domingo, 6 de noviembre de 2011

CRONICAS DE VILLALUENGA

LOS TROYAS
CORREO DE LAS PROVINCIAS
“ En el Nacional de Cádiz correspondiente al 27 de Octubre hemos visto una comunicación firmada por don Fernando M. Picaniel, en la cual aparecen los escesos perpetrados en Villaluenga del Rosario. A ser cierto su contenido, los señores Troyas han atropellado cuanto hay de respetable-bajo el régimen constitucional. Esperamos que el Gobierno, interesado en reprimir atentados de semejante naturaleza, por que llevan consigo el descrédito de los principios liberales, sabrá imponer el debido correctivo a tamaños desafueros. Veamos lo que se dice en aquel comunicado:
“Hay en esta provincia un pueblo que se llama Villaluenga del Rosario, en el que los hermanos Troyas, muy conocidos en aquella, e íntimos amigos del señor gobernador, quieren fundar su exclusivo patrimonio. En este desgraciado pueblo se constituyó un Ayuntamiento por un comisionado de la Junta superior de gobierno que lo fue el respetable y benemérito patriota don Juan García Cabrera, que con la justicia que le es propia recibió a favor de dicha corporación municipal la unanimidad de los sufragios de aquel vecindario.
Posesionado este Ayuntamiento con mayor júbilo de la población que vio confiados sus intereses administrativos a la acción legal y protección de personas de su confianza y libre de la cínica tirania de los Troyas, descansaba en una situación que contaba con las condiciones de estabilidad; pero como ella escluia a los referidos Troyas, y como estos no podian avenirse al estado de nulidad a que eran condenados, ni contaban con elementos de legalidad para su rehabilitación, concibieron y ejecutaron el proyecto mas escandalosamente vandálico que han presenciado nuestras desgracias políticas.
Armados cincuenta hombres en la inmediata Villa de Grazalema, a quienes sedujeron ocultándoles el verdadero objeto de esta jornada, y capitaneados por don José de Troya, invadieron a mano armada a Villaluenga, y requirieron a sus Alcaldes y Ayuntamiento cesasen en el ejercicio de sus funciones.
Está ofensa a las leyes y al decoro de un pueblo causó la agitación que era consiguiente, y hubiera causado grande efusión de sangre si la prudencia y patriotismo del alcalde y concejales no hubiese calmado los espíritus en la seguridad de que obtendrían justicia de las autoridades respectivas.
Don Juan González, síndico del referido Ayuntamiento , la pidió ante la excelentísima Diputación provincial, demostrando los hechos ya relatados ; y esta respetable corporación mandó cesará inmediatamente el Ayuntamiento intruso, y que pasasen los antecedentes al juzgado de primera instancia de Grazalema, para la formación de causa a los autores y cómplices de aquel crímen.
En estado, posesionado del Gobierno de la provincia el señor don Francisco de los Rios Rosas, una de sus primeras atenciones fue sostener a sus íntimos amigos los Troyas sin consideración que para ello era indispensable romper la Constitución, hollar las leyes y ofender la vindicta pública. Con dicho fin, sin duda , mando continuase el Ayuntamiento intruso en Villaluenga, y se dice, que ofició además al juzgado de Grazalema para que continuase la causa que le habia encargado la Diputación provincial.
Sea por la eficacia de esta comunicación o por otro motivo, que no alcanzó a comprender, el referido juzgado dictó auto de sobreseimiento y lo consultó con la audiencia del territorio. La justificación de la sala no ha querido como era de esperar quedasen impunes unos atentados, que de serlo amenazarían los principales fundamentos del orden social , y en su virtud ha dictado en 21 del actual la providencia siguiente:
Se declara sin efecto el auto consultado y devuélvase la causa al juez con certificación de la censura del señor fiscal que procediese para que la sustancie y determine con arreglo a derecho, poniendose desde luego la formación de esta causa en conocimiento del Gobierno de S.M.
Y con esta sentencia ¿tolerará por más tiempo la Excma. Diputación provincial continue Villaluenga del Rosario regida por un Ayuntamiento intruso, producto de un crimen, y cuyos actos llevan en sí la nulidad mas completa? ¿Permitirá continué este pueblo fuera de la ley, tiranizados sus habitantes y usurpados sus derechos, para que los Troyas no pierdan su presa, porque son amigos del señor Gobernador? No, no lo creo: conozco a los distinguidos individuos que componen la primera corporación popular de la provincia, y su rectitud, probidad, patriotismo y decoro los alejaran de continuarse con aquel escándalo y nunca merecerán los cargos que con justicia hace el publico a la parcialidad del Gobernador de la provincia y a la debilidad del juzgado de primera instancia de Grazalema
Volvemos a insistir en que hechos tan punibles como los que se denuncian, exigen ejemplar castigo después de esclarecidos y justificados” “El Clamor Público” 31 de Octubre de 1854.

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