MIURAS... Las trágicas muertes causadas por los toros de la legendaria ganadería de Miura, la más conocida y documentada: la de Manolete (1947) por lo que la obviaremos en favor de detallar otras menos mediáticas y notorias (a excepción de la de Espartero para muchos y la de Pepete para algunos) como lo son las siguientes:
- José Dámaso Rodríguez, "Pepete", matador de toros cordobés, cogido y muerto en Madrid el 20 de Abril de 1862, por el toro "Jocinero".
— Mariano Canet "Llusío", banderillero valenciano víctima del toro "Chocero" en Madrid el 23 de Mayo de 1875.
— Manuel García Cuesta "El Espartero", matador de toros sevillano, muerto en Madrid por el toro "Perdigón", el día 27 de Mayo de 1894.
— Manuel Sánchez Criado, puntillero sevillano, que en la plaza de la Real Maestranza de Sevilla sufrió una cornada mortal de la vaca "Beata", el 15 de Julio de 1894.
— Domingo del Campo "Dominguín", matador de toros madrileño muerto por el toro "Receptor" en la plaza de toros de Las Arenas de Barcelona, el 7 de Octubre de 1900.
— Faustino Posada Carnerero, novillero sevillano víctima de "Agújelo" en la Plaza de Toros de Sanlúcar de Barrameda el 18 de Agosto de 1907.
— Pedro Carreño, novillero onubense, muerto en el coso de Ecija el 21 de Mayo de 1930.
LA MÚSICA EN LA FIESTA La primera vez que sonó la música en la fiesta de los toros y más concretamente en una faena de muleta fue en la plaza antigua de Barcelona el día 13 de mayo de 1877. lagartijo hizo tal faena a un toro de ripamilán, que el público pidió música y el maestro sampere atacó un pasodoble
BOLETOS,ENTRADAS,BILLETES.. La plaza de toros de la Puerta de Alcalá de Madrid fue la primera en cobrar entrada. Se inauguró el 8 de Septiembre de 1.714. Fue la primera en cobrar entrada, se pagaba a los porteros, demasiados problemas en el cuadre de caja. El día 24 de Junio de 1.810, se ponen a la venta los primeros billetes (BOLETOS) para ver toros en las taquillas habilitadas por la empresa, en la calle de Sevilla. Eran cartoncillos que se usaban en varios festejos, diferenciados por un signo diferente para cada uno, puesto a mano.
LEY DE DESCANSO DOMINICAL.La ley del Descanso Dominical aplicada a las corridas de toros, se observó solamente desde el 11 de septiembre de 1904 hasta principio de la temporada siguiente. Con fecha 21 de abril de 1905, el Gobierno presidido por D. Raimundo Fernández Villaverde autorizó que se celebraran corridas los domingos, y el día 23 de dicho mes -Pascua de Resurrección-torearon en Barcelona "Bonarillo'Y'Conejito" y "Guerrerito", los cuales lidiaron seis toros de D. Anastasio Martín. En dicho Domingo de Pascua hubo, además, corridas en Madrid, Sevilla, Zaragoza, Murcia, San Sebastián y novilladas en otras poblaciones.
CABALLOS DE PICAR. Los caballos de picar que quedaban muertos en el ruedo se cubrieron por primera vez con una lona o una arpillera el día 9 de abril de 1922, cumpliendo así una disposición dictada por el entonces Director General de Seguridad señor Millán de Priego, y en tal fecha se celebró en Madrid una novillada con astados portugueses de la legendaria ganadería de Palha para los novilleros "Torquito II", Rafael Rubio "Rodalito" y José Carralafuente.
LOS VERAGUAS. Los toros de la célebre vacada del señor Duque de Veragua ocasionaron las siguientes víctimas del toreo:
— Francisco Azucena, "Cuco", banderillero sevillano, muerto por el toro "Perlita". Acaeció la trágica cogida en Madrid el día 5 de junio del año 1840.
— Roque Miranda, matador de toros madrileño, muerto a causa de las heridas que le causara "Bravio" en Madrid el 6 de junio de 1842.
— Manuel Jiménez, "El Cano", matador de toros de Chiclana, víctima de "Pavito" en Madrid el día 12 de julio de 1852.
— Manuel Calderón, picador de Alcalá de Guadaira, que el 30 de mayo del año 1891, picando en Aranjuez sufrió tan tremenda caía, ocasionada por "Lumbrero", que le ocasionó la muerte.
— Luis Ramírez "El Guipuzcoano", banderillero donostiarra, cogido por el toro "Ciervo" en Madrid el 8 de septiembre de 1895.
— Bautista Santoja, "Artillero", picador de la cuadrilla de Vicente Pastor, cogido y muerto en Albacete el 10 de septiembre de 1913, a consecuencia de una caía que sufrió el día anterior; y por último,
- Manuel Granero y Valls, matador de toros valenciano, cogido trágicamente y muerto en Madrid el 7 de mayo de 1922 por el toro "Pocapena".
VALENCIANO.El toro "Valenciano" de D. DonatoTalomino, que hirió de muerte el 15 de agosto de 1880 en la plaza de toros de Madrid, al banderillero Nicolás Fuertes, "El Pollo", en una novillada en la que alternaron "Mateito" y "Manchao", fue retirado al corral, pues aunque "Mateito" llegó a torearlo de muleta, no llegó a estoquearlo a petición del público, tanto por la emoción que produjo la cogida sufrida por "El Pollo' como por el temor que en ciertos momentos llegó a inspirar dicha res, la que, en uno de los seis formidable saltos que dio al callejón, poco faltó para que cayera en el tendido.
FUENTES BEJARANO.En la finca "El Corcojal" del ganadero D. Javier Moreno de la Cova, el veterano diestro Luis Fuentes Bejarano para festejar su ochenta cumpleaños toreó y mató al toro "Perillo", marcado con el número 10 y que dio un peso en la canal de 200 kilos.
OREJA A PICADOR.Por la forma de picar José Reyes "Ratonera" al segundo toro de la tarde, de la ganadería de Otaolaurruchi, en la corrida celebrada en Bilbao el 28 de abril de 1901, se le concedió la oreja de la res a petición del público.
CLEMENCIA.En la corrida de la cruz roja celebrada en Madrid el 25 de junio de 1919, a la que asistieron SS.MM. los Reyes, al finalizar el paseíllo subieron al palco regio "Gallito", Belmonte y "Fortuna" para suplicar a los Monarcas que pusieran en libertad al diestro Enrique Vargas "Minuto", condenado a casi tres años de prisión por haber abofeteado a un guardia.
SAN FERMIN.En la tercera corrida de los "San Fermines" del año 1961, fue lidiado en cuarto lugar un toro que había nacido en los corrales de la plaza pamplónica, el 7 de julio de 1957. El toro ' Cumplido", marcado con el número 81 y un peso de478 kilos, era hijo de una vaca que se llevó para los encierros y que se ignoraba estaba preñada. Al que dieron en llamar "Ferminito". Tanto la madre como su becerro, fueron llevados a la dehesa de su propietario D. Antonio Martínez Elizondo.
No siempre el arrastre de los toros ha sido tal como ahora conocemos. Antes de 1623 se retiraban los caballos y los toros muertos mediante carros preparados al efecto, pero en el mes de agosto de dicho año, reinando Felipe IV, se celebraron fiestas reales en honor del Príncipe de Gales Carlos Eduardo, y el entonces corregidor Juan de Castro dispuso que el arrastre se hiciera por primera vez por medio de mulas para que la operación de retirar toros y caballos muertos no retrasara la lidia de los siguientes. Tuvo fortuna la innovación y desde entonces se hace el arrastre como todos conocemos
El toro lidiado y el toro de lidia
Se deben distinguir las carnes de, por una parte, el toro lidiado en la plaza y, por el otro, el mismo toro de lidia que no se somete a las condiciones de la plaza.
La carne del toro que ha sido sentenciado en el ruedo cuenta con un nivel de PH mucho mayor, ya que este asciende como respuesta al estrés. Lo explica el chef Luis Martín: «el estrés que ha sufrido el animal en el ruedo» provoca una subida en el PH, y por lo tanto, «la carne se vuelve dura».
Conchi Maximiano, dietista-nutricionista de la Asociación de Dietistas- Nutricionistas de Madrid (ADDINMA), explica que debido al «estrés que sufre el animal durante el transporte y la lidia, el intenso trabajo muscular al que se le somete y las heridas que se sufre, hacen que su organismo secrete hormonas propias de procesos de estrés, agotando el glucógeno muscular y el ATP, aumentando el pH de su carne, entre muchos otros cambios fisiológicos. Todo esto produce un aumento de la retención de agua, que da como resultado carnes secas, y como el rigor mortis se produce rápidamente, la carne queda más dura y oscura».
El producto que se puede extraer de los toros que han sido lidiados, según la dietista-nutricionista, necesitan de unas atenciones más especiales en la cocina que otro tipo de carnes: «su tipo de sacrificio no la hace atractiva a no ser que se le someta a un cocinado intenso y muy cuidado».
Sin embargo, si el toro acaba en el matadero directamente, la carne «es una delicia, no se pone tan roja y dura», subraya el chef. El producto tiene un aspexto más rojizo y una textura más tersa.
Por lo que, aunque ambos toros de lidia hayan sido criados exactamente de la misma forma, las propiedades de la carne de cada uno son distintas en función del destino al que el bovino se vea sometido.
Según D. Álvaro Domecq el lenguaje del toro bravo se compone de tres voces, un trío de sonidos compuesto por: el pitido que avisa del peligro, el reburdeo estremecedor de la pelea y el berreo, ese que anuncia la cobardía o, para orgullo del ganadero, la casta honda… El análisis de cada voz, según las palabras precisas de don Álvaro en «El toro bravo», obra imprescindible para los amantes de la bravura:
1. Pitido: «Cuando los toros pitan, los demás animales acechan. Algo va a pasar. Un vaquero mío, viejo, que no quiere salir de la dehesa y conoce la primavera por el latir del cuco en los chaparos, cuenta a quien quiera oírselo que el día antes de nuestra guerra los toros pitaron».
2. Reburdeo: «Es de noche y por la ventana abierta, en la cerca de los eucaliptus, oigo reburdear un macho. Dentro de un minuto reburdearán otros. ¿Qué les pasa? El reburdeo es un ronquido bajo y grave que presagia las ganas de lucha y sangre. El toro posee un olfato muy desarrollado y huele el acre de la sangre desde lejos… Al amanecer salgo con mis vaqueros. Hay un toro caído y la vacada entera le da vueltas, reburdeando. Han acudido hasta los bueyes al careo. El canto funeral en la mañana fría, helada, sobrecoge y mis vaqueros se han vuelto, repentinamente, serios. Pienso en Villalón. Un poeta bastante loco de Morón me contó, por lo bajo, que sus toros -los que ya no eran suyos- reburdearon la noche en que él se fue para siempre».
3. Berreo: «Puede ser de miedo, de queja o de nostalgia, de melancolía, y perdonadme esta inevitable utilización de términos humanos que tampoco sirven. En las tientas, los ganaderos apuntamos si el becerro hizo berreo y si éste era del bueno o del malo. Berreo del bueno será cuando un becerro se queje con la boca cerrada; de berrear con la boca abierta, del malo. Es más, los conocedores saben su nota por las tonalidades del berreo de los becerros. Así, berreo de rabia, contenido, hondo: casta, bravura. Berreo de miedo: tarde o temprano cantará la gallina y huirá. No falla». Aclaraba don Álvaro que ese berreo malo con la boca abierta es un detalle de «mala educación», pero que existe a veces en vacas y toros excepcionales. «Sólo es malo cuando lo acompaña la duda en la embestida, la cobardía, el escarbe y la mansedumbre».
Pablo Ruiz Picasso (Málaga, España, 1881, - Notré-Dame-de-Vie, Francia, 1973) nunca dejó de asistir a las corridas, desde su ciudad natal, hasta a las últimas que acudió, ya en el exilio, en las francesas plazas de Nîmes o Arlès.
Este célebre pintor también se ha vestido de torero, como Goya, ha tenido amigos toreros, como Luis Miguel Dominguín y por los toros, nació su amistad con Eugenio Arias, un español que llegó ser su barbero predilecto durante la residencia de Picasso en Vallauris, Francia.
Fue una amistad que se mantendría hasta la muerte del artista. Asistieron juntos a muchas corridas de toros y muchas también fueron las vivencias y anécdotas que protagonizaron.
Una tarde, en el transcurso de una corrida que presenciaban Picasso y Arias, un picador le brindó la faena a don Pablo, lanzándole su sombrero. Picasso se lo devolvió con un dibujo que había improvisado durante el transcurso de la misma.
Más tarde, al finalizar el espectáculo, el picador le comentó a Eugenio Arias que uno de los toreros que intervenían en la fiesta le había ofrecido, nada más y nada menos, que cincuenta duros por su sombrero. Arias le aconsejó que lo recuperara porque había hecho un muy mal negocio.
Años más tarde, se volvieron a encontrar el barbero y el picador y éste le agradeció efusivamente el consejo que Arias le había dado en aquella ya lejana oportunidad, ya que gracias a la venta del "famoso" sombrero había podido comprarse una casa.
¿A quien y en que ámbito, pronunció Joselito "El Gallo" la famosa frase "QUIEN NO HA VISTO TOROS EN EL PUERTO, NO SABE LO QUE ES UN DIA DE TOROS"?
La frase lapidaria (nunca con mejor razón podemos considerarla) fue una de esas que le dieron celebridad a Joselito, que no solo fue un torero inconmensurable en la plaza, sino el de juicios exactos en sus conversaciones. Pues bien, dijo esto José en la Semana Grande San Sebastián del año 1.916. En una tertulia después de la corrida del día, hablaban los contertulios de las corridas en los distintos sitios de España. Unos citaban a Madrid como modelo, otros a Sevilla, algunos a Bilbao, y un político fiel al partido del Conde de Romanónes, (Presidente del Gobierno en aquellas fechas) se inclinaba por San Sebastián, tomó la palabra Joselito, y pronunció la frase que todos conocemos .
