viernes, 14 de marzo de 2014

VICENTE MARTINEZ GONZALEZ "NIÑO DE HARO"


Vicente Martínez nació el 4 de mayo de 1910 en Haro y debutó en casa, con novillos de Fidel Rubio, el 8 de septiembre de 1926 (festividad de la Virgen de la Vega). Entonces la prensa ya le vaticinó «un gran futuro en el arte taurino». Un año después toreó en Logroño pero no fue hasta 1929 cuando entró en los carteles de las denominadas «corridas formales». En su época de gloria taurina protagonizó cuatro novilladas en Vista Alegre y veinte más por todo el norte de España. No faltó su capote en las plazas riojanas de Calahorra, Alfaro, Nájera, Santo Domingo, Cervera y Cenicero. Fue el primer torero mediático riojano, con gran poder de convocatoria y hasta fans. En total, participó en 246 novilladas en España durante toda su carrera y en 65 más en América. Por amor se trasladó a Argentina, al casarse con Dolores Nuin. 

Murió en Montevideo el 26 de octubre de 1982, a los 72 años, enfermo de párkinson. La afición y la prensa admiraban al Niño de Haro y así ha quedado constancia en los libros. De la Fuente, en 'Temas Jarreros I', recoge la descripción que sobre él escribió Enrique Hermosilla: «Gallardo y valiente con la capa, pinturero y artista con la muleta [...], solo le faltaron unos centímetros más de estatura para ser un gran estoqueador». Miguel Ángel Martínez, en su 'Diccionario taurino riojano', transcribe la descripción del tratado de Cossío y afirma que fue un «torerito apañado, pequeño de estatura, que lo hacía todo, pero sin relieve. Alguna vez el azar de un toro suave el otorgó el triunfo». Aunque fuera como novillero, es el único riojano que ha salido a hombros por la puerta grande de la plaza de toros de Madrid. Fue el 11 de octubre de 1931, por cortar dos orejas al toro Volador, cuya cabeza se exhibe en El Coso. Su fama llegó más lejos aún. Toreó en Nimes, en 1930 se fundó un club taurino con su nombre que presidió Cristino Marcelino y Pedro Rubio le dedicó un pasodoble que continúa en el repertorio de la Banda de Música de Haro. Antes, en 1927, aparecieron unas octavillas con un poema del que era protagonista: «Es un hombre el Niño de Haro,/valiente cuanto se antoja,/es la gloria toreril/del cogollo de La Rioja». 

La gente, en Haro, lo aclamaba, llenaba la plaza inaugurada por Frascuelo y Lagartijo para verlo torear. En una ocasión el público incluso amenazó con invadir el ruedo si no se le recompensaba debidamente. Al margen de lo anterior, al Niño de Haro se le atribuyó en 1929 la desaparición del originario Haro Sport Club. Para explicar el porqué hay que remontarse un año atrás. El 19 de marzo de 1928 el torero fue invitado a la cena del séptimo aniversario del Haro Sport Club (fundado en 1921) en el bar Iruña y fue «aplaudidísimo», mientras los futbolistas, en segundo plano, debían pagarse la comida en los desplazamientos. La afición se desplazaba en masa a Vitoria para ver al Alavés mientras daba la espalda al equipo de su propia localidad. Niño de Haro acaparó las crónicas de los diarios hasta provocar la volatilización del Haro Sport Club. Al menos eso le achaca el futbolista Félix Herrarte en La Rioja el 17 de agosto de 1929. Fue la popularidad del torero la que empujó a que los aficionados estuvieran «distraídos y entusiasmados por las proezas que allá donde torea realiza Vicentillo». Las corridas del Niño de Haro eclipsaron al club de fútbol hasta provocar su olvido.

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