Novillero mexicano que fue a probar fortuna a España; cuentan que Miguel tuvo una horrible pesadilla que le hizo despertar sobresaltado la mañana del 12 de julio de 1914, esa tarde actuaría en la vieja Plaza de Madrid: “Soñé que un toro castaño me mataba esta tarde”, le dijo a su hermano Alfredo con el que compartía una modesta vivienda. “Un mal sueño, nada más”, acordaron.
Poco más tarde, los gritos aterradores que se oían en la calle les obligaron a asomarse al balcón sólo para ver a una mujer envuelta en llamas que había decidido quitarse la vida de esa manera. “Mala señal”, pensaron. Pero estaban decididos a presentarse a las pocas horas en la plaza. Ya iban para el coso taurino cuando un aficionado, con mal tino, les contó lo que había sucedido en ese mismo escenario durante el festival que se celebró por la mañana. Una espada de descabellar voló al tendido e hirió de muerte a un aficionado. Miguel Freg, tal vez sugestionado, pero decidido, cumplió y se presentó a torear. Por su propio pie entró al ruedo, pero no salió de la misma manera pues el toro “Saltador” le asestó una mortal cornada en el cuello.
En la corrida de la tarde del 12 de julio de 1914 en la Plaza de Toros de Madrid, el segundo, que correspondía al novillero Miguel Freg, de nombre “Saltador”, fue tan manso como el anterior, pero mucho más peligroso. Llegó al último tercio incierto, reservón, tirando cornadas, refugiado en las tablas donde se defendía, y sólo atacaba con peligrosas y rápidas arrancadas. Miguel Freg lo trasteó como pudo, pero el toro buscó la querencia de la puerta de toriles, y allí se perfiló Freg para entrarle a matar. Le dio un pinchazo, y tras breves pases intentó nuevamente la estocada. Pero el novillo le esperaba, le cortó el viaje, le tiró unos hachazos secos, uno de ellos le alcanzó el cuello y le trompicó sin derribarle, causándole una gran herida en la región infratiroidea, que llegaba hasta la apófisis de las vértebras cervicales. Miguel se llevó las manos a la parte herida, de la que fluía mucha sangre, y por su pie entró en la inmediata enfermería. Nadie supuso que la lesión fuese mortal, pues a los 15 minutos del accidente dejaba de existir.
Otra desgracia inmediata sucedió con su deceso al suicidarse su novia Inés Omos, fue la mañana del 15 de julio, en la Alameda Central de México D.F. Se suicidó con un balazo en la sien. Miguel era hermano del valeroso matador Luis Freg, que sobrevivió a más de 50 cornadas durante su larga carrera, y que vino a terminar fatídicamente cuando zozobró la embarcación en la que disfrutaba de un viaje familiar por el río Palizar en el Estado de Veracruz México el 10 de noviembre de 1934, otras fuentes refieren en contrario, que paradójicamente falleció ahogado, siendo un gran nadador. Fue en La Laguna del Carmen en el Río Palizar, en Campeche. Trató de salvar a unos niños que desesperados y llenos de terror en su lucha contra el agua se aferraron a sus piernas arrastrándolo hacia el fondo.
el cadaver de Miguel Freg en la enfermeria |
Por su parte, el reputado cronista don Juan José Zaldívar Ortega resume así la biografía de este ilustre novillero mexicano: matador de novillos, natural de Méjico, donde nació el año 1890, hermano de Alfredo, de Luis y de Salvador, falleció en Madrid el domingo 12 de julio de 1914, a los 24 años de edad, por astas de un toro de don Juan Contreras. Volvió a torear en Madrid el domingo siguiente, el citado día 12. Fue su última corrida: salió el novillo que le correspondía en primer lugar, y se dirigió a su encuentro ansioso de hacer grandes cosas. Con el toro ceñido a la cintura, realizó cinco verónicas superiores, y los aplausos sonaron estruendosos. El novillo llegó receloso al último tercio, y Freg, que vio que huía de los pases, le dio un pinchazo en cuanto lo halló igualado; la res se situó, buscando defenderse, junto a la puerta del chiquero, y allí, en el terreno escogido por el toro, comenzó Miguel una valiente faena de muleta. No tomando en cuenta el peligroso terreno en que iba a estoquear, se perfiló, y entrando despacio dejó una estocada, pero el toro le vio venir, y en uno de los derrotes que tiró al hacerse con él, le alcanzó la punta de un pitón el cuello, causándole una gran herida en la región infratiroidea, que llegaba hasta la apófisis de las vértebras cervicales. Freg entró rápidamente en la enfermería con las manos en la herida, y a los quince minutos del accidente dejaba de existir. Durante la lidia del cuarto novillo cundió por la plaza la noticia de su muerte, y el público hizo que se suspendiera la corrida, cosa que se realizó aquella tarde por vez primera en la Plaza de Toros de Madrid. Y así, con 24 años de edad, se frustró una esperanza de las más grandes y el torero mexicano más completo de aquellos tiempos. Abandonó pronto sus estudios por el capote, y comenzó el arriesgado ejercicio en las hacienda de nuestra República. Más tarde toreó en las plazas de los Estados mexicanos y se hizo aplaudir calurosamente por el valor y arte que prodigaba. En la Plaza de Toros “El Toreo”, en una novillada, alternando con “Llaverito”, Samuel Solís y “Chanito”, obtuvo dos premios: uno para el mejor diestro, y otro para el más certero estoqueador. Fue tan brillante la labor de Miguel, que logró los dos premios en medio de una ovación clamorosa. A poco vino a España, Miguel, con sus hermanos Luis y Alfredo, y su primera actuación tuvo lugar en la Plaza de Toros bilbaína de Vista-Alegre el 12 de abril de 1914, con novillos de Surga, afirmando la buena fama que tenía en América. "