Tanto efecto causo las palabras del torero, que este invitó al político a presenciar su actuación portuense del siguiente tres de septiembre, el sujeto en cuestión disfrutó del día, del ambiente, de los vapores, de los trenes de los pregones, y en definitiva del día de toros. Por supuesto asistió a la corrida que fue exitosa, le dio la razón a Joselito, y la frase quedó para la historia.
Quede por tanto la fecha unida a la aseveración "QUIEN NO HA VISTO TOROS EN EL PUERTO, NO SABE LO QUE ES UN DÍA DE TOROS, agosto de 1.916 en San Sebastián.
Uno de los toreros más queridos del público mexicano es el “Coloso de Tula”, Jorge Gutiérrez, hoy retirado, quien tuvo una especie de “aviso” de lo que le ocurriría por la tarde en la Plaza México.
Resulta que aquella mañana de domingo, Jorge estaba nervioso, de malas.
Empezando por el hecho que llegó a un hotel diferente al que habitualmente arribaba cuando toreaba en la México.
Las personas cercanas a él recuerdan que estaba irritable.
Llegó la hora de vestirse de torero y el enojo fue mayúsculo cuando vio que la taleguilla tenía una gota de sangre.
Le reclamó a su mozo de espadas, quien le hizo notar que aquel terno era nuevo y no tenía por qué estar sucio.
El hidalguense se percató de que, efectivamente, el terno era de estreno y que la gota era de su propia sangre pues con el metal se había hecho una pequeña herida en el dedo y de esa manera manchó su vestido.
Aquella tarde sufrió una de las cornadas más graves de su carrera, misma que le infirió el toro
Pero, ¿y aquella gota de sangre?
Es Jesús Martínez, quien fuera mozo de espadas de Gutiérrez, quien habla al respecto: “En la enfermería
fui yo quien le quitó la taleguilla a Jorge. Fue algo muy curioso pues no creas que la taleguilla tenía un boquetote, no para nada. Era apenas un hoyito, justo donde a la hora de vestirse había caído la gota de sangre”.
“Fue una coincidencia, no más. Esa fue una de las cornadas más graves que sufrió mi torero. Pero de hecho él le restó importancia a esta coincidencia, nada de supersticiones ni cosas por el estilo. Es más, muchas veces se puso ese vestido sin ningún temor”.
El Zoo tuvo también su toro bravo, para admiración de los turistas: éste sí vino de las dehesas del Puerto de Santamaría con fines tan solo de exhibición. El toro bravo del Zoo de Barcelona se llamaba Coquinero y era un precioso ensabanado regalado por el ganadero Don José Luis Osborne.
EL PANICO DE DOMINGO ORTEGA
El gran Domingo Ortega, tenía pánico a conducir los martes, aunque no fueran día trece ya que según el todos los accidentes que conocía se habían producido en dicho día de la semana; tampoco viajaba en el lado izquierdo de los vehículos a tal extremo que cuando alguno de su cuadrilla ocupaba la zona derecha, lo hacía levantar para sentarse él.
Habían pasado 4 meses desde el 23F, del fallido golpe de Estado , cuando Antonio Olmos, con 34 años, saltó a la arena de Las Ventas en la corrida de la Beneficencia el 11 de junio de 1981, con una muleta que llevaba escrito Viva la Constitución estampado.
"Lo tenía todo preparado", explica, "me fui a Madrid con un amigo, estuve en una corrida previa estudiando por dónde saltar y calculando el momento exacto". Y como la ocasión la pintan calva, Antonio Olmos, se lanzó a la arena cuando el segundo astado acababa de ser devuelto a los corrales. "En el arte de la lidia, cuando sucede esto, el toro no tiene dueño ... que listo".
Viva la Constitución rezaba el mensaje que había escrito con cinta adhesiva en el haz de la tela roja. Nobel Paz para el Rey se podía leer cuando, al girar, Antonio dejaba a la vista el envés de la muleta. "Y en una esquinita, llevaba también el puño y la rosa del Partido Socialista, del que era militante desde el principio", cuenta el espontáneo.
BANDERILLAS DE UNA EN UNA
En los primeros años del toreo a pie las banderillas se ponían de una en una. En la plaza de la Puerta de Alcalá, por primera vez, Jerónimo José Cándido, las clavó en pares. Corría la temporada de 1.818
El monosabio es el mozo que ayuda y, si es necesario, socorre al picador en la plaza de toros durante la lidia. Le ayuda a montarse, sujeta al caballo en la suerte de varas para que no sea derribado y socorre el picador si el caballo es derribado. Llevan una vestimenta distinta al resto del personal, que desde mediados del siglo XIX se ha mantenido invariable, consistente en una blusa floja y cerrada de color rojo o azul, y pantalón oscuro y una gorrilla del mismo color que la blusa. Es el único autorizado a pisar el ruedo, además de los toreros, durante la lidia.
El nombre de monosabio procede de un espectáculo circense que tuvo lugar en Madrid hacia 1847 y en el que una cuadrilla de monos amaestrados realizaba una serie de habilidades con el nombre artístico de los «monos sabios». Estos simios vestían unos blusones de color encarnado y al público madrileño le dio por compararlos con los uniformes que vestían los mozos de caballos, llamados hasta entonces con el nombre genérico de chulos. El nombre tuvo fortuna y los «monos sabios» acabaron lexicalizándose en una sola palabra –monosabios– incorporada desde entonces al léxico taurino y admitida posteriormente en el DRAE.
El monosabio era originalmente el mozo de cuadras que ayudaba en todo al picador cuando, previamente a la obligación del uso de los petos protectores, se encargaban de retirar a los caballos heridos y les remataban o les realizaban una «bárbara y elemental cirugía» (en palabras de Cossío) de urgencia en el callejón para devolverlos a la plaza. Esta tarea de auxilio a los caballos malheridos, que a veces era repugnante e incluía crueles maniobras a la vista de todos (como golpear al caballo para que se levantase y abandonase el ruedo), los hacía muy polémicos e impopulares entre el respetable. También provocaba protestas cuando se extralimitaban en sus funciones, por ejemplo citando al toro con la gorrilla.
No obstante esas polémicas, siempre se ha considerado su tarea como imprescindible y muy valerosa, pues auxilian al picador cansado o derribado arriesgando su vida en la misma cara del toro, realizando incluso algún quite sin engaño alguno si llegan antes que los diestros.
En 1905 Manuel Mejias Bienvenida obtiene dos éxitos apoteósicos en Barcelona. Se presenta el 9 de julio en Las Arenas con Corchaíto. Brindó su primer toro al Almirante de la Escuadra inglesa Lord Beresford que le hizo el curioso obsequio de cinco libras esterlinas. Uno de los mayores éxitos de Bienvenida fue el del 8 de octubre en Las Arenas de Barcelona, alternando con Relampaguito y Negret, con el novillo «Polvorillo» de Felipe Salas. «El toro tomó cuatro puyazos, echando dos picadores a la enfermería». El tercio de banderillas fue colosal, arrojándole el público sombreros y puños de camisa de celuloide y ...«al coger espada y muleta en la cara me cayó una blusa de obrero. La enganché al palillo de la muleta, le di cinco pases y una estocada por el hoyo de las agujas». Mandó disecar la cabeza, con una oreja menos. Desapareció. Cuarenta años después la encontró Juanito Bienvenida en un bar del barrio chino y la compró por 7.500 pesetas. Su padre lloraba de alegría.
Aquellos seis miuras ("Papirote", 'Amargao', "Azafrán", "Curtidor", "Islero" y "Latiguero") eran apartados y llevados a Linares. La noche anterior a la fatal corrida, con los seis miuras ya en los corrales de la plaza, se sucedieron una serie de peleas brutales entre los toros. Tanto que hubieron de separarlos en varios corrales para que no se mataran entre ellos. La agresividad de aquellos toros era tal que prácticamente no podían con ellos, algo por otra parte muy raro. Parecía como si aquella noche calurosa del mes de agosto estuvieran intranquilos por algo. Parecía que los propios toros olían la muerte y la adivinaban muy cerca de ellos. La leyenda del toro que mató a "Manolete" no termina ahí. Días después de la tragedia de Linares se rumoreó que "Islero" ya había sido toreado antes de llegar a Linares. Incluso se llegó a decir que lo habían visto en la plaza de toros de San Sebastián poco tiempo antes, cosa que el gana-dero don Eduardo Miura se encargó de desmentir. Según él, "Islero" había salido de su finca Zahariche en Lora del Río entero y sin torear. También se dijo que "Islero" era un toro arreglado de pitones por dos veces, una en San Sebastián y otra en Linares, cosa que también negó en su día el ganadero alegando que si ya de por sí era comicorto, si se le hubiera afeitado dos veces se habría quedado completamente mocho de pitones.
Pero lo más curioso de todo y otro hecho que marcó el devenir fatal de "Manolete" es que, por la mañana en el sorteo, "Islero" no le había tocado en suerte a él. Le había tocado a su compañero de terna "Gitanillo de Triana". De nuevo una carambola fatal del destino, el cual, junto con la muerte misma, se habían propuesto como fuera llevarse para siempre esa tarde al torero cordobés. Como digo, ese toro le había tocado por la mañana a "Gitanillo", pero "Manolete" se lo cambió: "Anda, torea tú el mío, que si me sale a mí uno tan pequeño, tal como está el público conmigo, me van a gritar". A "Manolete" le había tocado un toro más pequeño y temía la reacción del público. Para evitar el descontento de los espectadores, "Manolete" le pidió a "Gitanillo" que le cambiara su toro por "Islero", un Miura más grande -aunque no exagerado-, que el que le había tocado previamente. Una vez muerto el toro y con "Manolete" grave en la enfermería, "Islero" fue descuartizado y su cabeza se destruyó. Cuenta la leyenda que se hizo así para evitar que se analizaran las astas del toro, ya que eran sospechosas de haber sido afeitadas. Según don Eduardo Miura, los matarifes hicieron su trabajo de forma normal y habitual ya que no se pensaba ni mucho menos que la cornada había sido tan grave y por lo tanto era absurdo tener un trofeo antes de saber que "Manolete" iba a morir en unas horas. Lógico por otra parte.
En cualquier caso, los reconocimientos "post mortem" que se hacen hoy en día no se hacían antes y en consecuencia a aquella cabeza no se le hizo ningún tratamiento especial. Así pues, la cabeza disecada de "Islero" no existe, aunque hay personas que reniegan de ello, asegurando que en la taberna "Lagartijo de Linares" se exponen los supuestos pitones de "Islero". En teoría fue lo único que quedó ya que la cabeza fue destruida en el desolladero de la plaza. Quizás por ello, la tradicional maldición de mantener disecada la cabeza de un toro que ha matado a un torero no se cumplió con "Islero".
Se cuenta que después de una corrida en La Coruña un grupo de aficionados invitó al maestro a una fiesta que iba a celebrarse a continuación, invitación que este rehusó alegando que debía tomar inmediatamente el tren a Sevilla. Al oir esto, uno de los aficionados exclamó “¿A Sevilla va a ir usted ahora?, ¡con lo lejos que está eso!” y el maestro le respondió “Sevilla está donde tiene que estar, lo que está lejos es esto”.
Tiene una calle con su nombre en el Real de la Feria de Sevilla.
Fundó el Sanatorio de Toreros y el Montepío.
Se le concedió la Cruz de la Beneficencia.
Ganó una fortuna.
Tuvo sobre 30 cornadas, pero fue más por la mala suerte que por la imprudencia y temeridad.
Mató aproximadamente 1.800 toros.
Tuvo triunfos sonados en Madrid(15-5-1901)(15-4-1906)(12-4-1912).
Fue el mejor torero de la primera década del s.XX. Rivalizó con Machaquito.
Lideró el escalafón los años: 1902 con 57 corridas; 1905 con 61; 1907 con 51; 1908 con 63 y 1909 con 54.
La alternativa le fue concedida por “El Algabeño” y de testigo Domingo del Campo “Dominguín”. El toro se llamaba:”Cachucho” de la ganadería de Veragua.
El día de su retirada en Madrid, el 19-10-1913, fue presenciada la corrida por la reina de España.
Compró una gran finca en el delta del Ebro, que aún hoy se conoce como finca de Bombita y cuenta con 466 hectáreas.
LAS VENTAS TIENE TRUCO.
Las Ventas tiene truco. Una joroba en mitad del ruedo, idea de Manolo Chopera, para que el toro trepe y surja, enorme, en el medio de la arena. Pero esa treta que los agiganta hace que los morlacos bufen cuando les cuesta trepar y se desboquen cuesta abajo achuchando a los diestros. A esta mezcla de arenas con grava la llaman el lecho de los sueños toreros(¡qué buen nombre para semejantes menesteres!). La mezcla de arenas es un secreto, pensada para que el toro tenga agarre y no se hunda
La primera vez que figuró oficialmente la advertencia: "Si el tiempo no lo impide", fue en el cartel anunciador de la temporada de Toros en Madrid durante el año 1791
Torear a una mano
Antes cuando el toro salía, los buenos peones, para molestarle lo menos posible al toro, lo pasaban a una mano o toreaban a una mano, en el presente como lo frena el maestro esta forma de torear se pierde.
Se dice con frecuencia que ya no se lidia a una mano. Y es verdad. En muy raras ocasiones vemos a los subalternos bregar con el capote cogido de una mano, llevando a los toros toreados por bajo, haciéndolos humillar, sin molestarlos y dándoles la sensación que pueden, que son poderosos, para que no se rajen y se confíen
Es habitual que el matador se forme primero como becerrista y novillero y que por circunstancias desfavorecedoras terminen siendo banderilleros,pero esto no siempre fué así,antiguamente el matador se formaba primero como banderillero para "placearse" despues como "medio espada" algo así como sobresaliente y por ultimo matador.
