Bernardino Landete Navarro, nacido el 29 de diciembre de 1925 en Madrid, fue una figura destacada en el mundo del rejoneo y la equitación, dejando un legado perdurable en ambas disciplinas. Proveniente de una familia con una notable historia en el ámbito de la odontología y la equitación, Landete se distinguió desde una edad temprana por su habilidad y dedicación al arte ecuestre y taurino.
Landete creció en Colmenarejo, en un chalet construido por su padre, Juan Landete Pérez, un odontólogo valenciano aficionado a los caballos. Fue el quinto de siete hermanos y sobrino de Bernardino Landete Aragó, un pionero de la estomatología en España.
La familia tenía cinco cuadras y un pequeño picadero donde Bernardino y sus hermanos aprendieron a montar. Su tío Alejandro, conocido como “El alambre”, lo introdujo en el mundo de las exhibiciones y festivales taurinos. A los ocho años, recogió la llave de la plaza en Talavera de la Reina, montado en su pony "Doña Paquita".
En 1931, Bernardino comenzó a aprender equitación en Madrid bajo la tutela de los profesores de equitación del ejército Julio Xifra y Antenor Betancourt. La Guerra Civil Española interrumpió su formación, pero la reanudó con Betancourt después del conflicto. En 1949, ingresó en las Milicias Universitarias, donde permaneció varios años como Alférez Instructor.
En 1952, empezó a rejonear, destacándose rápidamente como un magnífico jinete y torero.
Bernardino Landete debutó en Madrid el 13 de marzo de 1955, introduciendo su famosa suerte del par del violín, una técnica innovadora que se convertiría en un estándar en el toreo. Inspirado por su experiencia en el polo, Landete ideó esta técnica que se ha mantenido vigente en el rejoneo y las corridas de toreros banderilleros.
En 1958, Landete se trasladó a Guayaquil, Ecuador, donde contrajo matrimonio y participó en ferias taurinas en Ecuador y Colombia. Fue parte fundamental en la inauguración de la Plaza Monumental de Quito y fundó el Club Hípico Cayambe, centrado en el salto.
Su éxito continuó en 1968, cuando se convirtió en subcampeón de salto en el Campeonato Sudamericano en Caracas y campeón por equipos en Buenos Aires al año siguiente.
En 1972, Bernardino regresó a España, donde fundó el Club Hípico de Barajas en Madrid y dedicó su tiempo a impartir clases de equitación y a competir en concursos de salto. En 1978, decidió retirarse del rejoneo para enfocarse exclusivamente en el salto y la formación de sus alumnos.
En 1984, inauguró el Club Hípico de Barajas, que se convirtió en un referente en los concursos de salto en Madrid.
En 1987, nació su hijo Eduardo Manuel, a quien también inculcó la pasión por la equitación. Landete continuó enseñando hasta 1999, cuando se trasladó a Alicante con su familia para disfrutar de un merecido descanso.
Bernardino Landete falleció el 26 de septiembre de 2010 en Alicante a los 84 años. Su sobrino, Juan Manuel Landete, también rejoneador, recordó a Bernardino como un jinete excepcional que compartió protagonismo con figuras como Ángel Peralta. Bernardino Landete Navarro dejó una huella imborrable en el mundo del rejoneo y la equitación, siendo recordado como un innovador y un maestro en ambas disciplinas.
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