sábado, 8 de junio de 2013

DOMINGO GONZALEZ MATEOS "DOMINGUIN"


Las dinastías toreras datan desde los primeros pasos de la fiesta brava, surgen en el mismo momento que se convierte en un espectáculo masivo y da pábulo a que se le llame, en España, la fiesta nacional. El primer patriarca es considerado el rondeño Pablo Romero, que a sus 75 años todavía estoqueaba toros y muchos de sus familiares siguen su huella y forman la primera casa torera, una dinastía de vehemente prosapia dentro de la historia de la tauromaquia. Proliferan, desde esa época, las casas toreras en todas las regiones del suelo de la península, especialmente en Andalucía, al sur del país, en la franja mediterránea, con Sevilla, como punto de referencia. 

En ocasiones, las patriarcas no han alcanzado sitios distinguidos; han sido toreros buenos a secas, pero sus descendientes sí han alcanzado títulos de figuras del toreo, que es el objetivo perseguido, primordial y único de todo aquel que enfundándose en un terno de luces, sale a jugarse la vida frente al toro. Es el caso concreto de Domingo González Mateos, el patriarca de la casa torera de los Dominguín, padre de Luis Miguel, Pepe y Domingo. El primogénito alcanza la cumbre y se consagra en una figura de alta y profunda controversia. Sin embargo, Domingo González sí consigue triunfar dentro de la profesión, pues fue un empresario de alto relieve y un apoderado de reconocido prestigio, descubridor de diestros señorones que logran ascender a lo más alto de la cumbre. Quismondo es su cuna El personaje de esta historia es oriundo de Quismondo, partido judicial de Escalona en la provincia de Toledo. 

Nace el 4 de agosto de 1895. En esa época, todos los jóvenes se inclinaban, sigue esa tendencia, por alcanzar la gloria en la fiesta de toros. Una situación lícita, dado lo que significa alcanzar la meta y Domingo González Dominguín viste por vez primera el terno de luces, al actuar como banderillero en el año de 1916 en Cadalso de los Vidrios. En ese mismo año, el 15 de agosto, mata un novillo en Torrijos. No le acompaña la suerte: resulta cogido, aunque no de gravedad. Un año en que suma 12 actuaciones que para empezar es magnífico. Al año siguiente, en 1917, el 22 de abril, se presenta en Madrid, en el coso de Tetuán de las Victorias. Sin embargo, al presentarse en la plaza de la carretera de Aragón, en la capital hispana, el fracaso no se deja esperar. Lo que hace que Domingo retorne a las capeas para captar en sus profundidades el oficio que es lo que aconseja la lógica para dominar la técnica y lograr el éxito. Y es hasta el 24 de febrero de 1918 cuando retorna a La Corte, ya más cuajado, y a partir de ahí se eslabonan los éxitos, se abren las puertas de las plazas importantes a lo largo y ancho del territorio español y se coloca Domingo en un sitio envidiable como un novillero prometedor.
Dominguin dandole un pase de pecho a "agujito" de contreras el toro de su alternativa el 26 de septiembre de 1918

 Lo anterior se confirma con el hecho de que el 26 de septiembre el figurón José Gómez Joselito le confiere la alternativa en Madrid, en presencia de Manuel Veré Varelito que, como dato curioso, esa misma tarde también adquiere el título de matador. Se lidian dos toros de García Lama y cuatro de Contreras, poco propicios. A fines de la campaña marcha con destino a Lima, Perú. Regresa a la patria en marzo de 1919. No obstante, es hasta el 13 de junio de 1920, la fecha en que alcanza un éxito en Madrid. Pero sin romper. como dicen los toreros. Es evidente que esa actuación le hace sumar 35 paseos en la campaña siguiente. Y antes, se lanza a fines del calendario, de aventura a América. Lógico, México, con sus posibilidades, es su principal objetivo. 
Carteles importantes Domingo González Mateos, Dominguín, se presenta en la plaza de toros "El Toreo" de la Condesa, el 14 de noviembre de 1920, Actúa mano a mano con Luis de la Rosa, con bureles de Atenco, con cierta fortuna, pues le corta la oreja al tercero, Cantinero de nombre. Tiene la mala suerte de que su paisano, Ignacio Sánchez Mejía, debuta en estas tierras y, dicho sin ambages, apabulla al madrileño. Su segunda corrida fue el 28 de noviembre con Rodolfo Gaona, sin que hubiese nada interesante y en la tercera, 12 de diciembre, lo hace con Sánchez Mejía, quien obtiene un éxito clamoroso con astados del hierro de Piedras Negras. Para colmo, a Domingo González Mateos se le anuncia en la cuarta fecha, el 23 de enero de 1921, en el cartel de más trascendencia de la campaña, con Gaona, Sánchez Mejía y Ernesto Pastor con ocho cárdenos de Piedras Negras que fueron estupendos. Rodolfo Gaona, el gran Indio Grande, como el culto Sánchez Mejía y el jibarito Pastor, cortaron rabo. Domingo, por desgracia, sale con las manos vacías. 
Esa misma temporada hace el paseo el 20 de febrero, con Gaona y Sánchez Mejía sin dejar huella, pese a ser un torero de corte clásico. Se va y retorna a México a fines de 1921, reaparece en "El Toreo", el miércoles 2 de noviembre, tarde en que sufre una cornada. Un hecho que acrecentó su mala fortuna en los ruedos acaeció el 20 de noviembre de 1921, cuando su paisano y poeta Sánchez Mejía, se da a la tarea y corta cuatro orejas y dos rabos de soberbios toros de Atenco y es entonces que palidece todo. Su adiós de ruedos mexicanos fue el 2 de marzo de 1922. en corrida en la que alterna con Rodolfo Gaona, Vicente Segura, Belmonte, Juan Silveti y Sánchez Mejía. 
No destaca. A partir de este año viene el descenso, tanto que en 1925 sólo es programado en tres corridas.Sin embargo, triunfa dentro del medio, pues se hace empresario, regentea la plaza de Tetuán de las Victorias y descubre a dos figuras del toreo que apodera: Joaquín Rodríguez Cagancho y Domingo Ortega, dos señorones en el medio y tiene una amistad muy sincera con la casa torera, ésta mexicana, a la que dio brillo el maestro Fermín Espinosa Saucedo Armillita. Domingo González Mateos, Dominguín muere el 21 de agosto de 1958 en La Corte

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