LOS BIENVENIDA EN LA CARCEL
A los 20 años, tomó la alternativa. Tiene lugar entonces el primero de esos hechos que reflejan la vergüenza torera y autenticidad de Antonio. El domingo 5 de abril de 1942 era el día elegido para el doctorado, en un mano a mano con su hermano Pepe Bienvenida, quien sería su padrino y testigo al mismo tiempo. La corrida cumplía los mejores pronósticos, con todo el papel vendido y con la ganadería de Miura anunciada. Al llegar los toros a la plaza, algunos se pelearon entre ellos y se consideraron como no aptos para la lidia, por lo que la empresa decidió sustituir a estos toros por reses de otros hierros. Los hermanos no estuvieron de acuerdo y dijeron que no toreaban, que se suspendiese la corrida. Querían matar los miuras y Antonio quería doctorarse con ellos. No querían dejar lugar a malos comentarios que cuestionasen si el cambio de los toros escondía trampa. La Autoridad, en consecuencia, ordenó el ingreso en prisión de ambos. A Pepote y a Antonio, lo que más les importaba era dar la cara, eran hombres de honor. Así que, ¡a prisión por querer matar miuras! Tras pasar tres días encarcelados, la empresa pudo traer más toros de Miura hasta Madrid.
La alternativa por fin tuvo lugar el día 9 de abril. A día de hoy esto sería impensable. No por la medida que tomaron contra ellos, sino por el pundonor que demostraron.
LA CLASIFICACION DE LOS MATADORES
En España,los matadores de toros se clasifican en tres grupos: A, B y C. Al "Grupo A" pertenecen los que en la temporada anterior hayan toreado un mínimo de 37 corridas. Al "Grupo B" los que hayan toreado un mínimo de 13 corridas. Al "Grupo C" pertenecen todos los matadores restantes. Según al Grupo al que pertenezca el matador y la categoría de la plaza, el convenio marca un sueldo mínimo distinto. Dependiendo del Grupo al que se pertenezca el matador está obligado a tener fijos, un número concreto de banderilleros y picadores
CONOCER EL PERCAL
El percal o percalina es el capote, normalmente hecho en esa tela. Conocer el percal es, por lo tanto, saber manejar el capote, sacarle partido. Fuera de los ámbitos taurinos conocer el percal se dice de la persona que sabe de lo que habla, que conoce lo que tiene entre manos. Se dice también del que maneja los hilos de un asunto y sabe por dónde se mueven las cosas. Para estos usos no taurinos se dice también «conocer el paño y conocer el género en alusión a la tela con que los sastres cortaban a sus clientes el vestido, y que era necesario conocer bien para no recibir gato por liebre».
EXTRAÑAS BANDERILLAS
En el cartel de le novillada celebrada en Madrid el 8 de diciembre de 1818 se puede leer lo siguiente: «Los dos toros serán banderilleados por Silvestre Torres y Mariano Martínez con una nueva clase de banderillas, de forma que los ejecutores se han de quedar con los palos en las manos y los toros adornados con guirnaldas de laureles y rosas.» Ignoramos qué duración tuvo este nuevo sistema en nuestra Fiesta y las veces que se pusieron.
LLAVE TORIL
La llave del toril de la Plaza de Toros madrileña fue construida en casa de Luces Sauz, de Esparteros, 1. y se estrenó el día 25 de enero de 1878, en que se celebró la primera corrida real de toros, por casamiento de Don Alfonso XII y Doña María de las Mercedes. Es dorada a fuego y su tamaño de 13 centímetros de largo. En su parte superior se ve una cabeza de toro y otra de un caballo, un castoreño, un estoque, un par de banderillas, la media luna y los clarines y una cinta con los nombras de Romero, Costillares, Illo, Guillén, León, Miranda, Montes, Cúchares, Cayetano Casas, Frascuelo y lagartijo. Forma el cañón varias puyas coronadas de laurel y una banda con la siguíente inscripción: «A la Excelentísima Diputación de Madrid, Lucas Sanz, 23 de enero de 1878.».
MONSTRUO¡¡¡¡¡¡
Don Ricardo García "K-Hito".
El 28 de junio de 1943 “Manolete” estuvo tan enorme en Alicante, que Ricardo García “K-Hito”, al que había brindado su cuarto toro, le tiró, después de la estocada hasta el puño, su bloc de notas, en el que había escrito con letras enormes: ¡Monstruo!...
Fue pues el famoso crítico el que le puso aquel apodo a Manuel Rodríguez “Manolete”.
“Manolete” era una estatua de piedra y como piedra misma, frío, grave y señorial.”
LA ALMOHADA DE EL CORDOBES
En el mes de Febrero de 1967, Manuel Benítez Pérez "El Cordobés" anunció su retirada de los ruedos. Los pilares de la Fiesta temblaron hasta el punto de todos los empresarios taurinos más importantes de la época fueron en busca del diestro palmeño con el objeto de que cambiara su decisión, y, efectivamente, en Villalobillos(la finca del matador) el 6 de Febrero de 1967, El Cordobés se comprometió a volver a los ruedos, rubricándolo en un insólito documento. Junto a su firma hizo que todos los presentes estamparan la suya en una almohada, la misma con la que había “consultado” su retirada. En ella aparecen, además de la del torero, las de los empresarios más relevantes de la época:Diodoro Canorea, Pedro Balañá, Barceló, Alonso Belmonte, Ramón Sánchez, Rafael Muñoz “Leafar” o José Luis de Córdoba.
EL TARRO DE LAS ESENCIAS
Es Antonio Díaz Cañabate el que habla por primera vez del tarro de las esencias.En una crónica sobre el Faraón afirmaba:
Curro Romero aguantó con arte su fuerte embestida, con unos lances que levantan una ovación, reproducida en el quite. Dos verónicas. Sólo dos. Una esencia exquisita sólo necesita dos gotas para perfumar el aire.
LA MUERTE DE JUAN BELMONTE.
Una carta de Martínez de León, dada a conocer por Salvador Balil, aporta una información muy valiosa sobre la trágica muerte de Juan Belmonte. Así lo publica Andrés Amorós en ABC. Andrés Martínez de León (1895-1978) fue humorista, ilustrador y escritor, colaborador de ABC, cuyos temas preferidos son el costumbrismo sevillano, los toros y el fútbol.
Cuatro meses después del fatídico 8 de abril de 1962, día en que Belmonte acabó con su vida, Martínez de León escribe una carta a su amigo José Pérez Gómez, apodado «El Nili» y que se encontraba en México. En dicha carta, le cuenta las circunstancias de la muerte del torero.
La Fundación Martínez de León acaba de localizar el original de esa misma carta, con algunas variantes. Andrés Amorós ha tenido acceso a ella.
«Cercedilla, 3 de agosto de 1962
Sr. D, José Pérez Gómez. – México D.F.
Querido Pepe:
Recibí tu carta, que te agradezco mucho, por el tiempo que me has dedicado en ella y por la cordialidad puesta, la misma que todos sentimos por ustedes.
No sé qué habrá llegado hasta ti sobre la muerte de Belmonte, pero lo cierto es que Juan se suicidó de un solo disparo por encima de la oreja derecha, tremenda decisión que, por lo visto, tenía tomada hace tiempo. Ni amores contrariados, ni absurdos problemas económicos. Juan se ha negado a pararle, aguantarle y mandarle al último toro de su vida: al de la vejez. No ha querido que este toro último lo zarandee y ponga en ridículo y ha dado la “espantá” (la única de su vida), precisamente en el momento que Corrochano calificó de “la hora de Belmonte”, un atardecer, allá en su finca de “Gómez Cardeña”.
Su horror a la postura final belmontiana era conocido de todos nosotros. Tal vez pensara que Belmonte el trágico, Belmonte el misterioso, debía tener un epílogo dramático que levantara por última vez de sus asientos a los espectadores. De ahí su verdadero pánico por ser atropellado por una bicicleta, motos o camiones; por una larga enfermedad, llena de claudicaciones físicas...
El gesto de Hemingway, matándose, le quedó fijo. La muerte reciente de Julio Camba, a quien vio morir en medio de penosas claudicaciones físicas, acabaría por decidirlo. Su leyenda, su vida auténtica, con el ¡ay! de la cornada siempre encima; “Gallito”, muerto como un héroe, en los cuernos de un toro... y él, vivo. Todo esto, y hasta la literatura volcada sobre él, actuaba fuertemente sobre su espíritu trágico, de andaluz desesperado. Y la solución era el tiro, el tiro de un revólver, como de juguete, que siempre le acompañaba, en el bolsillo.
–“Pue... pue entonces –decía, ante cualquier problema– no queda má solución que er tiro; er tiro y ermontoncito de tierra... er montoncito...”
El día antes de matarse me lo anunció, sin que yo, naturalmente, me diera cuenta. Estábamos los dos solos, a la puerta de “Los Candiles”. No era la época en que yo suelo ir por Sevilla, pero un asunto particular me hizo anticiparla. No sé qué le encontraba de sombrío. Para mis referencias de ciertas conferencias, en Madrid, de “Los de José y Juan” –la más formal peña de toros–, no tenía el comentario vivo, zumbón y un poco cruel de otras veces.
Casualmente, pasó por allí el periodista tan conocido tuyo, López Grosso, quien me saludó, extrañado de mi anticipada llegada a Sevilla. Luego, dirigiéndose a Juan, le dijo: “Juan, a ver cuándo me da usted una buena noticia taurina para la ‘Hoja del Lunes’. ¡Pero una noticia bomba, que yo me luzca!” Juan estaba a mi derecha, encogido en su asiento, como si quisiera ocultar la cabeza entre los hombros, y le contestó: “Pues quizá mañana... o pasao... le dé una com... completamente bomba”.
Como esto lo dijo Juan en tono sombrío, todos nos quedamos serios, sin comprender. Fui yo el que rompió el embarazoso momento: “Es que Juan te va a anunciar su reaparición en la Maestranza”, le dije. Nos reímos y la conversación siguió, pero al enterarnos, al día siguiente, de cuál era “la noticia bomba”, Grosso y yo nos impresionamos aún más.
El día de su muerte, se vistió Juan de corto, con esa sobria elegancia varonil de nuestros ganaderos. Muy de mañana, fue a Triana, para entregarle a su... novia un fajo de billetes: “Ahí tienes 450.000 pesetas –le dijo–. Si de aquí a Semana Santa no te las pido, quédate con ellas. Son para ti”. Luego, oyó Misa y salió para “Gómez Cardeña”; quince días antes había hecho testamento.
Su recorrido a caballo por la finca fue una auténtica despedida callada. Con todo el mundo habló y todos los rincones vio. Luego, acosó y derribó. Los médicos le habían prohibido este gran esfuerzo y Juan se aliviaba, haciendo que los criados le trajeran la becerra del rodeo y, ya embalada la vaca, Juan sustituía a uno de la collera y derribaba. Ese día, prescindió de este alivio y él mismo sacó a las vaquillas, las corrió y derribó, ante la sorpresa de la gente.
Luego, a la caída de la tarde, quiso encerrar en la placita de tientas a un semental que pastaba en el campo, algo lejos del cortijo, el cual semental tenía apalabrado para su venta a Andrés Gago.
“–Don Juan –le advirtieron–, mire usté que hase mucha caló y er toro está muy lejos... va a bregá mucho. Además, si quiere usté tentarlo, no hay quien le ayude, en la faena”.
¿Quiso despedirse de la vida enfrentándose con un toro de verdad? ¿Quiso dejarse matar por el toro?... ¿O desistió, ante el temor de que sólo lo lastimara la fiera aquélla y pasara por loco, ante los sensatos cortijeros?
Se pegó un tiro
Ya anocheciendo, casi entre dos luces, en “la hora del Belmonte misterioso”, se encerró en su despacho, entornó las ventanas, puso en marcha el ronroneo del pequeño motor que da luz al caserío y se pegó el tiro. Cuando, al cabo de un tiempo, entró la criada, lo encontró muerto, con la cabeza inclinada sobre la mesa ante la que estaba, sentado en un sillón frailuno, con el revólver en la mano. Dejó carta al Juez.
Amigo Pepe, me temo que todo esto te resulte largo y penoso; y a mí, también. Ya no hay más remedio que continuar: falta poco.
Al entierro no fue mucha gente. A sus funerales, nadie. La Iglesia pasó por alto el suicidio. A muchos les pareció, el acto de Juan, una cobardía; a otros, un acto de entereza, digno de Belmonte. La gente joven no se emocionó: siguió hablando de fútbol.
Abrazos a todos, de nosotros, muy cordiales. Para ti, de tu buen amigo de siempre
Andrés Martínez de León.».
LA TAUROMAQUIA DE GOYA
La serie está constituida por 33 grabados al aguafuerte y aguatinta. Los primeros grabados están dedicados a la historia del toreo, mientras que el resto de los mismos retratan a famosos matadores del momento tales como Pedro Romero, Pepe Hillo y Martincho entre otros, fijando el artista los distintos lances de la lidia. A la serie hay que añadir otras 11 estampas, llamadas inéditas por no incluirse en aquella primera edición a causa de pequeños defectos, aunque son igualmente conocidas.
Se cree que Goya realizó los dibujos preparatorios y las planchas de la Tauromaquia entre 1814 y 1815, poniendo a la venta las estampas en 1816. Fue la tercera serie de grabados que realizó el pintor y la que más difusión alcanzó a nivel popular. Goya anunció el 28 de octubre de 1816, a través del Diario de Madrid, la venta de las estampas de la Tauromaquia. Esta primera edición, tuvo escaso éxito y quedaron sin vender ejemplares. Curiosamente, fue en Francia donde la serie gráfica alcanzó mayor difusión.
En los casi doscientos años de existencia de las planchas se han realizado ocho ediciones de La Tauromaquia, además de los dos ejemplares que se consideran pruebas de edición.
Goya era aficionado a los toros, como se demuestra en algunas de las cartas que escribe a su amigo Martín Zapater. Además, como artista, estimaba la intensidad y el arrebato que irradiaba el enfrentamiento entre el torero y el toro. Pero seguramente, la violencia de los festejos taurinos chocaba con su mentalidad de ilustrado. De ahí que Goya ofrezca en La Tauromaquia una versión realista de las corridas, con sus luces y sus sombras, mostrando los aspectos lúdicos, pero sin ocultar su dramatismo.
