, y una petaca de terciopelo bordado con hilo de oro. Madrid.
—Sr. D. Tomás Solís; un par de tirantes bordados en terciopelo con hilo de oro, y hebillas del propio metal. Valencia.
—Sr. D. Froílan Torija: dos cubiertos de plata, singulares. Jerez de la Frontera.
—Sr. Don Guillermo Angulo (hijo): un caprichoso estuche con útiles para fumar. Bilbao.—Los actuales empresarios de toros: una escopeta de dos cañones, con todas las suertes del toreo grabadas en plata, Sevilla y Cádiz.
—Sres. Don Manuel Lándara y Don Tomás Fernandez, administradores de la empresa «Cordobesa»: una petaca de plata esmaltada. PORTUGAL . Lisboa.
—Excma. Sra. Duquesa de Parmélo: una cadena de oro, y una sortija de brillantes escelentes. Idem.
—Ilustre Señora Condesa de Carballár: otra sortija también de brillantes finísimos. Idem.
—El Sr, Conde del mismo título: dos petacas; una de nácar, y otra de plata martillo. Idem.
—Señor Don Juan Bernardino: un par de banderillas, cubiertos los palos con carey, y las púas y casquetes de plata. Idem.
—Sr. D. F. Mato: una petaca de oro. Idem.
- Sr. D. Antonio de Costa Guerra: un juego de botones y ,una sortija de puro oro. Idem.
— Una sociedad de jóvenes aficionados á la lidia: una hermosa cadena y cilindro de oro. Idem
—Varios comerciantes españoles: otro juego de botones de ricos diamantes. Y por último: un crecido número de elegantes coronas de plata y oro, y profusas dádivas metálicas, efectos y caprichos, por desconocidos individuos de ambos reinos y extrangeros "
1910 su casa

Un ramito de claveles
le echó al Gordito una niña
¡Ay! lector, por un clavel
de aquellas manos de armiño
me estaba yo dando quiebros
a mil toros veinte siglos!
Fuentes: "Sol y Sombra", Momo Carmona (El Gordito) Madrid Ginés Carrión.1908, "La Fiesta Brava",Treinta años de crítica taurina en "El liberal" de Sevilla, "Alrededor del mundo" (Madrid). 10/1/1901, página 22. "La Unión ilustrada". 15/3/1931, página 32


jueves, 14 de mayo de 2020

EL SALTO DE CACHETA

Poco es lo que se puede decir dé Cacheta, que debió su fama a la habilidad con que practicaba un salto— que no ha intentado siquiera, que sepamos, ningún otro torero español,— el salto de cabeza a rabo, a pies juntos, a cuerpo limpio y sin tomar carrera. Así lo hizo en Madrid en la novillada que se verificó el 30 de Marzo de 1884, con el tercer toro. 

Al salir la res de una vara, la esperó capote al brazo y saltó dejando la capa en el suelo, al lado derecho, cayendo por la cola del bicho y siendo premiados su agilidad y su arrojo con una ovación. En investigaciones propias, encuentro en la revista LA LIDIA la siguiente aportación del periodista e historiador taurino Mariano del Todo y Herrero: «Recorridas algunas comarcas, vino a parar a Madrid, centro común de todo cuanto encierra alguna novedad, y presentóse en nuestro Circo por el año 1884 como banderillero, y ejecutando desde luego en la primera corrida en que tomó parte, el salto consabido, que después de visto varias veces, fue bautizado por unos con el nombre de «salto de Cacheta», atribuyéndole su invención, y por otros con el de «salto de la eternidad», fundándose los que la califican de esta última manera, en las consecuencias no muy provechosas que en varios casos había tenido para el intérprete, particularmente una tarde en que alcanzado por el toro quedó casi desnudo, y fuerte y abundantemente contusionado en cara y cabeza». 

«Cacheta» se hizo famoso con su salto, que realizó en la mayoría de plazas españolas y francesas. En América consiguió también triunfos sonoros, principalmente en Cuba, en cuya isla y entre las poblaciones de La Habana, Cárdenas y Cienfuegos, hizo una provechosa campaña. 

