En
la
mañana
del
6
de
Abril
de
1798
nació
en
la
ciudad
de
Carmona
José
Antonio
Learte
Calderón,
el
que
fue
celebérrimo
banderillero
y
notabilísimo
peón
de
lidia.Era
hijo
de
padres
acomodados,
que
le
dieron
esmerada
educación,
y
cuando
tenía
doce
años
se
lo
llevaron a
Sevilla
al
cambiar
de
residencia.
Ya
en
la
ciudad
del
Betis,
procuraron
los
padres
de
José
Antonio
ampliar
su
instrucción
dándole
las
enseñanzas
preparatorias
para
las
ellos
juzgaban
peligrosas
tendencias
hicieron
carreras
científicas,a
una
de
las
cuales
querian
dedicarle;
pero
el
educando
no
tenía
gran afición a
los
libros aunque
sí
bastante
malicia ,
para
ocultar
su
desaplicación
y
evitarse
los
disgustos
que
al
conocerla
habría
de
sufrir
su
familia. Cuando
cumplió
los
dieicisiete
años
se
había
aficionado
tanto a
la
lidia
de
reses
bravas
que
no
pensaba
en
otra
cosa,
y
tenía
completamente
abandonados
los
estudios.
Sus padres acabaron por descubrir su inclinación, experimentando con ello una contrariedad grandísima. Para apartarle de las que ellos juzgaban peligrosas tendencias hicieron toda clase de esfuerzos y emplearon todo género de recursos sin lograr el resultado apetecido. No hubo consideración ni violencia lo suficientemente eficaz para que Calderón variase de propósitos: la afición al toreo le dominaba por completo.Como es de suponer, animábanle a proseguir en la senda que había emprendido no pocos amigos que elogiaban apasionadamente sus aptitudes y le profetizaban un porvenir brillante en la profesión taurina. Ellos fueron los que le buscaron apodo, pues no había de sustraerse a la costumbre en los lidiadores de usar Un remoquete. Y como Calderón era habilísimo en el manejo de la capa, con la cual sorteaba a las reses de modo maravilloso,le llamáron Capita, apodo que se popularizó rápidamente y con el cual figura entre los más notables en la historia del toreo.
Hizo José Antonio sus primeras salidas á varios pueblos, en compañía de algunos toreros de tercer orden, dando así comienzo a su vida taurina, de la cual refiere Bedoya en su libro, lo siguiente:"Hasta estos momentos (los primeros de su vida de lidiador) nada notable se experimenta en Calderón, si no fijamos la vista en la manera irreflexiva con que por su propio instinto cambió de posición social, pero ambicionando sin duda un crédito que no le era posible adquirir entre tan adocenados diestros, resolvió su marcha a Madrid, que verificó por entonces en compañía de Manuel Parra, torero de cierta reputaciòn "Transcurrían los años de 1818 cuando Calderón llegó a la corte, y en éste mismo fue ajustado para trabajar (por primera vez) en la plaza de Bilbao con el matador Francisco Hernández (el Bolero), en cuyas funciones salió herido de gravedad; se restableció después, y en la misma temporada trabajó igualmente en unas novilladas que tuvieron lugar en Valladolid. Llegó el año siguiente, o sea el de 1819, y ya Calderón pertenecía a otras regiones, puesto que se ajustó para Santiago en Galicia con el célebre matador Francisco Herrera Guillen; ningún contratiempo experimenta este diestro en este año ni el sucesivo en que fue contratado para varias funciones en distintas plazas, hasta que en el año de 1821 vino a ocupar una plaza de banderillero efectivo en la cuadrilla de que era jefe el profundo Jerónimo José Cándido. Tres años permaneció Calderón con este distinguido matador de toros, hasta que en el de 1824 pasó a formar parte de la cuadrilla a las órdenes de Juan Jimenez "En esta época ya se encontraba el diestro a quien aluden estos apuntes enteramente perfeccionado en el toreo, y cada día adquiría nuevos y más interesantes conocimientos que siempre lo han sostenido a una altura de reputación bastante bien aventajada; pero era indispensable ascender a más, y aun cuando Calderón no reunía suficientes dotes para ello, no obstante, crecieron con la práctica sus buenas cualidades, y en breve llegó á figurar en primer término entre todos los banderilleros de su época; así es que todos los matadores de más crédito que han sucedido a los que antes mencionamos lo han tenido a su costado y jamás desatendieron sus consejos ni opiniones.
Sus padres acabaron por descubrir su inclinación, experimentando con ello una contrariedad grandísima. Para apartarle de las que ellos juzgaban peligrosas tendencias hicieron toda clase de esfuerzos y emplearon todo género de recursos sin lograr el resultado apetecido. No hubo consideración ni violencia lo suficientemente eficaz para que Calderón variase de propósitos: la afición al toreo le dominaba por completo.Como es de suponer, animábanle a proseguir en la senda que había emprendido no pocos amigos que elogiaban apasionadamente sus aptitudes y le profetizaban un porvenir brillante en la profesión taurina. Ellos fueron los que le buscaron apodo, pues no había de sustraerse a la costumbre en los lidiadores de usar Un remoquete. Y como Calderón era habilísimo en el manejo de la capa, con la cual sorteaba a las reses de modo maravilloso,le llamáron Capita, apodo que se popularizó rápidamente y con el cual figura entre los más notables en la historia del toreo.