Goya da a La Tauromaquia un enfoque personal y comprometido. Busca desentrañar la esencia de la fiesta taurina. Sus imágenes desprenden tensión y dramatismo, efectos que consigue a través de la luz y el realismo.
LA VENTA DEL BATAN
Como un escaparate de los toros que se iban a lidiar en la plaza de Madrid, el 11 de mayo de 1.950 se inauguró la Venta del Batán. Un proyecto construído en terrenos de la Casa de Campo, llevado a cabo por el ayuntamiento de la capital, siendo alcalde José Moreno Torres, y apoyado por la empresa que gestionaba Las Ventas en aquel momento, con el gran Livinio Stuyck a la cabeza.
Entre otras construcciones, sus instalaciones se componen corrales, vivienda para los mayorales de las ganaderías, cafetería o en la actualidad la nave de entrenamiento de la Escuela Taurina "Marcial Lalanda". En total, su superficie es de 10.717,62 metros cuadrados.
La Venta del Batán no sólo servía para exponer a los toros, sino que además era muy útil en términos ganaderos, ya que por lógica en este periodo de descanso, los toros se recuperaban del viaje, en los que los animales pueden perder 30, 40 o hasta 50 kilos. Aunque para esto hay diversidad en las opiniones de los ganaderos, los hay que están a favor y los hay que están en contra, alegando que el cambio de hábitat produce un estrés a los toros perjudicial para la lidia.
Pero un problema de la enfermedad de la lengua azul hizo que se echara el cierre a todo este pozo de afición. No hace tanto, a finales de los 90.
LA REAL VENTA DE ANTEQUERA.
La Real Venta de Antequera, situada en el tramo de la Avenida de Jerez a la altura de Bellavista, es uno de los lugares emblemáticos de Sevilla. Fue fundada en 1926 por Carlos Antequera, quien fuese mozo de espadas del matador de toros Antonio Fuentes. Desde ese momento se convirtió en un referente de ganaderos, aficionados a los toros pero también de personalidades de todos los ámbitos de la sociedad hispalense. Tres años después experimentó un auge extraordinario cuando, con motivo de la Exposición Universal de 1929, se estableció allí el Pabellón Tierras de Jerez, construyéndose hasta siete edificaciones regionalistas por las familias bodegueras jerezanas más reconocidas y que le cofirieron su actual fisonomía. Una de las particularidades son también sus corrales y plaza de toros, que llegaron a albergar corridas de toros que se lidiaban en la Feria de Abril. En 1930, el monarca Alfonso XIII concedió el título de Real a la Venta de Antequera tras una inesperada visita a la misma. Hasta el año 1987 ese espacio tuvo estrechamente vinculado a la actividad taurina.
A la Real Venta de Antequera se llegaron a traer corridas de toros completas. Además, el ganado bravo que se iba a lidiar en la Maestranza se exponía entonces en la Real Venta de Antequera , quedándose los animales en sus corrales al aire libre, lo que atraía a muchos vecinos de Sevilla. La Venta contaba con jardines llenos de glorietas, paseos, bancos y lonetas rayadas y farolillos durante todo el año, figurando infinidad de azulejos publicitarios dedicados a las grandes marcas vinícolas de Jerez, como Pedro Domecq, Osborne... La botella de «Tío Pepe» coronó durante años este complejo urbanístico.Después de pasar por diversas manos, el constructor y ganadero Gabriel Rojas la adquirió, a primeros de los años 70.
EL ESTOQUE
En 1918, Joselito el Gallo se quejó a Ramón Luna, gran espadero,de la dureza tradicional del pomo de hierro (¡Vea usted como tengo la mano! dicen que le dijo).Un pomo de hierro que, desde entonces, fue sustituido o recubierto por una pelota de caucho.
PICAR MONTADO SOBRE OTRO HOMBRE:
Es una suerte que describe Paquiro en su Tauromaquia: "Para ejecutar ejecutar esta suerte se pone el diestro montado en el hombro de otro torero, que llevará en la mano derecha la muleta, y el de encima armado con la vara de detener, como si fuera verdaderamente a picar. De este modo el que tiene la muleta cita al toro conforme a las reglas que para el manejo de ella hemos dado, y el de encima, cuando está en la humillación, le pone la garrocha y lo pica. Es inútil decir que quien principalmente hace la suerte es el de la muleta"
LA ESPADA DE FRASCUELO
Un arma terrible, de tal peso, que los toreros de hoy, acostumbrados a la ridícula de mentira, necesitarían de las dos manos para manejarla. Sólo su puño de acero era capaz de aguantarlo, porque siempre deseó la verdad en todo, sin recurrir a tranquillos y marrullerías. Por este pundonor y esta honradez le cogieron los toros", así describía Hernández Girbal en 1934 a la espada de matar que nos ocupa. Gracias a una publicación de Luis Peñalver en ABC, podemos ver una curiosa espada que en su día utilizó el torero granadino Salvador Sánchez "Frascuelo". "Este fue el famoso estoque número 6 que Salvador usó con mucha preferencia hasta su retirada, en 1.890", añadía Girbal en la biografía que escribió sobre Frascuelo.
Se trata de una espada con una empuñadura damasquinada en Toledo (labor de adorno que se hace en una pieza de hierro u otro metal embutiendo filamentos de oro o plata en ranuras o huecos previamente abiertos) que le regaló al torero un médico amigo y fiel seguidor llamado Vicente Andrés y Tarín.
La empuñadura, el pomo, el arquillo y los gavilanes están primorosamente damasquinados en oro y plata, al igual que la vaina. En la cruz hay una frase escrita en hilo de oro con la dedicatoria: "A Frascuelo. Su amigo, Vicente Andrés. 1885". Tras la muerte de Frascuelo, la tuvo el cronista taurino K-Hito, de quien pasó al pintor y aficionado Miguel de la Torre, y actualmente ha regresado a Toledo.
¿CUANTO CUESTA UN TRAJE DE TOREAR?
NO HAY PRECIO CERRADO, porque depende del tipo, cantidad y calidad de los bordados que lleven. El traje de luces básico cuesta alrededor de los 3.500 euros y con todos los complementos, cerca de 6.000 euros.
Además, hay que añadir el capote de paseo que ronda desde los 600 euros hasta 60000 y entre las zapatillas y las medias un torero necesita para salir a torear unos 15 mil euros. Los materiales utilizados son de primera calidad, el raso de donde toma el color y el punto donde van los bordados en oro, plata azabache e incluso en seda.
EL BURLADERO
En los inicios del toreo a pie el burladero no existía, se entendía que todos los toreros tenían que estar capacitados pera saltar las tablas cuando fuese preciso.
En 1910 reaparece Antonio Fuentes, menguado de facultades, y pide que se pongan burladeros. Cuando aparece Belmonte en la fiesta, los burladeros se quedarán definitivamente.
APODOS
Desde el comienzo del toreo como profesión, un altísimo porcentaje de diestros, banderilleros y picadores se han anunciado como alias. Los apodos asumidos han estado relacionados con sus gentilicios, diminutivos, sus cualidades físicas, con términos animales y vegetales, con fenómenos atmosféricos, profesiones e incluso personajes históricos. Sería casi interminable profundizar en el apodo de cada diestro, pero al menos sí podemos decir que desde el legendario Costillares (nacido en el sevillano barrio de San Bernardo en 1729) hasta Espartaco (Espartinas, 1962), incontables artistas han llevado e incluso universalizado su apodo, que por otro lado prende con mayor facilidad. No son muchos los que por Joaquín Rodríguez y Juan Antonio Ruiz sabrían reconocer a los legendarios Costillares y Espartaco, nombres ya grabados en oro en la memoria del pueblo.
La mayoría de los apodos tienen como referencia los lugares de procedencia o nacimiento de los toreros. Así, tienen marchamo regional: El Andaluz, El Aragonés, El Catalán o hasta el Gallego; provincial, como El Cordobés, El Madrileño o El Segoviano o de poblaciones, como El Ecijano, Bienvenida o Rondeño o los más recientes Jesulín de Ubrique, Morante de la Puebla, Eugenio de Mora, Agustín de Espartinas, Lima de Estepona o Morenito de Aranda.
Otros alias provienen de puntos distantes. Son apodos que aluden a zonas suramericanas como Argentino o Habanero. Incluso encontramos con varios Chinos e Indios, un Africano y un Oriental hasta llegar a Saib Kazar El Palestino.
También tienen mucho predicamento los apodos por diminutivos del nombre de pila, como Manolete (Manuel Rodríguez) o los actuales El Juli (Julián López) y Rafaelillo (Rafael Rubio). Asimismo están muy extendidos los que aluden al aspecto físico: Morenito, Rubio, Finito (de Córdoba, de Triana, etcétera), El Gordito, Cara Ancha y Chatillo.
En cuanto a animales, es sumamente conocida la dinastía sevillana de los Gallo, que cuando comenzaban en la profesión llevaban como apodo el de Gallito. Entre los últimos con este mote, Gallito de Tarifa. Pero hay muchos más: Lagartijo (Rafael Molina) -"porque se movía como una lagartija", recogía la revista La Lidia- Lagartija, Lince, El Lobo, Murciélago, Pajarillo, Pato, Puma, Conejo, El Grajo, Hurón, Periquito y hasta se ha contado con un Cucaracha y un Mariposa. Algunos de estos toreros coincidieron en un cartel en 1894 y en La Lidia nos encontramos con un epigrama sumamente gracioso: "De refilón./ Dice en un cartel que se fija/ en la calle del espejo:/ 'Toros de Colmenar Viejo./ Matadores: Lagartijo,/ Gallo, Lobito y Conejo'./ Y uno que el anuncio ve/ así murmura enseguida:/ aseguro por mi fe,/ que eso no es una corrida,/ sino el arca de Noé".
A continuación destacan aquellos que indican oficios, comenzando por el legendario torero sevillano Costillares, cuyo apodo lo adquiere de su familia, que trabajaba en el matadero, entre costillas, de donde procedían los toreros sevillanos en sus orígenes. También llevó a gala un apodo relacionado con su oficio uno de los toreros sevillanos y más valientes de la historia, El Espartero (Manuel Jiménez), que trabajó en la espartería que sus padres tenían en La Alfalfa. Hay preponderancia de Carnicerito y Carnicero (hoy en día Carnicerito de Úbeda, matador de toros, sobrino de otro diestro, estilista, que puso en boga este apodo). Pero están representados casi todos los gremios. Por ejemplo, El Albañil, Comerciante, Chófer, Grabador, Herrero, Pescadero, Pollero, El Cabrero, Astronauta, El Camisero -que fue a la vez crítico taurino-, El Cobrador, El Sastre, Zapaterito -algunos de ellos de Sevilla-, Broncista, Cerrajero, El Ferroviario, El Taxista y hasta el inquietante Sepulturero; sin olvidar a El Doctor, torero que paradójicamente ingresó como paciente en la Clínica Sagrado Corazón tras una cornada grave en la Maestranza.
Con alias de Niño hay también una extensa relación. En Sevilla, El Niño de Osuna o el japonés Niño del Sol Naciente (retirado por un gravísimo percance), que reside en la capital. Con este apodo, alcanzó el grado de maestro, El Niño de la Capea (Pedro Gutiérrez Moya). Y últimamente lo han empleado Niño de la Taurina o Niño de Aranjuez, entre otros.
El clero se encuentra representado ampliamente por El Monaguillo, El Obispo, El Niño de las Monjas, El Pío y Fray Gaditano o el más reciente, el francés Julien Dusseing El Santo. Con evocación militar tenemos apodos como El Legionario o El Sargento.
En menor medida, pero que han sido muy curiosos, se encuentran aquellos relacionados con el mundo vegetal: El Platanito, Lechuga, Melones o Limonero. E incluso algunos toreros se han colocado remoquetes que aluden a fenómenos atmosféricos como El Trueno, Tormenta o Relámpago.
También hay un grupo que hace referencia a personajes históricos: Nerón, Napoleón o los más recientes: Espartaco y El Cid -en este caso, apellido-. Hay quien piensa, erróneamente, que Espartaco tomó ese apodo por Espartinas, su pueblo natal. Nada más lejos. A su padre, Antonio Ruiz lo bautizó como tal el apoderado El Pipo, descubridor de El Cordobés, quien le dijo: "Tú serás el mejor gladiador del toreo, como Espartaco lo fue de Roma".
En una época informatizada y alejada del campo, donde el universo campechano, familiar y próximo, era proclive a los apodos, el mundo taurino todavía es una reserva natural para los alias que nos sorprende desde todas sus vertientes: gentilicios, cualidades físicas, animales, vegetales, fenómenos atmosféricos, profesiones e incluso personajes históricos. Todo un tratado para eruditos.
LA PELICULA MAS ANTIGUA DE TOROS.
El primer registro cinematográfico de una corrida de toros se realizó en Madrid el 15 de mayo de 1896, y tuvo una duración de un minuto. Posteriormente Lumiere filma un corto breve titulado “Arrivée des Toreadors”, donde muestra la entrada de los toreros a la plaza; a la que le sigue una película con el tíiulo de “Spagne: Courses de Tauureaux”.
El registro cinematográfico más antiguo del que se dispone de un torero corresponde a Luis Mazzantini en 1898.
A comienzos del siglo XX comienzan a filmarse una serie de películas principalmente en España sobre corridas de toros, vale mencionar: “Corrida de Toros” (1907) con Antonio Fuentes, “La Historia de la Fiesta de los Toros” (1911), “Tragedia Torera” de Narciso Cuyas.
LA REVENTA
Felipe V, el primer Borbon español, y su esposa María Cristina de Saboya asistieron a una grandiosa corrida de toros celebrada en la plaza Mayor en 1700. Según notas de aquellas fechas, ya existía el lucrativo negocio de la reventa de localidades. Algo que, pese al tiempo transcurrido, continúa en vigor.