La ilustración que acompaña a este texto fue publicada en la revista "Blanco y Negro" de Madrid el 16/10/1910.

jueves, 7 de mayo de 2020

LA FATALIDAD



"Joselito" se campanea en el aire, luego se abate en el suelo. De allí le recogen los subalternos, que le conducen a la enfermería. Por el callejón, los labios resecos del herido profieren una sola frase: — ¡Ay "Blanquet" que me ha "echao" las tripas fuera! Hasta aquí, no hay terror por el percance. Su gesto es de doler, un dolor profundo, que sólo se manifiesta, al ser tendido sobre la mesa de operaciones, en un imperativo de abandono y desafío: —« ¡Dejadme! Tres médicos de guardia en la enfermería. Don Francisco Luque don Leandro Pajares y don David Ortega. Comienzan a curar al herido, y la intervención de los galenos es presenciada por los practicantes y por algunos amigos del diestro, una voz clama impaciente. - —Que avisen a Mascarel para que practique una laparotomía. En aquel preciso instante penetra en la enfermería el médico forense de Talavera. Ha sido requerido con urgencia. 'Treinta minutos escasos, a galope tendido de un coche de caballos, es el tiempo que media desde la cogida de "Gallito" hasta él .momento de la entrada en 3a enfermería de este médico, número cuatro, ante el torero caído. El recién ¡llegado observa el rostro contraído de José. Oye su voz angustiada que reclama a Mascarel. Toma el pulso al sevillano. Observa las pupilas, y una frase, sombría, dirigida a nadie, dirigida a todos, resuena en la pequeña estancia: —Atiendan ustedes al estado genera! Un silencie denso, aplomado, cae, se extiende y recubre el ambiente. "Joselito" reposa para siempre sobre una cama metálica. Duro colchón, como su dura vida. La corrida termina. Entra Sánchez Mejías, capote al brazo, sudoroso el rostro, plegada la frente. Se encamina lentamente hacia el doliente. Intenta pronunciar unas palabras de ánimo, porque sospecha que aun perciben el sonido los oídos del amigo. Pero la frase se corta en el doble silencio de seres que no hablan y pulso que no late. Ignacio se pasa la mano por el rostro. Resbala una lágrima, entre surcos, de mejilla rugosa. Y el compañero de lidia invoca al Todopoderoso: —jAy, Dios mío!... He aquí, sucintamente, la película de un hecho ocurrido hace treinta y cinco años. Sin poner ni quitar una coma a lo que sucedió en Talavera.
La autopsia practicada el día 17 por el médico forense, doctor José Fernández Sanguino, ayudado por los doctores Antonio Fernández-Sanguino y Fermín Muñoz Urra, puso de manifiesto lo siguiente: "En la inspección exterior, una herida de forma circular, de siete centímetros de diámetro, en la región hipogástrica derecha. En la cavidad abdominal, perforación de peritoneo y rotura de Ares asas intestinales. Desgarro de la aorta descendente a 1 nivel del cuerpo de la segunda vértebra lumbar... Hemorragia interna, producida por la herida arterial, mortal en pocos minutos, y sin posibilidad de ninguna intervención científica." EL torero se llamaba José Gómez Ortega. El toro "Bailaor" pertenecía a la ganadería de la viuda de Ortega. Uno de los médicos de guardia en la enfermería era don David Ortega. El párroco oficiante en el traslado de los restos de "Gallito" hasta la estación del ferrocarril fue don Saturnino Ortega. Y el escribano de la causa llevaba por nombre Francisco, y se apellidaba Ortega..; Una coincidencia extraña, ligada a la fatalidad, que brindo a los curiosos y coleccionistas para su conocimiento.
María FERNANDEZ-SANGUINO ABC de Sevilla 15/05/1955 PAGs.8 y 9

LA HUERTA DEL GALLO

Allá por el año 1875, uno de les toreros que apasionaban a las multitudes era Fernando Gómez "el Gallo", hermano de José Gómez "el Gallo", banderillero de "el Tato". Fernando tenía la más pura escuela sevillana, poseía arte la gracia y también valor, como lo acredita el quiebro de rodillas, pase de su invención. Cuando en una de sus tardes triunfales en la feria, de Sevilla, le vieron torear los duques de Alba, estos grandes señores no sólo sintieron una gran admiración por el torero, sino que le otorgaron el título de su amistad. Fernando "el Gallo" era invitado con mucha frecuencia al palacio de las Dueñas, y dicen que en la mesa de palacio, siempre había un cubierto destinado, a "el Gallo". 
Fernando Gómez García "El Gallo"

