viernes, 30 de mayo de 2025

Enrique Ortega "El Cuco": celos, ruina y tragedia en la estirpe de los Gallo

 



 

A finales de septiembre de 1926, Sevilla fue escenario de un drama con todos los ingredientes de una tragedia clásica: fama, linaje, pasión, celos, ruina y un desenlace fatídico. El protagonista fue Enrique Ortega Fernández, conocido en los ruedos como “El Cuco”, destacado banderillero y cuñado de dos de las mayores figuras del toreo: Rafael “El Gallo” y Joselito “El Gallo”.

La historia conmocionó a la ciudad y llenó páginas de diarios y tertulias. Según informaron los medios de la época, Enrique atravesaba desde hacía meses una crisis profunda, tanto en el plano conyugal como económico. Su matrimonio con Gabriela Gómez Ortega, hermana de los célebres toreros, se había deteriorado por las continuas discusiones, motivadas por celos, sospechas de infidelidad y problemas financieros.

Gabriela lo acusaba de haber dilapidado la herencia familiar que recibió tras la trágica muerte de Joselito y de mantener una relación extramatrimonial con una mujer joven, con quien se decía pasaba largas temporadas en Marmolejo. La situación se volvió insostenible.

El 21 de septiembre de 1926, tras una nueva discusión en el domicilio de una hermana de Enrique, en la calle Feria de Sevilla, el torero perdió el control. En un arrebato de furia, agredió brutalmente a su esposa con una navaja barbera, provocándole varias heridas de gravedad: una profunda incisión en el pecho, dos puñaladas cerca del corazón y cortes en las manos cuando intentó defenderse. Convencido de haberla matado, intentó quitarse la vida hiriéndose en la cabeza y el pecho, para luego arrojarse por el balcón del segundo piso.

Milagrosamente, ambos sobrevivieron. Gabriela fue ingresada de urgencia y logró estabilizarse. Enrique, visiblemente alterado y herido, fue hospitalizado y luego trasladado al juzgado. Durante su comparecencia, lloró, pidió perdón, y repitió entre sollozos: “¡Mis hijos, mis hijos! ¡Gabriela!”. A punto estuvo de suicidarse nuevamente en las escaleras del juzgado, donde fue detenido por la Guardia de Seguridad antes de lanzarse al vacío.

Los informes médicos apuntaban a un grave trastorno emocional, agravado por el deterioro económico, los celos y la presión interna de verse superado por el peso de su apellido político y taurino. Atrás quedaban sus años de esplendor como torero de confianza de los Gallo, y su incursión en el teatro como autor del sainete El triunfo de Manoliyo, estrenado en el Teatro Martín de Madrid en 1918.

La tragedia se completó un mes después, el 21 de octubre de 1926, cuando Enrique Ortega se quitó la vida de forma definitiva, esta vez en casa de una hermana. Ponía así fin a una vida marcada por el arte y el infortunio, y a una caída dolorosa desde las alturas de la dinastía taurina más célebre del primer tercio del siglo XX.


Fuente: “EL ESCÁNDALO” Semanario, BARCELONA, 30 DE SEPTIEMBRE DE 1926

 

 

 

ALVARO DOMECQ ROMERO

 



 

Cuando Álvaro Domecq Romero optó por adentrarse en el rejoneo, se encontró con numerosas ventajas, a los ojos de muchos, pero también con un importante desafío: mantener el prestigio del apellido Domecq en el ámbito del toreo a caballo, una meta que alcanzó gracias a sus propios méritos. Originario de Jerez de la Frontera, al igual que su progenitor, Álvaro Domecq y Díez, desde su más temprana infancia estuvo inmerso en el mundo del toro y el caballo debido a las circunstancias familiares bien conocidas.

Su primera incursión en el ámbito público tuvo lugar cuando apenas contaba con 16 años pues había nacido el 8 de abril de 1940, participando en un festival benéfico en Tarifa el 26 de febrero de 1956. Cuatro meses después, debutó en la plaza de Jerez, en otro festival, y actuó como profesional por primera vez el 3 de septiembre del mismo año en la Real Maestranza de Ronda (Málaga). Su primera temporada completa como profesional fue en 1960, en la que obtuvo importantes triunfos como los logrados en Barcelona o El Puerto de Santa María. Dos años más tarde, el 7 de junio de 1962, hizo su debut en la plaza de Las Ventas de Madrid, en la tradicional Corrida de la Beneficencia, y después de acumular 49 contratos en 1963, viajó a América para participar en el festejo conmemorativo del quinto aniversario de la Monumental Plaza México.