LA PLAZA DE TOROS DE VALENCIA.
Desde principios del XVII los espectáculos taurinos en Valencia venían siendo ofrecidos por distintos empresarios hasta que a partir de 1625 el privilegio de explotación pasa al Hospital de Valencia, siendo en perpetuidad desde 1739. Los lugares elegidos para la instalación de las maderas que componían aquellas plazas de toros eran continuamente cambiados, principalmente por falta de acuerdo entre los organizadores y el Ayuntamiento. Definitivamente en el 1800 se decide construir una plaza de madera y mampostería cerca de la puerta de Ruzafa, que durante la Guerra de la Independencia fue derruida.
Finalizada la contienda volvieron los espectáculos a otra plaza portátil también de madera, hasta que en 1850 debido a su lamentable estado el Gobernador de Valencia y afamado taurófilo D. Melchor Ordóñez, quien fuera autor del primer reglamento taurino, ordenó su cierre y la prohibición de celebrar en ella cualquier tipo de espectáculo. Un año después, en el mismo lugar donde estuvo la derruida durante la guerra, se construyó otra de madera a la que asistían gran cantidad de aficionados. Sus primeras corridas fueron los días 3, 4 y 5 de agosto de 1851 con José Redondo “Chiclanero” como único espada en todos los festejos.
Por aquel entonces el toreo se encontraba en auge, lo que por un lado anima a edificar una de mampostería, sin embargo, por otro, el momento político y la miseria existente desaconsejaban tales gastos. Las maltrechas arcas del Hospital no podían soportar el coste de una nueva, de esta forma su Junta decide abrir una suscripción popular, en forma de reserva de localidades, para la construcción del futuro coso. La iniciativa tuvo un éxito extraordinario, en apenas dos años las maderas de la antigua plaza fueron sustituidas por ladrillos.
En el verano de 1859, tras dos años de trabajos, el coso de la calle Játiva estuvo acabado. Su arquitecto D. Sebastián Monleón se inspiró en el Coliseo Flavio Marcelo de Roma para su construcción. Como en la anterior, se celebraron espectáculos los días 20, 21 y 22 de junio del 59 en este caso con el sevillano Francisco Arjona “Cúchares” también como único protagonista. En 1946, debido a un incendio, sufrió su primera modificación arquitectónica, la segunda en el 68 con la reducción de su ruedo a 52 m. de diámetro y la ampliación de sus gradas, por último, en el 95 sus barreras, contrabarreras y parte del graderío se hicieron más confortable para el público a costa de una sensible reducción en el aforo. El 1 de mayo de 1904 esta plaza dio un espectáculo a plaza tripartida. Actualmente sigue siendo propiedad del Hospital General y es administrada por la Diputación de Valencia.
Entre las dependencias con que cuenta el coso de la calle Xátiva, como también se le conoce, al margen de las ya comunes está su museo taurino, con una sección dedicada al toreo cómico al ser esta tierra no sólo cuna y fuente de grandes toreros de oro y plata, sino también de dinastías de estos queridos y respetados, con mayúsculas, toreros.
EL TORO DE OSBORNE
El primer toro que se instaló fue en Cabanillas de la Sierra, en la carretera que va de Madrid a Burgos, en 1957.
Los primeros toros que inundaron las carreteras españolas fueron de madera pero su poca resistencia a las inclemencias meteorológicas hizo que se cambiaran por vallas de metal de 4.000 kilos, una altura de 14 metros y una superficie de 150 m2.
El departamento de Marketing y Comunicación de Osborne se encargó desde 1962 de la selección de emplazamientos para las siluetas de los toros, llegando a tener cerca de 500 toros por toda la península.
Actualmente solo quedan 90 toros pero su éxito es tal, que se han convertido en patrimonio cultural y artístico de los pueblos de España incluso dictaminado por sentencia judicial. En 1988, la Ley General de Carreteras ordenaba la eliminación de cualquier elemento publicitario "fuera de los tramos urbanos de las carreteras estatales" (a menos de 150 metros de la carretera) y Osborne opta entonces por eliminar la rotulación publicitaria Osborne-Sherry & Brandy para sortear la ley y mantener la silueta negra del toro.
EL SIGNIFICADO DE LOS COLORES DE LOS PAÑUELOS
En la tauromaquia, los pañuelos constituyen un elemento de doble utilidad. Son usados por los Presidentes de las plazas de toros (o de las comisiones) para dar las distintas órdenes del festejo.
No obstante, también son utilizado por los aficionados, quienes lo “agitan” al finalizar las faenas sirviendo como “jueces” de la misma para solicitar al Presidente la concesión de trofeos a los diestros.
Estos son los pañuelos que usará el presidente o la comisión taurina:
a) Blanco: Para dar comienzo el espectáculo, cambios de suertes, avisos y la concesión de trofeos.
b) Verde: Para indicar la devolución de la res a los corrales.
c) Rojo: Para ordenar “banderillas negras” a las reses que no se dejan “picar”, es decir, que no acuden al caballo.
d) Azul: Para indicar la concesión de la vuelta al ruedo del toro.
e) Naranja: Para conceder el indulto.
La afición, por lo general, emite su juicio sobre la faena agitando un pañuelo blanco para otorgar premios al torero (orejas).
EL ARENERO
El arenero es el mozo encargado de limpiar y mantener en buenas condiciones la superficie de las plazas de toros. Forma parte del personal de la plaza y desfila en el paseo de cuadrillas, justo al final. Una vez que saludan a la presidencia, se ponen inmediatamente a alisar con sus rastrillos los desperfectos que los caballos de picadores y alguaciles, y las mulillas, hayan podido dejar en la arena durante el paseíllo protocolario. Se retiran durante la celebración de la lidia y ya no aparecen hasta después de que cada toro caiga muerto, para alisar la arena removida por el arrastre de los toros, y cubrir los despojos o detritos de caballos y astados, así como los restos de sangre que pudiese haber.
Antes de que las corridas se celebrasen en plazas construidas, ya era necesario el concurso de los areneros en las plazas públicas, para limpiar de peligros y obstáculos el suelo donde se celebraba el festejo. Esta función de arreglar la arena se mantuvo después, con la aparición de los cosos permanentes en el siglo XVIII y, ya desde los primeros reglamentos taurinos, se especifica con todo detalle su cometido y la obligación de que las plazas tuviesen dispuesto en el callejón un depósito de arena, varias espuertas y dos mozos para realizar la labor con premura. En aquellos tiempos, el concurso de los areneros era aún más frecuente, por la muerte de numerosos caballos.
LAS ZAPATILLAS DE JOSELITO
José Ortega, el cual era tremendamente quisquilloso con las zapatillas de torear. Desde muy pronto de sus inicios taurinos jamás usaba un par de zapatillas dos veces y en alguna ocasión si al salir a torear sufría algún revolcón, de inmediato se quitaba las zapatillas y se colocaba otras nuevas que su mozo de espadas presto y preparado para ello portaba. Cuando se le preguntaba por tal hecho, respondía “cada vez que he usado dos veces el mismo par, he sido avisado por los toros, por ello el cambio de calzado”.
Paradójicamente en Talavera de Reina, el toro Bailaor le quitó la vida usando zapatillas nuevas.
EL COLOR AMARILLO
El origen de esta superstición hay que buscarlo en el mundo teatral y situarnos en Francia. El actor Jean-Baptiste Poquelin, interpretaba en el siglo XVII, una obra del dramaturgo francés Molière: “Le malade imaginaire” (“El enfermo imaginario”), y murió en escena de manera repentina durante la representación, tal vez de un infarto, aunque en aquella época, a esetipo de muertes le llamaban “muerte repentina”. El actor iba completamente vestido de amarillo. Tal infausta situación es el origen de la “mala sombra” que se sospecha da el color amarillo a los cómicos... y ya, de rebote, a todo el mundo que use este color para cualquier cosa.
El domingo 29 de diciembre de 1940, el diestro mexicano ALBERTO BALDERAS, llegó a la puerta de cuadrillas de la Plaza “El Toreo”, vestido elegantemente con un terno AMARILLO Y PLATA. Iba a hacer el paseo de cuadrillas para un festejo en el que daría la alternativa de matador de toros a Andrés Blando, siendo testigo José González “Carnicerito” lidiando un encierro de la ganadería tlaxcaltecana de “Piedras Negras”. El torero hizo el “paseíllo”, muy serio y había estado en el patio, muy callado, lo que no era su costumbre. Al terminar el paseo, declaró al narrador radiofónico Paco Malgesto: -Esta tarde tengo mucho miedo… Balderas cortó una oreja al segundo toro de la tarde, y salió el tercero, que correspondía a “Carnicerito”…se llamaba “COBIJERO”, y estando en la brega de un toro que no le correspondía torear, el astado le metió el pitón asesino en las carnes, y mató al llorado “Torero de México”.
En época más reciente lo han utilizado los hermanos Luis Francisco y Juan Antonio Esplá; y en la temporada de 1994 también lo vistió Jesús Janeiro Jesulín de Ubrique, lo que para algunos compañeros supersticiosos supuso una provocación.
LA MONTERA
La montera como hoy la usan los toreros aparece en el siglo XIX,antes tenia tres picos.El origen no se sabe pues el torero generalmente es valiente pues va a enfrentarse a un peligro incluso de muerte.Por eso tal vez suele ser religioso mas que supersticioso.
Pero algunos eran supersticiosos,como Rafael El Gallo,el hermano de Joselito,ya este tenia la superstición de la montera,si caía hacia arriba recibía la gracia del cielo,a tierra podía ser mal presagio,así como cuando veía un gato negro o un entierro,Otros ponen cuento en esto,para distraer al público o como el colombiano César Rincón se tapa con el capote junto con las tablas.
Para otros,la montera boca arriba es un ataúd. Nada más. Muchos toreros, por no decir todos, son supersticiosos. He visto a muchos, dar la vuelta a la montera con el estoque. Otros, la dejan con la mano, en lugar de lanzarla, en el albero.
LA CASTAÑETA
Es la coleta postiza que porta el torero. En el siglo XIX los toreros se dejaban crecer el pelo de forma natural, para formar una coleta trenzada en forma de moño. Esto les servía como amortiguación a golpes o caídas.
Esta coleta natural fue sustituida por otra postiza, la castañeta, cuyo precursor fue Juan Belmonte y su uso es más generalizado que la coleta natural en la actualidad. A este elemento del atuendo del torero también se le conoce habitualmente como añadido.
Cuando un torero se retira de la profesión públicamente, se realiza el rito de "cortar la coleta", expresión que se utiliza también, de manera graciosa, fuera de ámbitos taurinos.
Reales Maestranzas
La palabra maestranza deriva de "maestría" y corresponde a la categoría adjudicada a una institución de la nobleza española creada con el fin de la guerra con los árabes tras la conquista de Granada. Lo más cercano a la realidad es que las Maestranzas se crearon para vigilar y poner orden en regiones susceptibles de fomentar brotes separatistas, tanto en el orden político como en el religioso. La de mayor abolengo es la de Sevilla, fundada en 1670, adquiriendo el título de Real el 14 de mayo de 1730. Además de la de Sevilla, hay otras cuatro Reales Maestranzas: la de Granada, Ronda, Valencia y Zaragoza; pero la palabra Maestranza está secularmente vinculada a Sevilla y a su plaza de toros.
¿CUAL ES EL ORIGEN DE LAS PLAZAS DE TOROS?
Debido a su carácter popular, la fiesta de los toros se celebraba en sus inicios en las plazas y calles, que se acondicionaban con tableros y andamios para poder acomodar al mayor número de espectadores. Este procedimiento resultaba muy costoso e inseguro, por lo que a partir del siglo XVII se dotó a los recintos taurinos de balconadas para alojar a los asistentes. Un ejemplo de este tipo de construcción lo constituye la Plaza Mayor de Madrid.
En el siglo XVIII, el toreo se profesionalizó, y los empresarios, para obtener mayores ingresos, tuvieron la idea de levantar plazas de toros en recintos cerrados. La primera construcción de estas características, inspirada en los antiguos circos romanos, fue el madrileño coso de madera ubicado en la Puerta del Sol, que se inauguró en 1743.
¿POR QUE LAS PLAZAS DE TOROS SON CIRCULARES?
Los toros que se corrían en la Edad Media no eran bravos, sino bravucones o mansos. Buscaban refugio en aquellos lugares de la plaza que eran mejor para su defensa y evitar así el hostigamiento al que eran sometidos y lo encontraban en los ángulos del rectángulo de la plaza. Allí se "aquerenciaban" y vendían cara su muerte.
Esta dificultad propició la instalación de chaflanes de madera para "matar" los ángulos de la figura geométrica siendo más tarde, ya en los siglos XVII y XVIII, la construcción de las plazas poligonales que, poco a poco suavizaron sus formas hasta completar una figura elíptica más o menos regular, como la maestranza de Sevilla -la primera no poligonal-, o completamente circulares, como la Plaza de la Puerta de Alcalá de Madrid, que fue mandada construir por Fernando VI.
ANTONIO BIENVENIDA MATO DOS CORRIDAS EN LAS VENTAS EL MISMO DIA.
El 16 de junio de 1960. Antonio Bienvenida mató dos corridas en el mismo día, una por la tarde y otra por la noche. No obstante esta segunda fue incompleta por parte del torero ya que sufrió un calambre en la pierna durante la lidia del tercer toro, impidiéndole continuar, haciéndolo en su lugar el sobresaliente, Antonio Mahíllo, que dio una vuelta al ruedo tras la muerte del sexto burel.
PASCUAL MARQUEZ ES EL UNICO MATADOR DE TOROS MUERTO EN LA PLAZA DE TOROS DE LAS VENTAS.
El 18 de mayo de 1941, un toro de Concha y Sierra, hiere mortalmente en el pecho al diestro Pascual Márquez. Es el único matador de toros muerto en la Plaza de Las Ventas.
