Matador de toros español, nacido en Alcalá de Henares (Madrid) el 20 de febrero de 1911, y fallecido en la capital de España el 14 de julio de 1995. Conocido por el sobrenombre de "El Estudiante".
Tras un ilusionado comienzo en su primera etapa de aprendizaje taurino, comenzó a alternar los estudios con su dedicación al mundo del toro, lo que le obligó a perder algunas buenas oportunidades para irse forjando como novillero. Así, al término de la temporada de 1929, cuando ya había cumplido los dieciocho años de edad, tan sólo tomó parte en ocho funciones de novillos, seis de las cuales se habían verificado en el modesto coso madrileño de Tetuán de las Victorias. Los aficionados que, tras haber contemplado al joven Luis Gómez Calleja en algún momento de su andadura novilleril, habían albergado fundadas esperanzas de que llegara a ser figura del toreo, temieron que su abandono fuera definitivo cuando vieron cómo acababa la campaña de 1930 sin que el novillero complutense se hubiera enfundado ni una sola vez el terno de luces.
Sin embargo, su propósito de hacerse un hueco entre los grandes del Arte de Cúchares pudo más que su afición a los libros, por lo que en 1931 reapareció ante la afición madrileña que colmaba la pequeña placita de Vista Alegre, en un cartel donde también figuraban los jóvenes novilleros Juanito Valenciano y Miguel Palomino. A raíz de su brillante actuación en este festejo, Luis Gómez Calleja dio inicio a una brillante racha de triunfos novilleriles que le llevaron en volandas hasta el coso principal de la capital española, donde la primera afición del mundo ardía en deseos de verle torear. Corría, a la sazón, el día 2 de agosto de la mencionada campaña de 1931, a la que puso fin, tras una larga cadena de éxitos, habiendo tomado parte en treinta y una novilladas.
Así las cosas, favorecido por la buena impresión que había causado no sólo en Madrid, sino también en las principales plazas de provincias, Luis Gómez Calleja ("El Estudiante") decidió dar el paso definitivo en su trayectoria torera para engrosar cuanto antes el escalafón superior de los matadores de reses bravas. El día 20 de marzo de 1932, en las arenas de la plaza de toros de Valencia, recibió la alternativa de manos de su célebre padrino, el diestro madrileño Marcial Lalanda del Pino, quien le cedió los trastos con los que había de muletear y despenar a Socorrido, un burel criado en las dehesas de doña Carmen de Federico.
Su meteórica progresión (en estos momentos de su vida profesional) le llevó a confirmar la alternativa en Madrid al cabo de un mes, concretamente el día 21 de abril de 1932, fecha en la que resultó apadrinado por el famoso espada gitano Joaquín Rodríguez Ortega ("Cagancho"), quien le facultó para que diera lidia y muerte a estoque a un morlaco perteneciente a la ganadería de Tovar, que atendía a la voz de Alguacil.
Durante aquella temporada de 1932, Luis Gómez Calleja ("El Estudiante") se colocó en los puestos cimeros del escalafón superior, tanto por el número de ajustes que cumplió como por la calidad de su toreo. Pero inmediatamente su carrera entró en una pronunciada fase de declive que le hizo disminuir considerablemente el número de festejos toreados, lo que a su vez se tradujo en una presencia cada vez menor en ferias y plazas de primera categoría.
Sumido en esta decadencia estaba cuando, para colmo de males, estalló la Guerra Civil, con lo que su trayectoria profesional -como la de tantos otros matadores de reses bravas- quedó drásticamente truncada.
No obstante, consiguió intervenir en diversos festivales benéficos celebrados, durante la contienda fratricida, en la llamada Zona Nacional, a la que había quedado adscrito en el momento de desencadenarse el conflicto armado. Gracias a esta escasa pero muy necesaria actividad, al término de la guerra se encontró con que era uno de los toreros más en forma, por lo que consiguió firmar de nuevo numerosos contratos, sobre todo para intervenir en las primeras funciones de posguerra de la plaza de toros de Las Ventas. Y, aunque no era un diestro sobrado de virtudes artísticas, sí consiguió "El Estudiante" hacerse con un nutrido grupo de partidarios que celebraban su valor y voluntad delante de los toros, su buen dominio de la técnica y, sobre todo, esa inteligencia natural que le permitía, en un instante, adivinar la clase de faena que mejor se ajustaba a las condiciones de cada res.
Volvió a ocupar, pues, como en el año de su alternativa, los lugares de honor entre los matadores de toros, y así permaneció durante el primer lustro de los años cuarenta. Pero ya por entonces había decidido ir retirándose poco a poco del ejercicio activo del toreo, como bien claro dio a entender en la campaña de 1946, en la que no se vistió de luces en suelo hispano.
Reapareció, no obstante, en la temporada siguiente, pero tan sólo para hacer más solemne su definitiva retirada del toreo. En efecto, durante aquel año de 1947 hizo tan sólo cuatro paseíllos, pero tres de ellos atravesaron la arena de la plaza de toros de Madrid, en la que Luis Gómez había reunido la mayor parte de sus admiradores. Se celebraba en la Villa y Corte su ya mencionada inteligencia natural, que por aquellos últimos años de su andadura profesional le había permitido adaptarse a la quietud y los terrenos que caracterizaban el estilo de la gran figura del momento, el cordobés Manuel Rodríguez Sánchez ("Manolete").
Una vez retirado, Luis Gómez Calleja residió en Madrid hasta el día de su muerte, acaecida durante el verano de 1995. Querido y respetado por toda las gentes que pueblan el variopinto planeta de los toros, en el transcurso de sus últimos años de vida se había convertido en uno de los decanos de los matadores de toros, por lo que era objeto de numerosos homenajes y entrevistas, y frecuentaba las tertulias y los congresos taurinos.
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