De todos es conocida la gran amistad que unía al Califa de Córdoba Rafael Guerra con el Rey Alfonso XIII, con quien compartía no sólo cacerías y actos sociales, sino a veces hasta el veraneo en Santander. Se cuenta que en cierta ocasión el marqués del Mérito invitó a Rafael Guerra a una cacería en una finca suya que estaba cerca de Andújar, cacería en la que también participaba el rey Alfonso XIII. El torero cordobés llegó a la misma un poco tarde, cuando todos los participantes en la cacería estaban en la plazuela del cortijo a punto de salir de caza. Rafael Guerra bajó de un lujoso automóvil conducido por su chofer, envuelto en una capa cuyos forros eran de suave seda color morado. El Rey sentía tanto aprecio por el torero que al verlo llegar le dijo sonriente: “Rafael, que le comentaba yo al marqués, que con esa capa que lleva parece usted un Obispo”. Rafael Guerra apercibido de la broma y de la deferencia del Rey para con su persona, le contestó en el mismo tono: “perdoneme ‘osté mahetá’, ...qué es eso de Obispo ni Obispo... que yo en lo mío ‘e sió’ er Papa”. Ante esta ocurrente respuesta el Rey soltó una sonora carcajada y después ambos se dieron un abrazo de buenos amigos.
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