El duque y la duquesa le llamaban Fernandito; a él recurrían cuando necesitaban un buen cuadro flamenco en sus fiestas. A uno de ellos asistió una hermana de Gabriela, llamada Carlota Ortega. Esta suplicó a su cuñado Fernando que la llevase a conocer a la duquesa Rosario, cuya fama de simpatía era grandísima. Cuando la gran duquesa la vio bailar, la sentó a sus pies,en un cojín, y le dijo: "Vente conmigo a Madrid para que me acompañes y me enseñes a bailar." En este grado de amistad y simpatía estaban los duques de Alba con "el Gallo" y su familia cuando aconteció un triste suceso que había de estrechar mucho más estos lazos. - Una hija de "el Gallo", llamada Rita, ha muerto. La mujer de "el Gallo", Gabriela, se halla deshecha, se negaba a comer y no quería seguir viviendo en su casa de la calle Re- » yes Catolices, porque todo le recordaba a su hija. Mi abuelo estaba muy preocupado, habló con el duque de Alba, le contó sus tristezas, sus desvelos por ' su mujer, y el duque, siempre solícito, le propuso que se marcharan al campo, a una finca que él tenía en un pueblecito cercano a Sevilla, Gelves, en cuya iglesia están enterrados varios antepasadas duques de Alba.
Así tuvo que suceder para que allí naciera el más grande coloso de todos los tiempos taurinos, "Joselito". A esa finca le llamaron desde entonces la huerta del Gallo; a ella fue muchas veces a comer un "menudo" (callos) el duque de Alba. En esta histórica huerta, con plantaciones de naranjos y limoneros, cuajada de flores; con una fuente de agua fresquísima, con su ' gran alberca, donde iban, las mujeres del pueblo a lavar, pagando una perra chica; en esta huerta dieron sus primeras lecciones de toreo los hijos de "el Gallo". José, que aún no contaba dos años, decía: "Mamá, dame un capote que "vía torea" los "queterro". En su placita de toros, el señor Fernando encerraba algunos becerros para enseñar a sus dos hijos, Rafael y Fernando. "'Joselito" cogía su capote y sus hermanos, con unas cornamentas, hacían de toro. Al cumplir José los dos años, murió Fernando Gómez "el Gallo". Este decía de su hijo: "Mi José será un mal torero o un fenómeno." A los cuarenta y ocho años moría de una afección al corazón un gran torero y un gran hombre. 
Gabriela Ortega Gómez ,nieta de Fernando "El Gallo"

Poco antes le dijo a su mujer, por la que había sentido siempre una gran pasión: "Gabriela, eres "mu" joven y tendrás que casarte otra "ve". A lo que ella contestó con desesperación y firmeza; 'Fernando, yo te juro por nuestros hijos que no habrá otro hombre en mi vida." - Ya está sola la "seña" Gabriela, con treinta y cuatro años y seis hijos, pero ella; es de la casta de mujeres que no se acobardan. Luchó, sufrió y vivió por sus hijos. Ejemplo de esposa leal y de madre sublime, ella fue como, la mujer fuerte de la Sagrada Escritura. Se quedaron a vivir en la huerta, porque todos le tenían mucho cariño. Cuando Rafael, el hijo mayor, tenía armado un alboroto en Sevilla como novillero; cuando las gentes, esperando que abrieran la taquilla de la plaza, se quedaban a dormir en la cola; cuando los pobres empeñaban para poder ver "ar Gallito"; cuando las mujeres le asediaban como torero y como hombre; cuando hasta el mismo gobernador iba a felicitarle al hotel y le echaba aire con un abanico; con todo ese ambiente de gloria, al llegar la noche, Rafael se montaba en su cochecito, tirado por su jaca "Chispa", y se iba a la huerta de Gelves, donde le esperaba su madre,- con un cocido a lo sevillano con mucha pringue (que nosotros llamamos "berza"), el gazpacho y aquel agua más fresquita que la nieve. Murieron los duques, pero la amistad no se acabó. Rafael "el Gallo" continuó la amistad con los nuevos herederos, como después "Joselito".

