A lo largo de la historia, el arte de rejonear ha sido una expresión viva de la nobleza y la gallardía. Durante siglos, en la Europa medieval, la monta y doma de caballos fueron prerrogativas de caballeros y cruzados, simbolizando el poder y la destreza de quienes pertenecían a la cúspide del orden social. Estas habilidades ecuestres, exclusivas de la nobleza, no tardaron en trasladarse a los espectáculos de las fiestas reales en España, donde los hidalgos mostraban su valor enfrentándose a toros en la plaza. En esta época, el rejoneo se convirtió en un verdadero alarde de destreza, protagonizado por caballeros que preferían la lanza al libro, y el caballo a la pluma.
Figuras como Carlos V, Felipe IV y Don Sebastián de Portugal fueron grandes exponentes de esta práctica, cuyo origen se remonta a la tradición de alancear toros. Sin embargo, el arte del rejoneo fue decayendo con el tiempo, en parte debido a las prohibiciones eclesiásticas, como la de Pío V en 1567, y al final de las guerras que redujo la necesidad de entrenar caballeros para el combate. Para 1725, la práctica casi había desaparecido en España, aunque en Portugal el rejoneo continuó evolucionando, ganando sofisticación y refinamiento.
No obstante, el siglo XIX trajo consigo un resurgimiento del rejoneo. Un momento clave en su revitalización ocurrió en 1889, cuando el mexicano Ponciano Díaz, junto a sus picadores Oropeza y González, revolucionaron las plazas españolas al introducir suertes novedosas, como la colocación de banderillas a dos manos desde el caballo. Este espectáculo sorprendió al público español, que quedó maravillado ante la habilidad y valentía de estos toreros ecuestres, quienes lograban un control absoluto sobre sus caballos mientras enfrentaban al toro.
La Importancia del Ganado en el Rejoneo
En cuanto al ganado, la evolución en su selección ha sido fundamental para el desarrollo del rejoneo moderno. Históricamente, los encastes utilizados variaban, pero hoy en día, los toros de origen Murube han pasado a ocupar un lugar preeminente en las corridas de rejones. Este tipo de ganado, conocido por su trote ágil y su disposición a seguir el ritmo de los caballos, ha sido clave para la estética del rejoneo contemporáneo, ya que permite un mayor control del jinete y una sincronía perfecta entre el caballo y el toro. Sin embargo, algunos críticos consideran que el uso constante de este tipo de encaste ha llevado a una cierta monotonía en los comportamientos del toro, restando emoción al espectáculo.
Diego Ventura, uno de los máximos exponentes del rejoneo actual, ha sido un defensor de la diversificación del ganado en esta disciplina. En una entrevista, expresó su deseo de cambiar el tipo de toro que se utiliza en las corridas de rejones, buscando ejemplares más exigentes y que ofrezcan mayores retos a los rejoneadores. Ventura ha lidiado con toros de ganaderías más complicadas, como Miura y Partido de Resina, con el objetivo de reintroducir la emoción y el peligro que caracterizaban al rejoneo en épocas pasadas.
El encaste Murube, que predomina hoy en día, se caracteriza por su nobleza y facilidad para ser templado en cortos terrenos, pero a lo largo de los años se ha dado preferencia a este tipo de toro sobre otros encastes, como los Santa Coloma, Núñez y Miura, los cuales se han dejado de lado debido a las complicaciones que presentan para el jinete. Aunque toros como los de procedencia Núñez pueden ser desafiantes, su capacidad para adelantarse al caballo y complicar la faena ha llevado a los rejoneadores a optar por ejemplares más manejables.
Los Caballos en el Rejoneo Actual
El caballo, que ha sido el protagonista indiscutible del toreo a caballo, también ha evolucionado considerablemente. Tradicionalmente, se preferían caballos españoles, árabes e ingleses, cada uno aportando características específicas como la belleza, la velocidad, la resistencia y la flexibilidad. Sin embargo, en las últimas décadas ha habido un cambio hacia la funcionalidad, predominando la doma y el control sobre la mera espectacularidad. Esta evolución ha llevado a que los caballos utilizados hoy en día estén mejor preparados que nunca, alcanzando niveles de adiestramiento que permiten a los rejoneadores enfrentarse a toros en terrenos muy ajustados, donde antes hubiera sido impensable maniobrar.
Portugal ha sido pionero en la selección de caballos para el rejoneo, y ganaderías como la Veiga se han convertido en auténticos viveros de caballos toreros. Muchos rejoneadores españoles, como Pablo Hermoso de Mendoza, han tenido que acudir a este tipo de ganaderías para conseguir animales capaces de competir al más alto nivel. Hermoso de Mendoza, por ejemplo, ha criado caballos que han dado lugar a una cuadra excepcional, con ejemplares como Cagancho y Chicuelo, que han marcado un hito en la historia del rejoneo moderno.
El Futuro del Rejoneo
El rejoneo actual ha alcanzado un equilibrio entre tradición y modernidad, donde tanto el caballo como el toro juegan un papel crucial en la consecución del éxito en el ruedo. Mientras que en el pasado se recurría a reses defectuosas o desechadas de las corridas a pie, hoy en día la selección de los toros de lidia para rejones se ha vuelto tan rigurosa como en el toreo de a pie. El éxito del rejoneo depende de la armonía perfecta entre el jinete, su caballo y el toro, y es en esa sutil danza de control y riesgo donde reside la magia de este arte centenario.
El debate sobre la diversidad del ganado en las corridas de rejones sigue abierto, con figuras como Diego Ventura abogando por la inclusión de toros más desafiantes y de mayor raza, mientras que otros continúan apostando por el encaste Murube, que garantiza un espectáculo estéticamente impecable pero quizá menos emocionante. Lo que es innegable es que el rejoneo sigue evolucionando, y tanto caballos como toros se han adaptado a los nuevos tiempos, ofreciendo a los aficionados un espectáculo único, donde la elegancia y el peligro conviven en perfecta armonía.