Tras varias temporadas en las que redujo voluntariamente sus apariciones, anunció su retirada en Zaragoza el 14 de octubre de 1967, aunque esta no resultó definitiva. En 1968, actuó únicamente en la Corrida del Montepío de Toreros celebrada en Fuengirola el 22 de mayo, pero un lucrativo contrato lo llevó a realizar una campaña en Colombia y Venezuela la temporada siguiente. Con renovadas energías, reapareció en España en 1970, alcanzando las 111 corridas en la temporada de 1971.

El gran acontecimiento de ese año tuvo lugar en la plaza de su ciudad natal, donde se encerró en solitario con siete toros, logrando cortar siete orejas y dos rabos. El mismo nivel, tanto en cantidad como en calidad, se mantuvo a lo largo de toda la década de los 70 y se prolongó hasta principios de los 80. Sus actuaciones le valieron un buen número de trofeos, como el Trofeo Antonio Cañero de la Casa de Córdoba de Madrid, que le fue otorgado por su destacada labor durante la Feria de San Isidro de 1983.

Dos años después, anunció nuevamente su retirada, despidiéndose del público portugués en Lisboa el 19 de septiembre y del público español en Jerez el 12 de octubre, en un festejo en el que también participó su padre. Luego, tras una breve reaparición en 1988, volvió a los ruedos para otorgar la alternativa a su sobrino Antonio en Jerez el 21 de mayo de 1992, y para confirmarla a él y a Luis en Madrid la tarde del 30 de mayo.



Desde entonces, solo ha participado en algunos festivales benéficos, dedicando su refinado estilo a caballo al servicio de la Escuela Andaluza de Arte Ecuestre.

Además de sus logros como jinete, también acumuló numerosos premios en diversas disciplinas ecuestres, como doma vaquera, doma clásica y acoso y derribo, y recibió la distinción del Caballo de Oro. Como ganadero, hizo famoso su hierro Torrestrella, criado en la finca Los Alburejos hasta 2020.

En 1973, fundó la Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre de Jerez, un auténtico referente de la cultura del caballo andaluz en todo el mundo. El origen de esta institución se remonta a la concesión del Caballo de Oro, para la cual Domecq organizó un espectáculo llamado ‘Cómo bailan los caballos andaluces’. Este espectáculo, de gran éxito, se llevó a cabo durante ocho años en una carpa del Depósito de Sementales, hasta que se convirtió en la actual Real Escuela de Arte Ecuestre. Álvaro Domecq negoció junto al entonces Ministerio de Turismo la compra del antiguo Palacio del Duque de Abrantes como sede de la institución, que dirigió durante dos décadas y media.

A lo largo de su vida, Álvaro Domecq ha acumulado numerosos premios y reconocimientos, incluyendo la Medalla de Oro de la Asociación de Escuelas Taurinas de Andalucía, el Premio del Clúster Turístico #DestinoJerez (2018), el Premio Augusto Ferrer-Dalmau de la Academia de la Diplomacia y el Premio en el Salón Internacional del Caballo (2019). Fue nombrado Embajador de la Provincia de Cádiz en 2016, es Hermano Mayor Honorífico de la Real Hermandad del Rocío de Jerez de la Frontera y Hijo Predilecto de Jerez desde 2022.En su faceta como empresario, es dueño de la bodega que lleva su nombre y ha impulsado numerosos proyectos en el ámbito turístico, como el paquete ‘Jerez, frontera del sueño’, que combina el mundo ecuestre, la gastronomía y el flamenco. En su finca El Carrascal se presenta el espectáculo ecuestre ‘A campo abierto’. El 15 de octubre de 2022 fue nombrado hijo predilecto de su ciudad natal, Jerez de la Frontera. Esta casado con Maria Isabel Domecq Ybarra.

ANTONIO ORTEGA RAMIREZ "EL MARINERO"

 


Hijo del banderillero Manuel Ortega, Lillo y Carlota Ramírez, primo hermano de Gabriela Ortega Feria, madre de los Gallos, y sobrino de Barrambin y El Cuco, excepcionales banderilleros, en él se une la afición a los toros con el embrujo del mar, en principio para ganar el sustento y más tarde como medio para alegrar los cosos del otro lado del océano. De ahí el sobrenombre con que se le distingue en la bibliografía taurina: El Marinero. Pudo haber sido otra cosa y, sin embargo, sólo fue torero y de renombre, lo que aprendió con dilección en las estancias de Puerta de Tierra, en el Matadero, y viendo banderillear a su padre. Nace en Cádiz en la calle sopranis el 11 de abril de 1857.No era muy afecto Lillo a que su hijo se dedicase al toreo, y puso de su parte cuanto pudo para desterrar de sus deseos semejante afición. Con tal objeto, le embarcó el año 1869 en uno de los vapores costeros del Mediterráneo, sin que por esto amortiguara la afición al arte en el joven marinó. 