En la finca de Gelves, de los duques de Alba, llamada todavía la huerta del Gallo, se ve una placa en bronce que dice: aquí nació José Gómez, Gallito." de esta manera han quedado unidas en la historia la Casa de Alba y la dinastía de los "Gallos. Este fue el relato de los hechos tal y como lo contó Gabriela Ortega Gómez para ABC el 25/10/72

miércoles, 6 de mayo de 2020

UNA CARTA PINTORESCA


"Hace ya unos años, y gracias a la amabilidad de mi buen amigo Gonzalo Segovia, de Jerez de la Frontera, me fue factible explorar el epistolario que conserva en su poder del conde de Casa Segovia, y dar a conocer unas cartas inéditas de Fernán Caballero, Tula Avellaneda, así como otra, buenísima, de Bécquer. Además, entre las que transcribí, entonces, no aireadas todavía, se encontraba esta que presento ahora, de Fernando Gómez El Gallo, que por su carácter pintoresco y singular y por la escasez de muestras semejantes en figuras taurinas del pasado siglo —en general, bien poco inclinados a coger la pluma— considero interesante. 
Fernando Gómez García "El Gallo"

Dicha misiva se la envía Gonzalo Segovia, desde Málaga, a su tía Mercedes, coleccionista de cartas. Está fechada en Montevideo a 12 de diciembre de 188S v dice así, textualmente, a excepción de algunas palabras para mi ilegibles, por muchas y pacientes vueltas paleográficas que les llevo ya dadas: «Mi querido amigo Domingo, deseo te alle bueno, llo llegué a esta con un biage feliz y sin ninguna novedad el mismo día que llegué toreé la primera y salí bien. Pero creo que no concluiré toda la corrida porque en Buenos Aires ay cólera y aquí no dejan entrar de fuera y todo los días disen que aquí hay alguno caso de modo que puede figurarte el miedo que ay en esta y no va mucha gente a los toros y aller lla no querían dar permiso para la corrida. Pero por fin lo dieron. Si proiven los toros salgo enseguida para España. Beremo lo que sucede, es todo cuanto tengo que desirte por oi...» (Aquí la frase a la que no pude cogerle la punta. Al parecer dice: «la torcía escogiendo surada pasa dava mí.») «Recuerdo a nuestro amigo chilindro Juan León Emilio Pener (?) y demás amigo y tu savé que te quiere como a un hermano... Fernando Gómez». Una rúbrica laboriosa y a continuación, de postdata: «Dime que torero ay ajustado para este año en esa. Bivo calle Mini nüm. 21. Recuerdo de toda la cuadrilla».
José Paúl y Angulo politico español

Lo primero en llamar la atención son las garrafales faltas ortográficas. Junto a la consabida s por c, la 11 por la y, las b por v, amén de un par de «hay» sin h. Pero, en fin, tampoco le demos demasiada importancia, sobre todo si no nos olvidamos de que también las tuvieron, y del mismo o parecido calibre, personajes de mucha mayor categoría y campanillas en aquel siglo. Por ejemplo, Frita En una carta del Conde de Reos al Conde de Lucena, pidiéndole un puesto en la guerra de África, veréis faltas peregrinas. Ni más ni menos que siete. A la misma Isabel II os será dado cazarle algunas. Natalio Rivas refiere que un gobernador levantino escribía a Nicolás María Rivero, en 1870: «hayer dominé la situación que se presentó dificultosa; si oy se repitiera...» Don Nicolás contesta, felicitándole, y le añade de colofón el siguiente consejo: «la hache es una letra muy moderna; no «a de ayer, es de hoy». Como veis, la ortografía andaba un poco en mantillas y cada cual tiraba, muchas veces, por la letra de enmedio. Lo que sí nos impresiona será ver a nuestro sevillano —38 años cumplidos-- torear el mismo día de su llegada, dos» pues de una travesía tan larga como Fatigosa, por muy feliz que quiera pintárnosla. Hoy que saltamos el océano a piola, por el aire, en cuestión de unas horas, deberíamos destocarnos ante las energías de aquellos hombres forjados a machamartillo. Femando, por otra parte, ha desembarcado sin suerte. SI cólera en Buenos Aires anda haciendo de las suyas y teme vayan a suspenderse las corridas que restan. No fue así, porque, según leemos en Cossio, torea, de nuevo, en Montevideo, el día 15, o sea, tres fechas más tarde, con la mala pata de que un toro le pega un puntazo en la mano derecha, al borde de la cicatriz producida por el estoque al entrar a matar a un Banuélos, en Madrid, en abril de 1884, un año fatal para Fernando, puesto que en Junio sufrió otra tarascada, y grave, de un Veragua. Si a ello unís el adiós definitivo de Guerrlta, su impar banderillero, que se pasa, a Lagartijo, y el «desastre» —así lo califica Cossio— de su última actuación en Madrid, en octubre, cuando la alternativa del Espartero, comprenderéis cómo Fernando Gómez, al que no soplaban buenos vientos, quisiera probar fortuna allende los mares. No era tampoco ni la primera ni la Última vez en visitar América. Ya lo habla hecho a La Habana, y aún volverla allí y a México en 1888. ¿Recordarla Rafael «El Gallo», en sus idas y venidas por los países hermanos, por las «Pompeyas del lujo asiático», cuanto contara su padre de aquellos entrañables tiempos? ¿Escribiría también, entonces, Fernando, a Gabriela Ortega? ¿Cómo serían aquellas líneas a Gabriela, caso de que fueran escritas, Rafael con tres años y Fernando con uno? (Gabriela vivía ya en Sevilla, donde se trasladaron a renglón seguido de nacer Rafael, en Madrid, en la calle de Los Madrazo, y fue después cuando decidieron irse a vivir a la huerta de Gelves. Fernando Gómez era un hombre do fácil, «calificada» palabra. En su casa, en su «universidad» sevillana, doctoraba como nadie al hablar de tauromaquia. [Se las sabía todas! [Qué bien decía y cuánta lógica tenían sus. argumentos!
El autor del articulo, Jesús de las Cuevas