Pascual Márquez, conocido como "El tesoro de la Isla", sufrio una grave cogida en la Plaza de toros de Las Ventas, de Madrid, una grave cornada en el tórax, infringida por el toro Farolero (381 kg) de la ganadería de Concha y Sierra, el 18 de mayo de 1941. El suceso ocurrió mientras toreaba de capa, como consecuencia del viento que levantó el engaño y dejó el cuerpo del torero al descubierto.
La herida era tremenda y dejaba al descubierto el corazón y grave lesión en el pulmón izquierdo
La cornada atravesó la pleura y rompió el pericardio (membrana que rodea el corazón). Pascual Márquez murió como consecuencia de las complicaciones de la herida a las 3 horas 45 minutos del día 30 de mayo, doce días después de la cornada. Su cadáver fue transportado en tren a Sevilla, donde fue recibido por una gran multitud.
El toro de la V
En 1944, “Manolete” lidió en Valencia un toro negro lucero que, curiosamente, tenía este carácter accidental de su pelaje en forma de uve. Conociendo el gesto de Winston Churchill, esos dos dedos en forma de “V” de victoria con el que el premier simbolizaba la resistencia de los ingleses a la ofensiva alemana, “Manolete” le regaló la cabeza de ese toro.
Churchill, agradecido, en octubre de 1947, mandaría su pésame a la madre de Manuel Rodríguez en una carta que apareció publicada en una revista taurina, “Taurología”, que no tuvo continuidad, en un artículo de Carlos Abella: “Señora, I am most grieved to learn of your son’s tragic feat at Linares…..”
Señora, con gran sentimiento he sabido la muerte trágica de su hijo en Linares, y le mando a usted la expresión de la más profunda simpatía que sentía hacia él. Tuve una gran emoción al recibir el valioso trofeo de su hijo, una cabeza de toro superiormente muerto en el ruedo, que me envió con ocasión de nuestra victoria en Europa. Deseo sinceramente unir mi pésame a los muchos tributos de condolencia que usted ha recibido con tal motivo. Suyo afectísimo, Winston S. Churchill.
“Manolete” alternó aquella tarde con “Andaluz” y Antonio Bienvenida y el toro pertenecía a la ganadería de Don Antonio Escobar.
¿PORQUE DEJO DE TOCAR LA BANDA DE MUSICA DE LA PLAZA DE LAS VENTAS?
En la Plaza de toros de Las Ventas de Madrid, a diferencia del resto de las plazas de toros, la Banda de música no toca durante las grandes faenas debido a un curioso suceso ocurrido durante la celebración de la llamada "Corrida de la Victoria", celebrada el 24 de Mayo de 1939, primer festejo taurino que se celebraba en dicha plaza después de la guerra civil.
El cartel lo integraban el rejoneador Antonio Cañero y los espadas Marcial Lalanda, Vicente Barrera, Pepe Amorós, Domingo Ortega, Pepe Bienvenida y Luis Gómez, "El Estudiante".
Durante la faena de Marcial Lalanda al primer toro de la tarde, el público pidió que tocase la música para amenizar la faena, interpretándose un pasodoble dedicado a él. Por el contrario, la faena antológica que Domingo Ortega realizó al cuarto toro, la ejecutó sin que sonase la música; hecho éste que protestaron ruidosamente los partidarios del diestro de Borox.
Fue a partir de entonces cuando se acordó que dejase de sonar la música durante las faenas realizadas en la Monumental de Las Ventas.
ALGUACILILLOS
Los primeros alguacilillos.
En la antigüedad, quien efectuaba el despeje del redondel antes de las corridas de toros era la Fuerza Armada, hasta que la Reina Isabel II con fecha 3 de julio de 1865 dictó una Orden Real que decía así: “La Reina ha tenido a bien mandar que en lo sucesivo se suprima al despejo, en las corridas de toros, que se ha acostumbrado a verificar en las plazas por la Fuerza Armada”.
El cumplimiento de esta disposición corrió a cargo de su autor el Ministro de la Gobernación D. José Posada Herrera, nombrado doce días antes. Desde entonces sólo hacen el despejo los alguacilillos.
El emblemático toro LLAVERO de la ganadería de Carriquiri-Casta Navarra- lidiado en Zaragoza el 14 de Octubre de 1860, pasó a la historia de esta plaza por que tomó, nada menos, que 53 puyazos de los de entonces, matando 14 caballos. El toro fue indultado, muriendo en los corrales de la plaza. Fue lidiado por Juan Manzano “El Nili” actuando mano a mano con Manuel Arjona. La cabeza disecada esta en el Club Taurino de Pamplona.
BANDERILLAS DE FUEGO
Reglamentariamente aparecen a mediados del siglo XIX,ya se emplearón en el siglo XVII, aunque tal vez fuera por mera diversión,vistosidad o entretenimiento.Francisco Montes "Paquiro" fué cogido el 21 de Julio de 1850, despues de un pase natural y a toro cambiado por un toro -el tercero de la lidia-de don Manuel de la Torre y Rauri "que se hallaba descompuesto, no recibiendo varas,por lo que fué sentenciado a banderillas de fuego"
Las banderillas de fuego fueron una práctica común en el último cuarto del siglo XVIII, referenciada en la literatura taurina contemporánea. Pepe-Hillo explicó su razón de ser: “El toro que no entra a varas […] o se le echan perros o banderillas de fuego por orden del Magistrado”
Curro Vázquez. se anunció en Tijuana (México) el 18 de julio de 1977. No pudo redondear el triunfo con su lote, por lo que se decidió a regalar el sobrero, al que cuajó a la perfección. Resultó herido en el muslo, y a pesar de ello, se mantuvo en el ruedo para redondear su obra maestra, lo que provocó el clamor en los tendidos. Tras matar a su enemigo y pasear triunfal con los trofeos entró en la enfermería. Allí se encontró con el cirujano jefe, que portaba en su mano derecha una botella de tequilla y en la izquierda un puro de considerables dimensiones. Lejos de apresurarse a ver el alcance de las heridas comenzó a filosofar de toros con el diestro herido, que no paraba de quejarse. Terminada la charla comenzó a realizar su labor pero el torero seguía quejándose amargamente. El cirujano, sorprendido, le preguntó: ¿Tanto le duele? El maestro, herido y enfadado, le contestó: No es la herida, es que me está usted quemando la pierna con el puro.
LA MONA O GREGORIANA DEL PICADOR
Mona. "Refuerzo que se ponen los picadores en la pierna derecha, por ser la más expuesta a los golpes del toro. Es de metal, y como el quijote de los arneses, recubre toda la pierna y está articulada por la rodilla" (Luis Nieto Manjón. Diccionario Ilustrado de Términos Taurinos, pag: 290. Espasa Calpe)
Mona: "Toda la protección metálica de la pierna derecha de los picadores, que consta de una espinillera, la articulación en la parte de la rodilla, la cubierta del muslo e incluso la bota metálica" (Marcelino Ortíz Blanco. Diccionario de la Tauromaquia, pag: 485. Espasa).
Otra acepción de mona es la de "Gregoriana":
Gregoriana: "Armadura de hierro con que se protegen la pierna derecha los picadores. Se llamaba así por ser su introductor el caballero Gregorio Gallo; aunque ha sufrido, en el transcurso del tiempo, algunas modificaciones hasta llegar a la actual mona"(Luis Nieto Manjón. Diccionario Ilustrado de Términos Taurinos, pag: 231. Espasa Calpe)
Gregoriana: "Polaina metálica o espinillera que servía para proteger la pierna derecha de los picadores, ideada y utilizada por el caballero de la Orden de Santiago don Gregorio Gallo, lanceador famoso del siglo XVII, para cubrir la pierna desde la rodilla hasta el tobillo. Esta pieza ha sufrido diversas transformaciones hasta llegar a la actual mona"(Marcelino Ortíz Blanco. Diccionario de la Tauromaquia, pag: 363. Espasa).
En lo que respecta a la polaina que protege únicamente la pierna izquierda (no rodilla, ni parte inferior del muslo), aunque no he encontrado término para describirla, pudiera bien ahora por comparación denominarse "monilla", y dado que los picadores ya no usan la defensa de hierro que resguardaba desde la muñeca al codo del brazo derecho y que se denominaba con éste término (Luis Nieto Manjón. Diccionario Ilustrado de Términos Taurinos, pag: 290. Espasa Calpe).
EL DESCABELLO O ESTOQUE DE CRUCETA
El origen de estoque de cruceta empleado para descabellar se encuentra en un accidente fortuito y desgraciado que ocurrió en la vieja plaza de toros de La Coruña el 6 de agosto de 1934. Estaba Juan Belmonte descabellando un astado cuando este cabeceó y lanzó el estoque a gran altura. Al caer fue a clavarse en el pecho de un espectador que falleció a los pocos minutos. Efectivamente, sobre este hecho el juzgado incóo sumario que fue sobreseído en la Audiencia. Este accidente debió conmocionar a la opinión pública e hizo que el gobierno abriese una información pública ante la Dirección General de Seguridad a fin de determinar los procedimientos que permitiesen realizar el descabello evitando accidentes como el ocurrido en la plaza de toros de La Coruña. Tras haberse ampliado el plazo para presentar estoques de descabello, al fin se dictó la Orden de 6 de enero de 1936, del Ministerio de la Gobernación, que hizo obligatorio el estoque de cruceta que aún se emplea hoy cuando el matador no atina con la espada y resulta necesario descabellar.
Os dejo con la noticia que publica La Voz de Galicia correspondiente al 7 de agosto de 1934 en donde se relata el hecho luctuoso que dio origen al estoque de cruceta.
El triste suceso de la plaza de toros
En la reseña de la corrida de toros de ayer --puesto que la del domingo fue suspendida a causa de la lluvia-- se hace referencia a un triste suceso ocurrido en la plaza.
Lo acaecido fue que durante la faena, un tanto fatigosa, realizada por Belmonte en el primer toro, al intentar el diestro un descabello salió despedido el estoque, el cual luego de alcanzar regular altura y de dar una vuelta, fué a caer casi perpendicular en la cuarta fila --o quinta, si se cuenta la delantera-- del tendido número uno.
Como se trataba de un estoque de hoja pesada, de los que se utilizan para el descabello, descendió con la punta hacia abajo y con gran fuerza.
Alcanzó el arma fatalmente al espectador, situado en la referida fila, don Cándido Roig Roura, de 38 años, casado, armador de buques, con domicilio en Puerto del Son.
Había venido a La Coruña para asistir a la corrida de toros, bien ajeno a lo que le iba a suceder.
El estoque se clavó en uno de los espacios intercostales del lado derecho del mencionado espectador, interesando el pulmón y ocasionándole grandes destrozos. El propio herido tuvo fuerzas aún para arrancar el arma, que había quedado clavada en el pecho, pero inmediatamente cayó desvanecido sobre la grada.
Recogido por algunos amigos y familiares, entre los que figuraban los señores de Iglesias Roura, de esta ciudad, que le acompañaban, se le trasladó a la enfermería en donde hubo de ingresar en estado preagónico. Ocupó una cama, y a los pocos minutos, cuando se iba proceder a hacerle la cura, falleció.
El infortunado espectador deja viuda --doña María Roura Martínez-- y cinco hijos.
Sus familiares de La Coruña realizaron gestiones para trasladar el cadáver al domicilio de aquéllos.
En la enfermería prestaban servicio de guardia cuando ocurrió el suceso los médicos don Eliseo Sánchez y don Julio Collazo y el practicante señor Vázquez Río, quienes, dada la gravedad del caso, nada pudieron hacer.
Comprobado y según estadísticas, aproximadamente, el ochenta por ciento de los toros que saltan al ruedo salen de chiqueros hacia el lado derecho; el quince por el lado izquierdo; y el cinco restante salen de frente.
Pues bien, en el caso primero se llama “salida natural”; en el segundo “salida contraria”; y por último los que lo hacen de frente es “salida recta”, por cierto, estos suelen dar un pequeño salto, que según los eruditos (estudiosos), es debido a que se encuentran con las dos rayas blancas de los picadores, que al salir con escasa visión por la oscuridad del chiquero, las interpretan como si fuese un arroyo u otro obstáculo. Por este motivo se están sustituyendo las líneas blancas por el color rojizo, siendo el caso, entre otras plazas, la de Sevilla y Pamplona. Al parecer sobresaltan menos al animal.
EL PETO y sus cosas.
Muchos fueron los caminos recorridos hasta que el peto de los caballos de picar se instituyó de forma definitiva para protección y defensa de equinos y montados. Y muchos más trayectos se han dado hasta la última disposición relativa, como se recoge en el artículo 65 del actual Reglamento de Espectáculos Taurinos, que regula los pesos de los petos y composición de los mismos.
Desde hacía años repugnaba a la sensibilidad del ciudadano en general el sangriento espectáculo de los caballos muertos o gravemente heridos en la arena. Era una crueldad que repelía incluso los aficionados curtidos en su contemplación. Por otra parte las sociedades protectoras de animales tomaron parte en el asunto de una forma presencial.
El periódico taurino madrileño “El Enano” daba en 1855 la noticia de que en esa temporada se habían matado en Madrid 191 toros mientras en ese ruedo habían muerto por asta de toro 412 caballos, 14 de ellos en las cuadras a consecuencia de las heridas producidas por los toros
Cuentan que a finales de los años 20, en plena dictadura del general Primo de Rivera, cuando se implantó la protección o petos a los caballos. La chispa que colmo el vaso ocurrió en una corrida de toros celebrada en Aranjuez a principios de temporada de 1928, a la que asistió el presidente del Gobierno Primo de Rivera acompañado de una distinguida dama extranjera, ligada familiarmente a un ministro francés. Ocupaban un asiento preferente de barrera y ocurrió que unos de los toros, tras romanear y campanear a sus anchas a uno de aquellos escuálidos caballos, salpicó con sus tripas y con parte de lo que estas contenían a todos los espectadores que se hallaban presenciando el espectáculo en la zona donde se encontraba la ilustre pareja. El dictador tuvo que pasar un mal rato tan grande, que tras el espectáculo dio la orden tajante a su Ministro de la Gobernación de que adoptara las medidas oportunas para acabar para siempre con tan salvaje y vomitivo espectáculo. Y de ahí vino directamente la imposición del peto en los caballos que practicaran la suerte de varas.
