miércoles, 7 de noviembre de 2018

FERNANDO GUITARTE, EL ABOGADO DE LOS TOREROS.


Fernando Guitarte y García de la Torre, nació en Madrid el 23 de mayo de 1895, en el seno de una familia adinerada. Dueño de una gran fortuna familiar y muy morigerado en sus gastos -hasta el fin de su vida conservó su viejo coche, un modelo antiquísimo. Amante del arte y los toros,soltero empedernido.
Estuvo fuertemente vinculado al primero como abogado del Montepío de Toreros, una asociación benéfica creada en 1909 por el torero Ricardo Torres, Bombita, a favor de aquellos matadores que resultaban heridos o que ya retirados, carecían de recursos económicos. Hacia el año 1912 se forjó una estrecha amistad entre ambos al asumir Guitarte la defensa del diestro en un sonado pleito contra la empresa que gestionaba la plaza de toros de Las Ventas, del cual se desconoce el resultado. Fue un asiduo del palco nueve de la plaza madrileña, donde se codeó con los toreros Domingo Ortega y Juan Belmonte, los escritores José María de Cossío y Ernest Hemingway y otros personajes de la vida social madrileña de entonces, como el rejoneador Carlos Pérez de Seoane, duque de Pinohermoso y los marqueses de Villabrágima y Vega de Anzo, entre otros.A principios de los años cuarenta, como gran amante que era del Madrid castizo, frecuentó la Real Gran Peña y las tertulias del Café Lyon organizadas por José María de Cossío, en las que intelectuales como Antonio Díaz-Cañabate o Eugenio d’Ors hablaban primordialmente de toros y poesía.De talante discreto, sencillo, entusiasta y generoso, Fernando Guitarte representa el arquetipo de un insólito filántropo por su compromiso con los desfavorecidos y, sobre todo, por su condición de mecenas artístico.

Los diestros Bienvenida, Belmonte y Flores firmando su ingreso en la Sociedad de Defensa, fundada por el abogado D . Fernando Quitarte

En su afán coleccionista se convirtió en un habitual de los anticuarios de la capital, llegando a reunir una extraordinaria colección artística que estuvo formada por más de setecientas obras entre pinturas, esculturas, dibujos, estampas y piezas excepcionales de porcelana, plata, vidrios, lozas, bronces, alfombras, muebles, arañas, relojes y pequeños bibelots. Se relacionó con importantes personalidades del mundo del arte como Ignacio de Zuloaga o los miembros de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Luis Mosquera y el conde de Yebes que facilitaron el contacto de Guitarte con dicha institución. En 1970, animado especialmente por su amigo Mosquera y al carecer de herederos directos tras la muerte de su hermana Purificación durante la Guerra Civil, nombró a la Real Academia heredera universal de todos sus bienes, tratándose de una de las donaciones más importantes realizadas en España en los últimos tiempos. Falleció el 23 de agosto de 1978 con 83 años legó íntegramente su cuantiosa fortuna a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, para que ésta enriqueciera los fondos de su museo. Las más famosas donaciones histórico-artísticas, como la de la duquesa de Pastrana o la del duque de Lerma, eran de colecciones de obras de arte, y en cuanto a los legados en metálico, ninguno ha alcanzado el volumen de la herencia Guitarte, cuyo valor se estimo próximo a los mil doscientos millones de pesetas. «Tenía especial predilección por los muebles, las camas, sobre todo», recuerda uno de sus amigos, Antonio Díaz Cañabate. «También le gustaba mucho bailar y era para eso muy castizo. Dominaba a la perfección el chotis y las habaneras.»