En teoría muy pocos pisaron tan firme; la dificultad consistía, en explicarla, luego, en la realidad, en la arena de la plaza. Y ¡cuidado! que nunca careció de valor. De maletilla, de Gallito Chico, llegó a tenderse ante «Regalado», un toro feroz y enorme, y ya sabéis la receta in mortal de Pedro Romero: «Más se hace en la plaza con una arroba de valor y una libra de inteligencia, que al revés». Pero su fuerte estaba en la gracia, en la destreza. Nadie como él para dibujar las largas de rodillas. Llegó a hacerlas sin capote y con los brazos cruzados, y sus «recortes de cadera», sus quites a medio capote fueron inimitables. Idéntico salero fluía en su conversación a cada momento, y dichos y ocurrencias hicieron época. Esto aclara la sabiduría única de Joselito, su último hijo —contaba éste veintiséis meses al morir Fernando—, o la elegancia inmensa de Rafael, del que recuerdo siempre una frase de Waldo Frank: su chaquetilla de torero era como un frac al que le hubieran cuitado los faldones. Pero retornemos, por favor, a Montevideo, para ver pasear a Fernando Gómez, como un rey desterrado, por parques y. avenidas. Más bien bajito, las piernas algo zambas, la tez aceitunada y lorquiana. «Si provén los toros salgo enseguida para España». La Patria, que le tiraba, furiosamente, de las solapas. ¿Más quién organizó aquellas corridas? A guisa de curiosidad, Paúl y Ángulo, el revolucionario atormentarlo de Jerez, pensó, en algunos de sus años delirantes, dar corridas en Uruguay y en la Argentina, donde existía una tradición taurina que ascendía a la época colonial, y al que le tiente el tema de los toros allá, en el XVIII, que lea el artículo de Torre Revello, escrito en Sevilla e inserto en «La Nación», de Buenos Aires, en mayo de 1927, donde no falta ni sobra ni una coma. De cualquier forma, desconozco de quiénes fueron los toros, como también; quién pudiera ser ese Domingo al que Fernando quiere «como a un hermano» y al que dirige su sabrosa carta. En verdad, a Fernando Gómez no le disgustaba escribir. En la misma agonía, que sepamos; garabatea una misiva patética al compadre Guerrlta, encomendándole los hijos. «No los deje sin pan». Por lo visto, no sospechaba el futuro espléndido que Dios les tenía reservado. Porque figuraos el pan que irían a necesitar, andando el tiempo, aquel par dé fabulosos maestros de la tauromaquia, que crecían, entonces, a su alrededor, en el aire mágico de la Huerta de Gelves".
Jesús DE LAS CUEVAS ABC SEVILLA 22-09-1965 página 11