El motivo de esta Real Orden fue el siguiente: El día 9 de mayo de 1926, el empresario Domingo “Dominguín” organizó en Toledo una corrida a beneficio de la Cruz Roja. Por lluvia tuvo que ser aplazada para el día siguiente, lunes 10, con el mismo cartel: seis toros de Albaserrada, para “Chicuelo”, Marcial Lalanda y “Algabeño”. El jefe del Gobierno, general Primo de Rivera, presenció la corrida. Al regresar a Madrid Primo de Rivera, amante, como buen jerezano de los caballos -y declarado poco conocedor de la Fiesta- dio a la prensa una nota oficiosa en que proponía ciertas modificaciones en el reglamento taurino, entre ellas la sustitución de la suerte de varas por otra similar a la del rejoneo “algo que, logrando el mismo efecto, evite el sacrificio indefenso de los viejos caballos”.
Oficialmente se implantó en el año 1928, estando como ministro de la Gobernación el general Martínez Anido, que dispuso en La Gaceta de Madrid, que a partir del día 8 de abril de ese año se prescribía el uso obligatorio de los petos protectores para los caballos de picar en las plazas consideradas de primera categoría, entre ellas la de Tetuán de las Victorias en Madrid, una plaza en la que anteriormente y durante un año se habían llevado a cabo los pruebas del peto. Esta disposición fue después ratificada por Real Orden de 13 de junio, que ya extendía su obligatoriedad a todas las plazas de España.
El espada madrileño Cayetano Sanz, tuvo que matar en 1862 como único espada, seis toros de Miura por cogida y muerte de su compañero José Dámaso Rodríguez, “Pepete”, circunstancia que se repite en otras cuatro ocasiones, a saber:
– En 1896, cuando Emilio Torres, “Bombita” se quedó solo en Guadalajara, el 15 de octubre con seis astados de Ripamilán, por cogida y muerte de Gómez deLesaca.
– El 7 de octubre de 1900, José García, “El Algabeño” mata seis Miuras en la plaza de toros de Las Arenas, de Barcelona, por cogida y muerte de Domingo del Campo, “Dominguín”.
– Antonio Boto Recatero, “Regaterín “, habría de acabar con seis astados de Néchers en Astorga en 1908 por la cornada mortal de Hilario González Delgado, “Serranito”.
– Y por último, Rafael González, “Machaquito”, debió matar en Murcia seis toros de Parladé el día 7 de octubre de 1910, por cogida y muerte del infortunado José Claró, “Pepete”.
EL TESTIGO EN LAS ALTERNATIVAS
la primera vez que apareció la figura del testigo en una ceremonia de alternativa, ocurrio en la alternativa de "El ciclón de Jerez"
Pues ello aconteció el 26 de agosto de 1956, donde se lidiaba un encierro del Marqués de Domecq, y Miguel Báez "Litri" le concedía la borla de matador al jerezano Juan Antonio Romero "El ciclón de Jerez". El maestro Antonio Ordóñez, que completaba el cartel, decidió dejar de ser mudo y pasivo testigo para integrase al ritual y la fotografía.
Hasta aquel momento, la alternativa era cosa de dos, y el padrino daba al neófito la espada, la muleta y la mano. Después de la actitud del maestro de Ronda, la situación se volvió a repetir el mismo año con los mismos protagonistas, es decir Litri y Ordóñez en las sucesivas alternativas de Jaime Ostos, Ramón Tirado y Antonio Borrero "Chamaco".
De esta manera se estableció primero la moda, después la costumbre y por fin la tradición. Por tanto, quede para la historia el 26 de agosto de 1.956, como punto de partida de los testigos de alternativas, y todo ello en el ruedo de El Puerto de Santa Maria.
EL PASEILLO
El paseíllo es el preámbulo al inicio del festejo. Es un ritual que se hace siempre y sin excepción. La colocación es algo muy importante, en el paseíllo cada uno tiene una posición que no se puede incumplir es todo muy protocolario.
Una vez que el presidente del festejo da la orden de inicio, mostrando un pañuelo blanco, suenan los clarines y los alguacilillos cruzan el ruedo y lo saludan, es cuando comienza "El Paseíllo".
El paseíllo lo encabezan los alguacilillos (hombres a caballo que se encargan de despejar la plaza). La posición de las cuadrillas está reglamentada:
. Al frente del mismo, la primera fila la ocupan los tres matadores(el mas antiguo a la izquierda; el mas moderno en el centro). Me refiero al mas antiguo de alternativa y no de edad. Desfilan descubiertos aquellos toreros que son nuevos en la plaza, los que van a tomar la alternativa y los que la confirman en la plaza de toros de Las Ventas de Madrid. En el caso de que hubiera hecho el paseillo de novillero y volviera al mismo ruedo una vez tomada la alternativa. (Respecto a los matadores, ésto no ha sido así siempre, pues hasta la mitad del siglo XX todos los toreros llevaban siempre puesta la montera en el paseíllo).
También van desmonterados en señal de duelo, bien porque es ese día se cumpla el aniversario de una fecha luctuosa o bien porque el fallecimiento haya sido reciente. En este caso, en España, una vez que la cabeza del desfile (que habrá discurrido sin música) llega debajo de la presidencia, se guarda un minuto de silencio. En México, en cambio, ese respetuoso minuto de silencio se convierte en un emotivo minuto de silencio.
. Detrás de los matadores van sus banderilleros. La primera fila la ocupa los subalternos del matador mas antiguo, y así sucesivamente.
. En las siguientes filas van los picadores, por el mismo orden descrito anteriormente.
. En las siguientes filas van los monosabios. Los monosabios acompañan en todo momento al picador mientras está picando el toro
. Tras ellos hacen el paseo los mulilleros con su tiro de mulillas(son los encargados de recoger al toro del ruedo una vez muerto) y los areneros, encargados de mantener el ruedo en perfectas condiciones para la lidia.
Llegados a la presidencia, saludan todos. A continuación cada uno ocupa su lugar y dá comienzo el espectáculo.
EL SORTEO
El primer sorteo.
En San Sebastián, el 15 de agosto de 1896, se impuso por primera vez el sorteo de los toros, aunque tardara después algunos años en implantarse.
En aquella ocasión Mazzantini ayudado por “Reverte” obligó al sorteo escrupuloso de los toros de Aleas que se debían lidiar, anteponiéndolo así a la gobernación que hasta entonces hacían según su criterio. “Guerrita”, furioso con el torero guipuzcoano, soltó una de sus demoledoras frases ¿Para que querrá ese tío los toros “güenos” si no sabe torear?
LOS AVISOS
El primer aviso.
Los avisos a los toreros que antiguamente indicaban los alguacilillos desde el callejón, se empezaron a señalar con un toque de clarín a partir del día 2 de mayo de 1916, fecha en que Paco Madrid recibió el primer recado sonoro en la plaza de Madrid
LA PLAZA DE TOROS DE LAS VENTAS FUE UNA HUERTA.
La Plaza de Toros de las Ventas convertida en una huerta. El enorme terreno de cultivo en el que se había convertido la plaza de toros más importante del mundo, se mantuvo durante 34 meses.
La actividad taurina, que se había interrumpido con una novillada el 22 de julio de 1936, no se reanudó hasta 24 de mayo de 1939.
LAS MAROMAS EN LA BARRERA
La colocación de la maroma en las barreras de las plazas de toros, para impedir que salten los toros al tendido, se le debe a D. José Daza (1700-1778). Era natural de Manzanilla, Huelva, y fue un distinguido aficionado y notable picador de vara larga, protegido del Duque de Medina-Sidonia y autor de una obra titulada “Precisos manejos y progresos… del Arte de la Agricultura que lo es del Toreo”, aplicando al mismo ciertas reglas de sentido común, como la citada
¿Porqué los toreros se visten de oro?
Por Jerarquía. El oro se asocia a varias cosas, las más importantes son el estatus, y a la elegancia que se debe tener al enfrentar los obstáculos de la vida.
En épocas antiguas, los picadores eran los integrantes más importantes de la cuadrilla, incluso más que el Matador, por lo que, los únicos que pueden vestir con bordados en hilos de oro (no lentejuelas como algunos/as dicen) son los Matadores y los Picadores, los cuales usan los bordados en la chaquetilla.
Cuando en la cuadrilla existe un exmatador como subalterno, éste solo puede usar los bordados en oro en la chaquetilla.
¿Por qué los toreros utilizan medias rosas?
¿Te habías fijado en que todos los toreros llevan una especie de calcetines de color rosa? No son exactamente calcetines, sino unas medias adornadas con un bordado en forma de espiga. Existen varias teorías que explican el color rosa. Algunos historiadores sostienen que el rosa predominaba en la moda del siglo XVIII y XIX, época en la que se popularizó el traje de luces. En ese tiempo, los toreros preferían que las medias fueran de seda, pues creían que ese tejido facilitaba que el cuerno resbalara por la pierna y no calara en la piel.
Antiguamente los colores brillantes como el rosa, eran los más difíciles de conseguir y los más costosos, por lo tanto esto funcionaba como recordatorio de la clase y nobleza del torero, cabe mencionar que por los tejidos del traje se puede interpretar el estatus social asignado al matador.
Además del simbolismo de este color, también tiene una utilidad practica y es que los calcetines de este color brillante son también utilizados para darle visibilidad al torero y que los espectadores puedan seguir sus rápidos y ágiles movimientos en el ruedo.El uso del rosa en ciertas piezas del traje del torero cumple con una tradición de más de 400 años.También se usaban medias en tono crudo o blanco, según el color del traje.
Fue el célebre matador sevillano José Gómez Ortega, "Joselito" , quien uniformizó la moda a comienzos del siglo XX. Todos los toreros imitaban a Joselito, en su forma de torear, gestos y manera de vestir. Desde entonces, las medias claras desaparecieron casi por completo, prevaleciendo las rosas.
Actualmente, los toreros utilizan dos pares de medias: las de debajo son blancas, de algodón, y las superiores, rosas y de seda.
EL DESJARRETADOR O MEDIA LUNA
El 17 de Mayo 1885 se utiliza por última vez la medialuna instrumento cortante en forma de media luna ( de ahí su nombre) que servía para desjarretar a los toros (Desjarretar equivale a lesionar el jarrete o corvejón, cortando los tendones para inmovilizar al animal). que no podían ser muertos por los espadas. Fue en la plaza de toros de Madrid y el puntillero Isidro Buendía lo instrumentó a un toro de Máximo Hernán. En dicha corrida toreaban Frascuelo y Hermosilla.
EL PRIMER CAJON.
El primer toro de lidia transportado en un cajón fue uno de Doña Gala Ortiz de San Agustín, enjaulado en Madrid para trasladarlo a Barcelona, ciudad en donde se lidió el 26 de junio de 1863. Este procedimiento se impuso cuando se generalizó el ferrocarril, pero la innovación como casi todas las novedades dio pie a muchas polémicas.
Los primitivos cajones eran mayores que los actuales, y tenían puertas de bisagras en vez de correderas. La práctica aconsejó estrechar el tamaño de dichas jaulas para impedir que el toro pudiera revolverse dentro de ellas, evitando así golpes, rozaduras y otros posibles accidentes graves.
El 19 de abril de 1959. Por primera vez se trazaron las circunferencias concéntricas en el ruedo. Estas marcas delimitan el terreno que no deben traspasar los picadores a la hora de ejecutar la suerte y aquel que marca el límite donde los diestros deben dejar al toro para iniciar dicha suerte. Una circunferencia está a 7 metros de las tablas y otra a 9 metros.
LA PRIMERA CORRIDA NOCTURNA EN MADRID.
El sábado 5 de julio de 1879 se celebró por primera vez un espectáculo nocturno en la placita de los Campos Elíseos situada en el barrio de Salamanca de Madrid y que destruyó un incendio el 18 de julio de 1881.
La expectación era enorme y a punto estuvo de producirse un altercado de orden público a causa del gentío que allí se congregó.
Las fuerzas del Orden Público fueron arrollados varias veces por la avalancha de público que quería entrar como fuera y al final aparte de los daños materiales sufridos, el empresario fue multado por el gobernador Conde de Heredia-Spínola con 500 reales.
El alumbrado fue deficiente y las nocturnas no prosperaron porque entonces no se disponía de los medios necesarios para obtener toda la iluminación que una corrida nocturna exige. La parte artística fue muy mediocre, tan solo interesa decir que los novilleros “Mateíto”, “Pulguita” y “Santitos” fueron los espadas encargados de liquidar el festejo.
PITONES CON FUNDAS
En la antiquísima y conocidísima “Ley del Talión” o “Código de Hammurabi”, promulgado por el rey de Babilonia, el amorreo Hammurabi, en 1760 a.C., establecía la obligación de enfundar los pitones de los toros bravos. En el Artículo 251 de dicho código se establece que: “ Si un buey de un señor es bravo y el consejo de su distrito le informa de que es bravo, pero él no ha cubierto sus astas ni ha vigilado de cerca su buey y el buey acorneó al hijo de un señor y le ha matado, dará media mina de plata.” (300 gr.)
Tres mil doscientos años después Isabel la Católica, tras presenciar unas fiestas de toros en Arévalo en 1.493, donde se corrieron toros sueltos por los mozos del lugar y en cuyo evento resultaron muertos dos hombres, varios heridos y cuatro caballos reventados a cornadas. El sangriento espectáculo produjo en la soberana tal impresión que tuvo que retirarse angustiada. Tras esa desagradable experiencia tomó la decisión de no volver a ver jamás ninguna de esas corridas de toros y así se lo hizo saber desde Aragón, por carta, a su confesor Fray Hernando de Talavera en el año 1493: “De los Toros sentí lo que Vos decís, aunque no alcancé tanto; mas luego allí propuse con toda determinación de que nunca más verlos en mi vida, ni ser en que se corrían; y no digo defenderlos (esto es, prohibirlos), porque esto no era para mí a solas”.