Cogida de Miguel Freg. |
El célebre historiador español, Juan José de Bonifaz Ybarra, le dedica al esforzado novillero mejicano, la siguiente crónica << de brava estirpe torera, el mexicano Miguel Freg Castro había sabido colocarse en el breve pelotón de cabeza de la novillería de su tiempo. El 12 de julio de 1914 hace el paseíllo en la plaza de Madrid junto a José Roger (Valencia) y José Sánchez (Hipólito). Era la segunda vez que actuaba en el coso de la vieja carretera a Aragón, ya que allí había realizado su presentación el domingo anterior. Su primer enemigo, de la vacada de Contreras, le produjo tan graves heridas en el cuello al recibir una estocada en el siempre comprometido terreno de chiqueros, que la muerte no tardó más de un cuarto de hora en llegar. Enterado el público del fatal desenlace, solicitó y obtuvo de la presidencia la inmediata suspensión del espectáculo, lo que ocurrió por vez primera en las plazas madrileñas. "
Don Víctor, el conocido historiador propietario del Blog Taurino "A los Toros "en la Internet, comenta al respecto de la muerte de Miguel Freg Castro el 12 de julio de 1914, que <<
No fue sola esa la desgracia que ocurrió aquel día en la Plaza de Toros de Madrid, ya que por la mañana en la becerrada de los zapateros, Antonio Boto y Recatero "Regaterín" se encontraba auxiliando a los aficionados encargados de lidiar las reses, al ir a descabellar a uno de los becerros, el estoque salió despedido hiriendo en el pecho tan gravemente a un espectador que se encontraba viendo el espectáculo en una barrera que falleció a los pocos minutos (Tragedia incluida por separado en esta necrología) .
Y otra más, en dicha becerrada uno de los participantes se clavó una banderilla falleciendo poco después como consecuencia de la herida que se produjo. >>
El afamado historiógrafo taurino, don Luis Ruiz Quiroz, refiere en sus leídas efemérides, que el 29 de septiembre de 1897 nace en la ciudad de México el matador de toros Miguel Freg, contraviniendo así a otros cronistas que lo hacen de 1890.
El entierro de Miguel Freg, 15 de julio de 1914 en El Imparcial, diario liberal
Verificóse ayer tarde en el cementerio de la Almudena. Una inmensa muchedumbre estaba agolpada frente al Depósito judicial desde bien temprano. Todos pugnaban por entrar en el lugar donde reposaba el cadáver del desventurado torero, y hubo que hacer grandes esfuerzos para impedirlo.
Habían colocado al pobre muchacho en un ataúd negro con aplicaciones doradas. En torno al catafalco colgaron innumerables coronas, enviadas, entre otros, por los señores siguientes:
De Chanito y su cuadrilla, Lagartijillo chico, Empresa de Madrid, Samuel Solís y Pascual Bueno, Algabeño II, Hipólito y cuadrilla, cuadrilla de Miguel Freg, D. Manuel Rodríguez Vázquez, apoderado de Rodolfo Gaona; Ballesteros y Herrerín, diestros aragoneses; Enriqueta Retana, Sr. Marcén, Rodolfo Gaona, Bienvenida, Saleri II y cuadrilla, los amigos de Freg Sres. Gros, Fayola, Sánchez Fuste, Estévez y Orche; Adolfo Guerra, Paco Madrid, Relampaguito, Luis y Alfredo Freg, hermanos de la víctima; Mazzantinito, don Antonio Rojo, Bombita III y cuadrilla, Lagartijillo chico y cuadrilla, Celita, Belmonte, cuadrilla de Rafael el gallo, cuadrilla de Joselito, los diestros hermanos Bodarte y cuadrillas, Ostioncito, ganadero D. José Vega, Valencia y cuadrilla, Posada y cuadrilla, empresarios de Las Arenas, de Barcelona, señores Alcalá, Isauri y Acedo.
A las cinco de la tarde sacaron el cadáver, conduciéndolo hasta la carroza fúnebre, los diestros y aficionados Valencia, Esparterito, Hipólito, Lavín, Segura de Valencia, Chaves y el Feria. Las gentes se descubrieron silenciosas y tristes; muchos toreros lloraban de emoción.
La carroza, arrastrada por cuatro caballos, iba totalmente cubierta de coronas; delante, dos landós llevaban más coronas y ramos de flores.
El cortejo, en el que figuraban todos los toreros que hay en Madrid y el popular y famoso ex matador Bombita, siguió hasta el sitio señalado para la despedida del duelo, y muchísimos continuaron hasta el cementerio, acompañando a los hermanos del difunto, Luis y Alfredo, que no dejaron aquel triste lugar hasta que dieron tierra al cadáver.
Hubo una dolorosísima coincidencia. Momentos antes de sacar el cadáver de Freg del Depósito, llevaban otra modesta caja, a la que seguían unas cuantas mujeres, que lloraban sin consueloo.
Se trataba del entierro del joven Ángel Herencia, que fue muerto atravesado por un estoque en la becerrada celebrada el mismo día en que pereció Miguel Freg.
Ángel Herencia |
El triste espectáculo conmovió a los concurrentes al entierro del torero.
Texto "Los Toros dan y quitan"
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