Luis Rios "El Pinturero"
A partir de los años sesentas, España advierte un incremento en el número de turistas internacionales que se dan a la tarea de “experimentar” y descubrir la cultura local. Parte de esa experiencia turística consiste en ver una novillada o corrida de toros. El número de festejos se incrementa exponencialmente, también surge y florece el caudal taurino que se conoce como el “tremendismo”. Nicho en el que pueden colocarse a figuras como (y principalmente) Manuel Benítez “El Cordobés”, pero también algunos otros toreros que adoptaron nombres tan estrafalarios como “El Satélite”, “El terremoto de Gredos” o “El Bala”.
Luis Ríos, Pinturero, se encuentra en ese contexto del toreo de artilugio, ya que el llegar a la plaza en paracaídas lo diferenciaba, aunque eso en nada mejoró su nivel taurino, que siempre fue modesto con mucho.
El Pinturero” era gallego, natural de Lugo, y tenía veintiún años de edad. En 1960 ingresó voluntario en la Escuela de Paracaidistas de Alcantarilla. Últimamente fue instructor civil en Cuatro Vientos. Torero “tremendista”, había intentado en España el salto en paracaídas hasta el coso taurino. El 20 de agosto de 1965 se lanzó desde una avioneta, vestido con el traje de luces, en el intento de caer en el ruedo de la plaza de toros de Getafe. Fracasó en su intento, y cayó en el campo, a dos kilómetros de la Plaza, pero desde allí, ileso, pudo trasladarse hasta el ruedo, y actuar como cuarto novillero de la tarde. No hace mucho tiempo, Luis Ríos había revelado el propósito de efectuar otro lanzamiento en paracaídas desde dos mil metros de altura, a la gran Vía Madrileña.
Se le reconocía como el “pinturero” en el mundo de la tauromaquia, por hacerle homenaje a un pájaro que lleva ese nombre en su natal Galicia.
El pinturero original es de plumaje llamativo, de colores que contrastan y de brillantez exquisita, y Luis queriendo parecerse aún más al ave, imitaba con su vestido la majestuosidad de él. Perdió la vida el 18 de diciembre de 1966 al tratar de llegar a la plaza de “la Serrezuela”, Cartagena en paracaidas. Desvió el curso y cayó en el mar donde pereció ahogado. El pintor Enrique Grau, recreo su muerte en un cuadro llamado "La muerte de Pinturero".
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