Tras esa penosa vivencia y sabedora de la importancia que tenían las fiestas de toros entre el pueblo y la nobleza, y por tanto difícil de suprimir o prohibir, ideó un medio que pusiese remedio a las desgracias que había presenciado, ordenando que, en adelante, a los toros que se corriesen en dichos festejos les fuesen acondicionadas las puntas de los cuernos con unas fundas de cuero.
Las cortes castellanas, especialmente en Valladolid en 1.555 y en Madrid en 1.567, acordaron suplicar al rey que no se corran toros, o como dijo el antitaurino Vargas Ponce: ”… o que se dé alguna orden para que si se corren no hagan tantos daños”
LOS TOROS SON DALTONICOS
La imagen de un toro siempre nos hace pensar que ese animal es una criatura salvaje, de fuerza bruta e indomable. Pero son las personas las que le provocan esa bravura con las corridas de toros y eventos taurinos. Lo que muchos no piensan es que los animales y los humanos compartimos características y nos parecemos en algunos aspectos entre nosotros.
El color rojo es el más usado en tales eventos por su fama para enfadar al toro, pero la realidad está mucho más lejos, ya que los toros son daltónicos y entonces tendríamos que poner eso en duda, ya que el rojo y el verde son los dos colores más difíciles de distinguir para los daltónicos.
EL DIA QUE EL VITI QUISO SER TRACTORISTA
Un grupo de aficionados organiza una novillada haciéndose cada uno de ellos cargo de un número de acciones. Se lidian reses de Diniosio Rodríguez, de Villavieja de Yeltes y Santiago protagoniza una tarde desafortunada que mella su ánimo. Lo mella tanto que a la mañana siguiente, decide ir a Pozo de Hinojo para recoger su muleta, junto a los trastos de torear que
guardaba allí y comunicarle a la familia Garzón que dejaba los toros. Al primero que tiene intención de transmitírselo es a Juan Andrés Garzón, la persona que tanto vela por su carrera y en la que Santiago tiene depositada toda su confianza.
– Juan Andrés quiero hablar contigo y manifestarte que he decidido dejar de torear. Vengo a buscar mis cosas, no me encuentro con fuerzas para continuar. En ese instante un sorprendido Juan Andrés Garzón deja perder su mirada durante unos segundos y, a continuación, con parsimonia le dice a Santiago Martín.
– No pasa nada, Santiago, súbete al tractor que aquí en esta casa siempre tendrás un puesto de tractorista. Pero piénsatelo bien, que tienes unas condiciones muy buenas para ser un gran torero y por una tarde poco afortunada no te puedes venir bajo y desanimarte.
Santiago debe pensarlo detenidamente en su intimidad, sobre todo después de que se enterase don Manuel Francisco Garzón de la decisión que pensaba tomar, por lo que habla con él para darle ánimos, motivándole para que fuera capaz de superar las dificultades y la dureza que se presenta en la profesión. Tras escucharla sabias palabras da la familia Garzón, que siempre hizo una piña alrededor de Santiago, desde luego que acierta en su decisión tomada. Porque tras ese varapalo sufrido ante sus paisanos de Vitigudino decide seguir su camino torero y, felizmente, dejar en la cuneta la propuesta de convertirse en tractorista.
EL BOLA
El nombre de monosabio se debe a que llegó a Madrid un artista de circo extranjero de ignorada nacionalidad, como casi todos los artistas circenses; un buen mozo de ojos azulados y amplio bigote en rizosas puntas, acompañado de una trouppe de hábiles y obedientes monos amaestrados que exhibía en un circo que instaló Thomas Price en un barracón de armadura poligonal en las inmediaciones de la plaza de toros de la Puerta de Alcalá* —concretamente en la manzana que comprende las calles de Recoletos, Cid y Serrano—. La maestría con que jugaban aquellos mudos y sabios artistas, fue celebrada por el público madrileño, siempre dicharachero, festivo y popular, el cual aceptó con alborotado júbilo humorista el nombre de «monos sabios»,con que el director de los cuadrúmanos los había anunciado. Llamaron la atención los monos por sus raras habilidades, y aquel domador tenía de tal modo amaestrado a su trouppe, para interpretar números ingeniosos, que el público aceptó con agrado el adjetivo de sabios, con que los asignaba su dueño. Asimismo,vestían unos trajes rojos y azul, y como este color era del mismo tono de la indumentaria de los mozos de caballos en la plaza de toros, y éstos no se distinguían por su belleza, el público burlón les puso el nombre de monos sabios, en referencia a los simios de circo, además, por la labor de escuderos en la plaza en sortear las embestidas de los toros, ágiles como unos monos, para librar de ellas a caballos y montados. El mote, que por primera vez aparece en la prensa como tal en el año 1853, pasó a ser genérico de los dedicados a servir de amparadores de la gente de a caballo. Nota: Sánchez de Neira, afirma: «que los monos sabios se exhibieron en un teatrillo llamado Cervantes en la calle de Barquillo, esquina a Alcalá». Existió tal teatro, y allí actuaron los monos sabios, según nota aparecida en la revista El Enano, de 19 de agosto de 1851, pero con el nombre de Teatro —Circo Paúl, llamado también por temporadas, de la Bolsa y de Lope de Rueda—, en los números 5 y 7 de la calle Barquillo, fundado por Mr. Paúl Laribau, empresario circense, de quien tomó el nombre definitivo. Este teatro fue derribado en 1888.
El viajero suizo Emmanuel Witz (1717-1797), cuya obra escrita bajo el título de: Combat de Taureaux en Espagne, ilustró en la lámina núm. 4 de dicha obra, una escena en la que aparecen unos personajes casi desconocidos; el pregonero y el verdugo, que tuvieron protagonismo en su época, y era obligada su presencia en las plazas de toros, con objeto de salvaguardar el buen orden. Su labor se denominaba la ronda y el bando, y su trabajo se ejecutaba en la plaza una vez hecho el despejo por los alguaciles, que descabalgaban de sus monturas e iban en busca del verdugo y pregonero que se ubicaban en un habitáculo a la izquierda de la puerta de toriles y, allí, permanecían hasta terminar el festejo.
EL BOLA
Emmanuel el cantante mexicano, es conocido en el mundo del toro como“El Bola”, Jesus Rovira "El Bola"sobrenombre que nació cuando Raúl (su padre) le llevó de visita al Hotel Reforma para saludar al sevillano Manolo González, que se estrenaba aquel día en la Plaza México. El debut de “La giralda vestido de luces”, como le distinguían los panegíricos, fue exitoso y le repitieron a la semana siguiente. Rovira repitió la visita, y volvió a llevar al niño. Al verlo, Manolo González exclamó: “¡Pero si es una bola de oro! Y desde ese día los taurinos, refiriéndose al hijo de Rovira, le llaman “El Bola”. Emmanuel Acha “El Bola” artista de éxito universal no fue matador de toros porque sus frágiles rodillas se lo impidieron. Las lesiones de caminar con altivez, que la tuvo, por los senderos del toreo.Por aquel entonces de su matrimonio artístico con Mijares "ná de ná". Foto publicada en el blog "Toreros Mexicanos"
MONOSABIOS
El nombre de monosabio se debe a que llegó a Madrid un artista de circo extranjero de ignorada nacionalidad, como casi todos los artistas circenses; un buen mozo de ojos azulados y amplio bigote en rizosas puntas, acompañado de una trouppe de hábiles y obedientes monos amaestrados que exhibía en un circo que instaló Thomas Price en un barracón de armadura poligonal en las inmediaciones de la plaza de toros de la Puerta de Alcalá* —concretamente en la manzana que comprende las calles de Recoletos, Cid y Serrano—. La maestría con que jugaban aquellos mudos y sabios artistas, fue celebrada por el público madrileño, siempre dicharachero, festivo y popular, el cual aceptó con alborotado júbilo humorista el nombre de «monos sabios»,con que el director de los cuadrúmanos los había anunciado. Llamaron la atención los monos por sus raras habilidades, y aquel domador tenía de tal modo amaestrado a su trouppe, para interpretar números ingeniosos, que el público aceptó con agrado el adjetivo de sabios, con que los asignaba su dueño. Asimismo,vestían unos trajes rojos y azul, y como este color era del mismo tono de la indumentaria de los mozos de caballos en la plaza de toros, y éstos no se distinguían por su belleza, el público burlón les puso el nombre de monos sabios, en referencia a los simios de circo, además, por la labor de escuderos en la plaza en sortear las embestidas de los toros, ágiles como unos monos, para librar de ellas a caballos y montados. El mote, que por primera vez aparece en la prensa como tal en el año 1853, pasó a ser genérico de los dedicados a servir de amparadores de la gente de a caballo. Nota: Sánchez de Neira, afirma: «que los monos sabios se exhibieron en un teatrillo llamado Cervantes en la calle de Barquillo, esquina a Alcalá». Existió tal teatro, y allí actuaron los monos sabios, según nota aparecida en la revista El Enano, de 19 de agosto de 1851, pero con el nombre de Teatro —Circo Paúl, llamado también por temporadas, de la Bolsa y de Lope de Rueda—, en los números 5 y 7 de la calle Barquillo, fundado por Mr. Paúl Laribau, empresario circense, de quien tomó el nombre definitivo. Este teatro fue derribado en 1888.
EL PREGONERO Y EL VERDUGO
El viajero suizo Emmanuel Witz (1717-1797), cuya obra escrita bajo el título de: Combat de Taureaux en Espagne, ilustró en la lámina núm. 4 de dicha obra, una escena en la que aparecen unos personajes casi desconocidos; el pregonero y el verdugo, que tuvieron protagonismo en su época, y era obligada su presencia en las plazas de toros, con objeto de salvaguardar el buen orden. Su labor se denominaba la ronda y el bando, y su trabajo se ejecutaba en la plaza una vez hecho el despejo por los alguaciles, que descabalgaban de sus monturas e iban en busca del verdugo y pregonero que se ubicaban en un habitáculo a la izquierda de la puerta de toriles y, allí, permanecían hasta terminar el festejo.
El pregonero envuelto con capa tradicional, tenía la función de dar lectura a un bando antes de comenzar el festejo. Desplegaba un papel que llevaba en la mano de la manera más visible, y solía leer el siguiente bando: En nombre del Rey, nuestro señor, que Dios guarde muchos años y en su nombre el Alcalde, ordena que: toda persona que origine pendencia o bajara a la arena sin autorización se le darán doscientos latigazos y a tres vueltas a la plaza en asno sentado hacía atrás, con la cara hacia la cola del animal y se le mandará a trabajos forzados y si es reincidente se le mandará a galeras. —¡No se arrojará a la plaza, tendidos, ni otro sitio de ella, perros, gatos, cáscaras de melón, sandía, naranjas, ni hacer uso del pedernal, ni otra cosa alguna! Este pregón lo daba en cuatro puntos diferentes de la plaza, indicando en el último punto: «que certifica, que esta lectura ha sido hecha con voz alta e inteligible, para que no haya medio de alegar luego ignorancia». El verdugo seguía los pasos del pregonero, haciéndose acompañar de un asno que portaba todos los artilugios precisos para ejecutar el mandato y detener a los alborotadores, que por lo regular no se llevaba a efecto, porque solía bajar tal multitud en el último toro que se hacía del todo imposible capturar a nadie.
Según el dibujo de la época, se puede apreciar en el lomo del pollino, grilletes, cadenas, látigos y cuerdas, herramientas disuasorias —pues rara era la vez que detenían a alguna persona— y por delante y a pie iban los alguaciles; de esta forma se ejecutaba la ronda y el bando. La ronda y el bando estuvo vigente hasta el 7 de junio de 1834, que se suprimió, a petición del pregonero y del verdugo (*) , por la mofa de los espectadores y los silbidos y rechiflas que duraban tanto como el pregón, cuyas sanciones y prohibiciones siempre, por lo demás, han sido letra muerta. El público les decía un repertorio de insultos inagotables, además de arrojarles todo tipo de proyectiles, generalmente formados por mondas de naranjas, de patatas, cáscaras de sandía, de melón y hasta gatos muertos. La serie de improperios continuaba, esta vez contra los alguaciles tras recibir la llave para dar salida a los toros, con nuevas muestras de mala voluntad y odio de la «canalla»; y éstos aprovechando su momento de libertad, sentados en los graderíos de la plaza, desahogaban su antipatía, que parecía tomar venganza. (*) Archivo Histórico Nacional. Sección Consejos. Leg. 11387, n. o 52. L
LA MAS ANTIGUA DE AMERICA
Cañadas de Obregón, Jal.- La plaza de toros “Rodolfo Gaona”, ubicada en el municipio de Cañadas de Obregón, en el estado de Jalisco, es considerada la más antigua de América, aunque algunos señalan que no hay otra en el orbe con tanta historia. El coso de Cañadas de Obregón data del año de 1680, siendo más añeja que plazas españolas como la salmantina de Béjar, de 1707, a la que sigue en antigüedad la Plaza de Acho, en Lima, Perú, construida en 1776. El coso más antiguo de América y tal vez del mundo, era originalmente un corral que se usaba para herrar, encerrar y subastar ganado, aunque de vez en vez también se utilizaba para correr toros. Con un ruedo oval, no circular como la mayoría de las plazas de toros, este inmueble fue vendido a Mónico Gómez hacia la segunda década del siglo pasado, quien quería demolerla para ampliar la calle y vender la cantera que adornaba la fachada, las graderías y los palcos.
Al enterarse de los planes de Gómez, los habitantes de Cañadas de Obregón y el Ayuntamiento, encabezado en aquel entonces por su Presidente Municipal Teódulo García, decidieron adquirir el coso para que fuera parte del patrimonio del municipio en el año de 1924, pagando en aquella fecha por éste mil 800 pesos. Una vez siendo propiedad del municipio, se le dio el nombre de Plaza de Toros “Rodolfo Gaona”, en recuerdo del “Califa de León”.
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