Hizo José Antonio sus primeras salidas á varios pueblos, en compañía de algunos toreros de tercer orden, dando así comienzo a su vida taurina, de la cual refiere Bedoya en su libro, lo siguiente:"Hasta estos momentos (los primeros de su vida de lidiador) nada notable se experimenta en Calderón, si no fijamos la vista en la manera irreflexiva con que por su propio instinto cambió de posición social, pero ambicionando sin duda un crédito que no le era posible adquirir entre tan adocenados diestros, resolvió su marcha a Madrid, que verificó por entonces en compañía de Manuel Parra, torero de cierta reputaciòn "Transcurrían los años de 1818 cuando Calderón llegó a la corte, y en éste mismo fue ajustado para trabajar (por primera vez) en la plaza de Bilbao con el matador Francisco Hernández (el Bolero), en cuyas funciones salió herido de gravedad; se restableció después, y en la misma temporada trabajó igualmente en unas novilladas que tuvieron lugar en Valladolid. Llegó el año siguiente, o sea el de 1819, y ya Calderón pertenecía a otras regiones, puesto que se ajustó para Santiago en Galicia con el célebre matador Francisco Herrera Guillen; ningún contratiempo experimenta este diestro en este año ni el sucesivo en que fue contratado para varias funciones en distintas plazas, hasta que en el año de 1821 vino a ocupar una plaza de banderillero efectivo en la cuadrilla de que era jefe el profundo Jerónimo José Cándido. Tres años permaneció Calderón con este distinguido matador de toros, hasta que en el de 1824 pasó a formar parte de la cuadrilla a las órdenes de Juan Jimenez "En esta época ya se encontraba el diestro a quien aluden estos apuntes enteramente perfeccionado en el toreo, y cada día adquiría nuevos y más interesantes conocimientos que siempre lo han sostenido a una altura de reputación bastante bien aventajada; pero era indispensable ascender a más, y aun cuando Calderón no reunía suficientes dotes para ello, no obstante, crecieron con la práctica sus buenas cualidades, y en breve llegó á figurar en primer término entre todos los banderilleros de su época; así es que todos los matadores de más crédito que han sucedido a los que antes mencionamos lo han tenido a su costado y jamás desatendieron sus consejos ni opiniones.
Transmitiò sus
conocimientos a
varios
lidiadores,Capita
fue
maestro
de
muchos
lidiadores
famosos,
entre
los
cuales
figuran
Cayetano
Sanz,
Matías
Muñiz
y
Ángel
López
(Regatero).
De sus conocimientos en la lidia de reses bravas será suficiente decir que reconociéndolos superiores a los que ellos poseían, solicitaron y atendieron sus consejos muchas veces el gran Francisco Montes y el admirable José Redondo Por su parte Sánchez de Neira afirma que "no era bullidor en el redondel, pero nunca estaba mal colocado; lejos de estorbar, como otros, en todas partes era útil. Pocos maestros han manejado la capa como él, y pocos, muy pocos, alcanzaban a ver con dos ojos lo que él veía con solo uno (era tuerto). Velázquez y Sánchez, aunque no dedica en sus Anales del Toreo un estudio especial a Capita, habla de él en varias ocasiones con el mayor elogio y dice que era "una de las excelencias en el toreo como teórico y práctico".Disfrutó Calderón larga vida y supo captarse la simpatía y el aprecio sincero de cuantos le trataron.
Falleció en Madrid, en el hospital de Cigarreras, poco antes de cumplir los setenta años, el 21 de Febrero de 1868.
De sus conocimientos en la lidia de reses bravas será suficiente decir que reconociéndolos superiores a los que ellos poseían, solicitaron y atendieron sus consejos muchas veces el gran Francisco Montes y el admirable José Redondo Por su parte Sánchez de Neira afirma que "no era bullidor en el redondel, pero nunca estaba mal colocado; lejos de estorbar, como otros, en todas partes era útil. Pocos maestros han manejado la capa como él, y pocos, muy pocos, alcanzaban a ver con dos ojos lo que él veía con solo uno (era tuerto). Velázquez y Sánchez, aunque no dedica en sus Anales del Toreo un estudio especial a Capita, habla de él en varias ocasiones con el mayor elogio y dice que era "una de las excelencias en el toreo como teórico y práctico".Disfrutó Calderón larga vida y supo captarse la simpatía y el aprecio sincero de cuantos le trataron.
Falleció en Madrid, en el hospital de Cigarreras, poco antes de cumplir los setenta años, el 21 de Febrero de 1868.
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