De suicidio ha calificado alguien el desgraciado fin del diestro Joaquín Sanz (Punteret), acaecido en Montevideo el día 28 de Febrero de .1888, a consecuencia de la tremenda cogida que sufrió dos días antes en la plaza de toros de la Unión. Aquella cornada tuvo, a mas de las tristísimas consecuencias de la muerte de Punteret,la de motivarla prohibición de las corridas de toros en el Uruguay, a petición de los diputados de la capital, a quienes impresionó hondamente la desgracia.
He aquí cómo ocurrió ésta: Se dio suelta al toro tercero de la tarde, que era, como los demás de la corrida, de la ganaderia de D.Felipe Victova y atendía por Cocinero Salió del toril con tantos pies que el buen banderillero Serranito lo juzgó a propósito para ejecutar el salto de la garrocha y hasta lo intentó dos veces, pero en ambas demostró la res su picardía, porque se arrancaba rápida como una bala en cuanto le citaba el torero, y cuando éste, confiado, armaba la garrocha para dar el salto, se paraba en seco el toro para medir el terreno y asegurar la cogida y se arrancaba otra vez con las de Caín. Entraron en funciones los piqueros, y en este tercio dio nuevas pruebas de mala intención el bicho, que sólo embestía cuando podía colarse sorteando la puya. Consecuencia de esto fue que Cocinero pasó a banderillas con todas sus facultades, y conociéndolo Hierro y el Ecijano, quisieron ver si lo aplomaban algo antes toreándolo al alimón. El toro entró bien a los dos primeros capotazos, pero no quiso dejarse engañar por el tercero; miró los bultos, eligió el que mejor le parecía, y en vez de irse hacia el percal, embistió al Ecijano con tal ímpetu, que no le cogió y le destrozó por verdadero milagro. La suerte no tuvo el lucido fin acostumbrado; pero como siempre sucede, fue muy aplaudida. Estos aplausos excitaron el amor propio de Punteret, que, por desgracia suya, no había salido a la plaza en perfecto estado de serenidad, y proponiéndose obtener una ovación cogió un par de rehiletes y una silla, para quebrar tan arriesgada suerte. Al coger la silla se dio con ella un tremendo golpe en la cabeza y ya, completamente aturdido, por su anormal estado y por el golpe, colocó el asiento en la jurisdicción del toro, en sitio en que todos los inteligentes vieron que no había escape. No se pudo evitar la desgracia. Cocinero, que repitió sus faenas de la garrocha y de la suerte de varas, se arrancó al cite de Punteret, se paró de pronto cuando estuvo más cerca, lo enfiló bien y le embistió sin darle tiempo a separar las piernas que imprudentemente había cruzado para lucirse más.
La cornada fue tremenda. Punteret quedó tendido, inanimado, en el ruedo y el toro se revolvió para recargar y destrozarle, pero atrajo su atención la silla y la hizo añicos dando lugar a que acudieran los peones,le distrajesen y se llevaran el cuerpo de Punteret.Cuarenta horas después fallecía éste víctima de una peritonitis según unos, del tétanos en opinión de otros, y del enorme destrozo que el cuerno produjo en sus entrañas segun la creencia general. Joaquín Sanz nació en Játiva (Valencia) el 10 de Octubre de 1853. Se presentó en Madrid como matador de novillos en la corrida celebrada el 9 de Enero de 1881,y desde el primer momento logro las simpatías del público , pues era (valiente ,apuesto y tenía innegables cualidades para la lidia de reses bravas. Con la cuadrilla de Ángel Pastor y en calidad de banderille ro volvió á salir en la plaza madrileña el 5 de Junio del mismo año. Deseoso de avanzar y consíderandose suficientemente preparado, tomó la alternativa de manos de Luis Mazzantini, en Sevilla, el 3 de Enero de 1886, y le confirió el doctorado en Madrid el Frascuelo el 10 de Octubre siguiente. Fue aquella alternativa memorable por lo accidentada y tal vez otro en lugar de Joaquín hubiese renunciado al toreo aquella misma tarde.Era el ganado de la vacada de D. Eduardo Ibarra. El que rompió plaza se llamaba Coriano, y era negro, bragado, ojalao, de libras y bien puesto de defensas; todo el aspecto de un toro excelente , pero los hechos de de un malísimo toro. Pasó a banderillas con el morrillo limpio y se las pusieron de fuego. En el último tercio, Punteret, ayudado por Frascuelo, dio a Coriano 53 pases y entró a matar .pinchando en hueso; el toro íe acosó y le cogió sin graves consecuencias; entró por segunda vez, con otro pinchazo delantero, y nuevamente ..fue derribado; a la tercera fue acosado también y se vio en peligro, y, por último, termino con una estocada caída, después de la cual se retiró a la enfermería y no volvió a salir en toda la tarde ¡pobre Punteret¡
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