Tanto fue así que en uno de los viajes que hizo a Málaga el vapor en que navegaba, tomó parte en una novillada que tuvo lugar para un objeto benéfico, en la plaza de dicha ciudad siendo tal su arrojo y valentía que el público le colmó de aplausos y regalos, hasta el extremo que la prensa deja localidad se ocupó de él diciendo que “el que más se había distinguido era un chico (tenía doce años), al parecer marinero, el cual, por su desenvoltura, arrojo y serenidad, había merecido justamente el aplauso del público” Desde entonces fue conocido entre los aficionados y sus compañeros por el epodo de El Marinero. En 1870 entró a formar parte de la cuadrilla de jóvenes conocida con el nombre de “los niños de Cádiz” figurando en ella como espada. En 1875 se embarca para Lima, como banderillero de Paco de Oro. 


Tiene gran éxito y abandona las banderillas por el estoque. En 1882 alterna en varias plazas españolas con Hermosilla y Mazzantini. Inaugura con el Gordito y con Frascuelo la nueva plaza de la Línea (Cádiz). Antonio Ortega "El Marinero" mató un toro en El Puerto, ofendido en su honor y en total oscuridad Todo ello ocurrió un 28 de agosto de 1.881. Se lidiaba una corrida de Dª Teresa Núñez de Prado, para un cartel compuesto por Francisco Arjona "Currito", Manuel Hermosilla y el mencionado Antonio Ortega "El Marinero". Debido a lo largo y extenso de los tercios de varas, y una vez que el presidente dio salida al último de la tarde, la plaza se encontraba en total oscuridad, ya la noche se había vencido sobre la ciudad. Bajo propuesta del público por la nula visión desde los tendidos, y para que no ocurriera ningún accidente en el ruedo, el presidente envió el toro a los corrales. En aquellos momentos, "El Marinero" no entendió tal postura y enormemente ofendido en su honor, (ya que pensó que nadie le enviaba un toro vivo a los corrales), tomó camino de los chiqueros, y en la misma puerta esperó la llegada de la res devuelta. Allí, al paso, le recetó una gran estocada de la que hizo rodar al animal. Mientras tanto, unos espectadores aplaudían, otros silbaban y abandonó la plaza mascando frases no muy gratas hacia el público y presidente. El 30 de Noviembre de 1884 se programa en Madrid la corrida de la Alternativa siendo suspendida por lluvia, Salvador Sánchez Frascuelo y Luis Mazzantini con toros de Barrionuevo completaban el cartel, pero no es hasta el 14 de mayo de 1885 que la toma de manos de El Gallo en la Real Maestranza de Sevilla confirmándola en Madrid, el 4 de junio de 1886, al concederle Bocanegra la muerte del toro Caballero de Aleas, en esa corrida resultan lesionados el banderillero Francisco Sánchez “Currinche” y el picador Francisco Fuentes. 

Nombró apoderado (1885) al célebre banderillero Mariano Antón que también lo era de Manuel Hermosilla por aquel entonces. En el año 1885 en Diciembre partió para hacer campaña en Cuba a donde fue contratado para 4 corridas en la Habana y 6 en Matanzas. Fue un torero muy castigado por los toros el castigo que repercutió en su integridad física. Sobre todo la plaza de Madrid parecía que le hacía mal de ojo, puesto que casi siempre que toreó en ella sucedió algún contratiempo desagradable (se hirió la mano derecha al dar una estocada, se suspendió una corrida por un impresionante aguacero y que volvió a repetirse el mismo día en que se había decidido celebrar de nuevo, etc.). Era un torero muy valiente, lo que le perjudicó en numerosas ocasiones, puesto que fue objeto de muy frecuentes cogidas. Una vez estuvo a punto de que le amputaran la pierna derecha. En otra, un toro de Pablo Romero saltó la barrera y, corneándole, le produjo heridas de tal consideración que le quedó mutilada la mano izquierda. La última vez que actuó en la corte el día 14 de Agosto de 1889, con toros de Pablo Romero, altemanado con Enrique Santos “Tortero" resultando los dos espadas heridos. El Marinero tuvo un amplio cartel en América, donde se le admiraba y era requerido con bastante frecuencia, sobre todo en las plazas de solera de Cuba, Colombia y Perú. 


Se cuenta que en una de estas plazas americanas se anunció que banderillearía un toro dando el cambio y teniendo colocado entre las piernas a un compañero del oficio. “El Lavi”, su primo, lo llegó a calificar como "payaso del toreo" por la realización de faenas, más que estrictamente artísticas, extraordinariamente valientes y muy poco ortodoxas. En 1892 la revista “El arte Taurino” daba cuenta de la siguiente noticia: “El matador de toros Antonio Ortega (El Marinero) ha sido contratado para trabajar veinte corridas en in pueblo de la jurisdicción de México”. En 1893 no tenía representante legal por lo que se auto apoderaba según diversas publicaciones de la revista antes mencionada. En su campaña americana del año 1894/1895 recibe una grave cornada que hace temer por su vida en la Habana, recuperándose en unos meses y regresando a España posteriormente. Se retiró del toreo en su ciudad natal el 12 de agosto de 1900: “Para la despedida del diestro gaditano Antonio Ortega Marinero, se dio otra corrida el día 12 de Agosto, con seis toros: de Adalid, Villamarta, Cámara, Otaolaurruchi, Arribas y Concha Sierra, regalados por los ganaderos, Marinero mató el primero fresco y confiado, dándole media estocada y un pinchazo bien señalado* La ovación fue atronadora Banderillearon este toro los novilleros. Morenito, Carrillo y Potoco. El segundo toro lo mató Potoco haciendo buena faena y rematándolo de un volapié aceptable En los cuatro restantes alternaron Carrillo v Morenito. Carrillo mató su primero desde lejos, dándole un pinchazo y media pescuecera. En el segundo, dióle un metisaca, degollándolo. Morenito, muy valiente y trabajador. En su primero una delantera y media buena, en su segundo hizo una faena alegre y dio un volapié regular. Los diestros torearon gratis. La entrada fue un lleno no visto en muchos años.” 

Después hizo otros viajes al Nuevo Mundo y en la plaza de Caracas (Venezuela) el 24 de Diciembre de 1905 añyernando con el sevillano Manuel González “Rerre" y el peruano "Chaleco" y con toros de la hacienda de la Candelaria toreó su definitiva última corrida. Imposibilitado para seguir toreando volvió a su patria chica, donde viejo y sin una peseta consiguió un modesto empleo en el Ayuntamiento de Cádiz, cargo que desempeñaba cuando le sorprendió la muerte.Falleció en Cádiz el 15 de febrero de 1910 a los 52 años víctima de una enfermedad, fallece en Cádiz Antonio Ortega y Ramírez, “El Marinero”, bajito y hábil con la espada. El “Marinero" en sus ¡numerables viajes ganó muchos pesos, que todos los años a su vuelta distribuía entre sus convecinos, pues, como buen gaditano, era noble, generoso y alegre; por eso murió pobre quien tanto dinero recogió con su profesión A El Marinero se le puede calificar como el torero de la mala suerte. Los revolcones que sufre son dignos de tenerse en cuenta, por cuanto repercuten en su integridad física. Sobre todo la plaza de Madrid parecía que le hacía mal de ojo, puesto que casi siempre que toreó en ella sucedió algún contratiempo desagradable (se hirió la mano derecha al dar una estocada, se suspendió una corrida por un impresionante aguacero y que volvió a repetirse el mismo día en que se había decidido celebrar de nuevo, etc.). Era un torero muy valiente, lo que le perjudicó en numerosas ocasiones, puesto que fue objeto de muy frecuentes cogidas. Una vez estuvo a punto de que le amputaran la pierna derecha. En otra, un toro de Pablo Romero saltó la barrera y, corneándole, le produjo heridas de tal consideración que le quedó mutilada la mano izquierda. 

BIBLIOGRAFIA: “La Nueva Lidia”, 29/06/1885 (Madrid) “La Nueva Lidia”, 07/09/1885 (Madrid) “Apéndice a los anales del toreo de José Velázquez y Sánchez: reseña histórica de la lidia de reses bravas” (1889) - Vázquez y Rodríguez, Leopoldo, 1844-1909 “La Lidia: revista taurina: La Lidia ilustrada con cromos” Año VIII Número 24 - 1889 septiembre 23 (23/09/1889). “Anuario de El Toreo”, 1886 (Madrid). “El toreo” 19/01/1885 (Madrid) “La Nueva Lidia” 1885. Anales del toreo de José Velázquez y Sánchez 1889 Resquemores: anales taurinos, año primero García Rodrigo, Ramón Madrid, 1900